CAPÍTULO 4. EL COMPLOT PARA BLOQUEAR EL MENSAJE
El martes siguiente por la mañana Humberto se entrevistó con el padre Franco Salvatori.
- ¡Cómo es posible!, ¿así de cínicamente te lo dijo?
- Casi textualmente.
- ¿Cómo dices que es?
- De unos sesenta años, canoso, ojos claros, da clases en una Universidad de Madrid, supongo la Complutense, conoce a algunos jesuitas y tal vez hasta haya pertenecido a la orden.
- ¿Te comentó algo en ese sentido?
- No de forma explícita, pero por sus comentarios me quedé con la idea de que ha tenido un intenso intercambio vivencial con La Compañía más allá de su amistad con don Juan.
- ¿Nos ve como soldados de Cristo?
- Con otras palabras, dijo algo así como que los jesuitas dan todo por la Iglesia, aunque la Iglesia en ocasiones no lo quiera.
- Para decir eso basta con estudiar un poco de historia.
El caso es que no te dijo nada que permita inferir que tan lejos pretende llegar ¡te dejó todo a ti!
- Sí, sospecho que solo es una forma de excluirme de sus planes y francamente a pesar de su cerrazón me quedé con la impresión de que es un académico serio que responde a las expectativas generadas por don Juan.
- Por cierto ¿te dijo algo nuevo ese viejo zorro?
- Nada nuevo, continuó en la misma actitud inicial, solo me presentó con su tocayo como él le dice y se mantuvo al margen, pero me pidió que le preguntara a usted si no le verá durante este viaje.
- ¿Solo eso? ¿Sin ninguna expresión soez?
- Bueno sí, dijo que le dijera que es usted un viejo cabrón.
- Eso quiere decir que aun se siente sano y lúcido ¿cómo es que supo que estaba yo aquí?
- Egúsquiza dijo que un amigo le comentó que en el Colegio Mayor de la Universidad de Comillas usted mencionó que viajaría a México en estos días.
- ¿En Comillas? pues sí, es verdad, yo dije eso ahí, bueno, regresando al asunto creo que debes insistir en conocer lo que pretende Egúsquiza, porque aunque no creo que sea una amenaza que merezca que nos preocupemos, no conviene ignorar que ese viejo hereje que es don Juan dice que su tocayo es alguien digno de tomarse en cuenta.
- Sí, don Juan es un hereje –convino Humberto-, brillante y hereje; ¿cómo es que trabaja para la iglesia y por qué me envió con él?
- La Iglesia sabe desde hace mucho tiempo que la mejor manera de superar las críticas es conociéndolas desde su génesis para aprender de ellas y evolucionar antes de que tomen fuerza.
Y los pensadores herejes de buenas intenciones como don Juan han entendido que la iglesia es más receptiva cuando las críticas se presentan por los conductos correctos.
Creo que si hubiéramos actuado siempre así Lutero no hubiera causado tanto daño.
Y te mandé con él porque me pidió ayuda para conseguir a alguien con quién trabajar.
Humberto hasta ese momento no había entendido por qué los escritos de don Juan señalando errores y debilidades de encíclicas o de modificaciones a la liturgia o de posturas políticas, eran difundidos sin censura en los seminarios jesuitas.
Ahora lo entendía, aunque en sus adentros hubiera preferido seguir en la ignorancia de que estaba siendo utilizado para modular la importancia y trascendencia de los trabajos de su más admirado maestro.
Entendió también que don Juan no podía estar ajeno a lo que sucedía y que si lo aceptaba era porque su intención no era destructiva, sino la de propiciar que los futuros sacerdotes fueran críticos y no irreflexivos corderos.
- ¿Que me sugiere hacer con respecto a Egúsquiza?
- Trabajaremos en dos frentes, yo trataré de investigar en España sobre sus actividades y proyectos, tú avanzarás lo que puedas con su texto y esperarás mis noticias.
- De acuerdo padre ¿cuándo regresa a Roma?
- Pasado mañana, si el nuncio no dispone otra cosa.
Con la certidumbre de que el proyecto de Egúsquiza era más importante de lo que el padre Salvatori estaba dispuesto a reconocer, Humberto regresó a su departamento de la Colonia Cuauhtémoc de la siempre magnífica Ciudad de México.
Decidió ir a Querétaro al día siguiente para cumplir con el encargo de Egúsquiza, lo que resultó en una agradable experiencia libre de tropiezos.
Llegó directamente al campus universitario, entregó el libro y se dirigió al centro histórico de la ciudad para disfrutar de la gastronomía local, después de comer opíparamente y deambular por los bellos callejones exclusivos para peatones, regresó a México sin realizar ninguna otra actividad pues no era verdad su dicho de que tenía ya planeado ir a Querétaro para otros asuntos.
Los siguientes dos días se vio impedido de dedicar tiempo al misterioso proyecto debido a las conferencias que impartió en dos universidades particulares, pero a partir del sábado se enfrascó en la tarea de entresacar enunciados del texto para empezar a vincularlos con los nombres de los tratadistas que se acordaba que habían dicho algo al respecto.
El lunes decidió visitar la biblioteca de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma para iniciar la formalización del marco teórico, así pasó esa semana y la siguiente.
Cuando el trabajo acumulado le hizo sentir que era válido hacer un intercambio de ideas con Egúsquiza le envió un correo electrónico en donde incluyó sus avances y la petición de comentarios, la respuesta que recibió al día siguiente fue lacónica y fría.
"Gracias, me complace saber de los avances logrados, es mi opinión que se desarrollan en la dirección correcta. Estoy rebasado por mis actuales compromisos y lamento no poder comentar a más detalle".
De acuerdo a lo convenido con el padre Salvatori, Humberto le retransmitió su correo y la respuesta. A las nueve de la mañana del siguiente día se enfrascó con él en una conversación por la Internet.
humberto_zambrano. Buenas tardes padre, espero que este frente a su computadora ¿Está ahí? BUZZZ!!!
franco_salvatori. Buenas tardes por acá y buenos días para ti, salí un momento ¿Qué novedades tenemos?
humberto_zambrano. Ninguna, solo la continuada sensación de que me están tomando el pelo ¿Ha logrado saber de Egúsquiza?
franco_salvatori. Sí, pero resulta que quien nos puede dar todos los detalles de su persona, un su amigo muy cercano, está en un viaje de cuatro meses a Argentina y he decidido esperar a que regrese para solicitar su cooperación, esto porque cuando las personas están de este lado del océano me hacen más caso.
Por ahora he logrado saber que Egúsquiza es reconocido por su sapiencia y seriedad, tiene un currículum impresionante que incluye trabajos y publicaciones en muchas prestigiosas universidades como UCLA, CAMBRIDGE , OXFORD, LOBAINA, LA SORBONA, LEEDS y varias más.
Ha tenido estancias de entre 6 y 10 meses en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania del Este, Austria, Italia, México, y Argentina; después, por tres años no se movió de España hasta que visitó México y tú lo conociste.
Quien me dio esta información descarta que pueda involucrase en un ejercicio de amarillismo teológico, yo no sé que pensar, creo que el único camino es seguir jugando su juego y aprovisionarse de paciencia.
Otro punto importante es que no está en Madrid, ahí me dicen que sigue en México ¿qué opinas?
humberto_zambrano. Todo eso me hace sentir más intrigado. Lo que haré hoy mismo es ir a la dirección donde se hospeda cuando visita México para tratar de establecer su actual ubicación ¿alguna sugerencia?
franco_salvatori. Ninguna, por favor infórmame del resultado de tus pesquisas. Hasta pronto.
humberto_zambrano. Hasta pronto.
Más molesto que curioso, Humberto se dirigió caminando a la colonia San Rafael para averiguar sobre el paradero del escurridizo español que empezaba a constituirse en una desagradable pesadilla.
El dueño de la casa de huéspedes le confirmó que había regresado a España hacía tres semanas y que lo esperaba de regreso para finales del año.
Corría el mes de septiembre y decidió que al no haber más opción que esperar lo haría con paciencia y serenidad, aunque no resistió la tentación de incluir en los correos electrónicos a Egúsquiza algunas preguntas tendientes a establecer su paradero.
- ¿Cómo está el clima? ¿Qué horas son por allá?
Incluso intentó que Egúsquiza aceptara enlazarse en modo de conversación y de esa manera conocer el horario del lugar en que estaba, pero las sugerencias fueron ignoradas y cuando lo propuso de manera explícita la respuesta fue en el sentido de que eso no era posible porque nunca sabía cuándo estaría sentado frente al ordenador.
Con la paciencia agotada, a finales del mes de noviembre se animó a pedir definiciones.
- Por favor dígame su fecha de llegada a México para irlo a recibir al Aeropuerto.
La respuesta fue.
- Gracias, así lo haré, pero por ahora tengo la necesidad de posponer mi viaje hasta febrero, estoy un poco enfermo y debo recuperarme antes.
La perspectiva de prolongar la espera le incomodó mucho, por lo que se enlazó por la Internet con el padre Salvatori en búsqueda de orientación.
humberto_zambrano. ¿Esta usted ahí?, ¿podemos charlar?
franco_salvatori. No solo podemos, debemos charlar. Pero antes dime ¿hay alguna novedad con relación al español?
humberto_zambrano. Solo que pospuso su viaje a México por razones de salud, aunque no me comentó que mal le aqueja; dice que vendrá hasta febrero.
franco_salvatori. ¿Qué edad estimas que tiene Egúsquiza?
humberto_zambrano. Entre 60 y 65.
franco_salvatori. Pues cuando llegó a Madrid hace tres años se le veía de 40 y cuando se fue hace unos meses aparentaba 50.
humberto_zambrano. Eso no hace ningún sentido, ¿quién es la fuente?, ¿hay alguna explicación?
franco_salvatori. Héctor Fernández es un miembro de la congregación que conoce muy de cerca a Egúsquiza, es quien te dije que estaba de viaje, ayer me llamó por teléfono desde Madrid y hoy recibí su informe por escrito, mismo que en este instante te envío, ahí encontrarás cosas muy interesantes, estudia el documento y dame tus comentarios.
humberto_zambrano. ¿Alguna opinión que quiera compartir conmigo ahora?
franco_salvatori. Solo una pregunta ¿te pidió que fueses su mensajero?
humberto_zambrano. No, yo le pedí ser su asistente y él me aceptó.
franco_salvatori. Bien, en ese caso por favor solo lee el documento y dame tus comentarios. Espera, antes de despedirnos dime que dice don Juan de todo esto.
humberto_zambrano. Insiste que solo sabe que regresó a España y que no le extraña que esté desaparecido porque es su costumbre para descontaminarse; también me sugirió que diera prioridad al proyecto de Egúsquiza sobre los suyos, así que ya he espaciado mucho mi presencia en Tepoztlán.
franco_salvatori. Entonces no nos queda más que seguir con lo nuestro. Hasta pronto.
humberto_zambrano. De acuerdo, hasta pronto.
Cuando Humberto accedió al documento que le transmitió Salvatori le sorprendió su dimensión de diez cuartillas; incluía un breve perfil de Egúsquiza en el que se destacaba con negrillas su fecha de nacimiento, 10 de Mayo de 1964. ¡Tenía solo 39 años!
Convencido de que se trataba de un garrafal error se dispuso a leer con meticulosidad y para hacerlo más cómodamente imprimió el texto y se remetió en su sillón favorito.
En su mayor parte se trataba de un detallado historial de sus méritos académicos y sus numerosas publicaciones, siendo la macroeconomía la disciplina más recurrente como tema, la parte que el jesuita Héctor Fernández tituló COMENTARIOS SOBRE LA INVITACIÓN QUE ME HIZO PARA COLABORAR CON ÉL impactó a Humberto de tal forma que mecánica y lentamente recogió sus piernas hasta quedar sentado en flor de loto sobre el sillón, se despojó de zapatos y calcetines y se puso a hurgar entre los dedos de sus pies con el índice de la mano izquierda mientras leía.
"Juan José es un ser humano extraordinario que me regaló su amistad y confianza, pero temo que perdí ambas por mi falta de prudencia y temores pusilánimes.
Hace apenas seis meses se acercó a mí pidiendo ayuda para que tomara a mi cargo un mensaje que él no podría difundir, porque según dijo no tenía ya el tiempo necesario.
Yo no pude entender ni entiendo ahora a cabalidad las razones que me expuso para no ser él quien continuara al frente de su proyecto, argumentó no tener el tiempo necesario porque su reloj biológico estaba empezando a acelerarse y que irremediablemente moriría en poco tiempo.
Dijo poseer información para definir un concepto de Dios incluyente de todas las religiones y todos los humanos de todos los tiempos y de todos los lugares, de tal forma que nadie quedaría excluido, ni ninguna colectividad podría ostentarse como pueblo elegido o como dueña de la verdad.
Un concepto de Dios y de sus planes para la humanidad que permitiría recuperar el sentido de la vida a los pueblos que a través de la historia lo perdieron al ver destruidas sus culturas por terribles conquistas y colonizaciones de quienes en su momento tuvieron la fuerza para imponerse.
Me entregó unas notas que cuando las leí me parecieron interesantes pero irreverentes, sin la seriedad académica acostumbrada por él, más parecían un borrador de una de esas novelas que explotan la pereza de estudiar con seriedad temas trascendentales y les dan a las masas la sensación de poder acercarse a la verdad sin tener que leer demasiado.
Lo que más me inquietó con relación a mi fe fue la sugerencia de que el pecado es un mito creado por los humanos y que Luzbel, que llama Beluzio, no es un ángel caído.
Mi primer impulso fue declinar, solo por tratarse de él le di al asunto más de una vuelta y opté por pedirle que esperara mi respuesta hasta que regresara de mi viaje, él estuvo de acuerdo, pero ya no le he encontrado y su silencio me hace pensar que ya no le interesa hacerme su mensajero.
Es posible también que se hubiese molestado porque aproveché mi estancia en Argentina para indagar respecto de él y es casi seguro que alguien se lo comentó, porque ahí como en España es una persona muy querida y yo pude sentir la desconfianza con que respondían mis preguntas.
Fue en Argentina al ver una fotografía del convivio con que le despidieron cuando caí en cuenta de que Juan José había envejecido ante mis ojos diez años en solo tres, eso me impresionó mucho porque como refiero, él afirma estar condenado por su reloj biológico.
He incluido en este reporte los hechos y mis percepciones con la mayor fidelidad en atención a mi compromiso con la iglesia y temo estar contribuyendo en forma negativa a la opinión que se pueda tener de Juan José, por ello, con el interés de abonar a su favor afirmo que es un ser humano excepcional a quien estimo y admiro.
Solo desearía no haber dudado cuando me propuso su proyecto".
Humberto quedó estático por varios segundos sin lograr encajar en su lógica todas las ideas que le sugirió ese informe.
Empezó a considerar la opción de que Juan José Egúsquiza fuese un genio bipolar que sufría alucinaciones teológicas, pero... y ¿el envejecimiento acelerado?
Algo que se sumó a sus inquietudes fue su fascinación creciente por el texto de Egúsquiza, sus explicaciones le seducían por sencillas y le espantaban porque socavaban paradigmas y dogmas de su fe, absorto en sus reflexiones dijo en voz alta.
- ¡Mensajero! mensajero, mensajero... yo también perdí su confianza, loco o no, ya perdí su confianza y nunca me nombrará su mensajero... claro, como no sea para llevarle libros a Querétaro y... ¿si ese libro llevara el mensaje?... ¿qué me dijo? sí... me dijo "dime si no te importa servir de mensajero", sí... finalmente ¡sí fui su mensajero!
Sin pensarlo más tomó su agenda e inició la marcación del número del teléfono privado del padre Franco.
La comunicación por Internet no le pareció que fuese la adecuada para la urgencia y la precisión con que sentía que debía manejarse el asunto.
- Pronto -Respondió fríamente Salvatori-
- ¿Bueno? ¿Padre Franco?
- ¿Humberto? grave a de ser el asunto que te hace olvidar la mesura con que manejas tus gastos ¿se descompuso tu ordenador?
- No padre, mi computadora está bien y el asunto no es tan urgente como delicado,
Usted me preguntó si Egúsquiza me había pedido ser su mensajero y yo le contesté que no, pero justo hace un momento recordé una conversación que puede tener un significado importante.
Resulta que me pidió que entregara un libro en la biblioteca de la Universidad de Querétaro, pero para ello me dijo "dime si no te importa servir de mensajero".
- Y... ¿qué libro era ese?
- Un diccionario filosófico.
- ¿Consideras entonces que sí fuiste su mensajero?
- Pues sí, no de la manera en que se lo pidió a Fernández pero sí, sí lo fui, y bueno, se me ocurrió que podría ser importante y que era conveniente comentárselo...
- No puedo darte detalles –la voz del padre Salvatori fue desusadamente sombría- pero existe la posibilidad de que ese libro tenga algo que ver con el mensaje o con la búsqueda de un mensajero, te pido que lo recuperes y lo destruyas lo más pronto posible.
- ¿Por qué está usted tan drástico? –preguntó Humberto desconcertado-
- Justo te dije que no puedo darte detalles, lo único que agregaré es que no puedo porque no debo y que proceder así no es novedad en la contención del enemigo.
- Mañana mismo iré a Querétaro –Expresó Humberto con firmeza-
- Ve con Dios, que todo sea por el bien de la Iglesia de Cristo.
Cuando Humberto terminó la conversación con el padre Salvatori se sintió aplastado por el peso de la ignorancia con que estaba participando en tan complejo asunto, le molestaba tener que moverse a ciegas, estaba seguro de que se trataba de algo más que reducir molestias porque "mientras menos moscas más tranquilos".
Le intrigaba sobre manera el asunto del acelerado reloj biológico de Egúsquiza.
Coincidía con Fernández en que lo más inquietante era eso de desestimar el pecado y reivindicar al mal.
Inundado de inquietud inició uno de sus acostumbrados soliloquios.
- Lo de que el concepto de Dios incluya a todas las religiones y todos los humanos no crea ningún problema, pero lo de desestimar el pecado sí que es una buena bronca, porque deja sin chamba a ángeles, santos y sacerdotes, ¡ja! si ya no tienen que librar al mundo del pecado entonces tendrán que ponerse a hacer otra cosa.
Pero ninguna cosa puede ser más lucrativa en dinero y poder que ser paladines del bien, síii, si no fuera por esa confrontación entre el bien y el mal las grandes religiones no serían las mismas de ahora, ¿cómo serían? a ver... puesss, algo así como un club de abuelos y abuelas que ofrecerían sus consejos a quienes los buscaran ¡ja! y yo sería algo así como aprendiz de monje tibetano, ocupado en superarme espiritualmente sin preocuparme por salvar al mundo, y... no conocería Roma, ni tendría un departamento para mi solo, ni desearía la mujer de mi prójimo, que al fin y al cabo con cien jaculatorias quedo en paz.
Nooo de plano nooo, eso de dejar de existir es la peor maldad que puede hacer el pecado.
Pero ya en serio, esto de Egúsquiza no es una idea nueva, no es por tanto una nueva amenaza ¿por qué darle tanta importancia?, sí, es necesario defender las bases de la estructura teológica de La Iglesia, sí, yo fui el que inició el chisme, sí, yo fui quién pensó en una amenaza; pero la verdad ya no creo que lo sea ¡pues si es llover sobre mojado!, ¡carajo!, ¡que desagradable es participar sin recibir suficiente información!
A la mañana siguiente Humberto tomó camino rumbo a Querétaro para cumplir su destructora misión, su ánimo era poco, se sentía verdugo de inquisidor y no le agradaba, pasó la primera caseta y se incorporó al veloz tráfico de la concurrida carretera.
Más adelante dos enormes tracto-camiones que arrastraban sendas cajas de dos ejes traseros avanzaban rápidamente uno al lado del otro bloqueando los dos carriles, la espera fue inevitable, como no llevaban carga sus potentes motores les permitían trepar como gamos por las sinuosas pendientes, aunque no lo suficientemente rápido para un auto compacto de revolucionado motor como el de Humberto.
Poco a poco el que circulaba por el carril izquierdo ganó terreno y comenzó a rebasar, Humberto colocado detrás también rebasó.
Mientras manejaba en esa encajonada situación reflexionó sobre el gran avance logrado en el buen de mantenimiento del tipo de vehículos que tenía al frente y al lado.
- ¡Caray! hace apenas unos años era difícil que estos camiones trajeran la protección contra desprendimiento de piedras en las ruedas tándem, ahora se ve todo en orden, yo creo que los gringos ya se están quedando sin pretextos para cerrar el acceso de camiones mexicanos a sus carreteras, no, si no cabe duda que ya estamos aprendiendo...
El camión de adelante terminó de rebasar y se pasó al carril derecho, Humberto aceleró y se dispuso a recuperar el tiempo perdido, en eso dos llantas del camión de adelante se desprendieron y comenzaron a invadir el carril izquierdo, Humberto de manera instintiva movió el volante hacia la izquierda, pero las llantas siguieron su tendencia y continuaron bloqueándole el paso, viró más a la izquierda pero no logró esquivar el voluminoso obstáculo, sintió un primer impacto, perdió el control, se percató de que ya no estaba sobre la cinta asfáltica y se deslizaba sobre una ladera cubierta de matorrales, otro impacto y su auto quedó con las llantas al aire y recargado sobre su costado izquierdo, continuó deslizándose hacia una hilera de árboles, un tronco se proyectó sobre el parabrisas, él sabía que lo que se movía era su auto pero su cerebro percibía lo contrario, el tronco llenó toda la vista y las luces se apagaron.
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