3. ¡Venganza!... ¿yo qué te hice?
MARYERE POV'S
—Yo creo que el destino juega contigo —dijo Nathaniel bastante divertido—, me voy.
Y el muy idiota se fue dejándome sola con Castiel.
—¡Esto no es divertido! —grité al que me abandonaba en plena trinchera.
—¡Yo no lo creo así! —gritó sin dejar de darme la espalda, desapareciendo de mi vista.
Respiré profundo.
—Suelta mi mano —pedí al pelirrojo aún sin darle la cara—, no saldré corriendo
—¿A mi quién me lo asegura? —preguntó sin soltarme.
—Tengo tacones —señalé apuntando a mis pies, solo entonces me soltó—. Nath y yo íbamos por un café, vamos —dije y me siguió.
Cuando llegamos a la cafetería nos sentamos en una mesa al fondo de esta.
—¿Dónde estabas? —preguntó.
—En mi casa —respondí luego de un trago a mi café.
Castiel me miró confundido por algunos segundos.
—¡Mentirosa! —gritó de pronto poniéndose de pie mientras dejaba caer ambos puños en la mesa—, allí fue donde primero y más veces te busqué —dijo.
Yo sabía a lo que se refería, pero no quería pelear, por eso respiré profundo para mantenerme tranquila.
—¿Fuiste a México? —pregunté haciéndome la tonta.
Entonces la sorpresa sustituyó su enojo. «Bien mi objetivo estaba logrado».
—¿Por qué volviste a México? —preguntó dejándose caer, de nuevo, en la silla.
—Quería estar lejos —expliqué.
—¿De mí? —preguntó cabizbajo.
Negué con la cabeza.
—Del dolor, pero se coló en mis maletas —dije y sonreí.
Estaba nerviosa. Yo había vuelto a España con una sola razón pero, aunque ya lo había decidido, era bastante difícil hacerlo, más que imposible impensable.
—¿A qué volviste? —preguntó.
—¿No te gusta? —pregunté pretendiendo con un juego aligerar la tensión entre nosotros—, aún puedo irme.
Castiel me miró con una mezcla de susto y asombro, y negó con la cabeza sin pronunciar palabra alguna.
»Esto me estresa —dije.
—¿Qué cosa?
—Que me estoy sobre esforzando en que la conversación fluya como normalmente lo hubieran hecho y tú no lo estas permitiendo.
Castiel fijó la mirada en mí, parecía no entender la situación en que estábamos justo ahora.
»¿Quieres quitar tu cara de perro regañado? —pregunté y él no dijo ni hizo nada—. Suficiente —dije y, levantándome de la mesa intenté irme, pero Castiel no lo permitió.
—No sé qué hacer, ni qué decir —explicó deteniéndome de una mano—, quisiera disculparme por lo que pasó, pero eso no cambiará nada. Mary, las cosas no pueden ir como eran antes, cambiaron muchas cosas, pasaron dos años...
—Y una traición —añadí—, pero está en el pasado.
El rostro del pelirrojo se petrificó y, después de solo mirarme por un rato, por fin abrió la boca de nuevo.
—Yo no quería lastimarte —susurró y sonreí con ironía.
—¿En serio? —pregunté zafando mi mano de su agarre—, no lo parecía.
Furiosa salí de la cafetería dejándolo atrás, pero pronto me alcanzó.
—En serio lo lamento —dijo—, debí explicarte las cosas, pero eres tan mala actriz, lo hubieras arruinado.
Lo miré confundida. No entendía qué tenían que ver mis nulas habilidades de actuación con que nuestro futuro juntos se fuera al caño.
—Y para que yo no lo arruinara lo arruinaste tú, ¿verdad?
—No Mary, es que no sabes lo que pasó.
—¿Ah no? —cuestioné retadora, todo era para mí una reverenda estupidez—, ¿y qué pasó, Castiel?
—Era mi venganza.
—¡Venganza!... ¿yo qué te hice?
—No contra ti —dijo—, contra Debrah.
—Ah, pues qué padre —dije destilando sarcasmo—, también te hubiera engañado para que dejaras por mí a alguien que realmente te amaba.
—No es así —intentó explicar—, espera... ¿qué dijiste? —preguntó confundido—..., ¿me amabas?
—Si Castiel —confesé—, te amaba, con toda el alma te amaba, con mi vida te amaba, pero ya no.
Continúa...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top