🎇Dieciseis🎇

El hombre dentro de esa casa mimaba a un pequeño pelinegro de ocho años... mientras que la mujer de larga cabellera cargaba al bebé de tres años que recién despertaba de su siesta de la tarde.

- Papi, papi- el pelinegro menor saltaba para que su padre lo elevara en brazos y jugaran al avión. Ese era su juego favorito.

El hombre accedió y lo elevó haciendo el sonido de un motor con la boca. La mujer los miraba con una sonrisa, cargando al pequeño niño que parecía entretenido y quería que lo alzaran también por los aires. Sería una buena tarde dentro de la casa Park.
Niños felices, risas, aventuras entre almohadas... meriendas por las tardes, juguetes sonando de un lado a otro y los gritillos emocionados del mas pequeño cuando su hermano lo llevaba a una nueva aventura, donde la recompensa de su leche con chocolate le esperaría si completaban la misión.

JiMin era un niño feliz con su familia, a sus cortos ocho años, sabía muchas cosas, sobre todo porque sus padres no sabían hablar bajito. A esa edad, y creyendo que su familia era bonita y llena de amor, nunca pensó que esos gritos los afectarían, tanto a él como a su hermano.

Cuando cumplió once años, sus padres estaban discutiendo en la sala de la casa, no entendía que era lo que estaba pasando.
Com cuidado bajó las escaleras y observó como sus padres se gritaban una y otra vez.

- ¡TE ESTOY DICIENDO QUE NO ME GUSTA LO QUE DICES!- dijo la mujer exasperada y alzando la voz.

- ¡Callate!- el hombre gritó caminando lejos de su madre, y dando vueltas- ¡He soportado que hagas lo que quieras, no deberías reprocharme nada!- dijo con amargura.

- ¡Eso es mentira, todo lo que haces es venir y alejarte!- le recrima la mujer, molesta y bastante ofendida por la acusación.

- ¡He hecho lo posible para que podamos mantenernos!- el hombre le dijo mirandolo y tomandola por los hombros.

- No lo has hecho- le dice con odio. JiMin observa la forma en que se miran y no le agrada.

- ¡Demonios! ¿Qué mas quieres?- le pregunta alejandose de nuevo.

- ¿Me ves con ropa fina? ¿Con aretes de oro?- le pregunta- ¿Ves a los niños vistiendo bien? ¿O teniendo buenos zapatos?- dice molesta.

- Eso no es necesario, lo importante es que tengamos como pagar las cuentas...- no terminan su frase porque la mujer lo interrumpe.

- ¡Y ni siquiera eso! ¡Te acaban de despedir!- le dice molesta y volviendo a los gritos- ¡Mi madre está harta de cuidar a tus hijos!

JiMin puso sus manos en su boca, la abuela... no los quería ya.

JiMin supo que ese era solo el principio de las discusiones.
Las peleas se hicieron mas frecuentes, sobre todo porque a sus padres se les acabó el dinero. Cuando JiMin tenía doce años, en una consulta que hacían en la escuela, descubrió que era un doncel, de esos chicos que podían embarazarse y le pidió a esa enfermera que no se lo dijera a nadie. Cuando la joven le preguntó. Él solo negó y dijo que ya tenían suficientes problemas como para preocuparse por otros, al ver su mirada, la chica se puso tensa, y le entregó unas pastillas para la fiebre, diciendo que podía tomarlas sí se sentía caliente o cansado. JiMin asintió, dejó de ser el mismo niño alegre y nadie pensó el porqué de su cambio tan radical. Al único al que siempre le sonreía era a su hermano menor, a quien todavía le ocultaba las discusiones de sus padres.

- ¡El banco no deja de llamar!- le gritó de nuevo el hombre. JiMin escuchaba desde las escaleras las discusiones.

- ¡Solo compré cosas necesarias!- le gritó la mujer.

- ¡Pendientes con diamantes, bolsos de diseñador, ropa de piel! ¡No entran en la descripción de cosas necesarias!- el hombre dijo molesto mostrando las facturas.- ¡JungKook sigue con gripe! ¿Dónde carajos están los medicamentos para la fiebre?

- Ese niño solo vino a complicarnos mas la vida- le dijo la mujer.

- JungKook es mi sobrino, la última voluntad de mi hermano fue que me hiciera cargo, que no se separara de su familia- el hombre le dijo un tanto dolido. JiMin suspiró, su madre lo recalcaba a cada momento y cada noche que discutían.

- Allá tú si quieres mantener al mocoso, no me interesa- tomó su bolso y salió de la casa dando un portazo. El señor Park suspiró y pasó sus manos por su cara, cansado, tomó su chaqueta y de igual forma salió.

JiMin suspiró.

Las siguientes noches fueron empeorando. Sus padres salían y regresaban con olor a alcohol, pero lo que no se esperaba era que su madre haya tenido un aborto antes de que JungKook llegara con ellos. JungKook había llenado un poco el vacío que su madre sentía.

Los gritos y maldiciones se escucharon aun cada vez más.

- ¡ES UN BASTARDO ENFERMO!- gritó la mujer. JiMin había dejado a su hermano menor durmiendo.

- ¡Ya lo sé!- el hombre gritó también- Lo has dicho las últimas tres noches antes de irte a revolcar con otro hombre...

- Tú haces lo mismo- le recriminó.

JiMin no sabía muy bien a lo que exactamente se referían esas palabras. Pero una vez comenzó a crecer supo de lo que hablaban sus padres. Infidelidad... ellos ya no se soportaban y salían cada noche para consguir una pareja casual.
Cada noche él despertaba cuando su hermano lo llamaba, JungKook nunca sabría que ellos no eran hermanos, se juró que no lo diría a nadie, no se lo diría a nadie.

Su padre llegaba ebrio y se quedaba en el sofá, su madre siempre volvía llena de marcas en su cuello y ropa nueva. El banco estaba exigiendo pagos por las tarjetas de crédito.
JiMin tuvo que ver la forma de comprar la medicina para su hermano menor, ayudaba a una señora en su tienda, limpiando y ordenando, le pagaban poco pero al menos tenía para comprar la medicina para su hermano, ademas la señora siemore le daba una bolsa con comestibles básicos que JiMin podía preparar.

Al cumplir quince años, llegó de la escuela cuando encontró a JungKook al pie de las escaleras, su hermano no podía respirar y corriendo llamó a una ambulancia. Sus padres no estaban, como siempre...

Al llegar al hospital le dijeron que su hermano había desarrollado una paralisis al tener tantas fiebres constantes y no ser tratadas correctamente. Solo con los antibioticos adecuados y rehabilitación podría superarlo pero tampoco era algo seguro...

JiMin lloró, y ese mismo día se juró que pasara lo que pasara, él iba a proteger a JungKook, su hermano.

Pero no esperaba que una mañana al despertar, sus padres hayan desaparecido llevandose las cosas de valor de la casa junto con sus pertenencias...



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Fue un capítulo dificil para mí...

Gracias por los votos y comentarios y por la espera...

Nos leemos...

Yk...

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