Capítulo 2
Una canción terminaba de reproducirse en el celular que estaba sobre la cama, él se asomó por la ventana de su habitación, acababa de terminar de ordenar y era una muy linda mañana por lo que una sonrisa de satisfacción se posó sobre su rostro, ¿Acaso este día podría mejorar aún más?
– Aidan baja un momento por favor – pidió su madre que estaba recostada en el marco de la puerta.
– Claro enseguida voy.
– Apresúrate – ordenó antes de irse.
Casi de forma inmediata él salió detrás, bajó las escaleras y se encontró con sus dos padres en la gran sala de estar hablando con Clara la ama de llaves, que para él era como su otra madre ya que siempre había estado y vivido con ellos o al menos desde que tenía memoria. Su mirada chocó con la de su padre haciendo que este se dirigiera a él...
– Ya nos vamos, regresamos en tres meses, Clara estará a tu cargo durante este tiempo, por favor no quiero que hagas ninguna locura, quiero que cuando regrese la casa este tal y como está ahora.
– Papá, por favor, ya tengo diecisiete puedo cuidarme y encargarme de mí por unos meses.
– Cuando tu hermano tenía diecisiete dejó la estufa encendida y casi quema la cocina – dijo en un intento de bromear.
– No fue tanto así, además te recuerdo que yo no soy Leonard y tampoco es la primera vez que ustedes se van de viaje.
– Aidan tu padre y yo solo queremos que estés bien, ¿sí? – su madre se acercó, lo tomó por los hombros y le dejó un beso en la frente.
– Lo sé mamá.
– Se nos hace tarde no querrás que perdamos el vuelo. No le des problemas a Clara – indicó mientras tomaba dos de las maletas que estaban junto a él y salió.
– Te quiero mucho, pórtate bien – su madre volvió a darle otro beso de despedida y al igual que su esposo tomó su maleta –. Clara por favor cuídalo – habló viendo a la señora que se encontraba a unos pasos de distancia de ella.
– No se preocupe señora, cualquier cosa yo le aviso – la otra mujer asintió con una sonrisa.
– Gracias, nos vemos – se despidió por última vez de su hijo.
– Déjeme ayudarla con las demás cosas – Clara se acercó para tomar otra maleta y ambas se dirigieron a la salida.
El joven caminó detrás de ellas llevando consigo el bolso que su madre había dejado en el sofá de la sala, una vez que se encontraba en la puerta principal que daba a la calle vio el taxi que estaba estacionado frente a su casa y a su padre subiendo con ayuda del chofer el equipaje al maletero.
– Bien eso es todo – indicó el conductor del taxi.
– ¡Mamá! Toma, lo dejaste en el sofá – el chico extendió su mano de la cual colgaba el bolso.
– Gracias – dijo con una sonrisa, luego se acercó a su esposo quien sostenía la puerta del coche abierta para que ella entrara.
– Ya los extraño – añadió el chico en tono divertido por lo que su padre sonrió y rodó los ojos.
– Nos vemos – habló el padre antes de subir al auto.
El taxi se alejó poco a poco de la casa y rápidamente Aidan se dio la vuelta y corrió al interior de esta, subió las escaleras hasta llegar a su habitación y tomó el celular que anteriormente había dejado en la cama, entró a sus contactos y enseguida le envió un mensaje a Claire esperando que le respondiera rápido...
<< Hola >>
<< Hola >>
<< ¿Qué tal? >>
<< Bien supongo, ¿y tú? >>
<< Igual >>
<< ¿Estás en tu casa >>
<< Si >>
<< Por qué? >>
<< En la cerca en diez minutos >>
<< Amm ok... >>
...
El ruido de una escalera chocar con la cerca alertó a la joven que se encontraba de pie a unos cuantos pasos de la cerca.
– De dónde? ¿Qu-qué es lo que estás haciendo? – cuestionó.
– O nada, solo contemplo el paisaje – habló de manera sarcástica –. ¿Qué te parce que hago? Intento pasar la escalera para el otro lado y así puedas subir y cruzar.
– ¿Qué hay de tus padres?
– Ya se fueron, la única que esta en casa es Clara, así que no hagas mucho ruido – señaló mientras acomodaba la escalera.
– ¿Qué pasará si te ve?
– No les dirá a mis padres me quiere demasiado como para hacerlo
– Que engreído me saliste – añadió sonriendo –. Ahora dime... de dónde sacaste la escalera.
– Del cobertizo de herramientas, ya había sacado las llaves desde la mañana así que no se dieron cuenta. Ahora ayúdame a que la escalera pase sin hacer un escándalo cuando caiga.
– Tengo una mejor idea – admitió cruzándose de brazos.
– A sí? ¿Cuál?
– Podría salir de mi casa, caminar hasta la entrada de la tuya, tocar la puerta y esperar a que me abras – dijo de forma obvia. El chico se detuvo un momento a pensar cómo no se le había cruzado ese plan por la mente.
– Le quitas lo divertido a la vida – admitió por lo que la chica rio por lo bajo.
– Entonces...
– No, haremos mi plan, no voy a ir a dejar de nuevo esta cosa.
– Genial... ¿y ya pensaste en cómo vas a pasar esa cosa sobre la cerca que por cierto es más alta que tú, o en cómo voy a saltar desde allí?
– Amm ... ¿Tienes una escalera?
– Que si tengo escalera... obvio que tengo una.
– Entonces tráela.
– ¿Para qué?
– Solo tráela – indicó.
– No sé ni porque te hago caso – la chica se dio la vuelta para ir en busca de lo solicitado.
...
– ¿Y ahora qué piensas hacer? – cuestionó Claire.
– Pon tu escalera recostada sobre la cerca y que quede justo donde quedo el final de la mía.
– Sabes lo mucho que me tarde en traerla y ahora quieres que ... no, ¿sabes qué? Iré a tu puerta y esperaré a que me abran – pronunció ya cansada.
– Vamos, por favor – suplicó –. Solo esta vez.
– Ashhhh, bien, pero la próxima será a mi modo – advirtió.
Una vez que ambas escaleras estaban posicionadas Claire subió por la que estaba de su lado rezando para que esta no se moviera y se fuera de lado, cuando ya estaba arriba pasó una de sus piernas con cuidado para la otra escalera, cuando su pie estuvo bien puesto pasó el otro y empezó a bajar hasta llegar al suelo.
Una vez estando allí se dio la vuelta observando por primera vez a detalle a su amigo quien de igual forma se le quedó viendo. Era la primera vez que sé veían sin que fuera a través de la pantalla del celular o por los espacios que había entre las maderas. El chico se abalanzó contra la joven para darle un abrazo el cual fue muy bien recibido, estaba muy contento de por fin tenerla de frente, estaba cansado de tener que soportar las estrictas reglas de su padre que le impedían salir de la casa o entrar personas que no fueran previamente aceptadas por los estándares de su padre.
– No sabes cuanto espere para esto – admitió aun rodeándola con sus brazos.
– Yo igual – respondió la chica.
...
– Shh no hagas ruido- dijo Aidan colocando su dedo índice sobre sus labios mientras a la vez se asomaba por el marco de la puerta de la cocina esperando que Clara no estuviera allí.
– ¿Seguro de que no está ahí? – preguntó la chica asomándose por encima del hombro de su compañero.
– No, ven – la tomó de la mano y la jaló para que lo siguiera.
Llegaron a las escaleras sin ser vistos, ambos avanzaron a la habitación de Aidan, pero cuando abrieron la puerta se encontraron con Clara que estaba sentada en la orilla de la cama esperándolos.
– Mierda – pronunció el chico a lo que la señora le dio una mala mirada.
– No recuerdo haberte educado así – dijo en forma de regaño.
– Perdón es que... - el joven no terminó de hablar ya que fue interrumpido.
– ¿Podemos hablar a solas? – habló viendo a la chica.
– Claro, espera aquí, no te muevas yo lo resuelvo – le indicó a Claire.
– Te dije que no era buena idea – murmuró la joven. Aidan dio un par de pasos adelante y cerró la puerta detrás de él.
– Clara, por favor – pronunció.
– Sus papás acaban de irse y lo primero que haces es meter a tu amiga a la casa cuando perfectamente sabes lo que opinan tus padres de ella.
– Ya sé, ya sé, pero tú... no piensas lo mismo, ¿verdad?
– No, pero...
– Lo vez, entonces no te molestará que ella esté aquí.
– Aidan...
– Por favor, ella es buena persona y lo sabes, es la única amiga que tengo, no me hagas hacer que se valla por favor – suplicó intentando convencerla.
– Pero, sí sus padres se enteran no dudaré en decir que yo hice lo posible por que no viniera – advirtió.
– Gracias, gracias, ¡gracias! – exclamó alegre con una sonrisa. Él se dio la vuelta para abrir la puerta y dejar que su amiga pasara.
– Pasa – indicó el chico.
– Buenas tardes, mucho gusto – saludó Claire entrando a la habitación.
– Buenas tardes, señorita – saludó Clara quien se dirigía a la puerta.
– Gracias Clara – Aidan pronunció una vez más.
– Si necesitan algo estaré abajo – indicó a punto de irse -. Oh y una cosa más, la próxima vez usen la pueta del frente para que la señorita pueda entrar – ambos asintieron.
– Te lo dije – habló la chica mientras reía luego de que Clara se fuera.
– Ja ja que graciosa – respondió mientras se dejaba caer sentado en donde antes había estado sentada la ama de llaves.
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