CAPÍTULO XXVIII

~PDV NIALL~

Estaba haciendo mi mejor esfuerzo por evitar a Niara pero se ve que el destino no estaba muy seguro de querer ayudarme.

El día de ayer el entrenador nos había avisado que iban a llegar unos alumnos de intercambio que querían entrenar en el equipo. Poco me importó porque nadie amenazaba mi posición titular, pero mi tranquilidad duró poco cuando escuché que al equipo de las chicas llegaba una nueva líbero que juega en el equipo nacional, estaba segura de que Niara estaría furiosa.

Cuando la encontré en mi recorrido, a pesar de que lo había cambiado para tratar de mantenerme al margen de ella y de su relación con Akanni, me di cuenta de que el amor que sentía por ella era mucho más grande y difícil de controlar de lo que pensaba.

Me sorprendió que me pidiera que la ayudara a entrenar, me sorprendió que me tomara de las manos, pero lo que más me sorprendió fue que me llevara a su casa.

No pensé que algún día comiera con ella y encima en su casa, varias veces tuve que morderme la lengua para comprobar de que todo esto no era un sueño, a pesar de que sus intenciones eran muy distintas de las mías, igual lo disfrutaría.

Cuando terminamos de comer me dirigió hacia una habitación al final de la casa, cualquiera en mi lugar la hubiera tomado por detrás para hacerla suya ahí mismo, yo me tuve que controlar, en mi cabeza solo se repetía "venimos a entrenar", pero ¿dónde?

Al encender la luz no pude más que quedar estúpidamente sorprendido por lo apasionada que podía llegar a ser por el voley. Recorrí cada rincón de la habitación observando los aparatos de gimnasia, las colchonetas tendidas en el suelo todas desgastadas y las pelotas desteñidas, cuántas horas extras habrá entrenado para convertirse en líbero, cuánto amaba su posición y hasta dónde llegaría por ella, todas eran preguntas que iban y venían en mi cabeza.

—¿Vas a observar o vamos a entrenar? —Sabía que me estaba provocando por lo que tomé una de las pelotas que estaba a mi lado, la hice volar y le pegué con toda mi fuerza no era mi intención pero no podía hacer nada en contra de las provocaciones.

—Recién estoy calentando motores. —dije sin muchas vueltas al ver cómo ella había recibido mi remate.

Empezamos con recepción de remates, luego saques y por último toques y freeball, algo que los líberos deberían manejar con los ojos cerrados. Perdimos la noción del tiempo, había pasado mucho tiempo en el que me había divertido tanto en un entrenamiento, y eso se debía a ella, solo a ella.

La vi caer boca arriba en el suelo en busca de aire y de agua, su cuerpo estaba bañado en sudor y en mi cabeza lo único que podía pensar era en lo sexy que se veía. Me acerqué para alcanzarle algo de agua pero al verla con los ojos cerrados por un segundo y perderme en el camino que una de las tantas gotas que caían por su cuerpo, no lo pude seguir controlando y me abalancé sobre ella.

No pareció importarle, o es que realmente no tenía energía, no parecía sorprendida, más bien estaba entregada, y me lo confirmó cuando correspondió mi beso y ella fue quien quedó arriba mío haciendo que mis sentidos se despertaran al cien por ciento.

La levanté en mis brazos y la llevé hasta la habitación que supuse era la suya porque la vi entrar a dejar algo. La recosté en la cama al paso que sacaba lo que me estorbaba. En sus ojos la lujuria ardía y mi cuerpo pedía fundirse con el suyo. Lo siento por Akanni pero esta mujer era mía y me lo estaba dejando saber.

No pensé ni en mil años que Niara fuera tan feroz en la cama, se ve que lo apasionada lo llevaba en la sangre.

Cuando terminamos cayó rendida en los brazos de Morfeo, pensé por un momento en irme pero no quería que pensara cuando despertara que la había usado para descargar mis deseos, porque lejos estaba de eso.

Era increíble cómo podía verse tan indefensa mientras dormía, calculo que tuvo que haber cargado con mucho durante todo el día sin poder ponerlo en palabras, su única forma de liberar su frustración era a través del voley.

~PDV NIARA~

Sentía el cuerpo pesado, quise voltearme pero algo me lo impedía. La luz de la mañana se filtraba de a poco por las cortinas espesas y como pude busqué lo que me impedía moverme, me sorprendí al ver un brazo. Corrí un poco las sábanas y debajo de ella el escultural cuerpo desnudo de Niall me abrazaba. Ahogué un grito con mi mano, no quería despertarlo.

—¿No me digas qué nunca antes habías visto a un hombre desnudo? —preguntó con los ojos cerrados y aferrando el agarre a mi cuerpo.

—Claro que no, digo si, mejor suéltame. —Me había puesto completamente nerviosa, estúpido Niall.

—No lo puedo creer, haber déjame ver. —Se sentó a mi lado y trató de sacar mis manos de mi cara toda enrojecida—. ¿Niara tímida? —Sonrió tan tierno.

—¡Cállate estúpido! —dije tratando de tirarlo de la cama pero su cuerpo era una maldita roca en mi cama.

—Todavía es temprano para peleas, ven y acuéstate. —No me dio tiempo a responder porque el señor ya me había hecho para atrás haciendo que cayera sobre su pecho.

—¡Niall espera un segundo! —dije en vano tratando de que me soltara.

—No quiero, por hoy no quiero esperarte, quiero amarte. —Y tras decir eso me besó, pero no fue un beso apasionado como el de anoche sino por el contrario, uno lleno de amor y protección, como si me estuviera diciendo que él se encargaría de cuidarme.

—¿Por qué no te has ido todavía? —pregunté algo tímida—. La verdad es que pensé que despertaría sola.

—Fue algo que pensé después de que caíste profundamente pero tras analizarlo no quería separarme de ti, al menos por una noche. —Mientras él hablaba acariciaba mi pelo con devoción.

—Sabes que yo sigo con Akanni. —Era un tema que tenía que tocar, Akanni todavía estaba en mi vida y no tenía intenciones de lastimarlo a pesar de que a veces se lo merecía.

—Lo se. —Su mano se quedó inmóvil por unos segundos—. Pero imaginemos que, una vez que salga por aquella puerta, todo vuelve a ser como antes. Por ahora quiero disfrutarte así, en mi pecho. —Sus palabras calaron hondo en mi corazón.

—De acuerdo. —Fue lo único que pude decir, su calor era absorbente.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —Ahora trazaba círculos en mi espalda con sus dedos.

—Ya estas haciendo una. —bromeé.

—¿Por qué juegas al voley? —Su pregunta me sorprendió, no me lo esperaba.

—Porque el voley me salvó. —Sonreí pensando en los recuerdos pasados, en aquellos en los que empezaba a jugar—. Cuando era más chica, digamos que estaba saliendo de la escuela primaria mis padres comenzaron a tener conflictos en su matrimonio, al punto de que tuvieron que separarse. Cuando me tocaban los días de visita con papá en verdad eran de terror, le rogaba a mi madre que no me llevara con él pero ella nunca escuchaba. Mi padre después del divorcio quedó en bancarrota y se ahogaba en la bebida, habían días en que no me reconocía y simplemente descargaba su ira en mi cuerpo, incluso me torció el tobillo en una oportunidad. —No podía creer que estuviera contándole algo tan privado.

—Ese miserable, cómo se atreve. —Niall estaba cerrando con demasiada fuerza sus puños, por lo que yo simplemente lo abracé para que se tranquilizara.

—Cuando llegaba a su casa me encerraba hasta que se quedaba dormido, luego me escapaba para tomar un poco de aire y salir de ese sitio tan viciado. —Continué con mi relato—. En ese tiempo las canchas de los barrios eran alegres y repletos de niños jugando. Me senté a ver cómo les enseñaban a jugar con una pelota y una red. El profesor que estaba a cargo un día se dio cuenta de que siempre me detenía a mirarlos así que se acercó y me invitó a unirme. Al principio tenía miedo y desconfianza de los hombres, debido a la mala imagen de mi padre. —Seguía con el relato evitando que las lágrimas cayeran.

—Y no es para menos. —Ahora acariciaba mi rostro.

—La desconfianza no desaparecía pero me dije a mi misma que no perdía nada con intentarlo y que era mejor que estar en casa encerrada. Cuando el profesor elogió mis antebrazos diciendo que si seguía practicando duro tendría un buen apoyo, fue la gota de confianza que me faltaba. El momento en que hice mi primera recepción mi corazón se quedó en la cancha, el voley me atrapó. —La sensación de aquella pelota golpeando mis brazos todavía estaba viva.

—¿Y por qué líbero? ¿Por qué tomártelo tan enserio al extremo de lastimar tu cuerpo en un entrenamiento? —Se que se refería al día en que me lastimé las piernas.

—No tardó mucho para que mis padres se enteraran de que había empezado a jugar. A mi padre no le gustó que saliera por lo que me dio una paliza al punto de hacerme sangrar las piernas. —Su cuerpo nuevamente se había tensado y estaba luchando por contener la ira, lo podía sentir—. Para ese tiempo mi madre había encontrado una nueva pareja y solo se dedicó a decirme que era una inútil que no llegaría a ningún lado como mi padre, que me volvería una fracasada. En la escuela logré entrar al equipo oficial y cuando me evaluaron para saber a qué posición me adecuaba más yo dije que quería ser líbero.

—Pero el líbero tiene la posición más limitante dentro de la cancha. —Se que trató de no herir mis sentimiento dando su opinión respecto a la posición que amo.

—Eso es para todos, pero para mi el líbero tiene su propio encanto. —Me animé a acariciar su rostro, gesto que él no negó—. Para mi el líbero es aquél que está con los pies en la tierra, es el que al entrar y salir de la cancha mantiene el flujo del partido con la cabeza fresca. El líbero para mi es aquél que se sacrifica por el equipo desde abajo para que sus jugadores puedan volar. —Sonreí, no estaba segura de si él había logrado comprender la magnitud de mi amor hacia mi posición.

—Eres increíble. —Afianzó su agarre—. Te amo. —Y tras decir eso me envolvió en sus brazos de una forma tan cálida que me dejé ir en sueños nuevamente, se sentía como mi refugio personal.

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