CAPÍTULO XIII
~PDV NIARA~
Al bajar del auto un hermoso y mágico bosque esperaba por mi, no lo pude resistir y corrí en su dirección.
El aire fresco y puro entraba por mis pulmones y golpeaba suavemente mi rostro haciendo que mi cabello bailara con su brisa. Los árboles, de distintos tamaños y tonos de verde, eran la atracción principal. La rugosidad de la corteza de sus troncos con los pliegues en relieve hacían que uno imaginara que eran místicos. Al menos más de la mitad de ellos debería tener más de cien años, y eso ya era emocionante para mi.
—Veo que al menos te gusta. —La voz de Akanni me sacó de mi hipnotismo.
—No creas que no sigo enojada contigo. —No pensaba dar el brazo a torcer.
—Tranquila, lo se muy bien. Pero el verte sonreír mientras caminas sola es un gran alivio. —Sus palabras sonaron sinceras.
—De acuerdo —Sonreí—, solo te daré algunos puntos y solo porque amo los bosques. —dije, aunque en realidad amaba todo lo que fuera verde mientras no tuviera que cuidarlo yo. Mi idea de planta en una casa era una de plástico.
~PDV AKANNI~
Sabía que había hecho enojar a Niara, sabía que había prometido cambiar y que no lo estaba haciendo en absoluto.
Mientras entrenábamos me di cuenta de que Zaida me perseguía sutilmente con la mirada en cada paso que daba por lo que supuse que era ella quien le informaba sobre mis pasos a Niara.
Aproveché la oportunidad cuando el entrenador se descuidó y Zaida no estaba para salir corriendo, el no verla me estaba matando, su indiferencia era un puñal atravesando mi corazón.
Debo decir que me puse algo triste ver que no me atendía y cuando me estaba por ir no podía creer lo que mis ojos estaban viendo: Niara en la espalda de Niall peleando como si se conocieran hace tiempo.
—No me asustes por favor. —Su voz me lo confirmó—. Dime cuál es tu casa. —Le dijo señalando con su cara los departamentos frente a ellos, se ve que no me habían visto.
—¡Niara! —Me adelanté mientras hablaba fuerte para que supieran que estaba ahí—. ¿Qué haces con ella? —pregunté, los celos me estaban comiendo por dentro y tenía que tratar de no demostrarlos o nuevamente ella se enfadaría.
—Estaba en mi recorrido hacia la tienda y la encontré justo cuando se estaba desplomando en el suelo. —Había algo, lo presentía—. ¿Debería haberla dejado tirada? —Su voz cambió a una más seria y dura, generalmente es un tipo distante, a duras penas habla en los entrenamientos y cuando lo hace siempre hay ironías entre sus palabras, pero no sé porque hoy sonó más irónico que de costumbre.
—No, está bien. —dije en un tono algo falso—. No te preocupes, yo me encargaré a partir de ahora. —Inmediatamente me di la vuelta para que pudiera subir a mi espalda.
—¿Está bien si me detengo aquí? —No se porqué tuve la sensación de que se estaba refiriendo a otra cosa, algo no me cerraba y no sabía qué era.
—Yo puedo sola, mis piernas ya descansaron bastante. Gracias. —dijo para luego bajarse lentamente ayudada por sus brazos. —Buenas noches. —saludó y algo tambaleante comenzó a caminar hasta su departamento.
Vi como Niall la saludaba desde la distancia para seguir corriendo, en ese momento volví a perder el interés por él y me centré en ella, pero cuando intenté hablar terminamos como siempre, la situación me estaba hartando.
Dejé de insistir y me fui hasta mi departamento necesitaba despejar un poco mis ideas o me volvería loco.
Cuando llegué solo revoleé las cosas por cualquier lugar y me recosté en la cama y las palabras de Niall comenzaron a dar vueltas por mi cabeza. ¿Celoso yo? Que va. Era obvio que lo estaba y mientras más pensaba me di cuenta de que su casa no estaba en esa dirección, ¿con qué necesidad de mentirme? Quizás le gustaba, pero ¿en qué momento se volvieron tan cercanos? Porque si me ponía a pensar en frío la forma en como los vi fue muy relajados a pesar de que estaban discutiendo, era una discusión algo amigable, demasiado para mi gusto.
No sólo fue verlos tan cerca sino el hecho de sus últimas palabras, a qué se estaba refiriendo, de qué se tenía que detener, pero lo más importante es por qué ella pareció no querer que se detuviera. Para ese entonces ya había tirado la almohada contra la puerta de mi habitación mientras me incorporaba de la cama. Necesitaba enfriar la cabeza y nada mejor que una ducha de agua fría a pesar de que la noche ya estaba bastante fresca.
A penas el agua hizo contacto con mi cuerpo mis músculos se tensaron en respuesta, pero luego de unos segundos me acostumbré y pude relajarme. Pasé un rato largo, no porque me gustara el agua fría sino porque necesitaba calmarme.
Al salir de la ducha me cambié por ropas cómodas y volví a la cama, necesitaba hacer algo para acercarme nuevamente a Niara. En mi mente cruzaban y se hilaban miles de idea pero ninguno me dejaba satisfecho. Giré mi rostro dirigiendo mi vista al balcón que daba en unos de los rincones de mi recámara y me quedé observando las plantas que estaban allí, plantas que a mi madre le daba por arreglar cada vez que venía de visita.
Estaba por cerrar los ojos cuando una idea apareció justo en el momento antes de caer en los brazos de morfeo. Tomé desesperado mi celular y busqué la ubicación de uno de los bosques encantados que tenemos, hay muchas leyenda dando vueltas sobre nuestros bosques y como recordé que se mudó sola y a estado casi todo el tiempo encerrada ejercitando para volver a entrenar por lo que deduzco que no ha tenido tiempo para respirar aire puro.
Gracias a todos los santos que mañana por fin traerían del mecánico a mi pequeño bebé así que iría a buscarla y nos saltearíamos las clases. Me la estaba jugando así que esperaba al menos que le agradara el lugar.
Ni pude dormir de los nervios. Finalmente, luego de dar vueltas y vueltas en la cama, me levanté temprano y salí en su búsqueda.
—¿Cuánto de cruel tengo que ser contigo para demostrarte que no quiero nada de ti? —Fue lo primero que me dijo al notar que la estaba esperando, creo que ni ha notado que estoy sobre el capó de mi auto.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no me importa? Yo sólo quiero estar contigo, que me des la oportunidad de conocerme. —dije firme—. Me gustas mucho, y no soy de los que renuncian así de fácil.
Sus ojos se encontraron con los míos y suspiró fuertemente.
—¿No piensas subir? —pregunté, y solo ahí notó que estaba apoyado en un auto último modelo de color negro.
—Sólo si prometes estar callado. —Me increpó y eso me sorprendió, no el hecho de lo que dijo, sino que accedió a subirse.
—Claro. ¡Vamos que se hace tarde! —dije abriendo la puerta del lado del copiloto.
—Todo un caballero. —Se burló y estaba seguro que solo quería provocarme, era como si no pudiéramos estar los dos solos hablando.
El viaje se volvió algo lento y silencioso ya que estaba cumpliendo con lo que le había prometido, pero más que nada estaba nervioso de que no le gustara el lugar hacia donde la estaba llevando.
—¿A dónde vamos? —preguntó furiosa pero no respondí—. Akanni si no me contestas abro la puerta y me tiro. —Me amenazó pero yo solo me volteé a verla, debía admitir que se veía hermosa enfadada, me gustaba jugar con fuego para que negarlo.
Traté de colocar mi mirada lo más serena que pude, tratando de no reír mientras intentaba en vano abrir la puerta mientras conducía, era obvio que le puse seguro a la puerta, soy bastante consciente de lo impulsiva que es.
—¡Akanni para el puto auto de una maldita vez! —Cuando estaba por insultarme de nuevo frené y nuestras miradas se encontraron.
—Fuiste tu quien me dijo que se subiría si me quedaba callado, y eso fue lo que hice. —dije en un tono sereno y divertido—. Puedes bajar. —y me dirigí para abrirle la puerta.
Intenté en vano ofrecerle mi mano para ayudarla a salir del auto, ella solo me ignoró y caminó hipnotizada hasta el bosque. Punto a mi favor.
Se veía tan alegre, era como si perteneciera allí, como si fuera una ninfa guardiana del bosque. Tocaba cada tronco con admiración, inhalaba con asombro los distintos perfumes de las flores, acariciaba las hojas de los árboles. Se veía realmente feliz, tranquila, en paz.
Cuando volteó para mirarme pude ver un rostro relajado, un rostro enamorado de la naturaleza. Conocí un lado infantil e inocente de ella. Yo volví a enamorarme de la mujer que estaba frente a mi.
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