43.

・゚✧༄ ・゚✧ 
capítulo cuarenta y tres !

—¿Sabes lo que dice esta línea de aquí en tu mano? —Fred le preguntó en un susurro, pasando su dedo índice por la palma de la mano de Jude con delicadeza.

Ambos estaban acostados en la cama de Fred, y ya era tarde por lo que George estaba roncando en la cama de al lado mientras que Lee estaba en el baño.

Dentro de unos minutos Jude se convertiría oficialmente en una bruja mayor de edad, y Fred quería ser el primero en saludarla, por esa razón ella estaba en el cuarto de los chicos aunque se moría de sueño.

Jude se rió. Lo único que alumbraba la habitación eran una pequeñas estrellas que ella misma había conjugado, no eran tan brillantes por lo que apenas podía ver la cara de Fred en la oscuridad pero estaba segura que le estaba sonriendo con picardía.

—¿Que dice, profesora Trelawney? —ella le preguntó con diversión.

Tks Tks —él nego con desaprobación— para ti soy el profesor Weasley.

—Oh, disculpe mí insolencia, señor. ¿Que dice la línea en mí mano, profesor Weasley?

El pelirrojo sonrió enormemente.

—Esta línea de aquí dice que tu y yo somos... ¡almas gemelas!.

Jude soltó una risa que fue rápidamente silenciada por un ronquido extremadamente fuerte de George. Fred se rio.

—Ah.. ¿Y que más dice?

El pelirrojo entrecerro los ojos mientras veía la mano de Jude. Estuvo a punto de decirle algo pero la puerta se abrió de par en par (asustando a George que se despertó).

Harry estaba parado en la puerta con los ojos entrecerrados intentando encontrar a su hermana en la oscuridad de la habitación, cuando la vio se acercó prácticamente corriendo a la cama y se tiró sobre ella, aplastando en gran parte también a Fred que se quejó mientras se ponía de pie.

—¡Feliz cumpleaños, Judy!

—¡¿Qué?! —Fred se quejó mirando el reloj que había en su habitacion— ¡Quería ser el primero en saludarla! ¡Harry!

—Pues has fila porque el primero soy yo —respondio Harry de forma autosuficiente— soy su hermano así que siempre soy el primero.

Jude se rió.

—Gracias Harry.

—Mira. Abre mí regalo —el niño le dijo con emoción, pasándole un paquete mal envuelto.

Cuando Jude lo abrió descubrió que era una caja de música.
Los ojos de la chica se iluminaron con emoción mientras la abría para escuchar la melodía, cuando era pequeña siempre había querido una.
Su tía Petunia tenía una que su madre le había regalado, según ella era un regalo típico que las madres le hacian a sus hijas, así que Jude supuso que su madre también había tenido una, pero la de ella no tenía una bailarina, la que Harry le había regalado tenía un hipogrifo que volaba por alrededor de la caja al son de la melodía.

—¿Te gusta? —Harry le preguntó de forma expectante— el mago que me la vendió dijo que puedes hechizarla para ponerle la música que tu quieras.. me dijo que hechizo utilizar pero ahora no lo recuerdo.

Jude dejo la caja suavemente sobre la almohada y atrapó a su hermano en un fuerte abrazo.

—Gracias Harry. Es el mejor regalo que me han hecho.

Fred carraspeo. Cuando Jude lo vio notó que George se habia levantando de la cama y estaba revolviendo en su baúl.

—El nuestro será mejor.

Harry puso los ojos en blanco y le dio un beso en la mejilla a su hermana antes de salir de la habitación para irse a dormir.

—¡Ajá! —George murmuró levantando un libro en el aire.

—Nos constó encontrar este libro dos años. Así que disfrútalo —Fred le dijo, sacándole a su hermano el libro la mano y dándoselo a Jude mientras hacía una reverencia.

El libro era marrón pero la tapa estaba tan desgastada que en algunos lugares estaba un poco blanca, las hojas parecían arruinadas como si hubiesen estado mojadas.

Jude paso un dedo por la tapa, con el miedo de que al tocarlo se desintegraria. Obviamente era muy viejo y la persona que lo tenía no se había preocupado por preservarlo.

—Gracias.. —la chica murmuró sonriéndole a sus amigos. Aunque a Jude le gustaba leer no esperaba recibir libros para su decimoséptimo cumpleaños, mucho menos en un estado tan deplorable.

Fred se dio cuenta que no estaba muy feliz por el regalo así que se sentó junto a ella en la cama.

—Abrelo —el la alentó— vamos, ábrelo y descubrirás que no es solo un libro viejo cualquiera.

Jude le hizo caso. Con cuidado miro la primera página y se llevó una grata sorpresa al leer "Pociones y más de Fleamont Potter".

—No es solo un viejo libro ¿Eh? —Fred le preguntó con diversión al notar su sorpresa.

Para la chica que no tenía recuerdos de su familía, obtener cualquier cosa que se relacionara a ellos la llenaba de felicidad. Aún más si se trababa de algo relacionado con las pociones que era algo que ella amaba.

—¿Cómo...? Ni siquiera sabía que existía esto. ¿Donde lo consiguieron?

—Bueno.. —George comenzó, volviendo a acostarse en su cama— en algún momento escuchamos a papá hablar sobre un diario de pociones que tu abuelo había donado al ministerio...

—Si —Fred siguió— al parecer eran pociones extremadamente difíciles que nadie podía realizar y el diario se perdió con el tiempo ya que nadie lo uso. Papá lo encontró hace como un año y estábamos esperando el momento perfecto para dártelo. Sabemos lo importante que es para ti...

Jude le sonrió.

—Muchas gracias chicos... Realmente estoy sin palabras.

—¿Es mejor que el regalo de Harry, no? —Fred le preguntó con diversión.

Antes de que Jude pudiera responderle, Lee entró a la habitación con el profeta bajo el brazo.

—No les recomiendo que vayan al baño ahora —el les dijo y luego observó el papel del regalo que Harry le había dado y abrió los ojos como platos— ¡Judy! ¿Por que no me lo recordaste? Casi me olvido de decírtelo: ¡Feliz cumpleaños!

Luego de abrir el regalo de Lee (una pulsera muy bonita) Jude se fue a su propia habitación a dormir porque a la mañana debía acompañar a Harry a encontrarse con Sirius.

La mañana siguiente Jude recibió muchos saludos (entre ellos de la profesora McGonagall, que la abrazó muy fuerte) la mayoría de los alumnos de Gryffindor que la saludaron porque sabían que a la noche se iba a llevar a cabo su fiesta de cumpleaños en la sala común.

—Invitamos a todos los alumnos del quinto curso en adelante, así nuestro hermanos no nos fastidiaran —George le dijo, mientras salían del castillo rumbo a Hogsmeade.

Jude negó con diversión.

—¿De todas las casas? —ella preguntó, tomando la mano de Fred y sonriendole ampliamente cuando el se volteó a mirarla.

—Obviamente no hemos invitado a los de Slytherin...

La chica no le prestó mucha atención a lo que George seguía diciendo porque su atención se concentró completamente en su mano unida a la de Fred que él apropósito la movía hacia adelante y hacia atrás de forma exagerada.

Jude había planeado originalmente acompañar a Harry a su encuentro con Sirius, pero su hermano le dijo que no se preocupara y que fuera un rato más tarde porque el hombre había pedido explícitamente verla. Así que Jude paso gran parte de la mañana siendo muy mimada por sus tres mejores amigos (le compraron muchos caramelos de miel) hasta que llegó la hora de su encuentro con Sirius.

El camino hasta la montaña fue corto y cuando Jude se metió por una estrecha abertura en la piedra, vio luz al fondo que iluminaba a dos personas y a un hipogrifo.

—¡Judy! —el primero en notarla fue Remus que antes de que pudiera acercarse le señaló con la cabeza a el hipogrifo.

Jude entendió rápidamente y se inclino ante la criatura hasta que Buckbeak dobló sus rodillas delanteras.

—Tío Lunático —Jude murmuró con diversión mientras el hombre la abrazaba fuertemente— no sabía que estarías aquí...

—Es tu cumpleaños número diecisiete. No podía no venir a saludarte —él le dio un sonoro beso en la cabeza cuando se separó del abrazo— feliz cumpleaños Judy.

—Gracias.

Atrás de ellos Sirius se aclaró sonoramente la garganta, llevaba puesta una túnica gris andrajosa, y estaba muy delgado.

—Ven a darle un abrazo a tu tío favorito, J.

De los amigos de su padre, Sirius definitivamente no era su "tío" favorito, pero a Jude le dio mucha pena hacérselo saber así que solo se acercó a él y lo abrazo fuertemente. Cuando se separaron Sirus tomo fuertemente la cara de Jude entre sus manos y la miró con cariño.

—No puedo creer que ya tengas diecisiete años —le dijo de forma melancólica—  en mi mente todavía tienes tres años y sigues siendo esa mocosa que lloraba por atención. Nosotros ayudamos a tus padres a criarte así que eres como una hija para mí, y te haz robado mí corazón desde que naciste.

—Ha crecido mucho. ¿No? —Remus murmuro, apoyando una mano en la espalda de Jude— pero todavía nos tiene comiendo de la palma de su mano.

Si bien Jude siempre había soñado con como sería su vida si sus padres no hubiesen muerto, nunca había llegado a imaginar cómo se sentiría ser el orgullo de su padre, pero esto era probablemente lo más parecido que tendría en su vida al enorgullecer a una figura paterna. Sirius y Remus la miraban de la misma forma que un padre miraría a su hija, ambos estaban notoriamente emocionados y muy orgullosos de la persona en la que ella se había convertido.

—Bueno —Remus se aclaró la garganta— Sirius y yo te hemos conseguido algunos regalos.

Remus le entregó un reloj que sacó de su bolsillo. Era de oro y tenía el vidrio partido a la mitad aunque aún se podían ver más manecillas.

—No se si lo sabes, pero es una tradición regalar un reloj cuando un mago o una bruja alcanza la mayoría de edad, usualmente es el padre el que da el regalo... —Remus comenzó, viendo como Jude admiraba el reloj— pero como yo soy tu padrino me pareció adecuado, este me lo regaló el mío y ahora quiero que tu lo tengas... No esta en las mejores condiciones... pues verás, el vidrio lo partió una vez tu padre cuando lo golpeó con una snitch sin querer y creo que eso le da aún más personalidad...

Jude no le permitió terminar de hablar porque volvió a abrazarlo.

—Gracias Remus, de verdad lo aprecio muchísimo.

Remus sonrió mientras la veía quitarse el reloj que ella misma se había comprado hace unos años en su primera salida a Hogsmeade, para colocarse el nuevo.

—Recuerdo esa vez que te golpeó con la snitch —Sirius le dijo a Remus con diversión— ¿Por qué nunca lo arreglaste?

—Sinceramente no lo sé... Cornamenta se ofreció a repararlo pero me nege, no me molestó el vidrio partido porque aún se podía leer la hora.

—Mira el mío —Sirius le dijo señalando algo en el suelo que Jude no había notado al entrar— toda gran pocionista tiene uno... recuerdo que tu abuelo tenía uno.

En el suelo, cerca de Buckbeak había un caldero de oro que gracias a la luz que entraba se veía completamente increíble.

—Pesa mucho así que tendrás que hechizarlo para llevártelo.

Jude miro con sorpresa el caldero, sonaba estúpido pero era algo que ella había querido desde que tenía once años y lo había visto por primera vez en el callejón diagon.

—¡Gracias, es maravilloso!

Sirius le guiñó un ojo y estiró su mano para desacomodarle el cabello, antes de compartir una mirada cómplice con Remus. Ambos comenzaron a cantarle el feliz cumpleaños de forma desafina.

—Ah, ¡bravo! —Jude exclamó con diversión cuando terminaron— ambos tienen una voz angelical.

Jude se quedó un rato más allí en compañía de los dos hombres hasta que se acercó el horario en el que debía de regresar al castillo. Sirius se quedó en la cueva con Buckbeak mientras que Remus la acompañaba.

—Nos pusimos un poco sentimentales allá ¿no? —Remus le preguntó mientras caminaba a su lado.

La chica sonrió con diversión.

—Si, pero está bien. Los entiendo... el sentimentalismo viene con la edad.

Remus la miró fingiendo estar ofendido.

—Oye, su soy muy joven, pero si nosotros nos pusimos así... James, tu padre hubiera llorado muchísimo, eras su bebé, la luz de sus ojos, así que imaginalo...

Aunque a Jude le hubiese encantado pasar mucho tiempo más con sus padres decidió que ese día no iba lamentarse por el pasado. Iba a vivir en el presente y disfrutar de la vida con las personas que la hacían feliz.

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