40.
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capítulo cuarenta !
Al llegar febrero la nieve se fundió en los alrededores del colegio, la primera clase de aparición de los alumnos de sexto iba a celebrarse al aire libre en los jardines.
—¿Por qué tiene que arruinar nuestro día de descanso? —Lee se quejo, aún tenía las marcas de la almohada en la cara.
Los cuatro se dirigían a paso lento, la verdad era que estaban más dormidos que despiertos. Cuando llegaron se acercaron a la profesora McGonagall que los estaba esperando, los jefes de cada una de las casas estaban allí junto con el instructor de aparición que había enviado el ministerio.
Jude divisó a Cedric al lado de la profesora Sprout asi que lo saludo con un movimiento de mano. Fred que estaba a su lado miró con los ojos entrecerrados al chico de Hufflepuff.
—Tengo un poco de hambre —George murmuró— ¿Judy tienes de esos caramelos de miel que llevas a todas partes?
La chica metió la mano en el bolsillo de sus pantalones pero antes de que pudiera entregarle uno a George, la profesora McGonagall los miro con reproche.
—No coman nada, esperan a que termine la clase. No querrán vomitar.
—Buenos días —saludó el mago ministerial cuando hubieron llegado todos los estudiantes— Me llamo Wilkie Twycross y seré su instructor de Aparición durante las doce próximas semanas. Espero que sea tiempo suficiente para que adquieran las nociones de Aparición necesarias y para que muchos de ustedes puedan, después de este cursillo, presentar el examen. Como quizá sepan, en circunstancias normales no es posible aparecerse o desaparecerse en Hogwarts. Pero el director ha levantado ese sortilegio durante una hora, exclusivamente aquí en el jardín para que practiquen. Bien, ahora me gustaría que se colocaran dejando un espacio libre de un metro y medio entre cada uno de ustedes y la persona que tengan delante.
A continuación se produjo un considerable alboroto. Jude dio un paso atrás midiendo el espacio, Fred y George tomaron lugar a su lado y Lee quedo delante de ellos.
—Gracias —dijo Twycross—. Y ahora… —Agitó la varita y delante de cada alumno apareció un anticuado aro de madera—. ¡Cuando uno se aparece, lo que tiene que recordar son las tres D! ¡Destino, decisión y desenvoltura!
»Primer paso: fijen la mente con firmeza en el destino deseado. En este caso, el interior del aro.
Jude tenía muchas ganas de comenzar a aparecerse, le iba a facilitar muchas cosas en su vida diaria viviendo con muggles, así que puso todo su esfuerzo en esto, esperando aprobar el curso.
La chica hizo lo que él instructor les había pedido y se concentró en el interior del aro.
—Segundo paso —dijo Twycross—: ¡centren su decisión en ocupar el espacio visualizado! ¡Dejen que el deseo de entrar en él se les desborde de la mente e invada cada partícula del cuerpo!
Lo que él instructor les estaba pidiendo no era nada fuera de lo normal, la magia no verbal funcionaba bastante parecida.
Jude miro de reojo a Lee que movía su pie con nerviosismo mientras miraba el aro, ella fue a mirar a Fred para descubrir que él ya la estaba mirando, ambos compartieron una mirada de complicidad.
—Tercer paso —anunció Twycross—: cuando dé la orden… ¡giren sobre ustedes mismos, sientan cómo se funden con la nada y muevanse con desenvoltura! Atentos a mi orden: ¡uno… dos…
Jude volvió a concentrarse. Pensando en las tres D, destino, decisión y desenvoltura.
—… ¡tres!
Jude giró sobre sí y perdió el equilibrio. Fred a si lado también solo que el término en el suelo, George se rió de el particularmente fuerte y Lee se quedó tendido boca arriba también en el suelo.
—No importa, no importa —dijo Twycross con aspereza— Coloquen bien sus aros, por favor, y vuelvan a la posición inicial…
El segundo intento no fue mejor que el primero. El tercero tampoco. Y una hora después nadie había logrado aparecerse.
—¿Que les parece si vamos a desayunar a Hogsmeade? —Jude propuso— yo invitó.
Nadie se negó a un desayuno gratis fuera del colegio. Jude invitó a ir con Harry ellos, pero él estaba tan preocupado por la segunda prueba que se avecinaba solo en unos pocos días que decidió quedarse en el castillo.
—¿Cómo piensan que les fue? —Lee les preguntó mientras salían del castillo.
—En realidad creo que si nos dejaba probar de nuevo lo hubiese logrado —Fred dijo con arrogancia.
Jude puso los ojos en blanco mientras negaba con diversión.
—Yo no sentí nada —ella dijo con un poco de preocupación.
—Yo tampoco —dijo George— lo único que sentí fue el mareo que me dio dar tantas vuelvas.
—Es una suerte que nadie haya sufrido una despartición. ¿Recuerdan cuando Charlie la sufrió? Dijo que era extremadamente doloroso.
Fred y George compartieron risitas.
—Ustedes dos no pueden reírse de él hasta que pasen la prueba —Jude les dijo con desaprobación.
—Bueno, tienes razón —Fred estuvo de acuerdo— espero no tener que repetirla de nuevo como Charlie.
Los cuatro se dirigieron a las tres escobas. Madame Rosmerta, que los conocía muy bien los saludo y los invitó a tomar una mesa mientras ella les preparaba algo para desayunar.
Mirando por la ventana mientras los otros tres hablaban sobre los sortilegios Weasley, a Jude le pareció ver pasar una cara conocida.
—Ya vuelvo —ella les avisó a sus amigos, poniéndose de pié rápidamente y saliendo de la las tres escobas— ¿Remus?
El nombrado se detuvo y se quedó de pie allí intentando averiguar quién lo había llamado, cuando pensó que de hecho lo había imaginado, estaba a punto de comenzar a caminar de nuevo pero Jude le puso una mano en el hombro y lo hizo asustar.
La intención de Jude obviamente no era asustarlo, pero no pudo esconder su risa cuando sucedió.
Por un breve momento Remus se permitió volver al pasado, en donde Jude era en realidad James asustandolo y desternillandose la la risa cuando funcionó. De hecho Jude tenía la misma risa escandalosa de su padre.
—Tio Lunático, no era mí intención asustarte —ella le dijo, aún riéndose— solo te vi pasar y pensé en saludarte.
Remus miró detrás de la chica.
—¿En donde estabas que no te vi?
Jude señalo en dirección a las tres Escobas, como la mesa en la que se estaba sentando antes estaba frente a la ventana, Fred, George y Lee los estaban observando, los tres alzaron sus manos para saludar a su antiguo profesor.
Remus les devolvió el saludo.
—¿Estás bien? —ella le preguntó, notando lo oscura que estaban sus ojeras.
—No tienes que preocuparte por mí Judy —el le dijo, sonriendole con cariño— dime tu como estás y como está Harry con todo esto.
La chica alzó los hombros.
—Lo estamos llevado bastante bien en realidad. La segunda prueba es la semana que viene, Harry está un poco nervioso, pero le irá bien.. —Jude pensó en que más debía contarle. Le escribía cartas muy seguido a su padrino para mantenerlo actualizado— acabo de tener mí primera clase de aparicion.
—¿Realmente? —él le preguntó con emoción— ¿Cómo te fue?
—Bastante mal —ella se sinceró— no sentí absolutamente nada, pero nadie de la clase tampoco pudo aparecerse.
Remus le puso una mano en el hombro para reconfortarla.
—Usualmente nadie puede aparecerse en la primera lección... Aún recuerdo cuando tu padre sufrió una desparticion.
Jude lo miro con sorpresa.
—¿Le dolió mucho?
—Bastante —Remus le dijo— pero también fue un poco dramático al respecto.
Desde el otro lado de la calle se escuchaba como los gemelos golpeaban el vidrio. Cuando Jude se volteó para mirarlos ellos le hicieron una seña con la mano para que volviera porque el desayuno había llegado.
—Parece que solicitan tu presencia inmediatamente —Remus le dijo con diversión— te dejará volver. Ni siquiera se me ocurrió que hoy podrías estar aquí, vine a buscar chocolate —él le señaló la bolsa que llevaba— en mis años escolares me acostumbré a comer especialmente el chocolate de Honeydukes.
Jude sonrió y se inclino para abrazarlo rápidamente.
—¿Te veré luego?
—Por supuesto... —él le dijo, viéndola alejarse pero antes de que Jude pudiera entrar a las tres Escobas el recordó algo— ¡No me contaste que tal te fue en el baile!
—¡Te enviaré una carta luego, con la copia de una foto para que veas cómo fui vestida! —ella le gritó.
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La mañana del día en el que se iba a celebrar la segunda prueba, Harry estaba bastante inquieto, pensó que su hermana aparecería en la noche para darle las branquialgas que le había prometido pero no sucedió. Y en ese momento él no podía ni siquiera encontrarla.
Ron que estaba ayudándole a buscarla, pensó que podrían preguntarle a sus hermanos.
—¿Han visto a Judy? —Harry le preguntó a los gemelos que estaban a punto de salir de la sala común.
Fred frunció el ceño y se volteó para mirar en dirección a las escaleras que llevaban a los dormitorios de las chicas.
—En realidad no la vimos desde anoche. Le avisamos que la profesora McGonagall la estaba buscando pero dijo que tenía que hacer algo importante antes de ir. ¿Por qué, no la has visto en toda la mañana?
—No —respondio Harry.
Los gemelos compartieron una mirada.
—Es raro que no haya aparecido. Judy nunca te dejaría solo... —George le dijo.
Ambos pelirrojos se alejaron de Ron y de Harry y se acercaron a las escaleras para comenzar a gritar:
—¡Juuuudy!
—¡Judith!
—¡Juuude Potteeer!
En lugar de que Jude apareciera en las escaleras Ginny lo hizo, y evidente la habían despertado porque estaba de muy mal humor.
—¡Jude no está en su habitación! —ella les gritó a sus hermanos— váyanse a molestar a otra parte.
Harry comenzó a preocuparse y no solo por el torneo, era verdad lo que los gemelos decían. Jude nunca lo dejaría solo en esta circunstancias, en la anterior prueba había estado muy pendiente de el.
Al notar la preocupación de Harry, Fred se le acercó para calmarlo, pensando que a Jude no le gustaría ver a su hermano en ese estado.
—Escucha.. probablemente esté en el gran comedor. Iremos a ver si está allí y le diremos que tu la buscas ¿Bien?
Aunque Fred y George le aseguraron que ella debía de estar desayunando, Harry no les creyó ni un poco. Su hermana debería de haber aparecido ayer durante la noche con las branquialgas... De repente un pensamiento atravesó al chico.
Snape debía de haberla atrapado robandole la planta de su armario y la había mantenido en detención. Si.. eso debía ser.
Harry le dijo a Ron que lo vería luego y se alejó hacia las mazmorras. No faltaba mucho tiempo para que la prueba empezará pero antes que nada él debía de ver a su hermana.
Pero al parecer Dobby no tenía esos planes cuando lo interceptó en el corredor.
—¡Aprisa, Harry Potter! —lo apremió Dobby, tirándole de la manga—. ¡Se supone que tiene que bajar al lago con los otros campeones, señor!
—Es demasiado tarde, Dobby —dijo Harry desesperanzado—. No puedo afrontar la prueba, Judy no esta aquí para apoyarme y no tengo..
—¡Harry Potter afrontará la prueba! —exclamó el elfo con su aguda vocecita—. Por eso su hermana me fue a buscar a las cocinas para que lo ayudará a respirar en el agua.
—¿Qué? ¿Judy te lo dijo? —él preguntó con incredulidad.
—¡Si, señor! Jude Potter es muy inteligente y se dio cuenta. Ahora Harry Potter tiene que entrar en el lago, buscar su prenda...
—¿Buscar mi qué?
—... y liberarla de las sirenas y los tritones.
—¿Qué quiere decir «prenda»?
—Su prenda, señor, su prenda. ¡La señorita Jude Potter!
—¿Qué? —dijo Harry con un hilo de voz—¿Tienen... tienen a mí hermana?
—¡Lo que Harry Potter más puede valorar, señor! —chilló Dobby—. Y pasada una hora...
—«... ¡negras perspectivas!» —recitó Harry, mirando horrorizado al elfo—; «demasiado tarde, ya no habrá salida...»
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