CAPÍTULO XIX

~PDV NIARA~

Traté de dormir, pero la realidad fue dura y precisa golpeándome con todo lo que tenía. A penas si pude dormir diez minutos.

El celular sonó dejándome saber que era hora de volver al mundo social, aquel alejado de mis pensamientos, aquél en donde me sentía segura.

Tomé una ducha rápida y tuve que usar maquillaje para tratar de ocultar mi desvelo, ni siquiera reparé en la ropa que me había puesto. No desayuné, tomé mi mochila y mi bolso de entrenamiento, pero al salir de casa ahí estaba él, como ya se le había hecho costumbre.

—Buenos días. —dijo sin apartarse de la puerta del auto, estaba segura que esperaba que lo peleara pero no tenía ganas, así que solo subí  y abroché mi cinturón tras dejar los bolsos—. ¿Te encuentras bien?

—Ajam. —Fue lo único que articulé, no me sentía con ánimos de llevarle la contra.

Encendió el auto y nos encaminamos a la universidad. Me di cuenta de lo incómodo que estaba y eso solo hacía que me sintiera peor de lo que ya estaba.

~PDV AKANNI~

Desde ayer en la noche que Niara estaba algo rara, distante creo que era la palabra adecuada.

Cuando la encontré en la biblioteca llorando me asusté, pensé que le habían robado, que le había llegado una noticia triste, cualquier cosa pasó por mi cabeza. Pero fue más raro cuando dijo que un libro había caído en sus piernas porque por más que miré alrededor no vi ninguno, sin contar que sus piernas están completamente recuperadas y que ninguno de los libros tenía un tamaño considerable para causarle tanto dolor. Solo lo dejé pasar, iba a esperar a que ella me contara qué había sucedido en verdad, no quería asfixiarla como ella me lo había pedido.

De regreso a su casa iba a invitarla a cenar pero ella antes de que pudiera decir algo, simplemente me dijo que estaba cansada y que necesitaba estar sola.

Estuve toda la noche recapitulando en qué me había equivocado esta vez, me rompí la cabeza tratando de recordar si había hecho o dicho algo que la molestara, pero nada venía a mi cabeza. Lo que pasaba con el equipo no era tan importante para que se pusiera de esa forma, a pesar de que entendía lo importante que era el voley para ella.

En la mañana la estaba esperando fuera de su casa para llevarla a la universidad, como habíamos acordado. Solo la saludé y su silencio fue suficiente para darme cuenta de que ella no había dormido.

Pensé que me gritaría por no darle su espacio, pero en silencio entró al auto dejándome estupefacto.

Cuando estábamos llegando no pude seguir aguantando el silencio, aquí había algo y quería saberlo, no soportaba verla como un fantasma. Aparqué el auto y apagué el motor.

—¿Me dirás qué sucede? —Traté de sonar lo más tranquilo que pude, cuidando mi tono de voz.

—No pasa nada. —Su voz a penas si salió de entre sus labios.

—Puedes decirme cualquier cosa, no me enojaré ni gritaré ni haré berrinches de niño pequeño. —Fui totalmente sincero, si de verdad quería ganar el amor de ella tenía que madurar, así fuera a los golpes.

—De verdad. —Volvió  a contestar tras tomarse unos segundos pensando.

—¿Sabes qué eres importante para mi? —pregunté tomándole delicadamente el rostro mientras acariciaba la suavidad de sus mejillas.

—No. —respondió ella con los ojos llenos de lágrimas. ¿Qué tan mal estaba para que la chica más dura del voley esté a punto de romper en llanto?

—Pues deberías saberlo. Eres muy importante en mi vida. —La miré fijo—. Te metiste en mis pensamientos sin importar cuánto me resistiera, pero lo verdaderamente importante sucedió cuando te metiste en mi corazón si avisarme. —Me acerqué lentamente a su boca y con toda la suavidad del mundo la besé.

Al principio parecía estar sorprendida, pero luego empezó a seguirlo y en menos de un segundo sus lágrimas comenzaron a caer, el sabor salado se mezclaba en nuestros labios.

—Si no paras de llorar harás que me preocupe aun más al punto de pasar todo el día a tu lado, no te abandonaré ni cuando vayas al baño. —hablé suave mientras secaba sus lágrimas—. ¿Quieres eso? —Negó con la cabeza—. Lo sabía, soy demasiado perfecto y no quieres que todo el mundo me vea. —Ella sólo rió.

—Gracias. —dijo con sinceridad y algo más calmada.

Eso fue suficiente para calmar mis ansias. Encendí el auto y me puse en marcha nuevamente.

~PDV NIARA~

Cuando Akanni me preguntó qué me sucedía realmente quería escapar del auto, no podía soportar mirarlo por un segundo más, todo esto estaba mal y era mi culpa.

Cuando dijo que podía contarle cualquier cosa y que no haría berrinches realmente me sorprendió ver cómo había madurado, el Akanni de antes hubiera hecho un escándalo por lo que no hablaba o porque estaba deprimida. Me debatí por unos segundos en contarle todo, pero preferí callarme y solucionarlo antes de mencionarlo.

Al ver cómo me sostenía la mirada llena de amor y dulzura mis ojos comenzaron a picarme, las lágrimas estaban desesperadas por salir y tomaron su curso libre cuando me besó. Esa era la primera vez en la que sentía que me besaba con tanto amor y con una suavidad inexplicable. Solo pude agradecer.

Cuando llegamos a la universidad la primera materia que teníamos era la suya, por lo que tuvo que esperar dentro del auto hasta que yo estuviera dentro de la universidad para evitar problemas.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? —Zaida ya había apartado un banco para mi a su lado.

—El tráfico estaba fatal. —Mentí, lo que pasó en el auto lo guardaría para mi. Me acomodé esperando que llegaran los profesores.

—Claro, el tráfico. —Me guiñó un ojo a lo que solté una carcajada justo en el momento en el que entraban Demyan y Akanni.

—Voy a matarte en el entrenamiento más tarde. —susurré luego de que Akanni me diera una mirada de sorpresa y diversión.

—Había olvidado que eras mi entrenadora personal, lo bueno es que Naima sufrirá conmigo. —sonrió pensando en que el castigo sería para las dos.

—Lo siento querida, serás solo mía. —La vi estremecerse ante mis palabras.

Introducción a la Psicología no era una materia desagradable, solo que trataba de explicar los conceptos que la mayoría ya sabía por lo que por momentos se tornaba algo aburrido.

Los varones poca atención prestaban a la clase diferente de las chicas que lo único que hacían era babearse con los profesores. Si supieran que Demyan está de novio y que Akanni es mío no los mirarían de esa forma, a quién engaño, lo seguirían viendo igual o peor.

—Niara, Zaida afuera las dos. —Escuchar mi nombre y el de mi amiga me puso en alerta, estoy segura que no hicimos nada malo en clase.

—¿Qué hiciste Zaida? —pregunté a mi amiga mientras me ponía de pie y le dirigía una mirada inquisidora.

—Juro que no hice nada esta vez. —Su mirada era sincera.

Mientras nos dirigíamos a la salida los susurros no tardaron en llegar. La mayoría por ser de primer año no sabían que el profesor era el entrenador del equipo de voley femenino y que el profesor adjunto era el capitán del equipo masculino de voley. Tampoco sabían que con Zaida estábamos en el equipo de voley porque no nos molestamos en relacionarnos con los demás.

—¡Juro que no hicimos nada malo! —Zaida fue la primera en hablar.

—Si estábamos prestando atención, de hecho estaban hablando sobre las series complementarias que Freud desarrolló. —Gracias a Dios que estaba prestando atención, aunque no podía decir lo mismo de mi amiga, estaba segura de que se la pasó con el celular mandando mensajes a su novio.

—Qué bueno que hayas estado prestando atención. —Akanni dijo tras guiñarme un ojo.

—Akanni compórtate que estamos en horario escolar. —Demyan lo reprendió.

—No entiendo como Kailani te soporta con ese carácter que tienes. —Le contestó con un tono burlón.

—¿El caso es...? —Zaida los interrumpió después de ver cómo la mitad del curso se había pegado a la puerta para ver tras los cristales lo que sucedía.

—Casi lo olvido por pelear con Akanni. Tienen prohibido saltarse el entrenamiento de hoy. —Nos miró como si de verdad fuéramos a hacerlo.

—¿De verdad? Niara me va a matar hoy. —Tras el comentario de mi amiga y ver su cara de sufrimiento los tres estallamos en una carcajada.

—Te lo habrás buscado. —Demyan habló divertido.

—¡Entrenador! —Chilló casi llorando.

—¡Nos vemos esta noche! —dijeron levantando sus manos en forma de despedida.

Cuando desaparecieron ambas entramos al curso inmersas en nuestros pensamientos, tanto que no notamos que todos nos miraban de manera poco disimuladas.

—¿Tendremos entrenamiento extra? —Me preguntó Zaida centrada mirando a la nada misma.

—No lo creo, no se hubiera tomado el trabajo de decirnos después de clases. —contesté.

—¿Tendremos entrenamiento castigo? —Lo pensé por un instante pero estaba segura de que esta vez habíamos hecho las cosas bien.

—Hablemos después que llegó el profesor de Lógica. —Hice una mueca de desagrado, materia que detestaba.

Luego de las clases y de comer el almuerzo con Zaida nos encontramos con Naima para dirigirnos al entrenamiento. Nos contó que el entrenador había ido hasta su clase para hablar con ella y con Amika, la otra armadora del equipo.

Cuando terminamos de cambiarnos noté que en la tribuna habían dos chicos sumamente a puestos y que no dejaban de ver a Milena.

—¿Por qué hay personas en la tribuna? ¿Tenemos prácticas abiertas? —pregunté ya que generalmente las prácticas eran cerradas al público en general.

—No lo creo. —Titrit habló.

—¿Entonces quiénes son esos dos que no paran de desnudar a la capitana con la mirada? —Ya me caían mal.

—¡Ah! ¿Te refieres a Noah y a Ian? —Señaló en dirección donde estaban los dos.

—Si. —afirmé.

—Verás, el rubio se llama Noah y el morocho se llama Ian, es el ex capitán de voley, y ambos han estado persiguiendo a Milena por más de un año pero ella simplemente se niega estar interesada en alguno de los dos. —Porqué por un momento me vi reflejada en esa situación.

—¡Bueno, basta de charlas! —La capitana apareció aplaudiendo para que le prestáramos atención—. Estoy bien enterada de que el entrenador les pidió no faltar hoy, y eso se debe a que hoy tendrán su primer partido de práctica. —Nos miró a todas de una manera severa.

—¿Contra algún equipo de la ciudad? —pregunté curiosa.

—En realidad contra el equipo de los chicos. —Al terminar de decir eso los varones aparecieron de entre los vestidores—. Si pierden las mato.

Entre la multitud vi la sonrisa en Akanni y la dulzura en los ojos de Niall. ¿Qué de malo podía suceder?

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