28.
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capítulo veintiocho !
—Pense que tu shampoo olía a miel —George se burló de su hermano.
Fred lo silenció con la mirada, estaban en la sala común y no muy lejos de ellos estaba Harry, haciendo tarea y los miraba de vez en cuando.
—Lo dije sin pensarlo ¿Bien? El olor de la amortentia me dejó un poco estúpido.
George lo miro con diversión, Lee que estaba intentando hacer un ensayo lo miro con una ceja en alto.
—Dicen que son tres aromas característicos —Lee le dijo, dándose peor vencido con el ensayo— ¿los tres fueron relacionados con Judy?
Fred suspiró.
—Bueno.. sentí un olor invasivo a miel.
—Los caramelos que come todo el día —George señaló.
—Tambien olía a tarta de melaza..
—Su postre favorito —Lee le dijo.
—Y el último fue como.. no se ¿una mezcla de libros viejos y humo?
George entrecerro los ojos pensando en como podía relacionar a Jude con eso.
—Bueno, Judy se la pasa estudiando así que el olor a libros viejos está claro.. pero ¿el humo?
Lee también lo pensó.
—¿El olor del humo era como ese asqueroso que hay en el salón de pociones todo el tempo?
Fred asintió.
—Era justo ese.
George se estiró para golpear a su hermano en la pierna con diversión.
—¡Estás completamente enamorado de Judy!
—¡Shhhh! —él lo silencio, justo al mismo tiempo que Harry le enviaba una mirada extraña. Fred le sonrió de forma inocente y volvió la vista a su hermano— ¡Nos escuchó!
—¿Y qué? —Lee le preguntó— Harry no es el único que lo sabe, todo el mundo menos Judy lo sabe.
—Es mejor que no lo sepa, sería tan incómodo entre nosotros... se puso raro cuando me confesó que había sentido cosas por mí en el pasado.
Lee puso los ojos en blanco.
—Eres tan ciego —él se quejó, poniéndose de pie— ese pasado no fue hace mucho tiempo, pero lo será si sigues fingiendo que te gusta Angelina.
—¿Qué?
George también se puso de pié para seguir a Lee hacia el dormitorio.
—¡Que Judy te mintió, Freddy!
—¿Me mintió? —repitio Fred aún sin entender.
—¡Si fueras más observador te darías cuenta de que todavía le gustas, no fue cosa del pasado! —George le dijo, dándole un golpe en la cabeza cuando paso a su lado— y apresurate o Diggory tomará la ventaja, y ni tu no yo queremos que vuelva a ganar.
Fred se quedo tirado en el sillón, asimilando lo que le acababan de decir; de reojo vio como Harry se sentaba a su lado. Ninguno de los dos dijo una palabra.
—¡Ahh, dos de mis personas favoritas! —ambos se sorprendieron por la repentina aparicion de Jude. Ella se dejó caer en el medio, pasando un brazo por cada hombro para acercarlos a ella— acabo de volver de mí clase de alquimia.. Dumbledore es sensacional, ya quiero que sea la próxima semana para tener de nuevo clases con él..
Desde el comienzo del año Jude había estado teniendo clases particulares de Alquimia con el profesor Dumbledore durante una vez a la semana por al menos tres horas, a Fred le parecía realmente aburrido pero cada vez que la chica volvió de esa clase estaba muy entusiasmada.
—¿Ya has aprendido a crear la piedra filosofal? —Fred le preguntó con diversión, dejando que ella tirará de él como quisiera.
Harry, al contrario de Fred se alejo, le dio una rápida mirada al pelirrojo antes de mirar a su hermana.
—Judy, ¿Crees que luego puedas revisar mí ensayo de pociones? Snape nos ha puesto a escribir sobre la poción pimentónica dos pergaminos y con suerte he podido terminar uno.
Jude le sonrió.
—Muestramelo ahora y te ayudare a completar los dos pergaminos.
Harry se alejó en busca de su ensayo de pociones y Fred volvió a preguntarle:
—¿Ya creaste la piedra filosofal?
La chica se rió mientras soltaba a Fred para alejarse un poco.
—Dumbledore no me deja llegar hasta ahí, pero se todo lo que hay que saber sobre la piedra filosofal, podría hacerla por mí cuenta.
Él iba a preguntarle otra cosa, pero Harry volvió con ellos y le entregó su pergamino a Jude para que lo examinara.
—¿Por qué no buscas información sobre esa poción en la biblioteca? —él le preguntó un poco molesto— Judex sabe mucho pero todavía no se ha convertido en una enciclopedia.
Fred había crecido con seis hermanos, así que sabía muy bien cuando uno de ellos se quería provechar del otro (usualmente era él) y como Jude era tan bondadosa con Harry, nunca se negaría, era bastante difícil ponerle un límite a su hermano, pero Fred no iba a dejar se que aprovechara de ella. Jude también tenía que hacer sus propias cosas.
Harry nunca había tenido ningún problema con los gemelos Weasley, así que esta era probablemente la primera vez que miraba de mal forma a uno.
—No es una enciclopedia, pero se le dan muy bien las pociones...
Jude que había terminado de leer lo poco que Harry había escrito, bajo el pergamino y le sonrió.
—No hay problema —ella le dijo a Fred— aún recuerdo muy bien la poción pimentonica, no hace falta que vayas a la biblioteca yo te puedo ayudar.
Fred frunció el ceño.
—Judex.. no lo estás ayudando, estás haciendo su tarea por él —el murmuro con desaprobación— ¿Que hará cuando te gradues? ¿Te enviara una lechuza pidiéndote que le hagas un ensayo sobre la amortentia?
—Fred —Jude lo silenció— es mí hermano, lo ayudare en lo que sea que necesite.. además, desde los once que tú, George y Lee copian absolutamente toda mí tarea.
El pelirrojo no pudo discutir eso, así que se quedó en silencio, escuchando a Jude dictarle a Harry las propiedades sobre la poción.
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—Quizas si lo exponen..—Jude sugirió.
Fred negó con rotundidad.
—Asi no nos pagará jamas.
—Es muy molesto, pero no nos puede evitar eternamente —George le dijo.
—¿Quién los evita? —quiso saber Ron, sentándose a junto a ellos.
Jude se movió para dejarle lugar a Hermione y a Harry.
—Me gustaría que fueras tú —contestó Fred, molesto.
—¿Qué te parece una molestia? —preguntó Ron a George.
—Tener de hermano a un imbécil entrometido como tú —respondió George.
Jude lo miro con desaprobación.
—No le hagas caso, Ron.
El pelirrojo menor le sonrió.
—¿Por qué no son como Jude? —él se quejó— Harry a veces te envidio.
Harry decidió cambiar de tema.
—¿Ya se les ha ocurrido algo para participar en el Torneo de los tres magos? ¿Han pensado alguna otra cosa para entrar?
—Le pregunté a McGonagall cómo escogían a los campeones, pero no me lo dijo —repuso George con amargura—. Me mandó callar y seguir con la transformación del mapache.
—Me gustaría saber cuáles serán las pruebas —comentó Ron pensativo— Porque yo creo que nosotros podríamos hacerlo, Harry. Hemos hecho antes cosas muy peligrosas.
—Y se han salvado de pura suerte —Jude les dijo de forma severa— si intentan hacer alguna estupidez como Fred y George yo misma los mataré.
Harry alzó ambas manos en el aire.
—No tengo intenciones de participar.
—Ademas ustedes no hicieron nada delante de un tribunal —replicó Fred— McGonagall dice que puntuarán a los campeones según cómo lleven a cabo las pruebas.
Jude se apresuró a tomar lo que quedaba de su té y se puso de pié
—Tengo Herboligia ahora. ¿Han visto a Lee?
Fred y George negaron.
—Cuando nos despertamos él aún seguía durmiendo —George comentó con indiferencia.
—¡¿Y lo dejaron dormir?!
—¡Pensamos que tenía hora libre! — Fred se defendió.
—Vayan a despertarlo —Jude les dijo mientras tomaba su mochila— yo lo excusare con la profesora Sprout por llegar tarde.
Aunque Jude logro excusar a Lee durante los primeros minutos de la clase de Herboligia, la profesora Sprout tuvo que ponerle la falta cuando ni siquiera llegó a la clase.
Cuando la clase terminó antes de lo habitual por la llegada de los invitados al colegio, Jude se apresuró a legar a su sala común para dejar su mochila y acomodar su uniforme.
—¿Lista? —Fred le preguntó, cuando la vio bajar las escaleras del dormitorio.
La chica asintió.
—Tengo que poner en orden a los de segundo y tercero, deber de prefecta —ella murmuró, mirando de reojo a los alumnos en la sala común— tienes la corbata torcida.
El pelirrojo bajo la vista hacia su corbata.
—Da igual —el le dijo restándole importancia— nadie lo notará.
Jude lo miro con una ceja en alto. Ella se acercó a él y le acomodó la corbata.
—Yo lo noté.
Las orejas de Fred rápidamente se volvieron del mismo color que su cabello.
—Es solo porque tu eres muy observadora —él murmuró.
La chica aún no se había alejado, así que no hacía falta levantar la voz para que se escucharán, ella imitó el mismo tono de voz cuando respondió:
—Angelina también lo hubiese notado —ella murmuró con pesadumbre antes de darle un golpecito en el pecho antes de alejarse— ¡Los de segundo y tercero aquí! ¡Creevey, acomoda tu sombrero!
Fred suspiró, su hermano tenía razón, nunca tendría que haberle dicho que le gustaba Angelina.
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