CAPÍTULO XII

~PDV NIARA~

Su repentina declaración me dejó en completo shock, tanto que no sabía si no me podía mover debido a que mis piernas se volvieron débiles o a que me sentía completamente sorprendida.

Me había quedado hundida entre sus palabras y sus ojos, tan así que no noté que se había acercado demasiado a mi.

—¿Qué haces? —pregunté exaltada.

—¿Qué otra cosa podría hacer? —dijo volteando dejándome una muy buena vista de su espalda bien trabajada—. Llevarte a casa, vamos, sube. —Sonrió mientras miraba mi rostro de sorpresa.

—Gracias —dije con orgullo—, puedo sola. —Y al intentar levantarme caí de nuevo al suelo.

—Claro, me queda muy claro que puedes caminar sola. —habló irónicamente, era obvio que se estaba burlando de mi—. Solo dime donde queda tu casa y te llevaré allí. Prometo no abusar de ti. —Luego de decir esas palabras me guiñó un ojo.

Por más que quería mis piernas no reaccionaban por lo que solo me quedó guardar mi orgullo y trepar hasta su espalda.

—Si dices algo sobre mi peso juro que te mato. —Lo amenacé de muerte, no soy sensible a mi peso como el resto pero creo que a ninguna chica le gusta que un hombre le diga que está pesada.

—De acuerdo, tu sólo dime por dónde. —Yo sólo señalé el camino.

La caminata fue silenciosa pero agradable, su espalda realmente era reconfortante, se sentía cálido y extrañamente eso me tranquilizaba. Su perfume era agradablemente masculino. No se que me estaba pasando, yo solo me estaba dejando llevar, tanto que perdí la noción del tiempo y del espacio.

—¡Oye! ¿Te encuentras bien? —Su voz resonaba en mi cuerpo.

—Si. —Era lo único que podía decir.

—No me asustes por favor. —La sinceridad en su voz me asombraba—. Dime cuál es tu casa.

—¡Niara! —Justo cuando estaba por contestarle, y de todos los momentos en los que podía aparecer porqué justo lo tenía que hacer en este—. ¿Qué haces con ella? —Su reacción me puso en alerta.

—Estaba en mi recorrido hacia la tienda y la encontré justo cuando se estaba desplomando en el suelo. —Punto a su favor, no le dijo que en realidad estaba corriendo—. ¿Debería haberla dejado tirada? —Su voz cambió a una más seria y dura, era completamente como otra persona.

—No, está bien. —Su tono fue algo falso—. No te preocupes, yo me encargaré a partir de ahora. —Y se dio la vuelta para que me subiera en su espalda.

—¿Está bien si me detengo aquí? —No se porqué tuve la sensación de que su pregunta no se refería a este momento en particular.

—Yo puedo sola, mis piernas ya descansaron bastante. Gracias. —Me bajé lentamente ayudada por sus brazos. —Buenas noches. —saludé y algo tambaleante comencé a caminar hasta mi departamento.

No dijo ni una sola palabra, pero las dos frases que había dicho bastaban para llenar mis pensamientos.

—¡Espera Niara! —Akanni corrió hasta mi—. ¿Por qué has salido sola y a esta hora de la noche? Si algo te pasara yo...

—Creo que dejé muy claro que no necesito que te hagas pasar por mis padres. —hablé rudamente estando ya en la puerta de mi departamento—. Agradezco tu preocupación, de verdad, pero si me asfixias solo lograrás que me aleje de ti por completo.

Tras decir eso noté un destello de miedo en su rostro, Akanni era un sujeto que no podía llegar a comprender del todo, bueno de hecho a los hombres no llegaba a comprenderlos del todo, pero qué puedo esperar si no me comprendo a mi misma a veces.

Entré dejando a un Akanni asombrado afuera y hasta sin palabras, algo que raramente sucedía, pero ahora no quería pensar en ninguno de los dos por lo que simplemente puse el tema que me levantaba el ánimo.

El tema hablaba en si sobre superar las dificultades y llegar sin remordimiento a cumplir tus metas y disfrutar de tus logros, o al menos es lo que yo interpretaba en el trasfondo de la canción.

Me senté sobre el suelo y revisé mis piernas, a simple vista no había nada fuera de lo normal. Suspiré aliviada y me recosté mientras pensaba en cómo había terminado envuelta con esos dos.

En cierta medida entendía lo de Akanni, ambos somos apasionados por el voley, en algún punto era lógico que terminaramos conociéndonos, además no podía negar que era apuesto, pero su gran defecto era que se preocupaba demasiado por mi al punto de asfixiarme y no tener en cuenta mis pensamientos o mis deseos. Su faceta graciosa era encantadora y cuando quería podía demostrar una seriedad que te dejaba helada.

Por otro lado, ese chico me estaba volviendo loca, aparecía de la nada, no me dejaba ver su rostro completamente. Era un misterio, pero por alguna extraña razón estaba en los momentos justos en los que me sentía sola o necesitaba de apoyo, me estaba volviendo loca.

Era agradable en cierto punto, se podía ver un atisbo de humor y simpatía, y sin motivo alguno me sentía bien a su lado, hasta protegida, pero lo cierto es que yo había llegado hasta aquí por el voley, y a como de lugar me mantendría firme en mi objetivo.

Luego de cenar, bañarme y mensajearme con Zaida, como ya se había hecho costumbre, me dirigí hasta mi cama para dormir, eso era lo que necesitaba, mañana por fin volvería a clases.

Sus rostros no dejaron de aparecer en mis sueños, por un momento sentí que iba a enloquecer, pero lo que más llamó mi atención fue que las palabras de ese chico no dejaron de resonar, ¿Qué muro debía romper?

Me levanté lentamente, quería disfrutar de la mañana sin que nadie me interrumpiera. Mientras se calentaba el agua para el desayuno me dispuse a vestirme con un jean algo desgastados en las rodillas, una camiseta blanca lisa y arriba una camisa camuflada, junto con unos borcegos, qué podía decir amaba el camuflado.

La mochila estaba lista al igual que el bolso con la ropa de entrenamiento, ahora tenía todo listo para poder entrenar, ni el entrenador podría pararme.

Al salir de la casa cómo era de esperarse Akanni ya me estaba esperando afuera.

—¿Cuánto de cruel tengo que ser contigo para demostrarte que no quiero nada de ti? —Se que soné cruel y ruda, y que me hace quedar como que no tengo sentimientos pero con este tipo si no era sincera no lo entendería, su nivel de terquedad está a otro nivel.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que no me importa? Yo sólo quiero estar contigo, que me des la oportunidad de conocerme. —dijo firme—. Me gustas mucho, y no soy de los que renuncian así de fácil.

Sólo me quedó suspirar, era agotador tratar de hacerlo entrar en razón.

—¿No piensas subir? —Cuando preguntó noté que estaba apoyado en auto último modelo de color negro, totalmente su estilo.

—Sólo si prometes estar callado. —Lo increpé pero con él definitivamente no se puede.

—Claro. ¡Vamos que se hace tarde! —dijo abriendo la puerta del lado del copiloto.

—Todo un caballero. —Me burlé para sacarlo de sus casillas y nada, así que no me quedó otra que subir.

El viaje se volvió algo lento y realmente me estaba preocupando llegar a horario. Finalmente me asusté cuando vi que tomó una ruta que no iba a la universidad.

—¿A dónde vamos? —pregunté furiosa pero el idiota no respondía—. Akanni si no me contestas abro la puerta y me tiro. —Lo amenacé pero él solo me volteó a ver.

Su mirada era serena, no había preocupación en ella aún cuando intenté en vano abrir la puerta mientras conducía.

—Akanni para el puto auto de una maldita vez. —Y cuando estaba por insultarlo de nuevo el auto frenó y nuestras miradas se encontraron.

—Fuiste tu quien me dijo que se subiría si me quedaba callado, y eso fue lo que hice. —Luego de meditar su respuesta noté que estaba abriendo mi puerta, ¡Mierda! Me quedé pensando demasiado que no vi cuando se bajó—. Puedes bajar.

Hizo el intento de darme la mano pero se la rechacé, aunque la verdad cuando bajé no esperaba encontrarme con eso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top