60.
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capítulo sesenta !
Al parecer la idea de hacer de su vida lo que quisiera no era una opción para Jude, porque no tuvo ni voz ni voto cuando Dumbledore la cito en su despacho para la clase de alquimia y luego le pidió explícitamente que dejara atrás la idea de ser un auror, según él las habilidades ella ya las tenía, asi que no hacía falta querer cambiar de carrera.
—De nada me sirve si ni quiera puedo conjurar un maldito patronus —Jude despotrico en voz baja mientras se dirigía a su sala común.
—¿Ya te has vuelto loca? —alguien le preguntó cerca del oído.
Jude no se sorprendió al escuchar la voz de Fred. Siguió caminando y el chico la siguió de cerca.
—¿Que es lo que te tiene tan molesta, Judex?
—Mi maldita incompetencia.
El pelirrojo la miró con confusión. Se adelantó un par de pasos y camino delante de ella para verla de frente.
—¿Qué?
—Le he dedicado tanto tiempo a las pociones que deje todo lo demás de lado, soy tan inútil como un troll. ¿Cómo puedo estar en la orden sin saber hacer ni siquiera un patronus? ¡Harry logro hacer uno a los trece, yo tengo diecisiete y no puedo hacerlo! ¡Y lo peor de todo es que ni siquiera me dejan estudiar para ser un maldito auror!
—Espera, Judex, espera —Fred dejo de caminar y la frenó, poniendo sus manos en su hombro— ¿Eso lo que quieres, ser auror?
—No, pero es lo que debo hacer porque..
—Ya me has dado una respuesta. No quieres ser auror, todos lo pueden ver. Se te dan mejor las pociones y es lo que más te gusta ¿Por qué arruinar el resto se tu vida trabajando de algo que no te gusta?
—Porque no habrá vida después de esto si Harry no sobrevive ¿Todavía no lo entendiste Fred? Voldemort ha vuelto y no descansará hasta matarlo —ella le dijo, quitando las manos de su hombro con un movimiento brusco— la única opción es matarlo. ¿Y como podría hacerlo si no se más que hechizos de protección?
—¿Estás escuchando lo que dices, Jude? —Fred le preguntó con incredulidad— ¿Tu misma quieres matar a quien tu sabes?
—Pues si, no es una opción quedarme sentada y ver a mi hermano morir.
—¿Pero yo si tengo que quedarme sentado y verte morir?
—Lo haz sabido desde siempre Fred, sabes que pondré a Harry por delante de todas las cosas.
—Si pero eso no significa que me guste —el respondió cruzándose de brazos.
Jude suspiró. Realmente no tenía ganas de discutir.
—Si aprendo, si me convierto en un auror tengo más posibilidades de salir viva de esto.
Fred infló sus mejillas y soltó todo el aire en la cara de Jude.
—No tienes que convertirte en auror para aprender.
—¿Y quién me enseñará, tu? —Jude no planeo sonar tan ruda, pero así fue.
El pelirrojo frunció el ceño.
—Pensaba enseñarte lo que dimos el curso anterior y luego enseñarte lo que aprenda en este.
Jude se llevó una mano a la cara.
—Vamos Judex —él le dijo quitándole la mano de la cara y mirandola con cariño— la mayoría de las personas que están en la orden ni siquiera son aurores y son muy buenos. No tienes que abandonar tus sueños, puedes estudiar pociones y aprender en paralelo... puedes pedirle a Tonks que te enseñe algunas cosas, estoy seguro que no le molestará.
Jude suspiró y se inclinó para abrazarlo, apoyó la cabeza en su pecho y se concentró en sus latidos.
—Cada vez que me vuelvo loca logras calmarme ¿Te diste cuenta? —ella le susurró.
—Es por eso que somos la pareja perfecta —Fred respondió con diversión pasando una mano por el desordenado cabello de Jude— Tu te enloqueces, yo te calmo. Yo me enloquezco, tu me calmas. Es un buen metodo, no servirá con los niños.
Sin despegarse de el, Jude levantó la cabeza y lo miro. Fred ya la estaba mirando.
—¿Que niños?
—Los nuestros, por supuesto.
Jude negó con diversión.
—No tendré hijos.
—Si lo harás.
—No.
—Yo quiero tener un equipo de quidditch, con suplentes y todo.
—Pues todavía estás a tiempo de conseguir a alguien que quiera formar un equipo de quidditch contigo.
—Con la única persona que quiero formar una familía es contigo.
—Pues adoptaremos un perro.
—Y luego adoptaremos a un niño.
—No.
—¡Hey, tortolitos! ¿Se han enterado?
Fred y Jude se separaron para ver a George y a Lee que se acercaba hacia ellos.
—¿Si nos hemos enterado de qué?
—De lo que hizo Harry —George le respondió a su hermano con diversión.
—¿Que fue lo que hizo Harry ahora? —Jude preguntó con cansancio, volteandose momentáneamente para ver a Fred— ¿Te das cuenta porque no quiero niños,?
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—Ya dime lo que tengas que decir —Harry le dijo a su hermana cuando ella se sentó a su lado en el sillón de la sala común de Gryffindor.
—No tengo nada que decir —Jude murmuró.
—¿No? —Harry preguntó con sorpresa.
—¿Acaso mentiste en todo lo que le dijiste a Umbridge?
—No.
—Entonces no tengo más nada que hacer que felicitarte y advertirle que tengas cuidado con esa mujer.. es del ministerio Harry, tu lo sabes. Todavía no tenemos idea del poder que tiene, así que hay que ser cuidadosos al respecto.
Harry suspiró.
—Me ha castigado durante toda la semana a la tarde, comenzado desde mañana.
—No creo que sea tan malo, quizás te mandé a lustrar algo..
—¿Que tal fue tu primer día? —Harry le preguntó cambiando de tema— Espero que mejor que el mío.
—No fue tan mal, herbologia estuvo un poco aburrida, luego tuve una clase entretenida de alquimia hasta que Dumbledore comenzó a sarmonearme.
—¿Dumbledore, sarmoneandote a ti? —Harry preguntó con incredulidad— no lo puedo creer... ¿Por qué?
—Por el tema de convertirme en auror.
El chico suspiró.
—¿Todavía sigues con eso?
—Ya no. Dale las gracias a Fred.
Cuando Hermione y Ron se sentaron junto a ellos, Jude se despidió y se fue hacia el otro extremo de la sala común donde estaban sus amigos.
Fred, George y Lee estaban sentados en el centro de un corro de alumnos de primero, que mascaban algo que, al parecer, había salido de una gran bolsa de papel que Fred tenía en las manos.
Jude miro la reacción de los niños, se apoyó en la pared esperando que algo pasara. Fred la vio a lo lejos y le sonrió con emoción.
Uno a uno, como si los hubieran golpeado en la cabeza con un mazo invisible, los alumnos de primero fueron cayendo inconscientes en sus asientos; algunos resbalaron hasta el suelo y otros quedaron colgando sobre los reposabrazos de las butacas con la lengua fuera.
Hermione, que hace un instante había estado sentada junto a Harry ahora estaba parada frente a los gemelos y los mirada de una forma nada agradable, pero Fred y George no le prestaron atención, estaban más interesados en observar a los de primer año.
—¡Basta! —les dijo Hermione con ímpetu a Fred y George, que levantaron la cabeza y la miraron un tanto sorprendidos.
—Sí, tienes razón —dijo George, asintiendo—. Creo que ya hay suficiente con esa dosis.
—¡Ya se lo he advertido esta mañana, no pueden probar sus porquerías con los alumnos!
—Pero ¡si les hemos pagado! —replicó Fred, indignado.
—¡No me importa! ¡Podría ser peligroso!
—No digas bobadas —repuso Fred.
—¡Cálmate, Hermione, no les pasa nada! —intentó tranquilizarla Lee mientras iba de un alumno a otro y les metía unos caramelos de color morado en la boca, que mantenían abierta.
—Sí, mira, ya vuelven en sí —confirmó George.
Era verdad: unos cuantos alumnos de primero empezaban a moverse.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó George con amabilidad a una chica menuda de pelo castaño oscuro, que estaba tendida a sus pies.
—Creo que sí —contestó ella con voz temblorosa.
—Excelente —dijo Fred, muy contento, pero inmediatamente Hermione le arrancó de las manos la libreta y la bolsa de papel llena de bombones desmayo.
Jude se enderezó, estaba pensando si debería intervenir o disfrutar un rato más del momento.
—¡De excelente nada!
—Claro que sí, están vivos, ¿no? —comentó Fred con enojo.
—No pueden hacer eso. ¿Y si alguno se pusiera enfermo de verdad?
—No se van a poner enfermos porque los hemos probado nosotros mismos; esto sólo lo hacemos para ver si todo el mundo reacciona igual…
—Si no paran, voy a…
—¿Castigarnos? —insinuó Fred como diciendo: «Inténtalo y verás.»
—¿Ordenar que copiemos algo? —intervino George con una sonrisa burlona.
—No —dijo Hermione—, pero voy a escribirles a su madre.
—No serás capaz —replicó George, horrorizado, y retrocedió.
—Ya lo creo —lo desafió Hermione sin acobardarse—. No puedo impedir que ustedes coman esas tonterías, pero no pienso permitir que se las den a los de primero.
Jude miro la escena con diversión, la reacción de los gemelos le había causado mucha gracia, pero pronto escondió su sonrisa cuando Fred se volvió a mirarla, su ojos claramente le suplicaban que hiciera algo al respecto.
—Muy entretenido —Jude le dijo a Hermione cuando se acercó a ella que había vuelto a sentarse junto a Ron y a Harry— ahora devuelveme la bolsa y la libreta.
—¡Pero Jude..!
Jude estiró su mano esperando que Hermione le devolviera las cosas, de mala manera ella lo hizo.
—¿De verdad permitirás que hagan lo que quieran solo porque son tus mejores amigos?
—No están haciendo nada malo —Jude le dijo, mirando brevemente las anotaciones de Fred en la libreta, en la esquina estaban la letra J y la F encerradas en un corazón deforme.
—¿Realmente lo crees?
—¿Acaso notaste que alguien salió lastimado?
—Judy tu sabes bien que eso no tiene nada que ver, ellos no pueden...
—Fred y George no obligaron a ninguno de esos niños de primero a comer nada, lo hicieron por decisión propia. No puedes hacer nada al respecto Hermione.
—Pero si le decimos a la señora Weasley ella los...
—La señora Weasley se molestará pero no podrá hacer nada, ella no está en Hogwarts así que los gemelos no le harán caso, podrá decirles a Ron y a Ginny que vigilen a sus hermano pero... ¿Tu te enfrentarias a tus hermanos, Ron? —el pelirrojo se apresuró a negar— ¿Te das cuenta Hermione? Es en vano. Además.. Fred y George no son tontos, saben muy bien que cosas pueden y que no pueden hacer, cuando se pasen de la raya yo misma los pondré en su lugar, pero mientras tanto déjalos experimentar.
Hermione suspiró, era obvio que no le gustaba nada, pero no se atrevía a discutir con Jude, quizás porque era la premio anual o porque la veía como si hermana mayor y al igual que Ron no quería ganarse un lugar en la lista de las personas que le desagradaban.
—No se vayan a dormir tarde —Jude dijo al final, desacomodado el cabello de Harry al pasar.
La chica se acercó a las escaleras que dirigían hacia los dormitorios de los hombres y le arrojo las cosas a Fred que las atrapó ágilmente en el aire.
—Es la última vez que te salvo.
—¿Te dije que eres la mejor? —Fred le preguntó antes de aproximarse a ella y darle un beso fugaz para luego subir corriendo las escaleras.
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