28.


—Si los países fueran pecados capitales... ¿Cuáles serían?

Porque Francia quería saber, le mataba la curiosidad por enterarse qué percepción tenían los demás.

—Mex la gula —acusó Argentina.

—USA la envidia —acusó Guatemala.

—Rusia la ira —nadie le reprochaba eso a Perú.

—Canadá la lujuria —México sonrió.

—Ese sería Francia.

—No... La lujuria es Canadá y se los demostraré.

—Lo dudo.

—¡Ey! ¡Maple!

Todos los latinos giraron hacia el chico de la hojita, incrédulos por la acusación. Porque Canadá era el country más ingenuo, de mirada dulce y sonrisa risueña.

Pero no siempre. Menos en ese momento.

Escucharon una voz grave, una mirada seria, y presenciaron a un hombre iluminado por la luz del sol, dándole una apariencia casi fantasiosa.

—Dis moi, mon cher —sonrió.

Escucharon ese francés grave y seductor, y a todos se les erizó la piel.

—¡Susúrrame eso al oído y basta para tenernos a tus pies!

—Eh... ¿Quoi?

—Está bien... Es la lujuria.

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