xiv. sorry
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capítulo catorce !
—¿Puedo sentarme aquí?
Jude levantó la vista de su tarea y se sorprendió de ver a Harry ahí. Parecía un niño pequeño y la miraba con unos ojos tan lastimeros que la chica asintió, sacando la mochila del asiento a su lado para que él se sentará.
Harry deslizó una pequeña caja por la mesa y la dejo junto a el libro de encantamientos que ella estaba usando.
—Es mí regalo de navidad —él murmuro, pasando su dedo por el borde de la mesa con nerviosismo— no se si aún lo quieres.
Jude sonrió de costado y tomo la caja con cuidado. Apenas abrió la caja sonrió al sentir el olor, dentro había una vela amarilla que por su olor era obviamente de miel junto con un llavero de aspecto muy extraño.
—Lo hice yo —él le dijo, cuando ella tomo el llavero tratando de descifrar que forma tenía— lo hice antes que me dieras el mapa, no pensé que iba a poder comprarte un regalo y.. se que recibir una vela como regalo es horrible pero te dije que me dijeras que querías.. soy pésimo dando regalos.
Ella se rió.
—¿Que se supone que es? —ella preguntó.
—Es una abeja.
—Oh, por supuesto —dijo Jude con diversión, tomando su mochila para enganchar el llavero en el cierre— si lo pones de esta forma es bastante parecido.
Harry se rió. Jude siempre había sido así, desde que él era pequeño y había aprendido a dibujar ella guardaba cuidadosamente los dibujos que le había regalado y usaba todas las manualidades que hacía en el colegio.
—No tienes que usarlo si no quieres. Se que es muy feo.
—No se que dices —ella dijo negando— yo solo veo un regalo que un hermano le hizo a su hermana manualmente y eso vale más que cualquier otra cosa que pudiera comprarse.
De repente Harry se sintió muy mal por todas las cosas que me había dicho a su hermana. Se había acercado esperando que su relación volviera a la normalidad porque la extrañaba mucho, aunque no estaba dispuesto a disculparse, pero ahora...
—Jude realmente siento mucho todo eso que dije —el comenzó con la voz temblorosa— eres la mejor hermana del mundo. Lo has sido siempre y desde que no nos hemos hablado me he dado cuenta de lo tonto que fui, tu has estado ahí para mí en cada momento de mí vida y se que siempre quieres cuidarme, y que todo lo que haces lo haces con buenas intenciones. Estaba muy enojado y me desquité contigo sin razón... realmente lo siento muchísimo.
—Harry realmente no me gustó lo que dijiste —ella le dijo— ¿Eso de que desearías que Sirius Black me hubiese matado..? Fue muy feo, se que yo también me equivoque al ocultarte todo pero..
—Lo sé —él chico estuvo de acuerdo— estuvo muy mal y apenas lo dije me arrepentí muchísimo.
Jude miro sus ojos de cachorro mojado y no pudo resistirse más. Harry siempre había sido su debilidad, no podría aguantar más tiempo estando lejos de él. Así que lo atrapó en un fuerte abrazo.
—No vuelvas a decirme eso nunca más —ella le advirtió mientras se separaban— ¡Estos días sin ti fueron terribles, Harry! Quería contarte cada cosa que me sucedía.
El chico se rió.
—Yo también, estaba muy emocionado cuando recibí la saeta de fuego y a la primera persona que quise mostrársela fue a ti —él le dijo.— ¿Realmente piensas que fue Sirius Black quién envío esos regalos?
Jude asintió.
—El regalo que me envió a mí.. fue un chiste interno aparentemente, es algo de cuando yo era pequeña. Al profesor Lupin le apreció muy divertido cuando le pregunté si sabía algo.
—El profesor Lupin.. que también es tu padrino —le dijo acusadoramente— supongo que eso era lo que me querías decir la otra vez.. pero me lo contó él mismo cuando me daba las clases antidementores.
La chica frunció el ceño al escuchar eso último.
—¿Clases de qué?
—Oh, tenemos mucho de lo que hablar...
Cuando Jude volvió a la sala común abrazada de sus hermano, sus amigos que estaban en la sala común la llenaron de preguntas con la mirada.
—Veo que reina la paz con los Potter —George se burló— ¿Volvieron a ser los hermanos perfectos?
Jude tomo una almohadón del sillón cuando se sentó y se lo tiró. Ron estaba justo al lado de ella y parecía realmente mal.
—¿Te sientes enfermo, Ron? —ella le preguntó, apoyando una mano en su brazo— ¿Quieres que te acompañe a la enfermería?
Harry se sentó justo al otro lado de su hermana.
—No está enfermo, solo está triste porque su rata murió. El gato de Hermione lo mato.
Jude abrió los ojos con sorpresa y comenzó a sobarle el brazo para consolarlo.
—Ron, piensa que tienes suerte de haberla tenido por tantos años.. usualmente no suelen vivir tanto. Alégrate de haber compartido buenos momentos con Scabbers.
—Vamos, Ron. Siempre te quejabas de lo aburrida que era Scabbers —Fred le dijo con intención de animarlo—. Y además llevaba mucho tiempo descolorida. Se estaba consumiendo. Sin duda ha sido mejor para ella morir rápidamente. Un bocado... y no se dio ni cuenta.
Jude se tapó disimuladamente la boca para ocultar su risa.
—¡Fred! —exclamó Ginny, acercándose a ellos.
—Lo único que hacía era comer y dormir; Ron. Tú también lo decías —intervino George.
—¡En una ocasión mordió a Goyle! —dijo Ron con tristeza—. ¿Te acuerdas, Harry?
—Sí, es verdad —respondió Harry.
—Fue su momento grandioso —comentó Fred, incapaz de contener una sonrisa—. La cicatriz que tiene Goyle en el dedo quedará como un último tributo a su memoria. Vamos, Ron. Vete a Hogsmeade y cómprate otra rata. ¿Para qué lamentarse tanto?
Jude tomo otro almohadón y está vez se lo tiró a Fred.
—¡Está haciendo el luto por su mascota, insensible!
El pelirrojo tomo el almohadón y se lo tiró de nuevo. Pronto la sala común se volvió una guerra de almohadones y los únicos que quedaron fueron los gemelos y Jude. Los demás habían escapado antes de meterse en problemas.
—¡Rindete, Judex! —Fredd le dijo, tirándole otro almohadón.
Lo malo de jugar con los gemelos eran que siempre eran más fuertes que Jude, jugaban como golpeadores así que tenían mucha fuerza en los brazos y estaban acostumbrados a arrojar cosas, lo que dejó a la chica en una clara desventaja y se podía notar, mientras que Jude tenía el cabello absolutamente despeinado por los almohadones que la habían golpeado en la cara, a Fred y George apenas se le había movido un pelo.
—¡Nunca! —ella gritó en respuesta, tirando un almohadón en su dirección que lamentablemente terminó golpeando a Percy que acababa de entrar a la sala común y estaba muy sorprendido por lo desordenada que estaba— ¡Percy! —Jude se llevó una mano a la boca para esconder su risa— ¡Percy, lo siento mucho!
—¡Ustedes tres..! —Percy estaba tan enojado que no encontraba las palabras adecuadas para describirlos— acomodarán todo esto en este instante y sin magia. ¿Una pelea de almohadones? ¡Son prácticamente adultos, comiencen a comportarse como tal?
La mejillas de Jude se volvieron de un color rojo por la vergüenza y se agachó para comenzar a acomodar las cosas que habían tumbado con los almohadones. Pero George descubrió la excusa perfecta para no ayudarla.
—¡Freddy mira la hora! —él le dijo a su gemelo— tenemos entrenamiento.
—Oh, es verdad —dijo el chico, dejando caer al almohadón que había tomado del suelo— lo sentimos, Percy...
Jude alzó las manos en el aire y los miro con sorpresa.
—¿Realmente me dejaran acomodar todo esto a mí sola? —ella se quejó.
Fred le tiró un beso antes de salir de la sala común diciendo:
—A el perdedor le toca acomodar.
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El día del partido de Gryffindor contra Ravenclaw, Jude volvió a dejar que Ginny le pintara la cara con la excusa de que daba suerte. Así que durante el partido volvió a sentarse junto a ella en las gradas.
—Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor.—dijo Lee siendo la voz del estadio— Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año.
—Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de la profesora McGonagall.
Jude se rió mientras negaba. El partido era más visible que la última vez, así que ella pudo distinguir a Harry y a los gemelos mientras volaban.
—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y...
—¡Jordan!
—Bien, bien. Gryffindor tiene la pelota. Katie Bell se dirige a la meta...
Luego de un tiempo, Ginny salto en su lugar.
—Harry ha visto la snitch —le dijo con estusiasmo.
—¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...
—¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!
—¿Que es eso? —Jude preguntó con preocupación, robándole los vinculares a Ginny para ver tres sombras negras.
—Dementores... —murmuro la pelirroja, pero Jude negó mientras le devolvía los vinculares.
—Solo un par de idiotas que se creen muy divertidos al burlarse del miedo de los demás.
Jude se acercó al campo de juego mientras escuchaba a Lee decir que su hermano había alejado con simpleza a los dementores con un patronus. Aunque estaba sorprendida por el hecho de que Harry realmente podía hacer un patronus, se acercó al borde del campo para descubrir a Malfoy, Crabbe, Goyle y Marcus Flint, todos forcejeando por quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha.
Desde lejos podía escuchar a la multitud festejar porque Gryffindor había ganado, pero Jude estaba tan enojada que tomo a Draco Malfoy por el brazo y lo ayudo a pararse.
—¿Les pareció muy gracioso, eh? —ella les preguntó— ¿Te parecería gracioso que yo fuera por los pasillos del colegio contándoles a todos que estabas a punto de mearte encima cuando viste a los dementores por primera vez?
Malfoy logró soltarse de su agarre cuando la profesora McGonagall llego para reprenderlos, y aprecia mucho más enojada que Jude.
—¡Un truco indigno! —gritaba—. ¡Un intento cobarde e innoble de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin! Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no les quepa la menor duda. ¡Ah, aquí llega!
—Godric.. la mirada en los ojos de esta mujer cuando se enoja me aterra más que cualquier otra cosa en el mundo.
Jude se volteó al escuchar la voz de Fred, el estaba junto a George mientras le sonreía socarronamente porque claramente estaba hablando de ella.
Harry y Ron también estaban ahí y parecían muy divertidos viendo como los cuatro eran reprendidos.
—Vamos Judex, deja que la profesora McGonagall se ocupe de estos idiotas. Nosotros estamos de celebracion... y además tu ni siquiera nos felicitaste —Fred le dijo.
Jude se acerco a él, viendo como George se llevaba a Harry y a Ron para festejar en la sala común.
—¡Felicidades Freddy, fuiste el mejor jugador del partido! —dijo él imitando la voz de Jude— Gracias, Judex. No hubiese podido lograrlo sin ti, que estabas apoyándome en las gradas —él se respondió riendo.
Jude lo golpeó cuando se acercó a él y luego lo abrazo fuertemente. Aunque ella era alta, Fred lo era mucho más y la levantó con facilidad mientras se abría camino a la sala común.
—¡Puedo caminar! —ella se quejó— Fred si no me bajas en este instante voy a..
—¿Que harás, Potter? —él le preguntó con diversión.
—Tengo una vista perfecta de tu trasero en esta posición y te lo hechizare ¿Me escuchaste?
—¿Que tengo un trasero perfecto? —Fred le dijo con diversión— si, lo oí fuerte y claro. Gracias, mí amor.
Jude no sabía si estaba roja por qué Fred la hubiese llamado mí amor o por qué toda la sangre se le estaba yendo a la cabeza.
Cuando llegaron a la sala común Fred la dejo en el suelo de una vez por todas y le acomodó el cabello detrás de las orejas.
—Listo —él le dijo mirándola fijamente— puede que no tengas un trasero tan perfecto como el mio pero te he acomodado el cabello de tal forma que serás la más linda de todo el castillo.
Con las mejillas tan rojas que parecía que le iban a explotar Jude lo empujó con diversión y se alejo de él.
—Iremos por unas botellas de cerveza para festejar —George le dijo cuando paso a su lado— ¿Vienes?
La chica negó, aún ni siquiera había felicitado a Harry.
—¿Quieres dinero? —ella le preguntó, metiendo la mano en los bolsillos de su pantalón.
George negó.
—Oliver está tan feliz que invita él.
Antes de que Jude pudiera encontrar a su hermano él la entro a ella primero.
—¡Felicidades! —ella le dijo, abrazándolo con fuerza— ¡Verás que este año ganaran la copa!
Harry sonrió.
—Ojala... —él soltó una carcajada— ¿Que pensabas hacerle a Malfoy? Estabas muy enojada..
—Obviamente no le iba a hacer nada —ella se defendió— pero realmente me hizo enojar. ¿Asustarte así? No me pareció nada divertido, la profesora McGonagall le quitó cincuenta puntos a cada uno, así que es seguro que no ganaran tampoco la copa de las casas.
Aunque Jude estaba feliz por la victoria de Gryffindor, no compartía tanto la alegría como sus compañeros, así que luego de un rato de charlar con Lee, esperando los por los gemelos, decidió que se iba a ir a dormir cuando ellos no llegaban.
La chica se lavó la cara y se puso el pijama, y cuando apenas toco la cama se quedó dormida al instante, había estado soñando con Fred en situaciones cotidianas con el llamándola mí amor todo el tiempo cuando se despertó gracias a un grito aterrador.
Pensando que lo había imaginado Jude estaba a punto de volver a dormirse, cuando Angelina, desde la cama siguiente preguntó si ellas también habían escuchado el grito.
Jude se levanto de repente y asomó su cabeza por la puerta. Unos dormitorios más allá, Ginny la imitó.
—Creo que fue Ron —ella le dijo— me pareció que era su voz.
La chica salió por completo de su dormitorio y bajo a la sala común. Desde las escaleras que llevaba a los dormitorios de los chicos, Fred se asomó por el barandal cuando la vio y la saludó.
—¡No estabas cuando volvimos! —él le gritó.
—¡Todo el mundo a la cama! —ordenó Percy.
—Percy... ¡Sirius Black! —dijo Ron, con voz débil bajando las escaleras—. ¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo! ¡Me despertó!
Jude se acercó a la escalera para buscar a Harry. Cuando lo vio suspiró y que quedó a mitad de la escalera.
—¡Absurdo! —dijo Percy con cara de susto—. Has comido demasiado, Ron. Has tenido una pesadilla.
—Te digo que...
—¡Bueno, ya basta!
Llegó la profesora McGonagall. Cerró la puerta de la sala común y miró furiosa a su alrededor.
—¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo! ¡Percy, no esperaba esto de ti!
—¡Le aseguro que no he dado permiso, profesora! —dijo Percy, indignado—. ¡Precisamente les estaba diciendo a todos que regresaran a la cama! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla.. .!
—¡NO FUE UNA PESADILLA! —gritó Ron—. PROFESORA, ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MÍ, CON UN CUCHILLO EN LA MANO!
—No digas tonterías, Weasley. ¿Cómo iba a pasar por el retrato?
—¡Hay que preguntarle! —dijo Ron—. Hay que preguntarle si lo ha visto...
Mirando a Ron con recelo, la profesora McGonagall abrió el retrato y salió.
Todos los de la sala común escucharon conteniendo la respiración. Fred bajo las escaleras y se acercó a Jude, haciendo que ella se sonrojara al recordar lo que había estado soñando.
—Sir Cadogan, ¿ha dejado entrar a un hombre en la torre de Gryffindor?
—¡Sí, gentil señora! —gritó sir Cadogan.
—¿De... de verdad? —dijo la profesora McGonagall—. Pero ¿y la contraseña?
—¡Me la dijo! —respondió altanero sir Cadogan—. Se sabía las de toda la semana, señora. ¡Las traía escritas en un papel!
La profesora McGonagall volvió a pasar por el retrato para encontrarse con la multitud, que estaba estupefacta. Se había quedado blanca como la tiza.
—¿Quién ha sido? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Quién ha sido el tonto que ha escrito las contraseñas de la semana y las ha perdido?
—Ya ni dormir en paz se puede —Fred se quejó a su lado.
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