Y la frase quedó allí, atrapada en su garganta, ni un solo sonido puede producir. Un quejido, un grito, ni siquiera la maldita frase que hacía tiempo ardía en ella y ahora, además de dejarla muda, comienza a asfixiar.

Los ojos de él se notan expectantes, su boca se encuentra formando una línea recta a la espera de lo que ella le diría a continuación.

Pero el poco valor que ella había juntado se desvanece como por arte de magia al mirar esos ojos curiosos. Sus manos aprietan fuertemente el borde de su buzo azul, baja la mirada y toma una amplia bocanada de aire para ver si así en ella encuentra coraje, pero lo único que encuentra es la colonia de él, la cual hace que su mente quede en blanco.

Su mente, adormecida, despierta al momento en que nota como él se comienza a poner nervioso e incómodo.

Es entonces cuando levanta la mirada y encara esos ojos negros, en los que suele perderse, que una frase surca su mente:

"Los miedos están condenados a ser vencidos"

Ella no nota que la ha dicho en voz alta. No lo nota porque una de sus manos se ha alojado en la mejilla del muchacho, mientras que la otra mano se encuentra en el hombro derecho del mismo y así, de puntitas, alcanza el manjar codiciado de sus labios. Estos le corresponden, suavemente sonriendo contra su boca.

Recuerda siempre querido lector, todos los miedos están condenados, por la eternidad, a ser vencidos.

2018
M.D.D.