Capítulo 85: ¡Fuera de mi casa!
Llegue al fin, creí que podría descansar pero no fue así. En el jardín se encontraba una camioneta que no conocía y en la puerta Tania y Carlos impidiendo el paso, me acerqué a toda prisa.
Kat: ¿Qué está pasando? -pregunté levemente alterada-.
Tania: ¡Qué bueno que llegó niña! Esta señora dice que tiene una orden de desalojo y nos quiere sacar.
Volteé para mirar a la famosa señora de quién hablaba Tania, inmediatamente la vi y ese recuerdo se vino a mi cabeza.
«Flashback.»
Antes de que se quebrará un poco más la relación con mi padre, a mí siempre me tocaba ir a recoger el dinero que mandaba para Carlos.
Ese día era como cualquier otro, saliendo del colegio fui a su oficina, Cyn su secretaria me dijo que estaba ocupado pero me pidió que esperará y eso hice.
Para ser sincera comenzaba a aburrirme, tardo un poco pero por fin se desocupo y entonces la vi salir, a esa rubia, un poco despeinada y con la ropa arrugada y mal acomodada... no era difícil adivinar que es lo que había pasado dentro, ya que fue la única persona que salió.
Y sabía de qué se trataba todo eso, reprimí el profundo asco que sentí y entre, sabia también que esa cara jamás la olvidarla.
«Fin del Flashback.»
Kat: Sabia que la volvería a ver -mencione irónica, ella me miró sin entender-.
La rubia*: ¿De qué hablas niña? -pregunté-.
Kat: Olvídalo. ¿Cuáles son tus papeles del desalojo?
La rubia: Estos -me extendió un sobre-.
Me sentía tan incompleta aún y lo último que quiera hacer era pelear. Ya tenía una batalla más grande que ganar y era la de por fin dejar de pensar que mamá volvería.
Kat: Está bien, nos iremos.
Tania: ¿Qué?
Carlos: Kat, ¿te volviste loca? ¡No podemos irnos! Es nuestra casa.
Kat: Lo sé peque, pero tienen una orden y así no podemos hacer nada.
Carlos: Tenemos que hacer algo.
Kat: No sé puede.
Carlos: Pero, ¿cómo le vamos a dar una casa a una desconocida?
La rubia: No soy una desconocida, de hecho soy la dueña de esta casa. Tan solo que no los saque por lastima -explicó y comenzaba a ponerme de malas-.
Kat: Yo me encargo, ¿quiere? -ella asintió-. Peque, como verás esta señora tiene razón, la casa es suya. Es esposa de papá.
Carlos: O sea que, ¿papá nos está corriendo de nuestra propia casa...?
Kat: No, no digas eso. Ya hablaremos con él luego. ¿Será posible que por lo menos entremos por nuestras cosas personales? -me dirigí a la rubia-.
La rubia: De acuerdo, pero no tarden.
Entramos a la casa y cerramos la puerta, ahí comenzó el interrogatorio.
Tania: ¿Cómo puede permitir este abuso niña?
Kat: Son papeles oficiales, Tania. De verdad no podemos hacer nada.
Tania: ¿Y cómo sabe que no son falsos?
Kat: Tienen un sello especial. Mejor no sigamos perdiendo el tiempo, vayan a empacar sus cosas solo las personales.
Carlos: ¿Y dónde viviremos ahora?
Kat: Llamaré a Drake, tal vez él sepa de algún lugar. Vayan, no tarden.
Me obedecieron y cada quien se fue por su lado, yo también subí a mi habitación y comencé a empacar mientras llamaba a Drake.
Drake: Hola amor, ¿todo bien? -preguntó después de descolgar-.
Kat: Realmente no. ¿Sabes de casualidad de algún lugar que renten para vivir? -inquirí-.
Drake: ¿Por qué me preguntas eso? ¿Pasó algo?
Kat: Nos acaban de desalojar Drake, vino la esposa de mi padre y prácticamente nos está contando el tiempo para que salgamos de aquí.
Drake: No te preocupes, preparen todo. En unos minutos estoy con ustedes.
Kat: Bien.
Drake: Te amo.
Kat: También yo -colgué-.
Hice un poco de tiempo en lo que aparecía Drake, creo que también era una buena forma de que la rubia viera que no estamos solos. Baje con mi maleta y en la sala ya estaban Tania y Carlos, era momento de hablar con ella.
Kat: Tania, como sabes... tengo un empleo pero con esto que acaba de pasar tendré que prescindir de tus servicios.
Tania: Entiendo mi niña -dijo con la cara larga-.
Kat: Lo lamento mucho, sabes lo mucho que te apreciamos.
Carlos: Kat, no podemos hacer esto. Tania ha vivido por mucho tiempo con nosotros.
Kat: Lo sé Carlitos, pero no puedo pagar su saldo.
Tania: No te preocupes mi niño, siempre que pueda los llamaré para saber cómo están.
Kat: Gracias Tania, haremos lo mismo. Te queremos mucho.
Tania: Y yo a ustedes mis niños.
Nos dimos un gran abrazo y obviamente unas cuantas lágrimas salieron. Minutos más tarde salió para ir en busca de un nuevo trabajo. Cuando llegó Drake salimos de la casa, y él ya estaba junto a la rubia.
Kat: Hola amor -salude besando sus labios-.
Drake: Hola -respondió-. ¿Tienes los papeles del desalojo? -inquirió-.
Kat: Sí -baje la maleta y saque el sobre de mi bolsa para dárselo a Drake-.
Él lo tomo y comenzó a revisarlo.
Drake: Pues sí... -dijo-. Es hora de irnos.
Kat: De acuerdo. Con permiso -me dirigí a la rubia-.
Tome de nuevo mi maleta y caminamos juntos hasta el auto de Drake.
Drake: ¿Y Tania? -inquirió-.
Kat: Tuve que despedirla, con mi sueldo apenas si podré cubrir unos gastos.
Drake: Entiendo.
Kat: ¿Y si sabes de algún lugar dónde podamos vivir? -le pregunte-.
Drake: Sí.
Kat: ¿Y? ¿Por dónde es?
Drake: En mi casa -respondió muy tranquilo-.
Kat: ¿Qué? ¡No! No podríamos abusar de tu confianza de esa manera.
Drake: No lo están haciendo, por qué yo se los estoy ofreciendo, en ningún momento me lo pidieron. A demás mi casa es demasiado grande solo para mí y mi nana.
Kat: Aún así, no es justo.
Drake: Pues no hay otro lugar.
Kat: Buscaré un lugar.
Drake: Veamos qué opina Carlos.
Carlos: Sería un buen lugar y por lo que dice Drake parece que está muy grande.
Kat: De acuerdo... al parecer están aliados. Ustedes ganan.
- ¡Genial! - gritaron al unísono.
Kat: Pero... solo serán unos días, mientras encontramos otro lado, ¿de acuerdo?
- Está bien. - respondieron al mismo tiempo.
Continuamos el camino hasta la casa de Drake, ese mismo día llegamos a su casa para instalarnos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top