65.

・゚✧༄ ・゚✧ 
capítulo sesenta y cinco !

—Cuando encuentre a Zacharias Smith —Fred murmuró entre dientes— lo haré sufrir ya verás, Judex..

La chica se rió, unió su brazo con el de Fred y lo alentó a seguir caminando.

—Es solo un pobre tonto incrédulo, déjalo. Harry lo ha puesto en su lugar y creo que Ron también tiene un poco de ganas de golpearlo, así entre los dos sabrán que hacer.

Hace unos minutos habían salido de la reunión en cabeza de puerco, Harry se convertiría definitivamente en un profesor de una organización secreta.
Jude fue la primera en poner su nombre en la lista.

—Por un momento pensé que simplemente ibas a levantarte y golpearlo ahi, frente de todos —el pelirrojo dijo con diversión.

—Mi intención no era golpearlo —Jude se defendió— solo quería amenazarlo, pero Harry se defendió solo... Supongo que esta creciendo. Es raro.

Fred sonrió con burla.

—Asi es la vida, Judex. Harry no seguirá siendo un niño toda la vida, tu bien lo sabes.

—Mi único propósito en esta vida es cuidar de Harry —Jude murmuró apoyando su cabeza en el hombro de Fred mientras seguían caminando— no quiero que crezca ¿A quien cuídate?

—A mi, obviamente —él dijo con diversión.

—Ah, claro —ella dijo— olvidaba que tienes el cuerpo de un hombre de diecisiete años pero la mentalidad de un niño de cinco.

—Oye —Fred se quejo, claramente ofendido— yo diría que seis.

Hacía tanto frío que Jude realmente no tenía ganas de quedarse en Hogsmeade, antes habían ido a zonko por algunos productos, George y Lee se habían ido a las tres escobas y ellos estaban volviendo al castillo.

—Escucha.. —Fred se puso serio de repente, cuando llegaron al castillo— lo que sucedió el otro día en la sala común...

Las mejillas de Jude se calentaron y miró hacia el frente.

—¿Qué con eso? —ella preguntó a la defensiva

—No quiero apresurar nada —el comenzó— si no estás lista no te obligaré.

—Lo sé... Si Lee no nos hubiera interrumpió quizás...

—Si...

Ambos se quedaron en silencio por un rato.

—Si sucede.. —Jude dijo lentamente— no deberá ser en la sala común. Si en lugar de Lee nos hubiera encontrado otra persona hubiese sido terriblemente vergonzoso.

—Estoy de acuerdo —Fred asintió— ahora que este tema quedó resuelto hablemos sobre otra cosa o me volveré tan rojo que me confundiran con un tomate.

Jude se volteó a mirarlo, había estado tan centrada en mirar a el frente que no había notado que la piel palida de Fred ahora estaba completamente roja. Ella se rió.

—Has estado con un monton de chicas, lo sé, yo misma te vi —ella dijo con diversión— ¿Y ahora te avergüenzas?

Fred la empujó contra la pared y la acorraló allí, Jude solo se rió.

—¿De repente te has vuelto celosa?

—Por supuesto que no.  Todas la chicas con la que estuviste en parte te convirtieron en el hombre que eres ahora, les agradezco un poco sinceramente...

—Ninguna de ellas era tu —el murmuró, apoyando una mano en la pared sobre la cabeza de Jude.

—Da igual porque ahora tu estás conmigo y yo te quiero mucho más que cualquiera de ellas.

Fred se rió y se inclinó para darle un beso rápido.

—Realmente no ha sucedido nada con ninguna —el pelirrojo le confesó— tu has sido la única que ocupo siempre mi mente y lo corazón.

—Me alegra saberlo porque...

Abruptamente Fred fue empujado por una fuerza invisible lejos de Jude. Sorprendidos ambos miraron hacia el costado para ver a Umbridge que los miraba con desaprobación.

—No tolerare ese tipo de comportamientos aquí, esto es un establecimiento escolar. Ambos estarán castigados.

Jude se enderezó en su lugar.

—No nos espere perque no iremos a su castigo, no seremos participes de esos castigos retorcidos que usted imparte, profesora.

La mujer arrugó la nariz con disgusto.

—Usted, señorita Potter es una completa irrespetuosa, y no se porque ha penado que es superior a mi. Yo soy su profesora y usted es solo una alumna, y como tal tiene que respetarme porque yo soy la única figura de autoridad aquí. No sé porque Dumbledore le ha dado santa libertad, pero esos tiempos están llegando a su fin. Tu puesto de premio anual pende un hilo, Potter así que ten cuidado. Dumbledore y la profesora McGonagall no son un desafío para mi, yo cuento con el apoyo del Ministerio.

A Jude la invadió la repentina necesidad de tomar su varita y hechizarla, pero dejo que la mujer la mirara con autosuficiencia y se fuera.

—Esa vieja sapo... —Fred murmuró con asco.

—Ojala no tuviera razón —Jude murmuró con fastidio.

—¿De qué hablas?

—El Ministerio se quiere inmiscuirse en el colegio y Dumbledore no puede hacer nada para evitarlo, lo creen loco y viejo. Nadie puede hacer nada en su contra.

—Pero pensé... Pensé que Dumbledore se encargaría de ella. ¡No puede dejar que torturen a los alumnos!

Jude suspiró y se llevó una mano a la frente.

—No puede hacer nada para evitarlo. Prácticamente ya no tiene autoridad aquí, la escuchaste, el Ministerio la respalda.

—Entonces tendremos que hacer algo.

—¿Que tienes en mente? —ella le preguntó con curiosidad.

—¿Todavía tienes eso que te dio la señora Pomfrey para la mano?

—Si..

—Bueno, no podremos evitar los castigos y sabemos que no muchos estarán dispuestos a hacerle frente, así que podemos ayudarlos a curarse. Mientras, pensaré una forma de atormentarla, no se lo llevará fácil.



・゚✧༄ ・゚✧ 









—¿Le contaste a Dumbledore? —George preguntó con horror mientras se dirigían a las mazmorras para su última clase del día— ¿Por qué?

—Es mi deber, formo parte de la orden —ella dijo en voz baja— y aunque me dijo que era irresponsable y que ya habría tiempo de aprender, sosprecho que secretamente estaba muy feliz.

Fred negó con diversión.

—La que no estara feliz es mamá. Si Dumbledore lo sabe, se lo dirá a la orden.

—Pues nuestra madre no está aquí —George dijo restándole importancia.

—¡Gracias a Merlin!

Cuando entraron al salón de pociones, Snape ya estaba allí, pero no reconoció sus presencias hasta que los demás llegaron. Jude se quedó en un extremo de la mesa, lo suficientemente alejada de Parkinson por si de repente la atacaban las repentinas ganas de hechizalo.

—Veritaserum —Snape dijo, voltenadose repentinamente y mirándolos a todos con los ojos entrecerrados— una poción que lamentable está prohibida en Hogwarts, al igual que la amortentia.

Jude miro su caldero cuando sintió que sus mejillas se calentaban.
Ella que tenía un gran amor por la pociones tendría que haberse dado cuenta del olor que tenía el café, pero estaba en la habitación de los chicos, el lugar apestaba a Fred por lo que no lo había considerado raro, pero ahora se sentía terriblemente avergonzada, no ayudaba que Snape haya sido quien le dio el antidoto luego de haber actuado como una tonta esperando encontrar un vestido de novia en su despacho.

Fred a su lado soltó una risita que pronto oculto detrás de una tos.

—Tu, Weasley —Snape apunto a Fred con su varita— dime para que sirve el Veritaserum.

—Para decir la verdad —Fred murmuró con desinterés— se que se que se usó en los juicios de los mortifagos.

Jude miro de reojo a Parkinson que se movió incómodo en su lugar. Su vista se paso a su brazo que estaba tapado por la manga de su camisa.

Snape hizo una mueca y se volteó para escribir algo en la pizarra.

—¿Alguien más inteligente que pueda decirme algo más sobre la poción?

—Como Fred dijo, el veritaserum es un poderoso suero de la verdad —Jude comenzo— obliga al bebedor a responder con sinceridad cualquier pregunta que se le haga, aunque existen ciertos métodos de resistencia, pero tampoco es segura del todo, el bebedor simplemente puede decir lo que él cree que es la verdad, aunque así no lo sea.

Snape asintió con aprovación, más no le dio ninguno punto.

—¿Y como se puede uno tener resistencia ante tal poción? —pregunto Parkinson con interés.

—Solo lo de mentes más fuerte pueden —Snape respondió— El veritaserum es transparente, incoloro e inodoro y casi no se distingue del agua. Ahora tomen los ingredientes y comiencen,  la poción debe madurar durante una fase lunar completa y es bastante difícil de producir, solo aprobare a los mejores.

George suspiró con resignación.

—¿Ojos de escarabajo? —Fred murmuró con asco leyendo la lista de los ingredientes— puaj...

Jude se rió antes de acercarse el armario para tomar los suministros, a ella se le unió Parkinson que la miró con sorna.

—Una sola gota de esto y podría sacarte toda la verdad, Potter. Se que escondes cosas, quizás descubra que en realidad tu le ordenaste a tu hermano que matará a Diggory.

—Hacen faltas tres gotas, idiota —ella le dijo de mala forma— y quizás sea yo quien lo necesite más que tu. Usándola no hará falta que utilice la fuerte para descubrir lo que hay en tu brazo izquierdo.

Parkinson se tenso y Jude lo miro con satisfacción.

—Callate.

—¿Por qué? ¿No te gustaría compartir tu nuevo tatuaje con todos nosotros? ¿Acaso no te sientes orgulloso?

El saco su varita y la apunto, pero antes de que ella pudiera defenderse, la varita de Parkinson salió volando de su mano y Snape la tomó en el aire.

—¿Que crees que haces? —el le espetó con brusquedad.

—Señor yo..

Pero Snape no lo dejo responder. Jude no creía haberlo visto antes tan enfadado.

—Diez puntos menos para Slytherin —el sentenció— ahora toma tus cosas y vete. Te veré en la noche para un castigo. Y tu Potter ven conmigo un segundo.

Snape la saco del aula y se quedaron en silencio hasta que Parkinson se fue.

—No puedes andar insinuando ese tipo de cosas. ¡Imagina lo que hubiera sucedido si yo no intervenía!

Jude frunció el ceño.

—Yo hubiese podido defenderme sola.

Snape dio un paso para acercarse a ella.

—Que formes parte de la orden no significa que seas invencible, niña tonta —el murmuró entre dientes— ¿No has aprendido nada? Tu madre no dio su vida por ti para que tu andes por ahí..

—Mi madre dio su vida para salvar a Harry mientras que usted lamía el piso por dónde caminaba Voldemort así que no puede decir nada. ¿Se piensa que tiene derecho... Que tiene derecho a aconsejarme? Usted traicionó a mi madre, si eran amigos le faltó el respeto a su memoria, se unió a el hombre que estaba encontra de todo lo que mi madre representaba, así que no venga aquí a hablar de ella. No tiene derecho y no lo permitiré, ha hecho de la vida de Harry un infierno y luego viene a aquí a hacerse el héroe, pero a mi no me engaña. Dumbledore puede confiar en usted, pero yo ciertamente no lo hago.

Sin esperar una respuesta Jude volvió a entrar al salón y comenzó con su poción. Su humor se volvió tan malo que ni quiera Fred intento hablar con ella y la dejo irse sin preguntas cuando la clase termino.

Jude paso el resto del día sola y terriblemente malhumorada hasta que Lee fue a buscarla para avisarle que la primera reunión se celebraría en la noche.

—¿Que te puso de tan mal humor? —el le preguntó con cuidado cuando juntos se dirigían hacia el séptimo piso— Fred y George dicen que Snape te saco fuera del salón para hablar.

—Ese idiota —ella murmuró con enfado— mejor no hablemos de él.

—Bueno...

Se quedaron en silencio hasta que se encontraron con los gemelos. Fred le sonrió y le pasó una brazo por los hombros y le dio un rápido beso en la frente.

—¿Ya estás mejor?

—No —Lee respondió por ella— todavía esta del mal humor. Hace un segundo me miró como si fuera a matarme.

George se rió, antes de abrir la puerta y dejarlos pasar primero.

Las paredes del lugar estaban cubiertas de estanterías de madera, y en lugar de sillas había unos enormes cojines de seda en el suelo. En unos estantes, en la pared del fondo de la sala, se veían una serie de instrumentos, como chivatoscopios, sensores de ocultamiento y un gran reflector de enemigos.

—No recuerdo este lugar así —Jude murmuró con confusión— ¿No era un baño?

Fred la miró con confusión.

—Estoy seguro que era un armario de escobas ¿No, Georgie?

—Bueno —dijo Harry antes de que George pudiera responder—. Éste es el sitio que hemos encontrado para nuestras sesiones de prácticas, y por lo que veo… todos lo aprueban.

—¡Es fantástico! —exclamó Cho, y varias personas expresaron también su aprobación.

—Oye, Harry, ¿qué es eso? —preguntó Dean desde el fondo de la sala, señalando los chivatoscopios y el reflector de enemigos.

—Detectores de tenebrismo —contestó Harry, y fue hacia ellos sorteando los cojines—. Indican cuándo hay enemigos o magos tenebrosos cerca, pero no hay que
confiar demasiado en ellos porque se les puede engañar. Bueno, he estado pensando por dónde podríamos empezar y. ¿Qué pasa, Hermione?

—Creo que deberíamos elegir un líder —sugirió ella.

—Harry es el líder —saltó Cho.

Fred se rió en voz baja.

—Parece que tu hermano tiene una admiradora.

Jude arrugó la nariz con disgusto.

—Sí, pero creo que deberíamos realizar una votación en toda regla —afirmó Hermione—. Queda más serio y le confiere autoridad a Harry. A ver, que levanten la mano los que opinan que Harry debería ser nuestro líder.

Todos levantaron la mano.

—Bueno, gracias —dijo Harry—. Y… ¿qué pasa, Hermione?

—También creo que deberíamos tener un nombre. Eso fomentaría el espíritu de equipo y la unidad, ¿no les parece?

—Podríamos llamarnos Liga AntiUmbridge —terció Angelina.

—O Grupo Contra los Tarados del Ministerio de Magia —sugirió Fred con diversión.

Jude se rió.

—Yo había pensado —insinuó Hermione— en un nombre que no revelara tan explícitamente a qué nos dedicamos, para que podamos referirnos a él sin peligro fuera de las reuniones.

—¿Entidad de Defensa? —aventuró Cho—. Podríamos abreviarlo ED y nadie sabría de qué estamos hablando.

—Sí, ED me parece bien —intervino Ginny—. Pero sería mejor que fueran las siglas de Ejército de Dumbledore, porque eso es lo que más teme el Ministerio, ¿no?

El comentario de Ginny fue recibido con risas y murmullos de conformidad.

—¿Estan todos a favor de ED?

Hermione clavó el trozo de pergamino donde habían firmado todos en la pared, y en lo alto escribió con letras grandes:

EJÉRCITO DE DUMBLEDORE

—Muy bien —dijo Harry—, ¿empezamos a practicar? He pensado que lo primero que deberíamos hacer es practicar el expelliarmus, es decir, el encantamiento de desarme. Ya sé que es muy elemental, pero lo encontré muy útil…

—¡Vaya, hombre! —exclamó Zacharias Smith —. No creo que el expelliarmus nos ayude mucho si tenemos que enfrentarnos a Quien-tú-sabes.

—Yo lo utilicé contra él —dijo Harry con serenidad—. En junio, ese encantamiento me salvó la vida. Pero si crees que está por debajo de tus conocimientos, puedes marcharte  —Smith no se movió.—. Bien, podríamos dividirnos en parejas y practicar.

Lee se apresuró a tomar el brazo de Jude y la separó de Fred.

—Oye yo iba hacer pareja con Judex —el pelirrojo se quejó.

—Muy tarde —Lee dijo con diversión.

El humor de Jude mejoró notablemente y mientras sacaba su varita dijo con burla:

—Hubiera sido mejor que practicaras con George. No te dejaré tomar mi varita.

Lee resoplo.

De pronto, la sala se llenó de gritos de ¡Expelliarmus! Las varitas volaban en todas direcciones. Para ellos que ya estaban en el último año, este hechizo les resultaba muy fácil, así que competían para ver quién lograba quitarle más veces la varita al otro.

—Mira lo que hacen Fred y George —Lee dijo con diversión.

Jude se volteó para mirarlos. Los gemelos estaban hechizando a Zacharias Smith, pero en su descuido Lee logro desamarmarla.

—¡Tramposo! —ella lo acusó, acercándose a el pare recuperar su varita.

—Ohh, Harry acabas de perdertelo —Lee dijo con diversión cuando el chico paso junto a ellos para ver qué tal les iba— acabo de dejar en ridículo a tu hermana.

Jude puso los ojos en blanco. Harry se rió.

—No lo creeré hasta que lo vea.

Ambos volvieron a prácticar, Lee no volvió a desamarmarla y Harry se alejó de ellos, aconsejando a Lee que fuera más rápido.

Luego de lo que pareció una hora Harry dio por finalizada la sesión.

—Bueno, ha estado muy bien —comentó Harry—, pero la sesión se ha prolongado más de lo previsto. Tenemos que dejarlo aquí. ¿Quedamos la semana que viene a la misma hora en el mismo sitio?

—¡Antes! —exclamó Dean Thomas con entusiasmo.

—¡La temporada de quidditch está a punto de empezar y el equipo también tiene
que practicar!

—Entonces el próximo miércoles por la noche —determinó Harry—. Ya decidiremos si hacemos alguna reunión adicional. ¡Ahora será mejor que nos vayamos!

Mientras los demás alumnos salían, Jude se acercó a su hermano y lo abrazo de costado.

—Lo hiciste muy bien —ella lo felicitó, inclinándose un poco para darle un beso en la cabeza— estoy orgullosa de ti.

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