Capítulo 3: Extraño
—Solo quédate callado un poco más, por favor.
La voz fría de Lumine sonó al otro lado de la puerta e inmediatamente el de pelo verde agachó la cabeza apenado.
—N-No quise sonar mal, es solo que no me quiero distraer mientras limpio mi espada —un pañuelo rojo recogía a su paso barro que cubría el arma—. ¿Qué tal estuvo la bebida?
—Siendo honesto, bastante buena, aunque me dejó la lengua dormida por un rato —dijo omitiendo que los primeros segundos fueron una tortura—. Deberías probarla algún día, Lumine.
La rubia hizo una última pasada del ahora sucio trapo y miró la hoja de la espada levemente brillante. Sonrió y abrió la puerta encontrándose con un pecoso que entre sus brazos sostenía a una durmiente Paimon. Con mucha precaución en sus manos, Izuku empezó a seguir a la chica hacia la sede de los caballeros de Favonius.
—¿Es normal que duerma tanto?
—Cuando come mucho, si.
La oji miel no siguió la conversación quedándose a medias el intento del pecoso.
—Perdón por haber salido así sin más... digo. Ambos quedamos que viajaremos juntos para llegar al fondo de nuestro problema con la diosa desconocida. Me desmayo y lo primero que hago es buscar cosas por el campo...
—Pues... yo estuve correteando junto con Amber —reveló entre risas—. Un ladrón llamado Ave Rapaz o algo así. No pasa nada.
—Ya veo, pero.
—El punto es que no te disculpes por eso. Conque perdamos una tarde no va a cambiar todo, además prometimos ayudar con Stormterror. Mientras tú fuiste a tus búsquedas de flores, yo conocí un poco más a Lisa y Kaeya.
—¿Son buenas personas?
—Hmm, Lisa es un tanto —una pausa en cuanto pensaba escoger las mejores palabras asustaron a Izuku—, coqueta. Y Kaeya sería del tipo de gente de las bromas en situaciones un tanto incorrectas. Te recomiendo que no te quedes con Lisa a solas bajo ninguna circunstancia.
—O-ok.
El camino siguió ahora por unas escaleras levemente inclinadas. El enorme en cuartel de la Orden de los Caballeros de Favonius los esperaba, o más bien. En la entrada una hermosa rubia de ojos azules y usuaria del elemento Anemo los estaba por recibir.
—Lumine-san, Izuku-san. Que gusto verlos de nuevo —la Gran Maestra Intendente saludó—. Gracias por venir.
Los guardias abrieron las puertas permitiéndole el paso a los viajeros. Al entrar en la oficina, un silencioso Kaeya los aguardaba detrás de la puerta junto con una sonriente Lisa.
Los tres tomaron asiento, y Paimon se quedó flotando mientras pensaba en que comer más tarde. Izuku intentaba ignorar la peculiar sonrisa que le regalaba la mujer de cabellos castaños y ojos verdosos, pero le era casi que imposible. Para su suerte Lumine decidió hablar.
—¿Alguna novedad?
—Es hora —dijo el usuario de la visión Cryo—. Ya tenemos casi todo lo necesario. Aunque aún falta una parte...
Sus ojos cristalinos analizaron a peli verde de pies a cabeza de nuevo.
—Él que está bien, Kaeya —la rubia defendió el aspecto del chico—. No se va a desmayar de nuevo.
Izuku bajó la cabeza apenado, por su culpa los había retardado, sobre todo a Lumine que esperaba irse de allí lo más pronto posible.
—Según el bardo necesitamos la Lira Sagrada —informó el capitán—. Diluc está al tanto en caso de que algo salga mal y tengan que huir.
—¿Diluc? —preguntó Paimon.
—Es un... ex miembro de los Caballeros, mi hermano adoptivo —explicó haciendo un ademán con las manos—. Pero eso no es lo importante, ¿quién irá tras la Lira?
Jean que miraba todo desde su escritorio desvió la mirada hacia Lisa, esta cabeceaba en señal de aburrimiento. La rubio bufó levemente molesta. Lumine estaba por alzar la mano pero el chico la interrumpió.
—Yo lo hago, creo que será pan comido —logró decir sin equivocarse—. Si mal no recuerdo por palabras de Bárbara, la entrada está bien protegida.
—Izuku, ¿estás seguro? Se que ya te recuperaste, pero...
—Confía en mi, además —sus ojos se iluminaron por pequeños rayos verdes que empezaron a brotar por todas partes—. He recuperado parte de mi poder.
—No se trata de combatir —refutó ella.
—Ya lo sé —sus pies se separaron del suelo y empezó a flotar—. Planeo ser cuidadoso, no un bomba que llame la atención, además, tengo mis trucos.
—¿Y si algo sale mal?
—Supongo que otros días en cama no me harán mal —intentó bromear pero a Lumine no le causó gracia alguna.
—Te estaré esperando afuera junto con Paimon en caso de que algo suceda.
Ambos chicos buscaron la mirada de aprobación por parte de los demás presentes. Kaeya y Lisa miraban extrañados las habilidades del pecoso.
• • •
—Muy bien, será hoy mismo en la noche. Prepárense bien, yo los estaré esperando en caso de cualquier cosa.
Izuku planteaba mentalmente la mejor manera de guardar su estado de infiltrado sin que los demás se dieran de cuenta. Además era la primera vez que estaba de acuerdo con robar. Su mente le decía que estaba mal, que a los mejor y podía convencer a su reciente amiga Bárbara de prestársela. Pero tan poco como apareció la idea, de desmoronó por la gran fidelidad de la diaconisa hacia la institución religiosa.
El sol se ocultaba mientras los tres iban en dirección a la iglesia. A tan solo un par de metros de la entrada, Venti sonreía mientras tocaba una pequeña melodía y miraba al cielo.
—No se preocupen por mi, les estaré deseando suerte —deslizó los dedos sobre el instrumento y repentinamente este desapareció—. Como el dios Anemo tienes total bendición para "robarme".
Soltó una carcajada dejando a Izuku con la sangre helada.
—¿E-eres el dios Anemo? ¿Pe-pero por qué no tienes tu cosa esa?
—Una larga historia, suerte viajero —las puertas de la iglesia se abrieron, y el pecoso entró—. ¿Crees que lo logre?
Lumine se quedó viendo la puerta un par de segundos, Paimon prefirió permanecer callada.
—Más o menos...
—Es algo —alzó los hombros y volvió a materializar su instrumento para seguir tocando—. Debería hacer una canción de esto...
• • •
Reclamos, varios de ellos.
El piso de madera reflejaba gotas de sangre que se coagulaban con prisa. Y las manos del bardo miraban sorprendido su reliquia. A pesar de que el paso del tiempo le hubiese pasado factura, aún era igual que en antaño.
—¿Cómo pasó esto? —la rubia zapateada mientras se cruzaba de brazos frente a su compañero—. Te dijeron nada de pelear, Izuku.
—Y-yo, bueno verás. Apareció una mujer de ropa extraña y morada, tomó esa cosa primero que yo e hizo señas para que yo me quedara callado —Jean que curaba el brazo del chico le prestó atención—. Me lancé hacia ella sin pensarlo, de la nada un animal surgió y me causó la herida, el resto ya lo conoces...
—Los fatui —un pelirrojo que acomodaba el vino de manera perfecta sobre los estantes intervino—. Debí de suponer que estarían actuando ya, pero...
—Es extraño que se hayan esperado hasta que nosotros actuáramos —la gran maestra pensó la situación—. Deben estar siguiéndonos los pasos, ¿pero, desde cuándo, que tanto tanto saben...?
El pelirrojo llamado Diluc tosió para evitar que su amiga de la infancia se sumiera demasiado en sus pensamientos.
—Ya falta poco, solo necesitamos restaurar el poder eso —dijo Venti sonriendo—. Lo lograste, viajero. ¿Aunque, me podrías explicar cómo es que puedes volar? No te vi usar ninguna visión, o alas por el estilo...
—A veras, yo te-tengo una habilidad que me permite "acceder" a otras posibilidades.
Lumine hizo señas de no preguntar más.
Jean se separó con el pulgar alzado. El pecoso agradeció y se levantó.
—Lamento haber puesto todo en riesgo —se disculpó agachando la mirada—. Intentaré no ser un problema a la próxima.
—Cumpliste la misión, eso es lo importante.
Lumine puso una mano sobre su hombro para darle ánimo. Le sonrió junto con Paimon, cosa que sirvió ya que le contagiaron el gesto.
—Ya pueden ir a descansar, mañana terminaremos esto.
Salieron de la taberna para empezar a caminar por las calles hacia un hotel que no estaba muy lejos de allí. De vez en cuando el pecoso miraba de reojo a la rubia, y esta también lo hacía pero retiraba la mirada cuando estaban cerca de conectarla.
—Lo siento —dijeron ambos al mismo tiempo—. No, fue culpa mía —reivindicaron el hecho nuevamente haciendo que el ambiente se calmara un poco.
—Ok, tu primero —atinó a decir Lumine.
—Lamentó haber "peleado", y haberme desmayado... y también haberme perdido, y también —fue interrumpido por la mano de la rubia.
—Shhh, también fue culpa mía eso, en parte. No podía pretender que robaras una reliquia y salieras intacto, sino fuera porque puedes flotar yo creo que en mi caso la misión hubiera fracasado —aseguró con una sonrisa—. Esta vez me superaste, Izuku.
—S-si, tienes razón—la chica aceleró un poco el paso dejando el peli verde pensativo, pero cuando estaba por llamarla su vista se iluminó.
Monstruosas piedras de varios metros de diámetro descendían de los cielos. Enormes tormentas sacudían todo el alrededor, varios rayos azotaban todo lo que estuviera sobre el suelo sin piedad alguna, acompañado ráfagas de viento que atracaban todo lo que estuviera pegado a la tierra como si hubiese sido conectado con pegamento barato. La tierra donde se encontraba parecía que se iba a resquebrajar en cualquier momento.
Abrumado por la imagen y la sensación se arrodilló en el piso y se sostenía la cabeza como si fuese a a explotar por tanta información.
Pero su mente no le dejó descansar, ahora frente a él miraba, un idílico palacio en el cielo se iluminaba de un color que nunca había visto. Una sombra se alzaba sobre todo lo demás.
—7 puestos —sentenció aquel ente.
Y sin más, todo volvió a la normalidad.
Se levantó con dificultad, tambaleándose de un lado a otro.
—¡Izuku! —llamó la chica—. ¿Ya vienes?
Ella no había visto nada.
—S-si, es que se me cayó una moneda —corrió lo más rápido que pudo.
Tenía la sensación de que esa sombra lo estaba siguiendo, y eso no le gustaba para nada.
—Menos mal que Paimon no la atrapó primero —bromeó pero al ver la cara de seriedad del chico se calló—. ¿Estás bien?
—No pasa nada —respondió sin más y se tocó la cintura, su cuerpo parecía advertirle que pronto algo va a ocupar algún espacio—. Lumine-san. ¿Tienes hambre?
—La verdad si —su estómago gruñó y se sonrojó un poco—. Esta vez tu prepararás la cena.
—Como ordene, mi superior —dijo en tono de broma, ganándose un pequeño golpe en el hombro por parte de ella—. Auch.
—Ya sabes que no me gusta que me digan así —apuntó con el dedo indiscriminadamente—. La próxima verás lo mucho que he aprendido a dominar del elemento Anemo.
—Y por eso hoy será una comida exquisita, jaja —rio muy nervioso y abrió la puerta del hotel, en medio de la charla por fin había llegado al destino.
Paimon que flotaba mirando todo desde atrás se llevó la mano a la barbilla y la frotó con ansiedad. <<¿y ahora que es lo qué pasa?>> cuestionaba al ver el extraño comportamiento de su amigo, si es que lo podía llamar así.
Definitivamente ese mundo estaba por demostrar una mínima parte de su verdadera naturaleza.
Si lo sé, corto porque no alcanzo siquiera las 2k de palabras, pero la verdad es que no quiero repetir todo exactamente igual que en lore original. Obviamente la trama base se situará igual, pero uno que otro cambio no viene mal.
Espero les haya gustado.
GottoCatch
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