CAPÍTULO XXVII
~PDV NIARA~
No podía creer lo estúpidamente feliz que Akanni estaba por solo haberle tomado de la mano, de verdad que a veces parecía un niño.
El camino hacia mi casa fue silencioso, no tenía nada de que hablar con él, es más necesitaba volver a mis sentidos y saber qué carajos quería de mi vida, pero ahora culpa de la idiota de Sunni no podía concentrarme.
—Gracias por traerme. —dije bajándome del coche.
—Niara espera... —Quiso bajarse del auto pero se lo impedí colocando mi mano sobre la puerta.
—No te confundas Akanni, que te haya tomado de las manos hoy no significa que no esté molesta y herida contigo aún. —Le dije de la manera más fría y cruel que podía, quería mi espacio sin importar cómo.
—Lo entiendo. —Por un breve segundo me sostuvo la mirada para luego bajarla y dirigirla al volante.
—No vengas por mi mañana, volveré a mi vida antes de estar contigo y en cuanto tome una decisión sobre nuestra relación te lo haré saber. —Pude ver las lágrimas asomarse sobre sus ojos, pero si quería de verdad algo de paz tenía que ser fuerte, de lo contrario él no me haría caso alguno.
Me dirigí hasta la puerta de mi departamento y con una cara totalmente sombría le di un saludo frío indicando que ya podía irse.
No pensaba cenar, en mi mente estaba no perder mi puesto contra Sunni, por lo que caminé hasta mi habitación para cambiarme por ropa nueva de entrenamiento, hoy saldría nuevamente a correr.
La noche ya estaba más fresca que las últimas veces, el invierno definitivamente había llegado. Agradecí que la campera tenía el cierre que subía hasta el cuello, si algo odiaba de enfermarme era que me doliera la garganta, eso me ponía realmente de mal humor.
La tranquilidad del lugar me envolvía en el silencio alegrando a mis pensamientos, la brisa se llevaba los malos recuerdos del día y solo por eso estaba más que agradecida.
—¿Piensas correr hasta romperte las piernas nuevamente? —Esa voz ya era habitual para mi encontrarla en mis noches.
—¿Me vas a decir que no me estas siguiendo, Niall? —No me hizo falta mirarlo para saber que era él, no me hizo falta detenerme porque sabía que igual me seguiría.
—No me hace falta seguirte, ya te he dicho incontables veces que el destino te traerá hasta mi, pero eres tu la que no quiere darse cuenta de eso. —Mantuvo su distancia de mi, en ningún momento dejamos de correr.
—No estoy de humor para tus acertijos. —Lo corté, a pesar de que quería seguir hablando con él no me parecía justo para Akanni.
—Las únicas veces que te he visto de humor es cuando estas en la cancha o estas sosteniendo una pelota. —Pude ver por el rabillo de mi ojo como las comisuras de sus labios se levantaban formando una estúpida sonrisa sexy.
—No tengo nada para decir al respecto sobre eso. —Y es que en verdad eran mis mejores momentos de humor.
—Lo sabía. —Su autosuficiencia era cegadora por momentos.
—Si de verdad no me estas siguiendo, y es el destino el que quiere que nos encontremos quédate en silencio, no quiero escuchar a nadie mientras corro, ya bastantes problemas tengo por el día de hoy. —Sabía que él sabía a qué me refería.
Niall corrió unos pasos atrás mío, sin aumentar la velocidad cuando tranquilamente podía acelerar el paso y estar a la par, sin embargo, no lo hizo y eso me dio cierta tranquilidad, volviendo mis pensamientos al silencio.
Podía sentir su respiración detrás de mi, podía sentir cómo cada gota de sudor acariciaba su rostro, y por un instante sentí envidia de ellas. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta de que había un bache por el sendero donde corríamos, por lo que casi caigo en él, y digo casi porque en cuestión de segundos Niall se adelantó para detenerme sosteniéndome por el brazo.
—Gracias. —dije apoyando mis manos en mis piernas mientras recuperaba algo de aire y el alma, ya que estábamos.
—No entiendo qué te tiene tan distraída que no te diste cuenta, generalmente no eres así. —Estaba sentado en el piso mirándome sin pestañear siquiera.
—Si te vas a sentar a descansar hazlo en un lugar donde no pasen los autos. —dije tomándolo del brazo para arrastrarlo a un costado de la calle y sentarnos en lo que quedaba del césped verde que había estado perdiendo su color debido al cambio de estación.
—Si hubiera sabido que te ibas a preocupar tanto por mi, hubiera hecho esto antes. —dijo sonriendo a mi lado.
—¡Shhh! Solo calla por unos minutos, tengo mucho en qué pensar. —Cerré los ojos y caí de espaldas.
—¿Estas así por la nueva líbero? —preguntó recostándose a mi lado.
—¿Cómo sabes de ella? —Instintivamente me volteé y no imaginé quedar frente a su mirada juguetona—. Lo siento, yo...
—No te muevas, quédate así por un momento. —Impidió que me moviera colocando su brazo en mi cintura.
—De acuerdo. —Fue lo único que pude decir toda sonrojada, idiota, justo ahora tenía que ser tan sexy.
—Realmente muero por besarte en este instante, pero le prometí a Akanni no hacer nada. —Acomodó detrás de mi oreja un mechón de cabello que se había soltado—. Así que solo, al menos, en consideración a que te salvé hace un momento quédate así, solo por esta vez voy a conformarme con tenerte así. —No podía evitar morir de ternura.
—No has respondido mi pregunta. —Traté de cambiar el curso de la conversación, si no lo hacía la que no estaba segura de poder contenerse iba a ser yo.
—Escuché hoy en clases que habían venido algunos jugadores de intercambio, y alguien, no se quién, dijo que una líbero de nivel internacional estaba aquí. Al escucharlo sabía que te ibas a alterar y que ibas a hacer todo lo posible para que no te quiten tu lugar en el equipo. —Niall no dejaba de sorprenderme.
—¿Qué tienes que hacer después de correr? —No estaba segura de por qué había preguntado eso.
—Nada ¿por? —Su cara de confusión era muy graciosa, no pensé nunca que con lo serio que era podía hacer ese tipo de expresiones.
—¡Perfecto! —dije toda entusiasmada poniéndome de pie—. Nos vamos ahora mismo. —Lo tomé nuevamente de la mano.
—Contigo hasta el fin del mundo, pero debo de admitir que me das algo de miedo en este momento. —confesó sin soltar mi mano.
—¡Tú sígueme! —Y comencé a correr.
Niall corrió detrás mío en silencio, estaba segura que estaba confundido, que no entendía nada pero él igual me siguió.
—Niara esta es tu casa. —dijo tomando bocanadas de aire.
—Lo sé. —Mi mirada cambió a una maliciosa—. Vas a ayudarme a entrenar para mejorar y hacer que Sunni se devuelva llorando a Corea. —Abrí la puerta y me quedé esperando a qué saliera de su aturdimiento y entrara.
—¿Pero es tu casa? ¿Cómo vamos a entrenar aquí? —preguntaba a la vez que daba pasos tímidos hacia el interior de mi casa.
—Tu solo entra. —Lo tomé de la manga de su campera para tirarlo hacia dentro, hoy no estaba en mis cabales pero lo iba a aprovechar—. Siéntate aquí voy a calentar algo de comida, ni pienses que vamos a entrenar sin nada en el estómago. —Me dirigí hasta el refrigerador al tiempo que sacaba algo de comida que habían dejado las chicas esta mañana.
—Me sorprendes cada vez más. —Puso sus brazos sobre la mesa sin quitar de vista lo que cocinaba.
—No esperes mucho, es algo que hicieron las chicas esta mañana. —Le serví un plato junto con un vaso de agua.
Comimos en silencio, al principio lo miró con desconfianza pero se lo terminó comiendo. Yo por mi parte solo sonreía al ver su expresión.
—Ahora si, sígueme. —Y lo llevé a mi cuarto de entrenamiento luego de que pasaran unos minutos reposando la comida.
—Ésto si no me lo esperaba. —No salía de su asombro mientras recorría el lugar.
—¿Vas a seguir hablando o vamos a entrenar? —Sabía que iba a caer en mi provocación, si en algo nos parecíamos era en nuestra pasión por el voley.
—Ya deberías estar en posición, no tendré piedad. —Tomó una pelota y sin siquiera calentar su brazo la lanzó contra mi cuerpo haciendo que el impacto dejara un moretón en mis antebrazos.
Creo que estuvimos alrededor de tres horas entrenando, practicamos la recepción de saques, de remates y hasta los toques. Ahora estaba boca arriba en el suelo completamente agitada y bañada en sudor.
Niall estaba a mi lado sin decir palabra alguna, él solo me miraba.
—¡Deja de mirarme! —Levanté la voz pero no lo miré, no tenía fuerzas para pelear.
—No puedo. —Su cercanía me sorprendió, colocó su cuerpo sobre el mío sosteniéndose en sus manos, ambas a un lado de mi cara—. Lo siento pero en este momento no puedo seguir cumpliendo mi promesa. —Yo no entendía a qué se refería estaba tan agotada que mis neuronas no funcionaban correctamente.
Niall se acercó hasta mis labios sin romper el contacto visual, y no tardó más de dos segundos para besarme. Al principio su beso era dulce y lleno de devoción.
No se cómo fue que terminé sobre él, y eso bastó para subir el interruptor. Mi cuerpo reclamaba su cercanía aún más y parecía ser que le pasaba lo mismo. La intensidad de su beso subió a uno lleno de pasión y de deseo.
Niall se puso de pie y me miró relamiéndose los labios, gesto que me excitó. Me acerqué hasta él para subirme a su torso. Me sostuvo de mi trasero mientras me comía la boca y se dirigía hasta mi habitación.
Me dejó en la cama mientras se sacaba todo aquello que estorbaba, y al verlo completamente desnudo no podía creer el perfecto cuerpo que estaba frente a mi.
No me dejó tiempo para pensar ni retractarme, me miró con sus ojos oscurecidos por el deseo, deseo que pensaba apagar esta noche, dispuesta a pagar el precio de las consecuencias.
Aquí les traigo al amor de mi VIDA NIALL (FACUNDO CONTE)
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