Capítulo 4: ¿¡Yo!?
Entre a la cafetería, pedí mi desayuno y me encontré con Richard desayunando también.
–¡Buenos días, Rich! –así suelo decirle de cariño.
–Buenos días pequeña, ¿cómo amaneciste? –inquirí.
–Bien, gracias. ¿Tú?
–También –sonrió.
–Qué bien. Mi tortura llegará en unas cuantas horas –dije después de unos minutos y él se burlo.
–¿Qué tortura? ¿De qué hablas? –pregunto confundido.
–Pues Anna no se conformo con verme sufrir ayer en la firma, ¡también quiere que vaya al concierto hoy! –comenté un poco exaltada.
–¿En serio? –abrió los ojos como platos.
–Sí, y tú sabes que no soy mala amiga aparte de que no sé decir que no... y pues acepte.
–Lo sé, te conozco.
–Sí. ¿Y tú qué harás? –cuestione.
–Pues no sé, depende que diga Caro.
–Amm... muy bien, pues espero que se diviertan –sonreí.
–Yo no puedo decirte lo mismo –rio.
–No te burles –lo imité.
–Es broma, ya sabes. Te quiero pequeña –sonrió.
–¿Eso no es broma o sí? –me desquite.
–No, te lo juro que no.
–De acuerdo, te creo. Bueno tengo que irme, nos vemos después.
–Sí, cuídate mucho.
–Igual tú.
Me levante de mi lugar después de terminar mi desayuno, le di un beso en la mejilla a Richard y salí de allí. Me fui a dar una vuelta por el colegio, quería tomar un poco de aíre fresco.
Mi cabeza solo repetía una cosa, el tonto recado de Drake en la parte de atrás de la foto... y volvía a preguntarme, ¿cómo podríamos llevarnos bien? A mí me cae mal y él es tan odioso. ¡Somos polos opuestos! Definitivamente.
Me senté en un árbol, la sombra estaba genial, tenía una vista linda, enfrente los chicos practican. Eran las 12am y decidí irme a mi dormitorio, llegue y como todavía tenía mucho tiempo, me acosté en la cama.
Pasó el tiempo y llegó Anna por mi, yo ya estaba lista y nos fuimos. Llegamos al lugar del concierto y pareciera que Drake estaba esperando por mí, pero, ¿cómo sabía que yo iba a asistir? Era muy extraño. Me mando a llamar a su camerino y fui, no sé por qué pero fui. Llegué y él estaba ahí sentado esperándome.
–Pasa, no te haré nada –me invito a entrar.
–¿Para qué me llamas? –pregunté confundida.
–Es que... –lo interrumpí.
–¡¿Qué?! No le des tanta vuelta, Bell –si iba a hablar más valia que lo hiciera rápido.
–Quiero –se corrigió–, necesito hablar contigo.
–¿Sobre qué? –inquirí.
–Es que me gusta una chica –dijo tímido.
–¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¿Acaso la conozco?
–Sí, la conoces muy bien –arqueó su ceja.
–¡¿Acaso te gusta Anna, mi amiga?! –me sorprendí.
–No.
–¿Entonces? –me confundí de nuevo, yo ya no conocía a nadie más. O acaso... ¿será Mandy?.
–Me gusta otra chica –tenía una mirada picara.
–¿Quién?
–Creo que alguien está celosa –dijo en tono burlón.
–¡Claro que no! Lo dije para presentartela y que así me dejes de molestar –se carcajeo.
–Eso va a estar medio difícil.
–¿Por qué? ¿A qué te refieres? –pregunté aún sin entender.
–Por que la chica que me gusta... eres tú.
–¡¿Yo?! –reí y él me miro incrédulo–. ¿Estás seguro? –pregunté de nueva cuenta, pero está vez demasiado nerviosa–. No, no puedo ser yo.
–Estoy completamente seguro, desde el primer día en que te vi –aseguro.
–¿Pero por qué yo? –inquirí realmente confundida–. ¡Sabes que te odio! –reproche.
–Si me odiaras –hizo unas señas con sus dedos– tanto como dices. No hubieses ido a mi firma, ni venido hoy a mi concierto.
–Entiende lo de la firma fue un mal entendido y si estoy aquí es por mi amiga, no por ti –escupí.
–Pues, ¡no te creo nada!
–Piensa lo que quieras, ¡no me importa! –grite.
–Eso haré... –se encogió de hombros.
–¡Ash! –bufé–. Pero... ¿por qué yo Drake? –pregunte otra vez, quería confirmar que fuera cierto o simplemente espera a que dijera que todo era una estúpida broma.
–¡No lo sé! Mi corazón te eligió –dijo en tono romántico, yo rodeé los ojos.
–¡Hay por favor Drake! No me vengas con cursilerías.
–Ya no puedo más, te amo... eres la chica más perfecta que jamás vi. ¡Quiero gritarlo a los cuatro vientos! –exclamo.
–¡Estás completamente loco! –dije mirándolo de forma extraña, de verdad creo que perdió la cabeza.
Se acerco a mí lentamente e intentaba besarme, estaba a unos centímetros de mi cara. Afortunadamente no logro nada, pues cuando intentaba hacerlo tocaron la puerta y gritaban mi nombre, esa voz era familiar...
Tok-tok, se escuchaban a lo lejos los golpes en la puerta.
–¿Kat estas ahí? ¡Ábreme Kat! –insistían.
–¡Ni se te ocurra tratar de gritar, eh! –amenazó, mientras tapaba mi boca con su mano.
–Déjame –le susurré cuando me dejó respirar moviendo su mano–, me están buscando. Deben estar preocupados –me asusté.
–Estás conmigo, cállate. ¿Qué te podría pasar? –lo desconocía.
Él me tenía acorralada contra la pared y me tapo la boca con una de sus manos, para que no pudiera gritar y efectivamente por más que lo logrará, era imposible.
Se calmo el ruido a fuera y Drake de nuevo me destapo la boca, cuando de repente entraron al camerino. Drake se volteó y se quito de enfrente, era Anna que se acerco a mi furiosa, me sostuvo entre sus manos y comenzó jaloneándome, gritándome que era una mala amiga porque le había mentido diciéndole que no me gustaba Drake y bien que estaba aquí con él en el camerino. Trataba de explicarle que yo no tenía nada que ver con él, pero ella no lo entendía y me jaloneaba más y más.
Continuará...
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