22.
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capítulo veintidós !
El señor Weasley mando a los gemelos, a Ginny y a Jude a buscar leña mientras los demás iban por agua, mientras caminaban por el lugar buscando cualquier tipo de madera, Ginny se colgó sobre Jude mientras le hablaba al oído para que sus hermanos no escucharán.
—Fred está celoso de Cedric Diggory —le dijo.
Jude frunció el ceño, mirando a los gemelos que iban unos pasos adelantes, con la vista fija en el suelo.
—No me parece, Fred es un poco rencoroso y aún está molesto por el partido que Hufflepuff le ganó a Gryffindor.
Ginny negó, pero como estaba colgada de la espada de Jude ella no la vio, así que tuvo que hablar.
—No, de hecho él está ena...
La pelirroja no pudo terminar su oración porque Fred se dio vuelta como si la hubiese escuchado y de repente les mostró una rama a Jude.
—Mira la forma que tiene esto —él le dijo, blandiendola como si fuera una espada, él apuntó a Jude y le sonrió ampliamente— estoy seguro que sería un mejor pirata que tu.
Ginny se bajó de la espalda de Jude cuando ella se agachó para buscar una rama y casi se cae de cabeza. Ella se acercó a Geroge que miraba a ambos con diversión.
—¡Ajá! —Jude dijo cuando encontró una rama muy parecida a la de su amigo. Ella levantó su rama y apunto al estómago de Fred— Rindete y tendré piedad.
El pelirrojo sonrió con malicia.
—¡Nunca!
En el medio de las carpas y la gente yendo de un lugar al otro, Fred y Jude se diviertieron por un rato hasta que Ginny se puso en medio de los dos para que dejarán de jugar.
—¿Ya podemos irnos? —ella le preguntó con aburrimiento.
Jude le pincho el brazo con la rama sonriendo.
—Perdiste Ginny, te acabo de matar.
Ginny se quejó, tirando su cabeza hacia atrás para luego mirar a George buscando ayuda.
—Creo que ya tenemos suficiente como para prender el fuego —George le dijo— vamos antes de que papá se inquiete.
Aunque George y Ginny ya habían comenzó a caminar para alejarse, Fred y Jude aún seguían en el mismo lugar, ambos apuntandose con la rama.
—Bien, me rindo —Fred dijo, alzando ambas manos en el aire y dejando caer la rama— tu ganas.
Jude sonrió con satisfacción andes de girar en su lugar para comenzar a caminar. Fred la alcanzó rápidamente.
—Te deje ganar —él le dijo, pasando un brazo por sus hombros— porque soy muy caballeroso.
La chica lo miro con una ceja alzada.
—Eso es lo que dicen los perdedores.
Fred se llevó una mano al pecho fingiendo estar ofendido.
Llegaron a la tienda y el señor Weasley los estaba esperando para encender el fuego con una cajita de fósforos.
—¿Cómo usan esto los muggles, Jude?
La chica se acercó al señor Weasley le explicó cómo usarlo, cuando prendió un fósforo lo dejo caer enseguida.
—Si lo hace rápido no se quemará —ella le dijo con diversión al verlo tan sorprendido.
Pero al parecer el señor Weasley no estaba tan interesado en prender la fogata, se quedo jugando con los fósforos sin prestarle atención a las cosas que Jude decía.
—Dejalo —George le dijo, mirando con diversión a su padre.
—¿Quién creen que va a ganar? —Jude preguntó sentándose al lado de Ginny mientras veía a las personas pasar con distintivos de sus equipos favoritos.
—Irlanda —respondieron los tres pelirrojos al mismo tiempo.
—Han tardado siglos —dijo George, cuando Harry, Hermione y Ron volvieron.
—Nos hemos encontrado a unos cuantos conocidos —explicó Ron—. ¿Aún no han encendido el fuego?
—Judex le ha enseñado a papá como prender un fósforo y se lo está pasando bomba —contestó Fred.
Al final encendieron fuego, aunque pasó al menos otra hora hasta que se pudo cocinar en el y acababan de ponerse a freír huevos y salchichas cuando llegaron Bill, Charlie y Percy, procedentes del bosque.
Estaban dando vuelta los huevos y las salchichas cuando el señor Weasley se puso en pie de un salto, sonriendo y haciendo gestos con la mano a un hombre que se les acercaba a zancadas.
—¡Ajá! —dijo—. ¡El hombre del día! ¡Ludo!
—¡Ah, de la casa! —les gritó Bagman—. ¡El viejo Arthur!.Vaya día, ¿eh? ¡Vaya día! ¿A que no podíamos pedir un tiempo más perfecto? Vamos a tener una noche sin nubes... y todos los preparativos han salido sin el menor tropiezo... ¡Casi no tengo nada que hacer!
Percy se adelantó apresuradamente con la mano tendida, Fred que se había tumbado junto a Jude le pellizco el brazo para que viera la inminete vergüenza de su hermano mayor.
—¡Ah... sí! —dijo sonriendo el señor Weasley—. Éste es mi hijo Percy, que acaba de empezar a trabajar en el Ministerio... y éste es Fred... digo George, perdona... Fred es este de aquí... Bill, Charlie, Ron... mi hija Ginny... Hermione Granger, Jude y Harry Potter. Éste es Ludo Bagman.
—¿No te gustaría hacer una pequeña apuesta, Arthur? —dijo con entusiasmo—. Roddy Pontner ya ha apostado a que Bulgaria marcará primero, y yo me he jugado una buena cantidad, porque los tres delanteros de Irlanda son los más fuertes que he visto en años... Y Agatha Timms se ha jugado la mitad de las acciones de su piscifactoría de anguilas a que el partido durará una semana.
—Eh... bueno, bien —respondió el señor Weasley—. Veamos... ¿un galeón a que gana Irlanda?
—¿Un galeón? —Ludo Bagman parecía algo decepcionado—. Bien, bien... ¿alguna otra apuesta?
—Son demasiado jóvenes para apostar —dijo el señor Weasley—. A Molly no le gustaría...
—Apostaremos treinta y siete galeones, quince sickles y tres knuts a que gana Irlanda —declaró Fred, al tiempo que él y George sacaban todo su dinero en común—, pero a que Viktor Krum atrapa la snitch. ¡Ah!, y añadiremos una varita de pega.
Jude miro a los gemelos con una ceja alzada y Fred le guiñó un ojo.
—Si ganamos lo invertiremos para la tienda —él le dijo susurrando.
—Bueno, sumenle diez galeones más.
—¿Realmente? —George preguntó con emoción, recibiendo el dinero que Jude sacaba se su bolsillo.
Luego de lo que había pasado en la madriguera y de todos los productos que habían perdido, Jude pensó que eso los animaría un poco.
—Por supuesto.
El rostro del señor Bagman se iluminó y, cuando la varita dio un chillido y se convirtió en un pollo de goma, Bagman prorrumpió en sonoras carcajadas.
—¡Estupendo! ¡Hacía años que no veía ninguna tan buena! ¡Less daré por ella cinco galeones!
—Muchachos —dijo el señor Weasley—, no quiero que apuesten. Eso son todos sus ahorros. Su madre...
—¡No seas aguafiestas, Arthur! —bramó Ludo Bagman—. ¡Ya tienen edad de saber lo que quieren! ¿Piensan que ganará Irlanda pero que Krum tomara la snitch? No tienen muchas posibilidades de acertar, muchachos. Les ofreceré una proporción muy alta. Así que añadiremos cinco galeones por la varita de pega y...
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Conforme avanzaba la tarde la emoción aumentaba en el cámping.
Los vendedores se aparecían a cada paso, con bandejas o empujando carros.
—¿Que tal me queda? —Jude le preguntó a los gemelos poniéndose un sombrero puntiagudo de color verde adornado con trevoles que se movían.
Fred se llevó una mano a la barbilla y fingió pensar, George dio un paso adelante y le bajó el sombrero de tal forma que le termino tapando los ojos.
Los gemelos se rieron.
—Odio decir esto, pero el verde te queda mucho mejor que el rojo —Fred le dijo cuando ella se acomodó el sombrero.
Jude sonrió y le tendió al vendedor los galeones para pagar el sombrero.
—¿Quieren algo? —ella preguntó, viendo como George tocaba la tela de una bufanda de Irlanda.
—Oh no, está bien. Ya has derrochado mucho dinero en nosotros —Fred le dijo con rapidez, dejando de tocar un banderín.
Si bien los gemelos nunca antes habían tenido problema en que Jude pagará las cosas (cuando tomaban cerveza de mantequilla, cuando comprabas bombas de olor en zonko, cosas en el carrito del tren y hasta tinta cuando se quedaban sin) y de repente parecían muy avergonzados de que ella se ofreciera a pagarles algo.
Sinceramente a Jude nunca le había molestado compartir lo que tenía, le hubiese gustado ayudar a los Wesleay pero eran muy ordullosos, así que ella solo contribuía regalandole a Ginny sus viejos uniformes para que no tuviera que usar los viejos de sus hermanos.
Cuando los gemelos se alejaron para mirar los productos de Bulgaria, Jude compró tres de las bufandas que George había estado mirando y dos banderines.
—¡Jude! —Fred la reprendidos cuándo la vio acercarse a ellos con las cosas.
La morocha le envío una sonrisa inocente.
—Miren, yo también me compré una —ella les dijo, señalando su propia bufanda que descansaba en su cuello—es un detalle nada más.
George tomo la bufanda y el banderín pero Fred no fue tan fácil de convencer, así que Jude se acercó y se la enrolló en el cuello.
—¿Ves? Te queda muy bonita ¿Verdad, George?
—No le queda tan bonita como a mi —él pelirrojo respondió riendo, haciendo que su hermano le diera un golpe en el brazo.
Cuando los tres volvieron a la carpa escucharon el sonido profundo y retumbante de un gong al otro lado del bosque, y de inmediato se iluminaron entre los árboles unos faroles rojos y verdes, marcando el camino al estadio.
—¡Ya es la hora! —anunció el señor Weasley, tan impaciente como los demás—. ¡Vamos!
—Vamos vamos —Fred respondió con emoción pasando un brazo por el hombro de su gemelo y de Jude— llego la hora.
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