25.
・゚✧༄ ・゚✧
capítulo veinticinco !
—No entiendo —Lee le susurró a Jude, mientras escuchaban al sombrero seleccionador cantar una canción— ¿Que fue lo que sucedió entre ustedes? Es tan raro que Fred no se siente a tu lado.
Era verdad, fue raro ver a Jude y a Fred lejos el uno del otro. La mayor parte del tiempo el pelirrojo estaba a su lado, pasando su brazo por el hombro de Jude y simplemente inclinado hacia ella para susurrarle cosas. Pero desde el viaje en el tren, y ahora en el gran comedor él no se había sentado a su lado, ni siquiera al frente.
George estaba sentado frente a Jude y Fred frente a Lee, y al parecer a George también le parecía sumamente extraño porque cada cierta cantidad de segundos lo examinaba de reojo.
—Creo que me gusta Fred —ella le dijo en voz baja, inclinándose hacia él.
—¡¿Qué?! —Lee exclamó, alertando a los gemelos, que lo miraron esperando que explicará su arrebato— no es nada, no pasa nada.
Jude simplemente había dejado caer la bomba. Desde hace tiempo que ella consideraba a Fred como una persona muy linda, pero desde el final del año escolar anterior estaba sintiendo algo más que sentimientos de amistad por él, fue raro para ella asumirlo, así que solo lo soltó así, tenía que decirlo de alguna forma porque necesitaba desesperadamente un consejo y le daba mucha vergüenza contarse a George porque estaba segura que él se lo diría a si hermano.
—¿Y él lo sabe? —Lee, se inclinó al igual que ella para hablar entre susurros— ¿Por eso están actuando tan extraños?
—No. Ayer me dijo que le gustaba Angelina —Jude le dijo con desilusión— que entre ellos tienen más cosas en común... y es verdad. De igual forma nunca podría suceder nada entre nosotros porque somos mejores amigos y Fred francamente no estaría nunca con alguien como yo.
Jude estaba esperando que Lee le confirmara lo que ella había dicho para olvidarse por completo de ese tonto sentimiento que crecía en su pecho cada vez que miraba a Fred.
Lee frunció el ceño.
El sombrero seleccionador había terminado de cantar y la selección había comenzado.
—¿Y por qué Fred no podía salir nunca con alguien como tú? —Lee le preguntó con confusión— Judy tu eres la mejor persona del mundo, francamente cualquier tipo querría salir contigo.
Jude alzó los hombros restándole importancia. Fred era la persona más divertida que ella conocía y Jude era simplemente aburrida, era verdad.. no tenían nada en común. Fred se aburriría a su lado, estaban mucho mejor como amigos.
El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonreía a los alumnos, con los brazos abiertos en señal de bienvenida.
—Tengo sólo dos palabras que decirles —dijo, y su profunda voz resonó en el Gran Comedor—: ¡A comer!
Jude examinó la comida, no tenía mucha hambre pero se sirvió un plato de sopa.
Lee y George comenzaron a hablar sobre el mundial mientras que Fred hablaba con Angelina que estaba sentada a su lado.
Jude revolvió la sopa con desinterés, mientras más miraba a Fred y a Angelina, más se daba cuenta de lo absurda que era al sentirse un poco celosa de que su amigo estuviera hablando con la chica que la gustaba. Merlín.. ¿Ella realmente se estaba sintiendo celosa de que su mejor amigo fuera feliz?
—Jude —Lee la llamó, apoyando una mano en su brazo.
—¿Si? —ella respondió, levantando la vista de su plato solo para notar que George también la estaba mirando.
—Le conté a Lee sobre los caramelos longuilinguos —él pelirrojo le dijo— no cree que le dimos uno a tu primo.
Jude sonrió al recordar eso.
—Si lo hicieron —ella respondió— tendrías que haberlo visto.
—Judex fue la única en presenciar nuestra obra de arte —Fred dijo, metiéndose en la conversación.
Los restos del plato principal se desvanecieron y fueron reemplazados, en un abrir y cerrar de ojos, por los postres.
—Oh.. tarta de melaza—Fred exclamó cortando un pedazo y sirviéndose en el plato para luego inclinarse sobre la mesa para pasárselo a Jude— tu favorito.
La chica sonrió.
—Gracias.
Una vez terminados los postres, Dumbledore volvió a levantarse.
—¡Bien! —dijo Dumbledore, sonriéndoles a todos—. Ahora que todos estamos bien comidos, debo una vez más rogar su atención mientras les comunico algunas noticias:
»El señor Filch, el conserje, me ha pedido que les comunique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.
George sonrió con diversión.
—¡Imaginen cuando Filch prohíba el uso de nuestro productos! Será increíbles...
—Como cada año, quiero recordarles que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para todos los alumnos de primero y de segundo.
»Es también mi doloroso deber informarles de que la Copa de quidditch no se celebrará este curso.
Fred y George abrieron la boca repetidas veces para decir algo, pero no lograban si quiera poder pronunciar una palabra por lo sorprendidos que estaban.
Lee frunció el ceño.
—Vaya mierda.
—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaremos
enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...
Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.
En la puerta apareció un hombre.
—¿Moody? —Lee preguntó con confusión.
Jude entrecerro los ojos.
—Es probable que sea nuestro profesor de Defensa este año —ella dijo viendo como saludaba a Dumbledore antes de sentarse en la mesa de profesores.
—Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo Dumbledore— el profesor Moody.
—¡Las clases de Defensa definitivamente se pondrán interesantes! —George murmuró.
—Que suerte que obtuvimos ese TIMO —Fred continúo.
—No parece la clase tradicional de profesor —Jude murmuró.
—¡Eso es lo interesante, Judex!
—Como iba diciendo —siguió el director— tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.
—¡Se está quedando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.
Casi todo el mundo se rió, y Dumbledore también.
—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley —repuso—, aunque, hablando de quedarse con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...
La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.
—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de ustedes seguramente no saben qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.
»EI Torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades... hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.
—¿Acaba de decir número de muertes? —Jude le preguntó con confusión a sus amigos.
—Shh, déjame escuchar —Lee la silenció.
—En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo —prosiguió Dumbledore—, ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que éste es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este verano para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.
»En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.
—¿Mil galeones? —susurro George mirando a su gemelo.
—¡Yo voy a intentarlo! —dijo Fred con emoción.
—Aunque me imagino que todos estarán deseando llevarse la Copa del Torneo de los tres magos —dijo—, los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan la edad requerida (es decir, diecisiete años o más) podrán proponerse a consideración.
—¡Pura basura! —Fred se quejó— ¿Diecisiete años? ¡Es un ultraje!
—Ésta es una medida que estimamos necesaria dado que las tareas del Torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy improbable que los alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas. Me aseguraré personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez imparcial para convertirse en campeón de Hogwarts. Así pues, les ruego que no pierdan el tiempo presentándose si no han cumplido los diecisiete años.
»Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataran a nuestros huéspedes extranjeros con extremada cortesía mientras están con nosotros, y que darán su apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea
elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para todos ustedes estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!
—¡No pueden hacer eso! —protestó George—. Nosotros cumpliremos los diecisiete en abril: ¿por qué no podemos tener una oportunidad?
—No me van a impedir que entre —aseguró Fred con testarudez—. Los campeones tendrán que hacer un montón de cosas que en condiciones normales nunca nos permitirían. ¡Y hay mil galeones de premio!
—Sí —asintió Ron, con expresión soñadora—. Sí, mil galeones...
—Vamos —dijo Hermione—, si no nos movemos nos vamos a quedar aquí solos.
Todas salieron del gran comedor, Jude se acercó a Harry, pasando un brazo por sus hombros para caminar juntos.
—Judy tendrás que ayudarnos, a tu cerebro inteligente se le debería de ocurrir algo —George le dijo, volteando para mirarla.
—No los ayudare está vez —ella les dijo restándole importancia a la mala cara que le hicieron— ¿No escucharon que Dumbledore dijo "número de muertos"? No los ayudare a matarse.
Fred puso los ojos en blanco.
—Eres tan dramática, Judex. Tendremos una larga vida y tendrás que soportarnos hasta que seamos tan viejos como Nicolás Flamel.
—¿Quién es ese juez imparcial que va a decidir quiénes serán los campeones? —preguntó Harry.
—No lo sé —respondió Fred—, pero es a él a quien tenemos que engañar. Supongo que un par de gotas de poción envejecedora podrían bastar, George...
—Pero Dumbledore sabe que no tienes la edad —dijo Ron.
—Ya, pero él no es el que decide quién será el campeón, ¿no? —dijo Fred astutamente—. Me da la impresión de que cuando ese juez sepa quién quiere participar escogerá al mejor de cada colegio y no le importará mucho la edad. Dumbledore pretende que no lleguemos a presentarnos.
—¡Pero ha habido muertos! —dijo Hermione, completamente de acuerdo con Jude.
—¡Eh, Ron!, y si averiguamos cómo engañar a Dumbledore, ¿no te gustaría participar?
Jude lo miro con desaprobación, ella soltó a Harry y comenzó a caminar al lado de Fred.
—¿Fred estás loco? —ella le preguntó con indignación.
—La mayor parte del tiempo sí —él respondió con diversión, mirándola de reojo mientras sonreía— creí que ya lo sabías.
Cuando llegaron a la sala común todos se amontonaron frente al retrato de la señora gorda.
—¿La contraseña? —preguntó ella.
—¿Cuál es Judy? —Lee le preguntó.
—Tonterias.
Cuando el retrato se abrió todos se adentraron y se dividieron en grupos, Fred y George se tiraron en los sillones para seguir discutiendo sobre las posibles formas de engañar al juez, Lee subió a su cuarto y Jude se despidió de su hermano antes de sentarse junto a George.
—El dinero nos vendrá genial para la tienda luego de lo que sucedió... —George comentó con ilusión.
Jude frunció el ceño, mientras Fred golpeaba a su hermano por haber hablado de más.
—¿Que sucedió?
George suspiró.
—No es nada, Judy. Solo cosas sin sentido.
La chica los miro a ambos con una ceja en alto hasta que Fred habló
—Bagman —dijo él con desprecio— nos pago la apuesta con oro Leprechaun y nosotros fuimos demasiado idiotas como para darnos cuenta de eso.
—¿Realmente? —Jude preguntó con sorpresa— ¿Creen que lo hizo a propósito o solo junto las monedas falsas que tiraron en el mundial y no lo sabía?
Fred alzó los hombros.
—No lo sé —él le dijo— no queremos pensar mal de él, asi que mañana le enviaremos una carta.
—Si, ya veremos qué clase de tipo es..
—¿Y por qué no me lo querían contar? —ella preguntó con confusión— puedo ayudarlos si quieren..
—No —Fred se apresuró a responder— ya nos has ayudado mucho Judex.
—No me molesta ayudarlos..
—Lo solucionaremos solos, ya verás —George le dijo.
—Si, el dinero que tu apostaste para nosotros no será en vano, lo recuperaremos, de verdad.
Jude suspiró.
—Bien, pero si necesitan algo —ella les dijo— saben que siempre pueden contar conmigo para lo que sea.. nadie estafa a mis mejores amigos y se sale con la suya.
Ambos se rieron.
—¡Ahhh! Somos tan afortunados de tenerte en nuestras vidas Judex —Fred le dijo con diversión, tirándole un almohadón a la cara.
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