Le miré directamente a los ojos, mas las palabras no salían, mi boca se negaba a soltarlas, pero mi pecho las empujaba con fuerza.

Mi lógica encendía las alarmas ya que eso me pondría vulnerable y seguramente rompería al loco músculo en mi pecho que bombea la sangre y que en estos momentos desespera por soltar aquello.

Bajo la mirada y aprieto los puños, es tan difícil. Quiero decirlo pero tengo miedo, no sólo al rechazo sino a perderte para siempre... Pero si no lo digo siento que me arrepentiré de esto para toda mi vida.

Vuelvo a mirarte, mis labios se separan pero mi voz juega a esconderse en la garganta mientras mis manos se mueven en el aire como intentando ayudarme a comenzar. Abro y cierro la boca como un pez fuera del agua y la verdad es que no estoy tan lejos de serlo.

Cierro los ojos con fuerza. «Ya fue, que sea lo que tenga que ser» repito en mi mente y luego de soltar todo el aire en mis pulmones abro los ojos para mirar directamente a tus ojos. Todavía estas de pie frente a mí, en silencio, tu rostro me dice que supones lo que vendrá a continuación pero no me da un indicio claro de cómo reaccionarás, quizás por dentro estés rogando que me calle y no complique las cosas. Eres un misterio que todavía no logró descubrir.

—Te amo —suelto después de tanta lucha—. Y quizás esto es algo... es algo que ya sepas pero necesito decirlo. Yo te amo, lo he hecho desde hace tiempo y la verdad no espero una respuesta a esto, pero si quieres darme una no me es inconveniente —digo notando que esta última frase la he pronunciado tan rápido que dudo pudieras entenderme, así que vuelvo a tomar una bocanada de aire antes de continuar—. No quiero tener arrepentimientos cuando mi hora final llegue —afirmo; entonces veo en tus ojos la respuesta a esta declaración y una sonrisa triste florece en mi boca—. Solo quiero que lo sepas.

2021
M.D.D.