68.




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capítulo sesenta y ocho !

Jude paso el dedo por el borde de la taza y la acercó a su boca mientras miraba a Snape fijamente. Su profesor la miraba con fastidio, la verdad era que parecía querer estar en cualquier otro sitio en lugar de estar en el cuartel general.
Al igual que la señora Weasley, el no parecía muy contento de tenerla en la reuniones de la orden, cada vez que se llevaba a cabo una, el la miraba con nada más que desprecio, razón por la que Sirius siempre se sentaba a su lado y lo desafiaba con la mirada.

Ahora, Sirius aprecia que realmente tenía muchas más ganas de desafiarlo, pero no solo con la mirada. Si Dumbledore no les hubiese escrito el mismo la carta en donde pedía específicamente que se comportarán, la situación ahora será muy diferente.

—¿Podré acompañar a Harry durante sus clases particulares? —Jude preguntó lentamente, mientras esperaba que su hermano llegara a la cocina.

Snape frunció el ceño.

—No —el dijo simplemente pero cuando Sirius abrió la boca para discutir, el añadió:— es hora de que dejes a Potter crecer. El año que viene no te tendrá en Hogwarts para esconderse detrás de ti.

Antes de que Jude pudiera replicar Harry entro a la cocina y los miro a todos con confusión. Ella palmeó la silla a su lado para que se sentará.

—Siéntate, Potter.

—Mira —dijo Sirius en voz alta mientras se mecía sobre las patas traseras de la silla y hablaba mirando al techo—, preferiría que aquí no dieras órdenes, Snape. Ésta es mi casa, ¿sabes?

Harry se movió en silencio por la cocina para sentarse junto a su hermana, él miro de reojo la carta que estaba frente a Sirius en la mesa.

—En realidad teníamos que vernos a solas, Potter —explicó Snape, y torció los labios para formar su característica sonrisa despectiva—, pero Black y tu hermana…

—Soy su padrino —aclaró Sirius subiendo aún más el tono de voz.

Jude apoyó los codos en la mesa y se masajeó la frente con irritación. Le dolía la cabeza.

—He venido por orden de Dumbledore —prosiguió Snape en un tono mordaz— podia imaginar que la señorita Potter estaria presente, pero quédate, Black, quédate. Ya sé que te gusta sentirte… implicado.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Sirius dejando que la silla volviera a caer sobre las cuatro patas con un fuerte golpe.

—Sencillamente, que estoy seguro de que debes de sentirte… frustrado por no poder hacer nada útil para la Orden...

Jude suspiró con irritación y se volteó para mirar a su hermano.

—Harry —ella dijo poniéndole fin a la pelea— tienes que comenzar a estudiar oclumancia. Dumbledore cree que sería apropiado.

—Que estudie ¿qué? —dijo Harry desconcertado.

—Oclumancia, Potter. La defensa mágica de la mente contra penetraciones externas. Es una rama oscura de la magia, pero muy provechosa.

Harry miró a su hermana, esperando que ella despejará sus dudas.

—¿Por qué tengo que estudiar Oclu…, como se llame eso? —balbuceó.

—Porque el director lo considera oportuno —respondió Snape— Recibirás clases particulares una vez por semana, pero no le contarás a nadie lo que estás haciendo, y a la profesora Umbridge menos todavía. ¿Entendido?

—Sí. ¿Quién me va a dar las clases?

Snape arqueó una ceja y respondió:

—Yo.

—Judy, ¿Tu no puedes darme esas clases? —Harry preguntó con esperanza.

Ella simplemente negó.

—No puedo. No se nada sobre la oclumancia.

—¿Por qué no puede dárselas Dumbledore? —preguntó Sirius—. ¿Por qué tienes que hacerlo tú?

—Supongo que porque el director tiene el privilegio de delegar las tareas menos agradables —repuso Snape con ironía—. Te aseguro que yo no le supliqué que me diera ese trabajo. —Se puso en pie—. Te espero el lunes a las seis en punto de la tarde, Potter. En mi despacho. Si alguien te pregunta, di que recibes clases particulares de pociones curativas. Nadie que te haya visto en mis clases podrá negar que las necesitas.

—Espera un momento —dijo Sirius, y se enderezó en la silla.

Snape se volvió para mirarlo.

—Tengo mucha prisa, Black. Yo no dispongo de tanto tiempo libre como tú.

—Entonces iré al grano —replicó Sirius levantándose—. Si me entero de que estás utilizando las clases de Oclumancia para que Harry lo pase mal, tendrás que vértelas conmigo.

—¡Qué enternecedor! —se burló Snape—. Pero seguro que ya te has dado cuenta de que Potter se parece mucho a su padre.

—Sí, claro —afirmó Sirius con orgullo.

—En ese caso debes de saber que es tan arrogante que las críticas simplemente rebotan contra él —dijo Snape con desfachatez.

Jude también de puso de pie, golpeando fuertemente las manos contra la mesa. Harry se sobresalto en su lugar.

—Ten mucho cuidado al hablar de mi padre —ella dijo lentamente— a muerto hace catorce años ¿y aún si te sigue carcomiendo el resentimiento? Eres un hombre adulto y tu igual —dijo mirando a Sirius— maduren ya. No estamos en la escuela para que se traten de tal forma, ambos son hombres maduros que están aquí para hacerle frente a un fin en común.  Harry asistirá el lunes a su primera clase de oclumancia, muchas gracias profesor Snape. Ahora que ya se ha solucionado todo ¿No tenía usted mucha prisa?

En ese momento, la puerta se abrió y la familia Weasley al completo, junto con Hermione, entró en la cocina; estaban todos muy contentos, y el señor Weasley, muy orgulloso, iba en medio vestido con un pijama de rayas y un impermeable.

—¡Estoy curado! —anunció alegremente sin dirigirse a nadie en particular—¡Completamente curado!

El señor Weasley y su familia se quedaron paralizados en el umbral observando la escena que tenían delante.

—¿Todo está bien, Judex? —Fred fue el primero en romper el silencio, mirando la cara de mal humor de la chica.

—Si —ella respondió con irritación— ya terminamos aquí.

Snape se dio la vuelta, recorrió la habitación y pasó junto a los Weasley sin hacer ningún comentario. Al llegar a la puerta, se volvió y dijo:

—El lunes a las seis en punto de la tarde, Potter.

Y dicho esto, se marchó. Sirius  se quedó mirando cómo se alejaba.

—¿Qué ha ocurrido? —volvió a preguntar el señor Weasley.

—Nada, Arthur —respondió Sirius—. Sólo ha sido una charla amistosa entre dos antiguos compañeros de colegio, de dos hombres adultos —dijo mirando a Jude que lo miraba con una ceja en alto— Entonces… ¿ya estás curado? Ésa es una gran noticia, una noticia fabulosa.

La última cena en el cuartel, fue divertida. A Jude se le pasó el dolor de cabeza cuando Fred y George se sentaron cada uno a su lado.

—Mira —Fred golpeó la pierna de Jude por debajo de la mesa. Ella hizo lo que le pidió y el le tendió un corazón de papel hecho con el envoltorio de un caramelo. Jude sonrió mientras lo tomaba— ahora estás sosteniendo en tus manos mi corazón.

Jude lo empujó con diversión, ganándose la mirada de todos. El señor Weasley les sonrió.

—¿Saben? La primera vez que Jude vino a visitarnos a casa no tenía idea de que uno de mis hijos se enamoraría profundamente de ella, pero me alegro mucho de que haya ocurrido y que sea mutuo. Jude, tu eres para mi como una hija y estoy muy contento de que tu y mi hijo sean felices juntos. Esto que ha sucedido me ha hecho replantearme muchas cosas y me alegra que Fred tenga a alguien que lo ama y lo cuide como Molly lo hace conmigo.

Las mejillas de Fred se volvieron rojas.
Sirius se rió.

—¡James no estaría nada feliz! —el dijo con diversión— ¡Le prohibió que saliera con un muchacho hasta que cumpliera treinta años!

Ahora fue el turno de Jude de ponerse roja. Harry se rió, disfrutando de aquella incómoda situación más que nadie.

La señora Weasley pronto se les unió a la charla, palmeando el hombro de su hijo cuando se levantó a buscar el postre.

—Fred es un buen muchacho. Estoy segura que tu padre lo hubiese aprobado Jude —ella dijo con calma, como si intentara tranquilizarla— si lo hubiese escuchado hablando de ti con tanto amor como todos nosotros lo hicimos, no hubiese podido rechazar su noviazgo.

—Sii —Ginny chillo y comenzó a imitar la voz de Fred—¡Jude es genial aprobó todos sus TIMOs! Jude se cortó el cabello, Jude tiene los ojos de color miel y le gusta mucho la miel, Jude esto Jude el otro...

Fred tomo un pedazo de pan que había quedado en la mesa y se lo tiró en la cara a su hermana.

—¡Cállate, yo no hablo así!

La señora Weasley puso rápidamente fin a la discusión cambiando de tema.

Cuando la cena termino, Jude guardo  con cuidado el corazón de Fred le regaló en las páginas de uno de sus libros antes de volver a guardarlo dentro de su baúl.

A la mañana siguiente cuando debían volver a Hogwarts Sirius la trapo antes de que pudiera ir a desayunar. El le dio un fuerte abrazo antes de apoyar las manos en sus hombros.

—Lamento haber actuado así ayer —el se disculpo— Quejicus siempre me ha molestado... ¡Por un momento casi me diste miedo JJ! ¿En qué momento creciste tanto como para reprenderme? Aún te recuerdo en pañales y ahora estás gritándome para que me comporte.

Jude negó con diversión.

—He crecido, tío.

Los ojos de Sirius se ilumaron y apoyo tiernamente una mano sobre su mejilla. Esta era la primera vez que lo llamaba tío y no Sirius, algo por lo que él se quejaba siempre.

—Tu madre estaría muy orgullosa de ti. Muchas veces nos puso a James y a mi en nuestro lugar —dijo riendo— siempre he dicho que te pareces mas a tu padre, pero ayer fue casi como escuchar a Lily de nuevo. Bueno... la próxima vez que nos veamos será en tu graduación, ya veré la forma, pero estaré allí. Te lo aseguró.

Jude le sonrió antes se abrazarlo.

—Cuídate —ella le advirtió— nada de alcohol. ¿Escuchaste?






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Aunque a Jude le gustaba asistir a clases, descubrió que ahora ya no era su cosa favorita. Obviamente la profesora Umbridge tenía mucho que ver en eso, interfería continuamente en su clase favorita y lo paraba de dictar decretos estúpidos, el último por ejemplo le había causado a Lee mucha gracia y por ello se había ganando un castigo que termino con la mano herida.

—No debes de provocar su irá —Jude lo reprendió mientras le daba la solución de murtlap que a ella misma le había sobrado.

—Mira quién lo dice —el se quejó, dejándose caer en el sillón—tu que siempre la provocas.

—Es diferente...

La puerta de la sala común se abrió y los gemelos Weasley entraron, dejándose caer en el sillón junto a Lee.

—La fuga en masa de Azkaban ha puesto a todo el mundo loco —George murmuró con diversión— estamos pensando en crear algún sortilegio para eso.. algo que de protección tal vez.

Lee destapó el frasco que tenía la solución que Jude le había dado.

—Quizas deban vender de esto —el dijo con disgusto mientras se aplicaba en su herida— últimamente el despacho de la profesora Umbridge ha estado más concurrido que nunca.

Jude frunció el ceño. Su deber como perfecta era velar por el bienestar de los alumnos de Hogwarts, pero ella sola no podía enfrentarse a Umbridge, no cuando ella tenía el ministerio de su lado.

—¿Judex?

La chica volteó la cabeza, mirando a Fred que estaba parado frente a ella tendiendole la mano. Ella ni siquiera había notado cuando se puso de pie, pero sin rechistar le tomo la mano y dejo que él la guiará al rincón más alejado de la sala común.
George y Lee los miraron de reojo antes de seguir hablando.

—Estaba pensando... —el dijo casi con timidez— ¿Te gustaría que tengamos una cita? La abríamos tenido antes si no hubiese sucedido todo eso con mi padre... ¿Quieres?

Jude le sonrió.

—¿En San Valentín?

La cara de Fred se volvió roja pero inflo el pecho con orgullo.

—Sera nuestro primer San Valentín juntos.

Ella le apretó la mano suavemente.

—Me encantaría pasar San Valentín a tu lado.

—Sera el mejor día de tu vida, ya verás —el dijo con entusiasmo— no será una cita patética. Se que no te gustan esas cosas, así que no iremos a Hogsmeade, nos quedaremos aqui. Será memorable.

—¿Y que haremos? —Jude le preguntó con confusión.

Fred tenía razón, a ella nunca le habían gustado las cosas típicas, mucho menos las que una pareja podia hacer. Era normal que alli, los días de San Valentín, el salón de té de Hogsmeade estuviera repleto y Honeydukes se quedará sin chocolate. Pero en el castillo tampoco había mucho que hacer.

—Sera una sorpresa —el dijo, soltandole la mano y aproximándose para abrazarla de costado.

George y Lee que nunca se perdían una conversación si podían, voltearon en el sillón y les gritaron:

—¡Eso es lo que diría alguien que no sabe que hacer! —Lee dijo con diversión.

—¿Realmente tienes un plan, Freddy? —George le preguntó.

Fred les enseño su dedo de en medio y le susurro a Jude en el oído:

—No los escuches, tengo todo absolutamente planeado. Siempre la hemos pasado muy bien juntos, pero este día será inolvidable. Te lo prometo, Judex.

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