Delilah

¡El esposo de Dahlia es más insistente que mi propio marido! ¡¿No se suponía que este no le prestaba atención y que casi nunca estaba en casa?! Ah, maldita sea, debo tener mala suerte, mala suerte con los hombres.

Mi terapeuta me acosaba y se inventaba estupideces, mi esposo le creía por ser un ingenuo, el amigo de Arak, Eiko, es alto coqueto que no dejaba de molestarme, y no voy a nombrar la sarta de amantes con los que me he cruzado. En definitiva, ¡odio a los hombres!

Quizás es karma, pero ya no quiero saber nada con estos.

A mi marido solo lo perdono por ser mi primer amor. Además, me da lástima dejarlo, es muy dependiente de mí, le rompería el corazoncito frágil que tiene. Se hace el duro, pero es un sol, le tengo mucho afecto. Aun así, hace tiempo que no lo amo. Deseaba divorciarme y vino Dahlia con esto del intercambio. Es una locura, sin embargo, ya no importa, ya estoy aquí.

Aquí, y con un tipo coqueteándome, ay no.

—¿Por qué tienes una flor en la boca? —digo sintiéndome incómoda.

Hans toma la rosa con su mano y me la aproxima.

—Recompongo nuestro matrimonio.

Me levanto de la cama.

—¡Oh, es muy tarde, tengo que ir al gim! —invento.

Enarca una ceja.

—El gimnasio está cerrado a esta hora.

—¡Al shopping, al shopping quise decir!

—Cerrado.

—Al supermercado.

—Tú no vas al mercado ni aunque te paguen.

—A comer, tengo un hambre. —Me alejo y me agarra la mano—. Ay, tengo que ver la heladera, rápido.

Me toma de la cintura y me aproxima a su cuerpo.

—Yo tengo hambre, hambre de ti —susurra cerca de mis labios.

Retrocedo la cara y me quedo con los ojos bien abiertos.

—La... la flor se va a morir, debemos ponerla en agua.

La mira y la tira hacia atrás.

—Listo, problema resuelto, yo me voy a morir si no te riego.

—¿Regar? —Río nerviosa—. Eso se puede malpensar, no lo digas.

—Es para que lo malpienses. —Sonríe.

—Ay, qué gracioso. —Le doy un golpecito—. Pero en serio, tengo que ir a la heladera.

Se relame los labios.

—Siempre dices que no me caliento ni con un termo, olvidemos la heladera entonces.

—Nah, la heladera está bien para mí.

Lo que me río con estos capítulos, amo a estas hermanas 😂💖

Atte: Vivi.