73.
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capítulo setenta y tres !
Jude se dejó caer junto a su hermano en el sillón y lo miro hasta que esté le devolvió la mirada.
—¿Un galeón por tus pensamientos?
Harry alzó los hombros restándole importancia y Jude le golpeó el hombro con suavidad.
—Has estado muy callado últimamente.. ¿Es por la reunión de orientación con McGonagall? Te aseguro que te irá muy bien.. ella es comprensiva.. y una vez me dijiste que te gustaría ser auror, tienes buenas notas y te va muy bien en DCAO..
—¿Y yo? —Ron le preguntó con interes, imterrumpiendo— ¿Que crees que podría estudiar Jude?
—Pues dime que te interesa, Ron.
—La Sanación seguro que no —el dijo haciendo una mueca.
—¿Alguna vez te has puesto a pensar en como eran nuestros padres? —Harry soltó se respete, inclinándose hacia ella para que solo su hermana pudiera escucharlo.
—¿En qué sentido? —ella le preguntó con curiosidad.
—No se.. si eran malos o eran buenos..
Jude frunció el ceño.
—Pues los recuerdos escasos que tengo de ellos siempre fueron muy buenos, y todo el mundo siempre ha hablado bien de nuestros padres. ¿Por qué lo preguntas?
—¿Crees que papá hubiese podido ser un matón?
—¿De que hablas? Por supuesto que no.
Harry la miró como si hubiese querido decirle algo, pero al final solo sonrió.
—Si tienes razón..
—¿Que te ha llevado a pensar eso? —Jude le preguntó, estirándose para tomar el libro que había dejado en el mesa y abrirlo.
—Nada, yo siemplemenente... pensé que como Snape me odia sin razón podría haber odiado antes a papá, tu misma seguro haz notado que tampoco se lleva muy bien con Sirius..
Jude inclinó la cabeza.
—Bueno, eso a veces simplemente sucede, ni tu ni yo somos matones y odiamos a Malfoy y a Parkinson, imagino que habrá sido aldo parecido con el profesor Snape. Los Slytherin y los Gryffindor a veces solo no nos llevamos bien...
Harry se quedó pensativo por un momento y ella le tocó el brazo.
—Quizás puedas hablar con Sirius o con Remus al respecto, yo estoy segura que de papá no era una mala persona, pero quizás te reconforta más hablar con ellos que los conocieron por más tiempo... No falta mucho para las vacaciones.
—Si, quería hablar con Sirius pero..
—¡Miren nada más a quien tenemos aquí! ¡Mi increíble novia y su hermanito! —Fred y George se acercaron a ellos— Harry, Ginny ha venido a hablarnos de ti, dice que
necesitas comunicarte con Sirius.
—¿Qué? —saltó Hermione.
Jude miró a Harry con curiosidad, pues ella recién acaba de descubrir aquello.
—Sí —confirmó Harry—, sí, me gustaría…
—No seas ridículo —terció Hermione—. ¿Cómo vas a hacerlo si la profesora Umbridge hurga en las chimeneas y registra a todas las lechuzas?
—Verás, es que hemos pensado que podríamos encontrar la forma de burlar su vigilancia —explicó George—. Se trata simplemente de organizar una maniobra de distracción. Mira, no sé si te habrás fijado en que hemos estado muy tranquilos durante las vacaciones de Pascua…
—¿Qué sentido tenía alterar el tiempo de ocio? —continuó Fred—. Ninguno, nos dijimos. Y por supuesto, habríamos molestado a los estudiantes que estaban repasando, y por nada del mundo querríamos hacer eso. Judex me hubiese matado si no la deja estudiar tranquila para los EXTASIS. Pero a partir de mañana empieza otra vez la fiesta —prosiguió enérgicamente— Y ya que tenemos pensado causar un poco de alboroto, ¿por qué no hacerlo de modo que Harry pueda aprovechar la ocasión para charlar con Sirius?
—Sí, pero de todos modos —dijo Hermione—, aunque consigáis distraer a la profesora Umbridge, ¿cómo se supone que va a hablar Harry con Sirius?
—En el despacho de la profesora Umbridge —contestó él en voz baja.
—¿Te has vuelto loco? —replicó Hermione.
—Creo que no —contestó Harry, y se encogió de hombros.
—¿Y cómo piensas entrar allí, para empezar?
—Con la navaja de Sirius —dijo.
—¿Con qué?
—Hace dos Navidades, Sirius me regaló una navaja que abre cualquier cerradura. Así que, aunque la profesora Umbridge haya encantado la puerta para que no funcione el Alohomora, como imagino que habrá hecho…
—¿Qué opinas tú de esto? —le preguntó Hermione a Ron.
—No lo sé —contestó Ron—. Si Harry quiere hacerlo, es asunto suyo, ¿no?
—¿Y tu Judy? Sin duda estarás de acuerdo conmigo de que esto es una locura. Tu eres la más sensata aquí —Hermione dijo buscando ayuda desesperadamente.
Jude miró a Harry con escepticismo. Había algo en el tono en el que había preguntado si su padre era un matón que la dejo pensando, ella misma no lo creía posible y no podía entender cómo ahora Harry había podido llegar a pensar eso luego de años de admirarlo. Pero tampoco estaba de acuerdo con que se metiera en más problemas, pero sabía que no podía hacer nada para mantener a Harry en su lugar.
—Hazlo —ella le dijo simplemente con resignación— pero luego deberás de atenerte a las consecuencias, porqué estoy segura de que cualquier pregunta que tengas para Sirius puede esperar a la finalización del curso.. y ten por seguro que si te metes en problemas está vez no te ayudaré.
Jude se puso de pie y les dio a Fred y a George una mira de advertencia antes de subir las escaleras que dirigían a la habitación de mujeres.
・゚✧༄ ・゚✧
—Vamos Judex —Fred la tomó de la mano cuando salían de pociones— ¿Realmente no me dirigiras la palabra en mi ultimo día en Hogwarts?
—No.
—Acabas de hacerlo.
Jude frunció el ceño.
—Judex, por el amor de Godric, no atraparan a Harry. Te lo aseguro, nosotros dejaremos que nos atrapen primero, lo planeamos así para que nuestra salida de Hogwarts sea la más épica dela historia.
—¿No pueden quedarse hasta que el curso finalice?
Fred la miró con cariño y le soltó la mano para acomodarle un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Ya lo hablamos, sabes que no..., pero cuando salgas de aquí yo mismo te llevaré a conocer nuestra tienda, ¡Hasta podrás trabajar sin paga!
Jude le golpeó el abrazo haciéndolo reír.
—Bien, te pagaré con besos.
Ella no protestó cuando Fred se inclinó para besarla.
—¿Que quieres que haga? —ella le preguntó en voz baja.
—Nada, tu solo disfruta del espectáculo con Lee. ¿Si?
—Bien, tengo que ir a Cuidado de las criaturas mágicas...
Fred la beso de nuevo.
—¡Nos vemos luego! —le dijo antes de comenzar a correr hacia el vestíbulo.
Jude no se pudo concentrar mucho en la clase, pues su mente estaba en su hermano y en sus mejores amigos. Pues aunque le había dicho a Harry se que a tuviera a las consecuencias ella misma le hechizaria el trasero a cualquiera si le tocaban un solo cabello a su hermano.
Y por Fred y George... No estaba preocupada por ellos, sabía que el castigo por lo que sea que fueran a hacer no lo pagarían porque se irían del colegio antes, solo estaba un poco triste, medio melancólica. La primera vez que puso un pie dentro del castillo fue junto a ellos y creía que se irán juntos..
Cuando Jude salió de su clase, se apresuró al escuchar gritos en el vestíbulo, allí estaban la mayoría de los alumnos, algunos tenían jugos fetidos en su túnica pero lo que más le llamo la atención fue a ver a profesores y a fantasmas reunidos por igual, viendo a Fred y a George, que estaban sentados en el suelo en medio del vestíbulo. Era evidente que acababan de atraparlos.
—¡Muy bien! —gritó triunfante la profesora Umbridge— ¿Les parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?
—Pues sí, la verdad —contestó Fred, que miraba a la profesora sin dar señal alguna de temor.
Filch llego corriendo.
—Ya tengo el permiso, señora. Tengo el permiso y tengo las fustas preparadas. Déjeme hacerlo ahora, por favor…
—Muy bien, Argus —repuso ella— Ustedes dos van a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.
—¿Sabe qué le digo? —replicó Fred—. Me parece que no —miro a su hermano y añadió—: Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.
—Sí, yo también tengo esa impresión —coincidió George.
—Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no? —le preguntó Fred.
—Desde luego —contestó George.
Y antes de que la profesora Umbridge pudiera decir ni una palabra, los gemelos levantaron sus varitas y gritaron juntos:
—¡Accio escobas!
Se oyó un fuerte estrépito a lo lejos. Las escobas de Fred y George, una de las cuales arrastraba todavía la pesada cadena y la barra de hierro con que la profesora Umbridge las había atado a la pared, volaban a toda pastilla por el pasillo hacia sus propietarios; torcieron hacia la izquierda, bajaron la escalera como una exhalación y se pararon en seco delante de los gemelos. El ruido que hizo la cadena al chocar contra las losas de piedra del suelo resonó por el vestíbulo.
—Hasta nunca —le dijo Fred a la profesora Umbridge, y pasó una pierna por encima de la escoba.
—Sí, no se moleste en enviarnos ninguna postal —añadió George, y también montó en su escoba.
Fred miró a los estudiantes que se habían congregado en el vestíbulo, que los observaban atentos y en silencio.
—Si a alguien le interesa comprar un pantano portátil como el que han visto arriba, nos encontrará en Sortilegios Weasley, en el número noventa y tres del callejón Diagon —dijo en voz alta.
—Hacemos descuentos especiales a los estudiantes de Hogwarts que se
comprometan a utilizar nuestros productos para deshacerse de esa vieja bruja —añadió George señalando a la profesora Umbridge.
Jude se rió.
—¡DETENGANLOS! —chilló la mujer, pero ya era demasiado tarde.
Cuando la Brigada Inquisitorial empezó a acercarse a ellos, Fred y George dieron un pisotón en el suelo y se elevaron a más de cuatro metros, mientras la barra de hierro
oscilaba peligrosamente un poco más abajo.
Fred miró hacia el otro extremo del
vestíbulo, justo en donde estaba Jude y le tiró un beso con demasiada gracia.
—¡Hasta que nos volvamos a encontrar mi amada novia!
Se escuchó un coro de «¡ohhhh!» al mismo tiempo que los gemelos daban una vuelta al vestíbulo en medio de un aplauso apoteósico de los estudiantes y salían volando por las puertas abiertas hacia una espléndida puesta de sol.
Jude se sobresalto cuando alguien la abrazo de costado.
Lee le sonrió tímidamente y apoyó su cabeza en su hombro. Ella se devolvío el abrazo aún sin dejar el mirar hacia el horizonte.
—Los extrañare —el dijo luego de un rato.
—Yo también —ella murmuró.
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