Cuando ya no aparece esa sonrisa al escuchar su nombre, uno se da cuenta que ha dejado de quererle.

Cuando los miedos siguen estando a pesar de sostener sus manos...

Cuando los besos son pocos, casi inexistentes, debido a que ahora saben a hiel...

Cuando el reflejo del otro ya no aparece en las pupilas porque el brillo que había cada vez que se miraban ha muerto también.

Cuando al estar solos la televisión, la radio o el celular se pone entre medio para apagar la incomodidad del ambiente.

Cuando los gestos ya no se entienden y las charlas se apocan...

Cuando la paciencia se acaba...

Cuando ya no embriaga su aroma, ni se emociona el corazón por volver a verle.

Cuando sus manos ni sus ojos se buscan, es más, se evitan todo lo posible...

Cuando, sin darse cuenta, la falta del otro ya no se extraña y se vuelve alivio...

Cuando se siente que «falta algo», pero no se sabe el qué...

Al dormir, aunque no se vea, un abismo parte la cama por la mitad...

Cuando se extingue el «nosotros»...

Cuando las miradas que decían tanto ya no dicen nada...

Es así como uno se da cuenta que ha dejado de querer.

2020
M.D.D.