2-Hacer las paces
Tn estaba en su casa aburrido y mirando por la ventana, no le apetecía demasiado jugar a algún videojuego y sus amigos tampoco podían quedar porque tenían que ir a clases de repaso. Él por suerte y debido a sus padres estrictos se aseguraba de aprobar todas porque quería hacer que sus padres estuvieran contentos.
―Que aburrimiento―suspiró largamente mientras contemplaba las calles.
En eso escuchó unas voces. Era Enid junto a unos chicos.
―Ya está la loba armando jaleo, ¿es qué no puede estar sin...?―pero dejó de hablar al ver que estaba siendo molestada.
―¡Eh excluida!―uno la empujó―¿por qué intentas hacerte pasar por alguien normal?.
―¡Dejadme tranquila!―ella intentaba defenderse pero acabó en el suelo y empezó a llorar.
―Oh mirad, si tiene bragas de colores y todo―señaló uno.
Ella se cubrió las piernas y su cara estaba roja. Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos y todos aumentaron sus carcajadas.
Tn que veía todo esto sintió una fuerte rabia en su interior. El ver a Enid llorando le provocaba un dolor que le hizo apretar los dientes y puños. Fue a su armario y rebuscó hasta que encontró lo que andaba buscando. Un bate de béisbol que le habían regalado.
―¡Mamá ahora vuelvo!―le gritó bajando corriendo las escaleras y saliendo por la puerta mientras la mujer atendía a unos clientes.
No quedaba lejos. Los vi enseguida y me acerqué mientras aumentaba sus risas. Cuando me vieron fue tarde. Les di con el bate en las piernas, gritaron como cerdos y no me paré de golpearlos también en la espalda.
Uno de ellos intentó golpearme pero bastó esquivar y poner la zancadilla para hacerlo caer al suelo. Sentía unas ganas de golpearlos hasta matarlos pero bajé el bate.
―Ahora largo antes de que cambie de idea―estos se fueron cojeando y apoyándose los unos en los otros y los perdí de vista en una esquina.
Me acerque a Enid que seguía en el suelo, herida y con un poco de sangre. Extendí mi mano.
―¿Estás bien?―ella asintió y la ayudé a levantarse―vamos a mi casa a curarte.
Al entrar por la puerta, mi madre estaba terminando de colocar unas cosas en los estantes.
―Ah, ya has vuelto...¿qué le has hecho a Enid ahora?―dijo al ver a la chica llorando y con sangre.
―¡No he sido yo!
―¿Y para qué es ese bate?
―Su hijo me ha protegido.
Serry parpadeó.
―¿Este zoquete?
―¡Mamá!.
Tn le contó todo lo sucedido y su madre pudo ver la rabia que tenía el chico. Esbozó una pequeña sonrisa viendo el carácter de su hijo y el cariño que procesaba por la loba. Le recordaba a su padre en eso pues era alguien que le costaba mostrar sus sentimientos.
―Ten más cuidado―le dijo―esos habrán aprendido.
―¿No estás molesta?―ella negó.
―Me alegra saber que defiendes a los demás. Ahora ve a tu cuarto y cura a Enid.
Al llegar a la habitación se sentó sobre el borde de la cama del joven y dejó que este le fuera curando las pocas heridas que tenía. Ella ya estaba calmada y relajada, aunque todavía tenía los ojos algo rojos.
―Bueno, listo, curada―dijo guardando todo en el botiquín.
―Gracias...―se notaba en el tono de su voz que estaba triste.
―No te hagas una idea equivocada, el único...que puede meterse contigo soy yo...―volteó la cara.
―¿Por qué me odias?―esa pregunta sorprendió al chico―supongo que en ese aspecto eres como ellos...yo...solo quiero llevarme bien con todos, quiero disfrutar, reír...pero...―sus ojos se empaparon.
Tn abrazó por instinto a la chica haciendo que ella parase un momento.
―Lo siento...no...no te odio...supongo que lo qué empezó siendo una broma...se salió de control...lo siento...pero nunca te pegaría o llegaría a los extremos que han traspasado ellos...
Enid escuchó atentamente, sabía que Tn nunca cruzaría esos límites y esbozó una pequeña sonrisa.
―Te perdonaré con dos condiciones―este se retiró―la primera me invitarás a helado durante una semana y la segunda, tendrás que seguirme en mi página de chismes.
―Lo primero...bueno...supongo que puedo hacerlo. Y en cuanto a lo segundo...―se rascó el brazo―ya...ya soy seguidor.
―¿En serio?―ella se sorprendió.
―Aunque tienes mala ortografía―ella infló las mejillas.
―Es mi verdad―recordó que Miércoles le dijo lo mismo.
―He visto niños de cuatro años escribir mejor.
Enid iba a decir algo cuando Tn tropezó cayendo sobre ella, tendidos en la cama. Ambos se quedaron viéndose el uno al otro.
―¿Te encuentras bien?―la rubia asintió―lo siento.
Se levantó y se sentó a su lado.
―¿Entonces me perdonas?
―Si cumples tu palabra si. Ah, y nada de loba peluda
―¿Y si lo digo una vez a la semana?
―¡No!.
Ambos se quedaron un poco en silencio, sin saber muy bien que decir. Enid le miraba, sentía su corazón acelerarse tanto que empezaba a sudar un poco. Los nervios en el chico también eran similares.
―¿Te apetece que vayamos a por el helado ahora?―Tn no podía mirarla a la cara porque algo le impedía voltear, sus nervios.
―Claro―respondió ella―te espero abajo por si quieres cambiarte.
―Vale.
La loba bajó las escaleras.
―¿Ya estás mejor?―preguntó la madre de este acercándose.
―Si, su hijo no es tan malo―ella se rascó el brazo―me ha invitado a helado durante una semana.
Serry estaba por dentro aguantando la risa y ocultando la felicidad que sentía.
―Ya veo, me alegra ver que habéis enterrado el hacha de guerra―dijo ella sonriendo.
Tn bajó al cabo de poco.
―Mamá me voy―dijo este―tengo que hacer unas cosas.
―Entiendo, pasadlo muy bien en vuestra cita―contestó ella con una gran y amplía sonrisa.
―¡No es una cita!―replicó este molesto―se lo debía y punto―volteó su rostro.
Enid sonreía viendo a este avergonzado.
Lo tomó de la mano y salieron corriendo pues ella tenía hambre.
Acudieron a la heladería cercana y pidieron. Tn se quedó asombrado por lo que pidió la joven, era mucho helado para una persona.
―No te llamaré más loba peluda...ahora serás loba glotona―ella infló las mejillas.
―Eres un idiota
―¿Has visto cuánto has pedido?
―¿Y?, tengo hambre.
Enid se puso a comer con una sonrisa y manchándose la barbilla. Tn se quedó viendo a la joven tragarse todo el helado. Tomó la servilleta sin dejar de mirarla y le limpió la barbilla.
―Eres un poco torpe―le dijo en un tono casi susurro y tierno mientras lo hacia.
La loba sintió un vuelco en su pecho. Se puso roja como un tomate al ver que hacia algo que vio en las películas de amor.
―Gracias―susurró avergonzada y agachando un poco la cabeza.
Este retiró enseguida la mano al percatarse y se quedó igual.
Tn y Enid continuaron en silencio. El joven se fue comiendo su helado mientras de reojo miraba a la chica disfrutar de su comida feliz y sonriente. Una calidez se apropió de su cuerpo. Y sin darse cuenta, la miraba con una sonrisa.
Continuará...
Quedan todavía muchas ''citas'' así, discusiones, risas, escenas con poder de guión y mucho más :D
Espero que les haya gustado :)
Un saludo.
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