Capítulo Único
Kirishima
Kirishima
Kirishima
Venían a mí recuerdos en los que pasé contigo, mi actual esposo, recuerdos tan banales como tu brillante sonrisa que dejaba ver tu hilera de dientes puntiagudos cual tiburón; o aquellos viajes espontáneos a las montañas, que al llegar a la cima nos regalaban el paisaje más hermoso que podrías imaginar, aunque la mejor vista estaba justo a mi lado. Tú y tu horrendo pelo contrastaba con los últimos rayos de sol que le pegaban en la cara, antes de ocultarse por el horizonte y perderse tras las demás olas verdes que acompañaban el panorama.
Tus fervientes ojos rubíes, parecidos a los míos, pero los tuyos; los tuyos expresaban más que el deseo y la ambición, con una sola mirada, me llevaban al mismo cielo y de igual manera, podría caer en el pecado por el deseo de que ese par de gemas me mirasen solo a mí.
Tu musculoso cuerpo, cada pedazo de tu carne ya explorada por mi lengua; tus pezones mordisqueados y tu alma perteneciente a mí después de tantas noches en las que nos entregamos completamente el uno al otro.
Y dios, esa pequeña cicatriz situada por encima de tu parpado, la primer cicatriz de la que pude ser espectador; y, a pesar de que con el tiempo fuiste ganando más marcas de batalla permanentes; ésta era la más especial, pues fue había quedado como testigo en todo nuestro viaje hasta llegar a donde estamos.
Remontándonos a nuestra boda, un día soleado, al parecer la naturaleza se había enterado del festejo y se puso sus mejores trajes, pues ese día todo estaba brillando, un hermoso verde se abismaba en la gran extensión de las laderas, las golondrinas se prepararon hasta ese punto, componiendo su más agradable canción, y el clima nos permitió llevar las nupcias pacíficamente.
Aún lo recuerdo, tu imagen pulcra caminando al altar, teniendo un pequeño velo de tul color blanco, ese color, asociado a lo puro, lo virginal, la inocencia o la paz; definitivamente ese color contrastaba contigo.
Eijiro
Eijiro
Eijiro
— ¡Eijiro!
Otra vez no, ésta imagen no.
No quiero verte herido.
No quiero ver a mi esposo tendido en el suelo con escombros a su alrededor.
No quiero volver a tocar tu cuerpo frio, acercando desesperadamente mi oído a tu pecho en busca de un pequeño tamborileo de tu corazón que me diese pista alguna de que seguías conmigo.
No quiero ver de nuevo esos ojos opacos, sin brillo ni luz, sin pizca de vida.
¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero!
— ¡EIJIRO! — abrí mis ojos, entonces pude darme cuenta que no me encontraba en los suburbios de Musutafu, estaba en mi departamento, el que compartía contigo — Ha, ha — sudaba frio, mi cuerpo temblaba — Carajo
Esa puta pesadilla me acechaba de nueva cuenta.
— ¿Eijiro? — no estas a mi lado como en todas las mañanas, ¿Y si realmente no fue una simple pesadilla? — ¡Eijiro!
Salté de la cama, corrí fuera del cuarto, no quiero creer que en realidad te perdí, no puedo.
Si no está en el cuarto, el único lugar en el que puede estar es en—
— ¡Buenos días Blasty! — oh, ahí estas, con un lindo delantal negro enredándose en tu cintura, y un par de guantes de cocina ¿Eijiro, qué acaso no recuerdas que eres pésimo en la cocina? — Vi una receta de carne que me encantó e intenté cocinarla, pero se me quemó un poco
Sentí un alivio profundo al saber que estabas aquí, conmigo, y solo por confirmar, me acerqué y te abracé, sintiendo paz y tranquilidad al tocarte, un simple abrazo tuyo es capaz de lavar todas las inseguridades que me atormentan.
— ¿B-Blasty? — preguntaste, sé que es extraño que demuestre afecto a éstas horas, pero, dios, me asustaste al no contestar mi llamado — Oh, era ese sueño otra vez
Y como siempre, acertaste, empiezo a creer que me lees la mente.
— Esta bien, tú estás bien — me abrazaste y acariciaste mi espalda, tal como lo haces cuando me pongo a llorar en tu regazo por alguna perdida de un civil al cual no pude salvar, y la culpa me invade de repente, haciéndome creer que no soy un héroe y no merezco lo que tengo pues en realidad, no salvé a todos — Estoy aquí, justo a tu lado Bakugou
— Eijiro — pronuncié, más no me dejaste continuar
— Ahora calma amor mío, comamos antes de que se enfríe la comida, ¿De acuerdo? — ¿Cómo diferir contra ti? Después de todo te diste la molestia de hacer el desayuno, aunque un poco quemado si se ve
— Gracias, Eijiro
Era hora de ir a la agencia y seguir con la labor de un héroe.
La agencia en la que impartía mi trabajo, era la misma en la que asistían mitad-mitad y Deku, la del viejo y ahora canoso Endeavor. Mientras tú optaste por irte a la misma agencia en la que hiciste tus pasantías, la del tristemente fallecido Fat Gum; agencia heredada a Tamaki y a ti después de que el testamento del señor Toyomitsu Taishirō fuera leído por un abogado.
— Ya me voy — dije antes de despedirme de ti
— ¡Que tengas un buen día! — pude observar en tu cara que no estabas complacido, entonces me atreví a preguntar, claro, como siempre quiero saber todo lo que te incomoda
— ¿Pasa algo?
— ¿Hoy también te quedarás hasta tarde? — era de esperar tu inquietud, pues últimamente he llegado tarde a casa, dejándote solo todo el día, y al finalizar mi jornada, encontrándote con la cara sobre la mesa con un pequeño charco de agua salada alrededor de tu cara, mientras dormías plácidamente
Pero no tienes porqué llorar hasta desmayarte, si bien sabes que siempre regresaré, siempre estaré a tu lado como tu haz estado en el mío, siempre.
— Sobre eso... Ayer no pude acabar algunos informes y el maldito de Endeavor nos mandó a investigar unas zonas donde sospecha hay tráfico de armas con balines anti-quirks, así que...
— Ya veo — sujetaste tu abdomen, apresándolo entre tus manos, protegiéndolo de la enfermedad — Si mi salud estuviera mejor, podría ir contigo
— Kirishima — te corté, mi mirada feroz fue suficiente para que calmaras tu delirio
— Esta bien, lo entiendo — mostraste una pequeña sonrisa — Siempre pondré mi salud como mi máxima prioridad, así que deja de mirarme de esa forma — tu respuesta me reconfortó, y extrañamente me confundió, pues habitualmente estarías inconforme con quedarte en casa vagando, sin hacer nada de prioridad a que estar afuera combatiendo el mal
— Solo haré lo que pueda — hablabas y hablabas sin darte cuenta que me aproximaba hacía ti, con intensión de darte un abrazo vigorizante, haciéndote saber que te recuperarías y seguirías como siempre, dejando atrás ese dolor en tu estomago que muchas veces te pone la cara como fantasma — Si eso te da la fuerza que necesitas
— Eijiro, no necesito nada más que a ti a mi lado — te tomé de las mejillas, obligándote a verme a los ojos, y así yo pudiera ver los tuyos, esos ojos que me hipnotizaban — Solo eso es suficiente — me regalaste una de tus sonrisas brillantes, tus pómulos enrojecidos me causaron ternura, tu viveza me deslumbraba — Te amo, te amo tanto Eijiro
— Yo también, yo también te amo, Baku—
— ¡Señor Bakugou! — alguien gritó, abrí mis ojos de par en par, ¿Acaso me quedé dormido? No habré dormido bien a causa de esa pesadilla, pero que más daba, mi lindo pelirrojo seguía conmigo, así que solo fue producto de mi estúpida imaginación
Me reincorporé, me sentía pesado, como si no hubiera tenido un buen sueño en mucho tiempo, y era cierto, pues cada que cerraba los ojos la imagen de Eijiro tendido en mis manos con un charco de sangre rodeándonos, inundaba mi mente.
— Señor Bakugou, ¿Está usted bien? — la grave voz de mi jefe, Endeavor, me produjo un escalofrió, mis sentidos han de haber estado alerta por la falta de sueño — Parece que no ha estado durmiendo bien
— ¿Por qué lo dice? — froté uno de mis ojos, sabía muy bien porqué lo decía, si veo mi reflejo todas las mañanas como para darme cuenta que alrededor de mis cuencas hay negro, tal mapache — Solo continúe
— Kacchan, no quiero decir esto pero- — la irritante voz de Deku hizo que mi cabeza retumbara y mis oídos zumbaran — Luces algo pálido, tal vez deberías tomarte un descanso
— ¡Cállate Deku, tu no me dices que hacer! — me levanté de mi asiento volando la silla hacia atrás, golpeando la mesa con mis palmas abiertas — Vamos a patrullar y encontrar el jodido escondite de esas ratas antes de que empiecen a experimentar en las personas
Caí, el frio del suelo impacto contra mi mejilla derecha, pude ver a las pequeñas hormigas burlándose de mi caída antes de cerrar mis ojos. Al hacerlo, una paz me invadió, necesitaba descansar, era consciente de ello, pero trabajar era lo único que alejaba el sórdido pensamiento de aquella pesadilla que me perseguía noche tras noche.
— ¿Desnutrición? — fui capaz de oír a lo lejos, parecía en trance
— Así es, el nivel de albúmina en su sangre es anormalmente bajo — ¿Qué carajos era la albúmina? — Por increíble que parezca, esto indica que no ha comido algo decente por lo menos en los últimos años — ¿Qué carajos dice? Si yo desayuno, como y ceno todo lo que me preparas, hasta estás en un curso de cocina, y si, aunque a veces la comida está desabrida, sin sabor a nada, dejo el plato limpio
— Es un milagro que aún no haya perdido movilidad —
— Ese idiota — ahora mismo quería patearle en las pelotas a Todoroki por atreverse a insultarme
— También, en toda la noche que registramos su actividad, pudimos notar que llamaba a una persona entre sueños — ¿Toda la noche? ¿Cuánto ha pasado? ¿Ya pasó un día? ¡No te he visto! Seguramente estuviste esperando toda la noche por mí y nunca llegué, debes estar devastado, en la cocina, llorando o peor aún... — ¿Cómo decía? ¡Ah, sí! K-
— Deku — necesitaba salir ahora mismo de aquí, necesito llegar contigo, abrazarte y jamás soltarte — ¿Por qué estoy aquí?
— Te desmayaste en media conferencia idiota, por eso — dijo el mitad-mitad caminando hacía mi con la mano alzada, sabía que venía con intención de pegarme así que me hice a un lado — No sabes los problemas que nos hiciste pasar
— Nadie les pidió que vinieran — lo miré desafíate hasta que una punzada recorrió todo mi sistema nervioso, agarré mi cabeza tratando de parar los tamborileos que se escuchaban dentro — En verdad me desmaye
— Kacchan, ¿Has comido últimamente? — se atrevió a preguntar Deku, yo solo me limite a cambiarme la bata por mi ropa doblada en una silla al pie de la camilla, me sentía bien, lo único que necesitaba era descansar, ahora solo te necesitaba a mi lado
— Claro que si — voltee hacia él mirándolo con una sonrisa de superioridad — Eijiro cocina para mí todos los días
Ambos se vieron de forma extraña, de repente los ojos de Deku se cristalizaron, ¿Y ahora qué diablos le pasa a éste?
— Bakugou acompáñanos — habló ice-hot marchando hacia la salida
— ¡¿Eh?! ¡No! Ya he perdido suficiente tiempo aquí, necesito volver con Eijiro, con mi esposo
— Bakugou — por primera vez en lo que llevaba de vida, pude ver los ojos suplicantes de Todoroki Shoto en carne propia
— Tch — desvié la mirada, los acompañaría un rato y después regresaría para estar junto a ti
Ya estuvimos caminando por un buen rato, primero fuimos en un auto brindado por la agencia a las afueras de la ciudad, llegando al campo, nos estacionamos a las orillas de un prado llano, con una pequeña colina a lo lejos donde se distinguía un potente árbol frondoso.
Ahora nos dirigíamos a esa colina, yo atrás de ambos mirando como el aire movía el pasto, ya bastante crecido, de forma ligera, calmada, transmitiendo paz, recordándome a ti y tus abrazos.
— Hey mitad-mitad ¿Hasta dónde iremos?
— Solo un poco más — cada vez nos acercábamos más a ese árbol de grandes dimensiones y cada vez se podía atisbar una lápida color negro con una escritura en dorado — Hola, viejo amigo — saludó, dejando una margarita a los pies de la tumba, curiosamente, tus flores favoritas
— ¿Una tumba? — me acerqué por detrás, ¿Cuál era la intención de Todoroki al traerme a éste lugar? — Esa tumba... es... — intenté indagar más, llevándome la para nada grata sorpresa de que aquellas palabras en color dorado, grabadas sobre la obsidiana, tenían escrito tu nombre
Bakugou Eijiro
Este es el lugar de descanso de un muy querido amigo.
Un hombre de voluntad, amigo de todos.
Un ser misericordioso, dispuesto a darles la mano a los más necesitados, y brindarles apoyo hasta al villano más iracundo.
Un valiente héroe que estuvo dispuesto a dar todo de sí, con tal de proteger a los desprotegidos.
Un héroe indestructible.
Me quedé petrificado, no puede ser, no es cierto, ¡Yo te vi ésta mañana! ¡Te abracé!
— Kacchan
— Deku, ¿Qué clase de broma enferma están planeando? — sudaba frio, mis manos temblaban y estaba en frenesí
— Kacchan, Kirishima-kun murió hace dos años, en la última batalla contra la Liga de Villanos, murió como uno de los guerreros más fuertes, ¡Fue capaz de retener a Dabi aunque era consumido por las flamas azules! — relató con un brillo peculiar en sus ojos — Lamentablemente después de eso quedó muy cansado y eso Shigaraki lo aprovechó para darle el tiro de gracia — desvió la mirada hacia tu supuesta tumba
— Lo perforó justo en el vientre, nadie lo vio venir y cuando nos dimos cuenta, ya era demasiado tarde — terminó Todoroki — En una de nuestras salidas, recuerdo que me había pedido que si moría antes que yo, quería ser enterrado justo en ésta colina, rodeado de éste hermoso prado, pues me contó que aquí fue su primera cita, y quería estar por siempre en el lugar donde comenzó su felicidad — una lagrima descendió de su mejilla, mientras yo era un mar de ellas — Bakugou, Kirishima ya no está — su voz entrecortada y esa desagradable mueca me produjo asco, pues tu aun estabas aquí, como se atrevían a traerme hasta aquí si seguías en casa, esperándome
— ¡No te atrevas a decir una estupidez más! — mi corazón ya no aguantaría
— Bakugou, abre los ojos, él no está más aquí, ¡Esta muerto! Debes superarlo y seguir adelante
— Kacchan, todos estamos preocupados por ti, sea lo que ves en casa, no es real
— ¡C-claro que lo es! ¡Se los demostraré! — di media vuelta dispuesto a irme
— ¡Bakugou no! — por suerte el idiota había dejado las llaves pegadas, puse el auto a andar, y di marcha hacia nuestra casa, sin importar los gritos de mis compañeros, esperando verte en la cocina como siempre, preparando la comida
KIRISHIMA
KIRISHIMA
KIRISHIMA
Estacioné el auto lo más rápido que pude, bajando y corriendo hacia la cima del edificio, donde se encontraba nuestro departamento.
Abrí el par de puertas, seguramente los vecinos escucharon el estruendo y más tarde se quejarían, pero a la mierda los vecinos, ahora lo único importante es que estés detrás de esa puerta y-.
— ¡Eijiro! ¡¿Dónde estás?!
— ¡Ah! — te asomaste por la puerta que separaba el recibidor de la cocina — ¡Blasty! ¡Bienvenido a-!
No te di tiempo de hablar, necesitaba tocarte para así darme cuenta que estabas aquí, que seguías aquí.
— ¿Blasty? ¿Qué sucede? — me preguntaste mientras yo amasaba ese par de cachetes que anhelaba besar todos los días
Tocarte fue la sensación más agradable que pude tener.
Me desplomé ante ti, con la sensación de alivio recorriendo mi ser, y solté una pequeña risita culpable por casi creerme el cuento de aquellos idiotas.
— El mitad-mitad me llevó a tu tumba — te conté entre dientes, con la cara metida en tu regazo — Me dijo que habías muerto, que tú ya no estás aquí — seguramente ahora mismo tenía el terror plasmado en mi cara
— Ya veo — dijiste con una voz dulce, acariciando mi cabeza — Debió ser difícil, ¿No es así, Blasty?
Te arrodillaste de igual manera, sosteniéndome entre tus brazos.
— Mi pobre Blasty, mi Blasty — tus caricias resultaban reconfortantes después de aquella horrorosa situación — Está bien... Todo estará bien, estoy aquí, estoy siempre a tu lado
— Es cierto, Eijiro está aquí, justo a mi lado
— Debes estar realmente cansado Blasty — te paraste alejándote de mí, de mis brazos, por un momento me asunté, creyendo que querías separarte de nuestra unión, pero me tendiste la mano, dándome el soporte para levantarme y seguirte — Quizás hasta el punto de empezar a alucinar
Me llevaste a la cocina y me sentaste en una de las sillas mientras ibas a la estufa, te veías elegante con tu camisa blanca y esos pantalones de tiro alto color negro, siempre te vistes así, pero hoy te ves más resplandeciente que nunca.
— Por cierto, hoy preparé algo de sopa — me dijiste revolviendo el contenido de la olla y sirviéndolo en una cacerola — Deberías comer un poco para calmarte
Me pusiste el plato enfrente mientras tú te sentabas frente mío, la sopa se veía exquisita, con ese vaporcito saliendo del plato, tomé la cuchara para dar el primer bocado, tú te veías feliz de que comiera todo lo que preparas, y eso me ponía el doble de feliz a mí. Metí la cuchara a mi boca y comí.
— ¿Esta buena? — preguntaste
Y no dije nada para no herir tus sentimientos, pero al igual que todas tus otras comidas, estaba insípida, sabiendo casi a nada. Pero no me puedo quejar del sabor, no cuando eres tu quien me cocina.
— Jaja, accidentalmente cocine demasiado, así que puedes comer las porciones que quieras Blasty
— Está bien
Gracias, Eijiro
Holis
Bueno, digamos que éste one-shot es para quitarme el pequeño bloqueo que estoy teniendo y seguir escribiendo en la historia original.
También, este fic alimenta el triste pensamiento de que Kirishima podría llegar a tener el mismo destino que Oroboro. O al menos una muerte en batalla.
Y sí, tengo el headcanon de que Kirishima y Todoroki en algún punto de la serie serán mejores amigos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top