2.


—Me robaste todo lo que yo amaba... Y te odio un poquito por eso.

Canadá miraba de refilón al mexicano, jugando con sus dedos, intentando no llorar porque ya había sido suficiente.

—Pero el tiempo cura todo... Lo tengo claro.

—Maple...

—No sé por qué lo haces —suspiró—, pero me duele y te pido que por favor no me hables.

—Oye... Creo que todo esto han sido coincidencias, porque yo no... Nunca quise hacerte daño.

—Tal vez es así —sonrió dolorosamente—, pero... fueron tres veces, México... Tres.

—¿Tres? —el tricolor negó—. Maple, sólo fue Rusia.

—No —lo miró con rencor—. Fueron tres veces.

—¿Quiénes?

—Debo irme —respiró profundo.

—Maple —apenas pudo detenerlo—, quiero saber.

Canadá dudó, porque no solo era doloroso, sino que hacía que su estómago ardiera por la rabia. Pero su madre una vez le dijo que hablar a veces era lo mejor... y ya no quería tener todo atorado en su garganta.

Quería desahogarse.

—Rusia..., Colombia... y USA... —soltó una risita amarga—. Todos me abandonaron para ir por ti... Porque olvidaron que me "amaban" cuando tú te interesaste en ellos.

—¿Qué?

—Así que por favor no me hables —no lo miró o iba a explotar—. Por ahora... Hasta... que pueda superar lo de Rusia... Por favor.

—Oye, yo no...

—¡Ya basta de lastimarme! —soltó un suave sollozo—. Yo no te he hecho nada malo... ¿Por qué insistes entonces en quitarme lo que me hace feliz?

Ya no pudo más, se fue.

Sin tener respuestas, sin querer escuchar algo más.

Solo quería recomponer su corazón destrozado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top