Como cada vez que tenían problemas, Ink y Error acudían a Geno y a Reaper por algún consejo. Puede que ellos aún tuvieran muy jóvenes a sus hijos, pero están seguros de que sabrían que solución darles.

-No tengo idea- respondió Geno, dejando en el suelo a Silver (a quien había estado cargando) y diciéndole que vaya a jugar con sus hermanos.

Ink miró enternecido como el pequeño niño de tres años corría hacia sus hermanos y empezaban a jugar.

Geno lo notó.

-Quizás podrían tener otro hijo- comentó. La ilusión brilló en los ojos del pintor mientras una mueca de horror puro nacía en el rostro del ex-destructor.

-No- dijo Error, tajante -Además, Ink y yo ya no peleamos, no hay manera de que llegue otro engendro-

-No como llegaron PJ y Grady- insinuó Geno, posando una mano en su vientre ligeramente abultado -Pero hay otros modos-

Ink olvidó por completo el asunto mientras, feliz, felicitaba a su hermano por la noticia. Mientras, Error meditaba en lo dicho por Geno. En tener otro hijo.

La simple idea reinició a Error.