Ángeles caídos

Ise caminaba tranquilamente con dirección a su hogar. Hace un rato, una desconocida se le había confesado, pero el castaño no le tomó mucha importancia porque aún seguía pensando acerca de las palabras de escuchó en el salón del consejo estudiantil.

AHH... Todo esto me está volviendo loco... Vamos, piensa en otra cosa

Sumergido en sus pensamientos, Ise no se percató que la chica que hace unos instantes se le había confesado, lo estaba siguiendo.

¡Espera! -gritó la pelinegra-

Al escuchar eso, Ise volteó y se encontró con la chica.

Nonono... Esto lo leí en un manga... Al ver que el chico no podía ser de ella, la acosadora decide asesinarlo -pensó el castaño.

El chico estaba a punto de correr, pero le fue imposible ya que la chica lo tomó del hombre.

Por favor, no me mates -fue lo primero que dijo el castaño-

¿Qué? -preguntó confundida-

¿Qué? -preguntó Ise al darse cuenta de lo que había dicho- O-olvida lo que dije... ¿Sucede algo?

S-sí... Siento mucho si te incomodé -habló la pelinegra mientras agachaba la cabeza-

N-no... Discúlpame por haber reaccionado de esa manera -respondió el castaño- Mi cabeza ha estado dando vueltas últimamente

Una vez que ambos se tranquilizaron, la chica pelinegra decidió hablar primero.

¿Podemos hablar en el parque? -preguntó-

Ise se iba a negar, pero ya que en el parque había demasiados testigos, terminó aceptando.

Cuando llegaron al parque, ambos fueron por unas bebidas y se sentaron en la banca.

Una vez más, discúlpame por lo sucedido en el puente -dijo la pelinegra- Verás, mi padre me dijo que de esa manera había conocido a mi madre... Y pues, me obligó a hacer lo mismo a pesar de que ya sabía cuál sería el resultado

Q-que extraña forma de conocer a alguien -habló Ise-

Lo sé, de seguro piensas que soy una acosadora -dijo la pelinegra-

N-no -respondió mientras evitaba verla-

Por cierto, aún no me he presentado... Me llamo Raynare -se presentó la pelinegra-

Ise también se iba a presentar, pero recordó que ella ya sabía su nombre.

A decir verdad, no es que me hayas empezado a gustar por verte pasar por ese puente -habló Raynare- Simplemente me pareciste interesante

¿Interesante? -preguntó confundido-

Sí... En varias oportunidades he visto como ayudabas a completos desconocidos... Incluso vi como golpeaste a un ladrón hace un par de días -dijo la pelinegra- Y pues, quería conocerte... Aunque no fue de la mejor manera

Olvida eso... Puede que no me creas, pero ha habido casos peores -habló Ise mientras recordaba su vida pasada- Hubo una chica que se obsesionó conmigo solamente porque estaba herido y ensangrentado...

Y así, estuvieron hablando por un rato más hasta que la charla fue interrumpida a causa del teléfono de Ise, el cual comenzó a sonar. Al ver el nombre de la persona que lo estaba llamando, decidió irse del lugar.

L-lo siento, pero ya me tengo que ir -dijo el castaño- Un gusto hablar contigo, Raynare-san

Espera... ¿Te gustaría que nos reuniéramos el fin de semana para seguir hablando? -preguntó tímidamente-

Ise lo pensó por un instante, pero al final terminó aceptando.

Está bien -respondió Ise-

Ok, entonces te doy mi número para que podamos ponernos de acuerdo -dijo la pelinegra mientras empezaba a dictarle su número-

Después que le dio su número, Ise se fue del parque dejándola completamente sola. Agarró su teléfono y llamó a su padre para informarle la situación.

Viejo, la primera parte ya está hecho... El fin de semana nos reuniremos. Ese día hablaré con él y le explicaré la situación... Por supuesto que pude arreglar las cosas, parece que te considera un bicho raro... Bueno, eso es lo que eres... ¿Algún movimiento de las hermanas de los maou?... No, ninguno... ¿Estás seguro de que ellas están a cargo?... Las perras de Kokabiel han estado asesinando a varios humanos y ellas no han hecho nada... Sí, lo sé... Parece que nadie se ha dado cuenta de mi presencia... ok, hablamos luego... -dijo mientras cortaba la llamada- ¿Qué clase de sacred gear tienes, Hyōdō Issei?

Con esa pregunta, un extraño círculo apareció debajo de ella iluminándole por unos instantes, una vez que la luz se desvaneció, ella ya había desaparecido sin dejar rastro.

[...]

El castaño se encontraba caminando nuevamente hacia su casa. Hace unos instantes, su madre lo había llamado por teléfono, diciéndole que regresara a casa antes de que se haga más tarde.

Raynare-san... Quizás no sea una mala persona -pensó el castaño-

Gracias a esa extraña charla, Ise había podido olvidarse por un instante el asunto que pasó en la tarde.

Mientras continuaba caminando, nuevamente su teléfono comenzó a sonar... Esta vez era uno de los miembros de la editorial que publicaba su historia.

Hola, ¿sucedió algo?... Sí, si estaba al tanto sobre los planes para realizar el manga... ¿Ya está terminado el one-shot?... Sí que son rápidos... Entiendo, lo recogeré la próxima semana... ¿Sobre el quinto volumen?... Me falta terminar algunas partes... El día que recojo el one-shot, les llevo el borrador final... Claro, hablamos luego

Cuando terminó de hablar, colgó y siguió su camino sin ningún problema.

[...]

Algunos días después, el fin de semana por fin llegó. Ise y Raynare habían quedado encontrarse cerca de la estación el sábado por la tarde.

Cuando estaba a punto de llegar, una mujer disfrazada le entregó un extraño volante, el cual Ise estaba punto de desechar, pero desistió ya que el diseño le parecía curioso.

Luego de un rato, el castaño llegó al lugar acordado un poco antes de la hora indicada.

Espera... ¿Esto no se parece a una cita? -pensó el castaño-

Ya era demasiado tarde para cuando se hizo esa pregunta. Raynare ya había llegado al lugar del encuentro.

Perdón por hacerte esperar -dijo Raynare-

No te preocupes, recién acabo de llegar -respondió el castaño-

Oh no... Esas palabras siempre se dicen al comienzo de una cita -pensó Ise-

Negando esas ideas, el muchacho decidió empezar esta salida para que ambos se conozcan mejor.

Bueno, ¿ha dónde quieres ir primero? -preguntó Ise-

Aún no te lo he dicho pero, recién me acabo de mudar a esta ciudad, por lo que me gustaría que seas mi guía -contestó la pelinegra-

Si es así, supongo que podemos empezar el centro comercial -dijo el castaño-

¿Centro comercial? -preguntó la pelinegra, quien no imaginó que ese sería el primer lugar que visitarían-

Sí... No es como si haya un lugar más asombroso o interesante que ese -respondió Ise-

Con eso dicho ambos empezaron a caminar mientras hablaban...

[...]

Momo se encontraba de camino a la casa de Ise. Aunque no le había avisado que iría, ya era costumbre que ella aparezca de la nada.

Cuando llegó a la residencia, tocó la puerta, la cual fue abierta por la madre del castaño.

Momo-chan, qué sorpresa verte por acá -dijo la mujer, quien claramente no estaba sorprendida por la repentina aparición de la peliblanca-

Buenas tardes, señora Hyōdō. ¿Se encuentra Ise-chan? -preguntó la chica-

Él no está... Dijo que saldría con una amiga -contestó la castaña-

¿A-amiga? -preguntó confundida-

Sí, salió hace un par de horas... Creo que haría al centro de la ciudad -dijo la castaña- ¿Le digo que viniste a verlo?

N-no, no se preocupe... Hasta luego y perdón por molestarla -habló Momo mientras comenzaba a alejarse de la puerta-

No te preocupes... Por cierto, te estaré apoyando -dijo mientras sonreía

Al entender a lo que se refería, la peliblanca se sonrojó por unos instantes mientras seguía su camino.

Amiga... -susurró mientras recordaba lo que sucedió ayer-

.
[…]
.

/Flashback/

Luego de haber terminado con las típicas reuniones del consejo estudiantil, Momo estaba por abandonar el lugar para encontrarse con Ise, pero fue detenida por la presidenta del consejo estudiantil.

Ella era Sona Sitri, una demonio de clase alta heredera de su clan y hermana menor de la maou Leviathan. Una chica con gafas con una figura delgada, cabello negro con un corte corto y ojos violetas, siendo conocida en el mundo humano como Shitori Sona.

¿Sucede algo, presidenta? -preguntó Momo, quien junto a Sona, eran las únicas que quedaban en el salón-

Quiero preguntarte acerca de tu amigo, Hyōdō Issei -respondió-

¿Hay algo mal con Ise-chan? -preguntó nuevamente-

¿Has notado algo extraño en él? -dijo Sona-

P-pues no... -respondió la peliblanca- ¿Por qué pregunta?

Curiosidad... Simplemente hay algo en él que me llama la atención -contestó Sona- Como sea, gracias por responder... Puedes irte

/Fin Flashback/

.
[…]
.

Algo raro en él... Supongo que limpiar una playa solo es lo raro en él -pensó la peliblanca-

Con ese único pensamiento, regresó a su casa mientras le mandaba un mensaje a Ise.

[...]

Poco a poco el cielo comenzó a oscurecerse. Ise y Raynare habían visitado algunos lugares de interés, mientras comenzaban a conocerse poco a poco.

Para poder terminar con la salida, ambos se dirigieron al mismo parque que habían ido hace unos días.

Mientras caminaban, Raynare se acercó al banco que estaba cerca de la fuente y miró fijamente al castaño.

Sabes, después de mucho tiempo, he vuelto a divertirme -dijo la pelinegra-

Me alegra oír eso... -respondió el castaño-

También me alegra que no seas una acosadora que quiera matarme -pensó-

Y ya que hemos llegado hasta este punto, quiero preguntarte algo... -habló seriamente- Dime, Hyōdō Issei... ¿Crees en lo sobrenatural?

Aunque estaba completamente confundido por esa repentina pregunta, no pudo responder debido a...

¡Cuidado! -gritó el castaño-

Logrando poder ver unas extrañas lanzas de luz que se dirigían a Raynare, pudo empujarla para ponerla a salvo.

Cuando Raynare abrió los ojos, vio que Ise estaba sobre ella. Rápidamente, el castaño se puso a un lado para evitar malentendidos.

Vaya, vaya, vaya... Tal parece que la pequeña hija de papi también está haciendo sus movimientos -dijo una voz femenina-

Alzando la mirada, vio que la dueña de esa voz era una mujer... Esa mujer se encontraba volando gracias a un par de alas negras.

Defendiendo a un patético humano... Que bajo has caído, Raynare-chan -dijo otra voz femenina-

Dicha voz le pertenecía a una niña que, al igual que la mujer, estaba volando gracias a un par de alas negras.

Junto a ellas, también se encontraba un hombre con alas negras.

¿Alas negras?... Espera, ¿ángeles caídos?... Esto debe ser una broma... ¿Por qué esta clase de seres existen en este mundo? -pensó- Litinia-sama nunca mencionó esto

Je... No imaginé que las perras de Kokabiel me encontrarían tan rápido -dijo Raynare mientras se ponía de pie- Acaso no saben que, si siguen asesinando humanos en territorio de los demonios, podría provocarnos problemas

No sabíamos que estábamos en territorio enemigo -dijo la mujer mientras fingía ignorancia-

¿Asesinar humanos?... Eso quiere decir que... -trató de hablar el castaño-

Así es muchacho... Tú eres el siguiente en nuestra lista -respondió el hombre-

Al final si querían asesinarme -pensó-

Solo espera un maldito segundo... ¿Por qué me quieren muerto?... Yo no les he hecho nada a ustedes o a su raza... Solo soy un humano normal -se quejó Ise- Sus luchas o lo que sea no tienen que ver conmigo

Puede que sea cierto, pero desde que supimos que puedes ser una amenaza para nosotros, nos dieron órdenes de eliminarte -dijo la mujer de alas negras-

¿Una amenaza?... ¿Esto se debe a que limpie esa playa? -pensó Ise-

¿Amenaza? ¿Peligro?... ¡Yo solo soy un humano normal! -respondió enojado-

No muchacho, no lo eres -respondió la niña rubia-

Esto no es nuestra culpa, ¿sabes?... Si realmente quieres culpar a alguien, culpa a dios que puso en ti la sacred gear -dijo la mujer-

¿D-dios? ¿S-sacred gear? -preguntó sin poder comprender a que se refería-

No es necesario que lo sepas... Solo debes morir -dijo el hombre-

Extendiendo su mano, lanzó una lanza de luz hacia él con la intención de asesinarlo, pero en un rápido movimiento, Ise pudo evitarlo.

Me temo que, si quieres asesinarme necesitarás más que esas raras lanzas -dijo Ise mientras se ponía de pie para pelear- No soy alguien que se da por vencido así nomás

¿Realmente piensas que puedes ganar?... Somos tres ángeles caídos contra un humano que ni siquiera ha despertado su sacred gear -dijo la mujer burlonamente-

Ante esa declaración, Ise miró a Raynare, quien estaba a unos cuantos metros alejada.

Dime por favor que estás de mi lado -dijo Ise-

Esa es la razón por la que estoy aquí -respondió mientas liberaba un par de alas negras- Desde hace tiempo tengo ganas de golpearlos

Ise se sintió un poco aliviado por esa respuesta, pero, aun así, no estaba seguro si podía ganar.

Espera, dijo que aún no había despertado esa cosa... Sacred gear -pensó el castaño- ¿Acaso son como los quirks?... En estos momentos me sería útil el one for all

Cuando Ise estaba a punto de preguntar sobre los sacred gear, ambos fueron atacados por los tres ángeles caídos.

En un movimiento rápido, ambos pudieron esquivar los ataques justo a tiempo.

Yo me encargaré de estas dos, tú te encargas del anciano -dijo Raynare mientras alzaba vuelo para atacar a las dos ángeles caídos-

Un simple humano con recuerdos de su antigua vida enfrentándose a una batalla contra un ser sobrenatural que no debería existir... -pensó Ise mientras analizaba la situación- Espero no estar oxidado...

El hombre comenzó a lanzarles varias lanzas de luz, las cuales el castaño apenas pudo esquivar.

¿Cómo diablos activo mi sacred gear? -pensó el peliverde-

Al ver que no podía atinarle ninguna lanza, decidió acercarse para terminar con esta situación de una vez... Pero esto era una clara oportunidad que el castaño no iba a desaprovechar.

Viendo que el ángel caído se le acercaba mientras sostenía una lanza de luz, Ise lo esquivó y sujetó su cabeza para estrellarla contra su rodilla. Aprovechando que dejó desconcertado al hombre, le dio una patada con todas sus fuerzas, haciendo que se estrelle contra un árbol.

Puede que ya no tenga el one for all... Pero eso no significa que no sepa como luchar -dijo Ise mientras miraba como el hombre nuevamente se ponía de pie-

Maldita sea... ¡Te mataré con mis propias manos! -exclamó el hombre enojado-

Tuve suerte de no haber descuidado mi entrenamiento... Espera, ¿ha esto se refería Litinia-sama? ¿Acaso ella sabía sobre esta situación? -pensó el castaño-

Cuando el ángel caído estaba a punto de atacarlo, la niña rubia cayó del cielo... Pero junto a ella también cayó Raynare.

Tch... -se quejó la pelinegra mientras se ponía de pie-

Lanzándole una patada a la niña que aún seguía en el suelo, se acercó al castaño.

¿Te encuentras bien? -preguntó Ise-

S-sí... Solamente me agarró desprevenida -respondió mientras hacía presión en la herida que le habían hecho-

La mujer aterrizó junto al hombre mientras que la niña se volvía a poner de pie.

No hay necesidad que interfieras en esto, Raynare -dijo el hombre- Si nos entregas al muchacho, no tendremos que matarte... Es más, podrías unírtenos

Debes ser un gran imbécil si crees que me iría al bando que está a punto de perder -respondió Raynare- Ustedes y Kokabiel tienen los días contados

Así que esa es tu respuesta... Es una lástima -dijo el hombre-

Los tres ángeles caídos estaban a punto de lanzar sus lanzas de luz, por lo que Ise cargó a Raynare y comenzó a correr.

¿No tienes a nadie a quien puedas llamar para ayudarnos? -preguntó Ise-

Lo siento, pero creo que tardarán en llegar -respondió apenada-

Ise se comenzó a cansar, por lo que se detuvo cerca de un árbol.

Creo que la única manera de ganar es si despierto esa cosa que mencionaron... Sacred gear -dijo Ise mientras dejaba a Raynare en el suelo-

Puede ser... Pero ¿eres capaz de activarlo? -preguntó la pelinegra-

Si no me dices cómo, nunca lo sabremos -respondió-

A lo lejos, Ise pudo ver como los tres se acercaban a su posición, por lo que apuró a Raynare.

Visualiza la imagen de alguna persona poderosa... Imagínalo -ordenó Raynare-

¿Eso es todo?... Parece demasiado fácil -pensó el castaño-

Alguien fuerte... All Might -dijo Ise mientras recordaba a su antiguo maestro-

Con la imagen del antiguo símbolo de la paz en su mente, su brazo izquierdo comenzó a brillar. Poco a poco, algo comenzó a materializarse. Cuando la luz se desvaneció, apareció un guantelete rojo en su brazo izquierdo, el cual emanó una fuerte aura que afectó a los ángeles caídos.

E-esto es... Sacred Gear -habló el castaño mientras miraba el guantelete- ... ¿Y ahora qué?

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