IIII. El mal partido contra el mejor detective de todos los tiempos y por haber

— ¿Está Bakugō? —es lo primero que pregunta en cuanto mete la cabeza en aquel salón de clases. Es el aula de su increíble y precioso mejor amigo. Lo saluda desde ahí a lo que Denki también le saluda con bastante energía. Están escribiendo en libretas de cuadros grandes. Como siempre el A tan admirable. Ha aprovechado que Aizawa, el profesor del A, se ha retirado para hablar un momento con Toshinori. Sabe que tardan bastante hablando, más cuando se meten a la sala de maestros aunque no entiende porque miran a todos los lados posibles, tal vez algo oculten.

— ¿Qué quieres, extra? —habla el demonio Bakugō desde su lugar terminando de escribir.

— Necesito hacerte un par de preguntas. —Shinsō entra con su libretita en mano y crayón en la otra. Por suerte sabe escribir aunque no muy bien, ayudaría a practicar su caligrafía.

— ¿Ah? ¿Por qué buscas a Bakugō? —habla el mal partido del no novio de su increíble y fenomenal mejor amigo.

— Son asuntos que no son de tu incumbencia. —pasa de él. No se rebajaría a su nivel.

— ¡Yuki-kun, eso no es muy amable! —Denki se cruza de brazos. Uh, está molesto. No podría hacer que su lindo y tierno mejor amigo se ponga así.

— Es que tengo que... —le dirige miradas a Bakugō alternando con Denki al mismo tiempo. El rubio entiende. Está trabajando en el caso.

— ¡Eiji-kun, disculpate con Yuki-kun por meterte en sus asuntos! —ahora le arma el problema al tonto ese pelinegro.

— ¿Ah? ¡Yo sólo pregunté! —Kirishima le dirige una mirada de odio total a Shinso.— Acusarme no es muy masculino.

— Pelos de popó, basta. —Bakugō pone el orden con sólo decir eso. Shinso recuerda que está frente a un casi Dios. Después de todo alguien tan genial como él tendría ese increíble poder.

— Tú y yo nos vamos a ver en la salida. —habla Kirishima. Shinso le dirige una mirada de odio que es compartida por el mal partido del no novio de su increíble y hermoso mejor amigo.

— No entiendo para qué pero bien. —zarandea su cabello frente al pelinegro y se sienta al lado de Bakugō.— Tengo unas preguntas muy importantes que hacerte así que contestame con la verdad.

— ¿Y como porqué o qué debería de hacerlo? —Bakugō se cruza de brazos.— ¿Sabes con quién estás hablando? No puedes venir aquí a exigirme algo, conoce tu lugar, extra.

— Cierto, perdone gran Bakugō. —Shinso recuerda que debe de darle respeto al casi Dios.

— Bien, bien. —Bakugō hace un caminito con sus dedos a la mesa y empieza a tocarla repetidas veces dedo por dedo, haciendo un ruidito que denota molestia.— Haz tus preguntas.

— Es acerca de Midoriya-kun. —Bakugō frunce su ceño.

— ¿Qué popó quieres saber de él? —se le ve rabioso. Shinso no lo sabe, pero el pequeño Bakugō está celoso. No quiere que otro niño le esté revoloteando como mosca a su Deku.

— Uyyyy, Bakugō está molesto. —habla una castaña.

— Se vienen problemas. —comenta una morena.

— Bakugō lo destruiría con sólo tronar los dedos. —ahora se trata del chico de cabellos bicolor.

— Tan masculino como siempre. —y el tonto mal partido futuro esposo de su increíble y hermoso mejor amigo.

— ¡Bakugō! —exclama su increíble y precioso mejor amigo dándole un golpe a la mesa del rubio haciendo que el salón entero se centre en ellos.— No me gusta que le hables así a mi mejor amigo.

— Kaminari... —susurra Shinso con los ojos brillantes mirando a su mejor amigo quien le parece admirable. Se había atrevido a hablarle así a alguien que era casi un Dios, sin duda no le tenía miedo a la muerte.

— Tonto, no te metas conmigo. —habla Bakugō molesto.

— Bakugō, tranquilo. —habla el de cabellos bicolor tomando la mano del casi Dios haciéndolo enrojecer y tranquilizarse en su asiento.

Shinso no lo puede creer al igual que toda la clase. Ese niño había calmado al casi Dios. Era fenomenal.

— Todoroki, basta. Aquí no. —Bakugō le empuja con poca fuerza y el bicolor se va con una sonrisa en el rostro.

Ese Todoroki tenía un control sobre un casi Dios. Él debía ser uno también.

— Bien, ah... ¿Por qué Midoriya-kun no ha venido en estos... Tres días? —hace el conteo en su cabeza. Ya era viernes. Si el lunes no iba era porque de plano algo malo estaba sucediendo.

— Yo qué sé, no es mi perro. —Bakugō se cruza de brazos. Así que alguien tan genial como él no sabia de eso. Vaya...

— ¿Uh? Pero siempre están juntos en los recesos. —Bakugō enrojece.

— Es que es una popó tan molesta que... Ugh, debo de cuidarlo, es un inútil por sí solo. —se cruza de brazos de nuevo.

— Así que Midoriya es inútil...

— Sí, un Deku sin remedio. —suspira.— Realmente no sé por qué no ha venido, le he preguntado a su vieja y no me dice. No me deja verlo.

— ¿Es mala?

— ¡No! Y por eso no lo entiendo. —vuelve a suspirar.— Tal vez ya se dió cuenta...

— ¿De qué?

— ¡De nada! —enrojece.— Ahora largate, extra, la oruga vendrá de nuevo y no quiero tener problemas.

— Uuuh, ni modo, largo. —habla el mal partido ese con el que supuestamente su hermoso y lindo mejor amigo que tiene.

— Bien. —Shinso deja de anotar en su libreta y sale del salón.— Volveré a seguir con esta investigación.

— Vaya, vaya. —habla el muy mal partido del dizque futuro esposo de su increíble y hermoso mejor amigo. Ambos están cerca de la escuela, en un parquesillo de por ahí. Hay poca gente transitando, lo cual, facilita toda la situación. Shinso frunce el ceño. Lo detesta a muerte.— Así que estás aquí.

— Yo no soy un cobarde como tú. —Shinso lo apunta.— ¡Mi mejor amigo sigue en la espera de que le correspondas y tú simplemente vas detrás de Bakugō! ¡Eres malo!

— ¿Ah? ¿Esto que tiene que ver con Kaminari? —el pelinegro frunce el ceño bastante molesto.— Vas a ver, te mostraré lo varonil que soy. —Kirishima le mete un puñetazo en el rostro. Shinso pone su mano en el lugar herido.

— Me tocaste... —y con uñas y dientes empieza a defender como puede.

Lastimosamente no es él el que gana la pelea.

En el suelo, Shinso mira al cielo. Le duele toda su carita. Ese tonto era una bestia, ¿cómo se había atrevido a pegarle? Pero no se arrepiente de rasguñarle todo el rostro. No permitiría que desaire más a su increíble y hermoso mejor amigo. No más.

Si tenía que comerse ese aburrido y asqueroso brócoli que su mamá le servía en las comidas lo haría con tal de que Kaminari fuera feliz.

Siente una mano en su cabello. Se sienta y mira a la persona que le toca. Es Kaminari, quien está preocupado por él.

— No debiste hacer eso. —el rubio lo abraza y empieza a darle golpes flojos.— ¡Eiji-kun es más fuerte que tú! No seas bobo, no podrías contra él puño a puño, él va a clases de karate.

— ¿Uh? —Shinso frunce el ceño.— ¡No me importa! Él te desaira, no permitiré que lo haga más. Tiene que darse cuenta que te puede perder en cualquier momento. —el pequeño Kaminari se tiñe de rojo.

— Yuki-kun... —susurra Kaminari para después darle un besito en la mejilla a Shinso, dejándolo rojo.— Gracias por querer protegerme. Esta es tu recompensa.

— Si esa es la recompensa, entonces siempre voy a protegerte. —Shinso toma las mejillas de su mejor amigo para darle un pequeño beso en los labios. Kaminari no se hace para atrás, en cambio, también hace un piquito con sus labios.

— Los amigos no se besan, Yuki-kun. —mira al piso haciendo pucheros.

— Si ese tonto no se casa contigo, yo sí lo haré. —no sabe qué está diciendo pero se siente bien diciéndoselo. Supone que está siendo franco y como no es un mentiroso, su mamá no puede reclamarle nada cuando se lo presente. Shinso iría con todo, con el pie derecho y con todas las de la ley.

Él de verdad sería masculino.

— Yuki-kun, eres muy lindo. —ahora es Kaminari quien le da un pequeño beso en los labios. Shinso se deja besar por su mejor amigo. Su pecho no puede contra tanto golpeteo de su pequeño corazón.

— Denki, eres el niño más lindo que conozco. —el rubio se pone bastante rojo, sonriente. Tal vez ya no quiera casarse con Kirishima.

Ese detective era muy tierno.

***
¡Me moría de ganas de subir esta parte!

Puse el cuatro con esos palitos porque como es un fanfic de niños, los capítulos serán marcados así, con palitos, no con números romanos.

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