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Día cuatro
Oh Sehun & Oc (Kim Young Jae)
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4. Breeding (fetiche de cría), omegaverso, charlas y argumento.
1era parte
Sehun escucha tres rítmicos toques en la puerta de su oficina antes de ver una despeinada cabeza asomarse por la puerta entreabierta.
—Hola—la chica lo saluda y esa simple palabra suena más traviesa de lo que debería, pero a él no le importa, es lo que necesita después de una tediosa tarde de trabajo.
—Hola—el cansado alfa se estira contra el respaldo de la silla, sus músculos se resienten contra su rígida espalda y la escucha crujir—¿Ya terminaste con tus clases?—pregunta mientras le da una mirada al reloj sobre la puerta y se da cuenta de que han pasado casi cuatro horas desde la comida.
—Sí, hace un rato despedí al último niño—Sehun ve a su omega terminar de abrir la puerta y entrar a la oficina; el tenue olor tostado del caramelo apenas se siente, pero es un cambio refrescante entre el suave aroma de Kyungsoo y el adusto aroma del alfa—¿Y tú?—ella se acerca a su escritorio y deja una dulce taza de té.
—Ya casi—vuelve a guardar el documento en el que ha estado trabajando la última hora—Solo tengo que enviar unos archivos, si quieres puedes quedarte.
La omega sonríe afable y su expresión es tan acogedora y franca; que parece que en vez de dejarla quedar, le hubiera dicho que la ama. Ella está a punto de sentarse en el escritorio de Kyungsoo, cuando nota como Sehun aleja su silla del escritorio y la invita a sentarse junto –más bien sobre– él.
Si ella antes ya parece radiante, no entiende cómo es que ahora luce aún más resplandeciente. La culpa le aguijonea el pecho, siente lo distante que se ha estado comportando los últimos días, al ver a su omega parecer tan hambrienta de amor, y deseosa de atención. Su apaleado alfa no hace más que quejarse y querer darle todo lo que su omega pida.
Ella se sienta en el espacio entre sus piernas; con ligeros movimientos se acomoda contra él, como no queriéndolo molestar. Sehun se inclina contra el cuerpo de la omega y no solo la cubre con su figura, sino también con su olor. Aún puede oler el halo que dejan los parches supresores, y no pasa desapercibido para el alfa, lo hinchadas que parecen las glándulas del cuello de la chica. El sudor remanente se enfría contra la piel del omega, esto y los sutiles soplos del aire acondicionado, le estremecen la piel y pega su espalda más al pecho de su novio.
Notando el estremecimiento, Sehun le rodea la cintura con una mano, ciñéndola más contra él. A duras penas con la otra mano se las arregla para seguir tecleando. Sus dedos encuentran una delgada línea desnuda entre su blusa y sus pantalones de yoga, roza la suave piel de su vientre y después de acariciarla largamente, se hace con gula con el y si aún no lo ha hecho ya, la hace apretarse contra su cuerpo si aún cabe.
La ancha cadera se presiona contra su medio endurecida entrepierna y eso es la llamada de atención para soltar su firme agarre. Pero es que no puede, no cuando ella se siente esa cálida y tersa figura...aunque él sabe que puede serlo todavía más. El recuerdo lo hace estremecer y sentir recelo; sin embargo, no puede dejar de acudir a él.
El alfa no puede dejar de pensar en ese sueño. Ha pasado una semana desde que lo tuvo, y el tiempo en vez de diluir el recuerdo, parece haberle dado la oportunidad para que se enraíce en su mente y alimente un anhelo que no sabía que tenía.
"Es que parecía tan real—se repite el alfa.
Sehun no se puede explicar como es que ese suave y regordete cuerpo que toco no era real. Los hormigueos que siente en las manos al recordar lo tersos que se sentían sus pechos o lo rico de su aroma. Él saboreó ese familiar olor del caramelo y la canela, y ahí donde su nariz no logra recordar el hogareño olor de roles de canela; es su presta imaginación la que llena los espacios, dejándolo sentir el olor de leche y puré de manzana.
"¿Por qué? ¿Qué detonó ese sueño?—Sehun no lo entiende.
Un bebe; honestamente no es que antes no haya pensado –seriamente– en niños, y tampoco es como que ambos hablaran mucho sobre ello. El chico recuerda lo mucho que se ha sincerado el uno con el otro, la confianza que han construido, pero esto; era como uno de esos turbios pensamientos que se tienen durante las partes más duras de la rutina.
—Sehun ¿Qué pasa?—La menuda omega pega su espalda a su pecho y él puede sentir lo alto de su cabeza rozarle la barbilla
—Me distraje—se excusa escuetamente.
—¿En serio? Porque pareces preocupado; estás tenso y serio, ¿Qué pasa? ¿Es por el trabajo?—indaga. Sus manos se entrelazan contra la mano que Sehun mantiene firme contra su vientre. El corazón del alfa se siente atacado por una nueva punzada de culpa.
—No, no es eso—.
—Entonces, ¿qué te tiene así?—ella no solo aleja sus propias manos de ella sino también la de su alfa, se voltea para sentarse a horcajadas en su regazo y lo encara.
—Nada, solo un sueño—admite como a regañadientes.
—¿Un mal sueño?—indaga preocupada. Un ceño turbado apaga su lindo y feliz brillo.
—No era malo—declara el alfa a secas, como si mintiera.
—¿Quieres hablar de ello?—ella no lo obligará a hablar si no quiere, eso solo hará que el alfa se cierre en banda. Pero quiere que él recuerde que ella está aquí para apoyarlo si lo necesita.
"¿Realmente le va a hablar de eso?—Sehun se pregunta si de verdad quiere hablar de ello. La chica parece darse cuenta de su renuencia a hablar porque agrega:—No tienes que decirme si no quieres, solo no quiero que sientas que estás solo—confiesa aún intranquila, tal vez eso es lo que ha tenido tan taciturno al alfa.
—Te contare—le hubiera gustado que no sonara como si lo estuviera obligando; porque aun con la vergüenza, él quiere hablar de esto, quiere creer que no es un bicho raro por desear esto—es algo extraño y puede incomodarte, esa no es mi intención...
—Hunnie, no te preocupes, te escucho—lo tranquiliza. El relajante aroma a roles recién hechos y chocolate caliente se esparce por la habitación, calmandolo, dándole seguridad. Él lo respira y la tensión parece menguar un poco. Es ahora o nunca.
—Soñé que estabas embarazada—ella no parece excesivamente sorprendida, como él creyó que estaría. Su cara perdió el ceño fruncido y fue reemplazado por una enternecida mirada expectante. Toma un poco más de su aroma y con el un poco más de valor.
"Llevabas un lindo vestido de tirantes—Sehun esboza una media sonrisa y sigue—tenías un vientre de unos cinco meses, creo. Usabas mi pecho como almohada y yo no pude más que admirarte—no sabe de qué sirve decir esos detalles; no obstante, ahora que los ha dicho en voz alta, una parte de él –la más humana y racional– se siente serena por no cargar más con ello. La otra –más instintiva y enardecida– tiene tatuada con fuego esa encantadora imagen, ya no va a poder quitársela de la cabeza.
"Te veías tan hermosa y feliz, y yo no podía dejarte ir. Te tenía que adorar, morderte y cubrirte con mi olor, y seguir adorándote; porque, maldita sea, yo te había hecho eso—habla sinceramente, sin contenerse, aun cuando eso lo avergüenza. Su aroma lo delata más aún, se vuelve picante con toque de acre temor.
El desea poseerla, anudarla y criarla. El alfa debe cuidar de su omega hasta que sienta su cuerpo regordete y tierno contra el suyo. La sola idea le hincha el corazón y el pecho le duele como si ya no pudiera contenerlo.
Sin embargo, eso lo hace sentir como un alfa descerebrado, que no entiende que su pareja es más que una especie de incubadora. Sehun sabe lo mucho que la chica se ha esforzado por conseguir independencia. Lo mucho le ha costado llegar a donde estar, sentirse cómoda con su cambiante designación y con su cuerpo, para que esas cantidades astronómicas de medicamentos que debe tomar no la retengan. Admira a la dinámica, fuerte y cariñosa persona en la que se ha convertido.
Sabe lo mucho que la omega ha aprendido a disfrutar del tiempo para sí misma, amar su trabajo y hacerse con su propio espacio, aunque este sea pequeño...Aun así, es su estado más básico y con los instintos a flor de piel el que no puede evitar bloquearse y desear cuidarla, encerrarla en sus brazos y llenarla con su esencia profundamente.
—¿Hablas de hijos; de tener hijos?—pregunta escuchándose titubeante, solo un poco; en su mayoría conserva la imparcialidad. La chica quiere saber qué fue lo que exactamente fue lo que hizo que el alfa se sintiera tan tenso y distante.
—No, se sentía diferente—su mente va en todas las direcciones, su boca no puede encontrar un sentido lógico a todo lo que está pensando.
—¿Diferente cómo?
—No sé...—responde derrotado—solo sé que algo de eso me gusto.
Había algo ahí, en lo atractivo de su cuerpo regordete y su piel sonrosada.
—Tranquilo, entiendo—con cuidado, como acercándose a un ciervo acribillado por los faros de un auto, se acerca a él y le acaricia el rostro. Con la punta de sus dedos acaricia el marcado ceño fruncido, con la otra mano delinea la abultada glándula de aroma de su alfa y Sehun se desarma un poco ante el toque. Su omega presiona contra ella otra vez y marcando unos largos círculos suaviza su piel bajo su toque. Poco a poco su aroma se libera a su alrededor y aleja la dudosa maraña de olores dispersos que él despide.
—No dijiste nada del cachorro, solo hablaste de mí... Lo que te atrajo no fue el bebe, fue el verme embarazada, ¿verdad?—Sehun se siente sedado y distraído con tantas atenciones que casi, solo casi no la escucha hablar. Él abre los ojos de pronto, ni siquiera había notado que los cerró. Analiza una a una sus palabras, la encara y mudamente asiente incapaz de contestar, cierra los ojos y se deja volver a hundir en la vergüenza.
—Sehun mírame—ella trata de rodearlo con los brazos y no habla hasta que el alfa abatido vuelve a abrir los ojos y la mira—No tienes de porque avergonzarte, dijiste que querías contarme algo y yo te dije que te escucharía, no voy a juzgarte. Así que por favor no seas tan duro contigo mismo.
—Pero es extraño.
—Bueno, puede ser. Pero yo también lo he pensado—le hubiera gustado no ser tan trasparente, pero se sorprende visiblemente. No creyó que ella había discurrido por esa clase de pensamientos—Sé que no quiero hijos; al menos no por ahora—el chico sabe que ella solo agrego eso último para tratar de quitarle algo se pesó a su no, como si esa no fuera una respuesta definitiva. Pero Sehun sabe que ella solo lo agrego como una especie de cortesía social.
"No creo estar lista para un niño. Ellos requieren de cosas que yo no creo tener. Un hijo requiere de mucho, tanto mental y como físicamente—suspira—y no sé si estoy lista para dar ese paso, francamente no sé algún día lo esté—se ve culpable, muy posiblemente acechada por la idea arcaica de que todas las omegas deben de aspirar gustosas a tener hijos.
Ella había pensado en ello hondamente; sopesó el tener un hijo con su estado y condición, en la actualidad o en el futuro; y había tomado una decisión. Él solo lo había considerado una o dos veces al ver a los hijos de Jongin, había pensado en lo lindos que eran y cómo sería tener unos así. Pero una cosa era cuidar de los –muchos– sobrinos de su omega y otra muy diferente era tener algunos propios.
Esas palabras calan profundo en Sehun, no porque ella no quisiera tener hijos. No, él entiende de dónde viene esos pensamientos. Pensando así, él tampoco se siente seguro de traer más personitas al mundo. Escucharla abrir su corazón y darse la oportunidad de ser sincera, tanto con ella misma como con él, le recuerda lo mucho que ama a esta mujer. Ahora se siente tonto al distanciarse por tanto tiempo.
—Aun con eso, a veces mis instintos me superan y el lado romántico del embarazo me parece sumamente atractivo...
—¿Romántico?—Sehun repite extrañado, dándole un raro énfasis a la palabra. Nunca había escuchado a nadie decir embarazo y romance en la misma frase.
—Si—ella hace una mueca divertida e inclina la cabeza como buscando las palabras para explicarse—sentir tu piel sensible y tibia, el cambio de tu aroma, la atención o el tener el aroma de tu alfa tan fuerte que pareciera impregnado en ti hasta la médula. Eso—esboza un suspiro extrañamente esperanzado—de alguna manera entiendo por qué te gusto verme así.
—¿De verdad? Creí que sería algo desagradable y raro...Solo para aclarar—una pequeña sonrisa tira de las comisuras de sus labios—¿No crees que es extraño...?
—No—lo besa—y gracias por contármelo. Sé que no tuvo que ser fácil admitirlo.
—No, no lo fue—comenta mimoso, sin el peso y la culpa, su cuerpo se siente ingrávido flotando en una temperada nube del aroma de su omega. Si ella no lo estuviera rodeando sería una floja gelatina en su silla.
—¿Te gustaría intentarlo?—ella inquiere con la voz baja y sedosa. Él se sorprende y la mira con los ojos como platos. No sabe de qué es lo que exactamente está hablando.
"Ella acaba de decir hace menos de cinco minutos que no quería hijos; así que no se refiere a intentar embarazarla, entonces sería...
Antes de que siga comiéndose la cabeza, su omega llama su atención al presionarse contra él. Siente sus delicadas curvas y el intenso cambio en su dulce olor, ahora es un poco menos de roles de canela y más de caramelo envinado y chocolate amargo. Se recuesta contra su pecho, esconde su cara en su cuello y delinea con su húmeda lengua su sensible glándula del aroma.
—Podrás correrte en mí, y anudarme las veces que quieras; tanto, que mi vientre se hinche y estire, y parezca como si esperara un cachorro...—dice confiada, o al menos pareciendo confiada y lo que espera que sea atractivo para su alfa. Pega más la cara contra su cuello, escondiéndose. El sonrojo le sube hasta las orejas y su aroma deja de oler a atractiva excitación y ahora huela a tierno candor.
El alfa la toma duramente de las caderas, es casi doloroso, pero a ella no le molesta. Le gusta que él la toque sin miedo, con la fuerza suficiente como para marcar sus dedos en la piel. Él la baja contra su cadera y ella no sabe si fue a propósito o inconscientemente, pero eso no importa, porque ella siente la dura y caliente erección de su alfa contra vientre.
—¿Te gustaría alfa?—pregunta con la confianza renovada.
—Sí—admite esperanzado.
—A mí también—.
...
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