20.


・゚✧༄ ・゚✧ 
capítulo veinte !


Se suponía que a las cinco, los Weasley irían en busca de los hermanos Potter. Jude, al contrario de sus tíos no se encontraba tan desesperada con su retraso.

—No tienen consideración.

—Podríamos haber tenido un compromiso.

—Tal vez creen que llegando tarde los invitaremos a cenar.

Jude pudo los ojos en blanco. Harry que estaba parado cerca de la puerta esperando recibir a los Wesley le envío una mirada a su hermana que ya lo estaba viendo, sentada en el medio de las escaleras.

—Seguramente les encantará el apio y el queso —ella le dijo con diversión.

—Ni soñarlo —dijo tío Vernon—. Los recogeran y se irán. No se entretendrán. Eso... si es que vienen. A lo mejor se han confundido de día. Me atrevería a decir que la gente de su clase no le da mucha importancia a la puntualidad. O bien es que en vez de coche tienen una cafetera que se les ha avena..¡Ahhhhhhhhhhhhh!

Los hermanos se acercaron a el salón para ver qué sucedía

—¿Qué pasa? —preguntó Harry—. ¿Qué ocurre?

En el interior de la chimenea de los Dursley, que tenía empotrada una estufa eléctrica que simulaba un falso fuego, se oían golpes y rasguños.

—¿Qué es eso? —preguntó tía Petunia.

Jude se tapó la boca con una mano para esconder su risa. Ella se acercó a la chimenea para oir con claridad lo que decían desde adentro.

—¡Ay! No, Fred... Vuelve, vuelve. Ha habido algún error. Dile a George que no... ¡Ay! No, George, no hay espacio. Regresa enseguida y dile a Ron...

—A lo mejor Judex nos puede oír, papá... A lo mejor puede ayudarnos a salir...

Se oyó golpear fuerte con los puños al otro lado de la estufa.

—¡Jude! Harry, ¿nos oyen?

Harry se acercó también y gritó a través de las tablas:

—¡Señor Weasley! ¿Me oye?

El martilleo cesó. Alguien, dentro de la chimenea, chistó: «¡Shh!»

—¡Soy Harry, señor Weasley. ..! La chimenea está cegada. No podrán entrar por aquí.

—¡Maldita sea! —dijo la voz del señor Weasley—. ¿Para qué diablos taparon la chimenea?

—Tienen una estufa eléctrica —explicó Harry.

—¿De verdad? —preguntó emocionado el señor Weasley—. ¿Has dicho ecléctica? ¿Con enchufe? ¡Santo Dios! ¡Eso tengo que verlo...! Pensemos... ¡Ah, Ron!

La voz de Ron se unió a la de los otros.

—¿Qué hacemos aquí? ¿Algo ha ido mal?

—No, Ron, qué va —dijo sarcásticamente la voz de Fred—. Éste es exactamente el sitio al que queríamos venir, está de aquí es la habitación de Judex ¿Te gusta la decoración?

—Sí, nos lo estamos pasando en grande —añadió George, cuya voz sonaba ahogada, como si lo estuvieran aplastando contra la pared.

Jude se rió.

—Muchachos, muchachos... —dijo vagamente el señor Weasley—. Estoy intentando pensar qué podemos hacer... Sí... el único modo... Harry, échate atrás.

Jude arrastró a su hermano hacia atrás.

¡BUM!

La estufa eléctrica salió disparada hasta el otro extremo de la sala cuando todas las tablas que tapaban la chimenea saltaron de golpe y expulsaron al señor Weasley, Fred, George y Ron entre una nube de escombros y gravilla suelta. Tía Petunia dio un grito y cayó de espaldas sobre la mesita del café. Tío
Vernon la agarró antes de que se golpeara contra el suelo.

—Así está mejor —dijo el señor Weasley—. ¡Ah, ustedes deben de ser los tíos de Jude y de Harry!

El señor Weasley quizo saludar a tío Vernon pero ellos retrocedieron asustados.

—Eh... bueno... disculpe todo esto —dijo el señor Weasley, bajando la mano.

A Jude no le gustó eso, los Weasley no habían sido nada más que amables con ella y con su hermano durante todos esos años, asi que ella se acercó a saludarlo.

—Es bueno verlo, señor Weasley —ella le dijo, regalándole su mejor sonrisa, esperando que el olvidará a sus tíos.

El señor Weasley la saludó abrazándola rápidamente.

—Lo mismo digo Jude, siempre es bueno verlos a ambos. ¿Que tal Harry? ¿Ya tienen listo sus baules?

—Esta todo listo arriba —ella respondió.

Fred tomo su brazo mientras decía:

—Vamos por él.

Él, George y Jude subieron más escaleras con tranquilidad.

—¿En cual duermes? —George preguntó acostándose en litera de abajo cuando llegaron a su habitación.

—En la de arriba —ella respondió, entrecerrando los ojos para mirarlos a ambos, están muy tranquilos loco cual era muy raro en ellos— ¿Que les pasa?

—¿Por qué asumes que algo nos pasa? —George preguntó.

—Porque los conozco.

—¿Judex del uno al diez, cuánto quieres a tu primo?

—Como un cero —ella respondió, muy confundida por la pregunta.

—Perfecto —George murmuro con diversión, poniéndose de pié— muestraselo, Freddy.

Fred metió la mano en el bolsillo de sus pantalones y saco una bolsa con caramelos.

—Es un caramelo longuilinguo, estuvimos trabajando en el todo este tiempo.

Jude tomo uno y lo observó de cerca.

—¿Y lo quieren probar en mí primo? —ella adivinó, volviendo a meter el caramelo en la bolsa.

Los gemelos compartieron un sonrisa pícara y le sonrieron.

—Claro que como es tu familía decidimos preguntarte primero.

Jude estaban bastante segura de que aunque ella se negará ellos lo harían de igual forma.

—¿Que tanto le va a crecer la lengua? —ella preguntó, ayudando a George a levantar su baúl.

—Aun no lo sabemos, eso queremos probar.

—Bueno.. —Jude lo dudo por un segundo— bueno, háganlo. Está a dieta a si que unos caramelos definitivamente lo tentaran.

—Perfecto.

—Pero que conste que solo es por causas científicas.

—Oh.. si, definitivamente —Fred le dijo con diversión, guiñandole un ojos mientras bajaban las escaleras llevando los baules.

—¡Ah, bien! —dijo el señor Weasley cuando los vio—. Será mejor darse prisa.

Se remangó la túnica y sacó la varita.

—¡Incendio! —exclamó el señor Weasley, apuntando con su varita al orificio que había en la pared. De inmediato apareció una hoguera que crepitó como si llevara horas encendida. El señor Weasley se sacó del bolsillo un saquito, lo desanudó, tomo un pellizco de polvos de dentro y lo echó a las llamas, que adquirieron un color verde esmeralda y llegaron más alto que antes.

—Tú primero, Fred —indicó el señor Weasley.— llévate un baúl.

—Voy —dijo Fred, el le dio una palmada a Jude en la espalda con diversión—. ¡Oh, no! Esperen..

A Fred se le cayó del bolsillo los caramelos y el contenido rodó en todas direcciones, él los recogió a toda prisa y los metió de nuevo en los bolsillos.

—Ahora tú, George —dijo el señor Weasley—. Con el otro baúl.

George le guiñó un ojo a Jude y después gritó «¡La Madriguera!» y desapareció como su hermano.

—Te toca, Ron —indicó el señor Weasley.

Jude y Harry se miraron, decidiendo silenciosamente quien sería el siguiente en ir.

—Ve tu primero —ella le dijo, esperando poder ver lo que provocaba el caramelo.

—Bueno... Pues adiós —les dijo Harry a los Dursley.

Jude le dio un vistazo a su primo que le estaba quitando lentamente el papel al caramelo para no hacer ruido. Ella sonrió y saludo alegramnte a sus tíos con la mano.

Ellos no saludaron y el señor Weasley no dejo ir a ninguno de los dos.

—Sus sobrinos les han dicho adiós —dijo—. ¿No lo han oído?

—No tiene importancia —le susurró Harry al señor Weasley—. De verdad, me da igual.

—No van a ver a sus sobrinos hasta el próximo verano —dijo indignado a tío Vernon—. ¿No piensan despedirse de ellos?

—No hace falta —Jude intervino— está bien. Podemos disponer del saludo.

Pero ante la mirada del señor Weasley, tío Vernon los saludo.

—Adiós.

—Hasta luego —respondió Harry antes de desaparecer el también.

El señor Weasley puso un mano en el hombro de Jude y le sonrió de costado, indicandole que seguía ella.

—Vamos —él dijo.

Pero cuando Jude estuvo a punto de meterse en la hoguera de color verde, la tía Petunia se puso a gritar.

La chica observó con asombro lo larga que era la lengua de Dudley, y aún seguía creciendo.
El señor Weasley no tuvo más remedio que gritar para hacerse oír.

—¡No se preocupen, puedo arreglarlo! —chilló, avanzando hacia Dudley—. Es un proceso muy simple. Era el caramelo. Mi hijo Fred... es un bromista redomado. Pero no es más que un encantamiento aumentador... o al menos eso creo. Déjenme, puedo deshacerlo...

Pero, lejos de tranquilizarse, los Dursley estaban cada vez más aterrorizados.

Jude no pudo esconde por más tiempo su diversión y soltó una risita haciendo que el señor Weasley volteara a verla con desaprobación. Instantáneamente la chica dejo de reír.

—Ve a casa Jude —el señor Weasley le dijo.

La chica miró por última vez que tan larga era la lengua de Dudley antes de gritar «¡La Madriguera!».

Apenas llegó Fred casi se mete en la chimenea para sacarla de allí.

—¿Se lo comió? —preguntó el pelirrojo, completamente ansioso.

—Si —Jude murmuró con diversión, ella le dio un golpe en el brazo sin fuerza— todos se han puesto muy histéricos y creo que tu padre piensa que soy tu cómplice ahora.

Fred paso un brazo por sus hombros y la alejó de la chimenea.

—En realidad fuiste cómplice —él le dijo con diversión— ¿Viste algun efecto secundario? ¿Algo que deberíamos mejorar?

Pero antes de que Jude pudiera darle una respuesta alguien la llamó.

—¡Jude Potter!

Aún con el brazo de Fred en sus hombros Jude se volteó para ver a dos pelirrojos que le sonreían ampliamente mientras se acercaban a ella.

—Hola Charlie. ¿Que tal estás? —ella lo saludó, estaba bastante cambiado de como ella lo recordaba en su primer año.

—¿Vas a soltarla para que podamos saludarla? —el otro pelirrojo le preguntó a Fred y Jude solo pudo suponer que era Bill.

—Judex —Fred murmuró, con la cara roja— este es Bill. A Charlie ya lo conocías.

La chica estaba a punto de saludar a Bill cuando el señor Weasley salió de la chimenea luciendo muy enfadado.

—¡No ha tenido ninguna gracia, Fred! ¿Qué demonios le diste a ese niño muggle?

—No le di nada —respondió Fred sonriendo—. Sólo lo dejé caer... Ha sido culpa suya: lo tomo y se lo comió. Yo no le dije que lo hiciera.

—¡Lo dejaste caer a propósito! —vociferó el señor Weasley—. Sabías que se lo comería porque estaba a dieta...

—¿Cuánto le creció la lengua? —preguntó George, con mucho interés.

—Cuando sus padres me permitieron acortársela había alcanzado más de un metro de largo.

Todos prorrumpieron en una sonora carcajada.

—¡No tiene gracia! —gritó el señor Weasley—. ¡Ese tipo de comportamiento enturbia muy seriamente las relaciones entre magos y muggles! Me paso la mitad de la vida luchando contra los malos tratos a los muggles, y resulta que mis propios hijos...

—¡No se lo dimos porque fuera muggle! —respondió Fred, indignado, soltando a Jude.

—No. Se lo dimos porque es un asqueroso bravucón —explicó George— ¿No es verdad?

—Sí, lo es —contestó Harry.

—¡Ésa no es la cuestión! —repuso el señor Weasley—. Ya verán cuando se lo diga a su madre.

—¿Cuando me digas qué? —preguntó una voz tras ellos.

La señora Weasley acababa de entrar en la cocina.

—¡Ah, hola, Harry! Jude, querida —dijo sonriéndoles al advertir que estaban allí. Luego volvió bruscamente la mirada a su mando—. ¿Qué es lo que tienes que decirme?

El señor Weasley dudó. Hermione Granger y Ginny aparecieron en ese instante.

—¿Qué tienes que decirme, Arthur?

—Nada, Molly —farfulló el señor Weasley—. Fred y George sólo... He tenido unas palabras con ellos...

—¿Qué han hecho esta vez? —preguntó la señora Weasley—. Si tiene que ver con los «Sortilegios Weasley»...

Jude se volteó para mirar a los gemelos con una sonrisa, aunque la situación definitivamente no era la apropiada ella se encontraba orgullosa de descubrír que ya habían conseguido un nombre.

—¿Por qué no le enseñas a Harry y a Jude dónde van a dormir, Ron? —propuso Hermione desde la puerta.

—Ya saben —respondió Ron.

—Podemos ir todos —dijo Hermione, con una significativa mirada.

—¡Ah! —exclamó Ron, cayendo en la cuenta—. De acuerdo.

—Sí, nosotros también vamos —dijo George tomando a Jude del brazo para sacarla de ahi.

—¡Ustedes se quedán donde estan! —gruñó la señora Weasley.

Fred le guiñó un ojo a Jude, era obvio que él no quería que ella estuviera presente mientras su madre lo reprendia, pero al parecer su madre no pensaba igual.

—Jude, quedate por favor.

La chica compartió una mirada con Harry que ya había comenzado a subir las escaleras.

—Mamá —George se quejó— Judy no tiene nada que ver en esto.

—Quizas Jude pueda ayudarme a hacerlos entrar en razón —la mujer les dijo— al contrario de ustedes ella es una muchacha centrada que no desperdicia su tiempo en estupideces.

Aunque Jude había imaginado que la señora Weasley no sería la fanática número uno de la tienda que Fred y George querían poner, no imaginó que ella estuviera tan enfadada por eso.

—¿Cuántos TIMOs obtuviste Jude?

—Los conseguí todos —ella murmuró con vergüenza, sabiendo que la señora Weasley los usaría para molestar a los gemelos.

—¿Escucharon eso? —la señora Weasley preguntó— ¿Por qué no se parecen más a Jude?

—Por que si fuéramos más parecidos a Jude nos pareceriamos a Harry —George dijo— y sin ofender, pero él no es muy lindo.

A la señora Weasley no le pareció gracioso.

—¡Todo es risas para ustedes! ¿Cuando se tomarán algo de forma sería?

Por el rabillo del ojo Jude pudo ver a Fred arrugar la nariz con disgusto.

—Me preocupa que solo piensen en esa tonta tienda. ¿Cuando maduraran? Eso no es más que una fantasía, no pueden vivir de eso, tienen que estudiar, conseguir un trabajo...

—Si claro, un trabajo en el místerio —Fred se burló.

—¡Tu hermano y tu padre trabajan en el ministerio!

—¡Pero nosotros no queremos! —George estalló.

—La tienda no es solo una fantasía, podemos..

La señora Weasley interrumpió a Fred.

—Jude, a tu te que te presten más atención, diles.. ayúdame a hacerles entender que no conseguirán nada si siguen así.

Jude miro a sus amigos que la miraban de forma expectante. Ella siempre había sido muy educada con las personas mayores, siempre supo que decir para agradarles, pero está vez dijo lo que realmente pensaba, sin endulzarlo para la señora Weasley.

—No puedo ayudarla, señora Weasley, porque yo apoyo a Fred y a George. Abrir una tienda no es solo una fantasía, ellos se están esforzado mucho para lograrlo y es también un trabajo tan digno como cualquier otro. A veces lo académico no es de suma importancia, Fred y George son muy inteligentes e ingeniosos, un trabajo en el ministerio los haría muy infelices, estarían sometidos a fingir algo que no son —ella le dijo con calma— abrir un tienda demanda de mucho esfuerzo y dedicación, y ellos son muy capaces de hacerlo. Lo lograrán.

La señora Weasley soltó una largo suspiró. El señor Weasley por el contrario le sonrió a Jude antes de decir:

—¿Por qué no van un rato afuera? Bill, Charlie vengan a ayudar a su madre, más tarde podremos seguir hablando de eso.

Fred, George y Jude salieron con rapidez de la casa y se sentaron en el césped sin decir ni una sola palabra.

—Creo que de ahora en más mamá ya no te tendrá en alta estima —George dijo rompiendo el silencio— esperaba que te pusieras de su lado.

Jude soltó una risita y como estaba sentada entre ambos paso un brazo por cada hombro y los atrajo hacia ella para abrazarlos fuertemente.

—Me da igual —ella dijo, restándole importancia—  mientras ustedes me tengan en alta estima.

Fred le sonrió.

—Te tengo en la más alta estima, tu no te preocupes Judex.

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