Capítulo 4: Destinada

A la Mañana Siguiente

— ¿Papi? —Horacio escuchó como lo llamaban — Papi despierta — abrió sus ojos para ver con algo de dificultad a Penélope frente al sofá aun sosteniendo su mantita — ¿qué haces aquí papi?­

— Princesa...  — le habló tomando asiento en el sofá para luego cargarla y sentarla en su regazo —¿qué haces tú aquí? debes tener cuidado bajando las escaleras...

— Te estaba buscando —dijo recostándose a este — papá sigue dormido.

Al escuchar esto tomó su teléfono para observar la hora y percatarse que eran las 7:17 de la mañana. Tenía menos de dos horas para preparar el desayuno, alistarse y preparar a Penélope para la escuela. Seguía sintiéndose cansado ya que si había logrado dormir 3 horas había sido mucho, pero debía dejar de pensar en lo sucedido con V para concentrarse en su deber como padre. 

— Papá se quedará hoy aquí con nosotras —le dijo a su hija la cual sonrió alegre —así que cuando salgas de la escuelita podrás jugar con él...

— ¿Podrán buscarme ambos? — la interrumpió para preguntarle ilusionada.

—Ya veremos —dijo mientras se ponía de pie y la cargaba para subir las escaleras e ingresar al cuarto de baño, junto a la habitación de los niños —ahora, voy por tu ropa, hay que dejarte preciosa para la escuelita.

El omega comenzó con su rutina de cada mañana, entró al cuarto de su hija a buscar su uniforme para luego regresar y terminar de ducharla; 30 minutos más tarde, Horacio ya se encontraba arreglado junto con Penélope mientras que preparaba el desayuno y la pequeña coloreaba en la mesa del comedor mientras esperaba. La comida estaba casi lista cuando el aroma a vodka y almendras se intensificó e inundó la cocina indicando que el alfa se había levantado y se les acababa de unir.

— Buenos días... —dijo el alfa arrastrando sus piernas, mientras se acercaba a su hija para darle un beso en la cabeza.

— ¡папа! — dijo esta alegre — посмотреть мой рисунок —le mostró su dibujo.

— Está hermoso принцесса — le respondió con una sonrisa mientras volteaba a ver a su esposo el cual, si bien había sonreído al escuchar a su hija hablando en ruso, no había dejado que este se percatase y había seguido concentrado ahora en servir el desayuno —
buenos días solntse... — se acercó a su omega para darle un beso pero este se movió para ir hacia su hija con el desayuno y el jugo en mano.

— Ven cariño — le dijo a su hija mientras le indicaba que lo siguiera hacia la sala familiar —
solo por hoy... puedes comer aquí ¿vale? — le dijo mientras le indicaba que tomara asiento en el suelo y le encendía el televisor, colocándole su programa favorito.

El alfa observó esta escena mientras que aún confundido trataba de comprender el rechazo de su omega, sabía que el día anterior no habían estado bien del todo, pero Horacio nunca en todos los años que habían estado juntos le había rechazado un beso de buenos días.

— Horacio... — comenzó a decir este pero el omega no se lo permitió.

— Tú y yo tenemos que hablar — comenzó una vez frente a este en un tono serio y molesto, pero por lo bajo para que su hija no se percatase — ¿quién coño es Darya...? y... ¿y qué hacías con ella anoche..? — dijo esto último con un hilo en su voz.

Volkov por su parte aún seguía con dolor de cabeza por todo el alcohol que había tomado la noche anterior, no recordaba haberle mencionado a Horacio que había conocido a su destina, pero asumía que su resaca tenía mucho que ver con eso. Sin embargo la expresión y la voz de su esposo le dejaban saber que nuevamente las cosas no habían salido bien.

— Horacio déjame explicarte — le pidió acercándose a este mientras intentaba establecer contacto físico, pero el omega se lo denegaba — no sé cómo sabes de ella, pero te juro que no es lo que piensas... anoche no paso nada entre ella y yo...

— Llegaste con su aroma impregnado Viktor... — dijo Horacio evitando mirarlo a los ojos mientras que estos amenazaban con llenarse de lágrimas nuevamente — ¿desde cuándo?

— ¿Desde cuándo qué? — le preguntó dudoso sin comprender del todo.

— ¿Desde cuándo te estás viendo con alguien más? — preguntó mirándolo por fin a los ojos haciendo que al alfa se le rompiese el corazón al ver a su esposo en ese estado, sin mencionar que su alfa interior le estaba gritando establecer algún contacto físico para calmar a su omega desde el minuto en el que el aroma a rosas y miel se hizo más presente.

— Nos conocimos anoche... — le respondió dejando confundido al omega, más de lo que ya estaba.

— ¿Se conocieron anoche y ya tiene la confianza de llamarte por tu nombre y enviarte mensajes en la madrugada? — cuestionó nuevamente ahora poniéndose de pie — ¿qué es lo que no me estás diciendo? porque te juro que todavía no...

— Es mi destinada... — soltó dejando al omega sorprendido — Darya es mi destinada... la conocí anoche mientras estuve en el Pier pensando sobre todo lo que ha pasado entre nosotros estos últimos días...

— Tu... destinada... — dijo por lo bajo Horacio aun procesando esta información.

¿De verdad esto estaba pasando? Siempre habían sabido que esto podría pasar, pero no pensó que de esta forma.

— Horacio... — quiso volver a hablar Volkov pero fueron interrumpidos por el llanto y el llamado de los mellizos desde su habitación en el piso superior.

Horacio no dijo palabra alguna y secó sus lágrimas para subir las escaleras hacia sus pequeños. Una vez ahí, estos se calmaron al estar en los brazos del omega, el cual fingiendo una sonrisa y conteniendo sus lágrimas, los saludaba y tranquilizaba. Volkov por su parte, lo había seguido quedándose en el marco de la habitación, quería acercarse para hablarle pero este sólo caminó hacia él con ambos pequeños en brazos.

— Papá se quedará un rato con ustedes — les dijo a los mellizos los cuales extendieron sus brazos para ser recibidos por su padre el cual seguía con su mirada a Horacio — yo regreso en un rato ¿vale? — siguió diciéndole a Lucas y a Lily — voy a llevar a su hermana a la escuela — finalizó dándoles un beso a cada uno en la cabeza sin establecer contacto visual con su esposo.

— Horacio por favor... — lo llamó por lo bajo el alfa mientras seguía a este escaleras abajo, aún con los mellizos en brazos — no hagas esto...

— Penélope princesa ya nos vamos — le dijo el omega a la mayor de sus cachorros, mientras que esta sonreía y tomaba su mochila para caminar hasta donde su padre la esperaba en la puerta de salida.

— Adiós papá — se despidió la niña al ver a su padre con sus hermanos — cuando llegue jugamos juntos — dijo emocionada para luego salir de la mano de Horacio.

El omega ingresó al auto junto con su niña y una vez la aseguró correctamente, marcó en el GPS el camino a la escuela de esta; 20 minutos más tarde veía como su hija ingresaba al salón con una sonrisa, mientras se despedía de él. Una vez solo, el omega condujo nuevamente hacia su casa, pero aun los pensamientos de lo sucedido la noche anterior, más la nueva información que tenía sobre su alfa, le estaban nublando tanto la vista que tuvo que detenerse a un lado de la carretera. 

— Cálmate Horacio... vamos... — se dijo a si mismo — tú puedes con esto... hazlo por tus cachorros... ellos te necesitan fuerte... te necesitan centrado y estable... — seguía repitiéndose en bucle mientras que intentaba detener sus lágrimas, pero le era imposible — joder...

Tres días después

La pareja no había vuelto a tocar el tema de la destinada, el nombre de Darya y lo que había sucedido hace tres noches. Hoy tenían una pequeña cena con los padrinos de sus niños, una cena que estos mismos habían pedido para aprovechar que todos estaban libres. Por lo que el omega se encontraba ahora en el auto frente a la escuela de Penélope, esperando a que esta saliera mientras platicaba con su hermano.

— ¿Entonces el ruso encontró a su destinada? — le preguntó de repente a su hermano haciendo que este le dedicara una mirada asesina.

— No quiero hablar de ese tema — respondió dando por finalizada la conversación.

— Pero vamos a ver — siguió mientras se acomodaba en el asiento de copiloto — ¿la has visto tan siquiera? ¿sabes cómo es? ¿con qué frecuencia hablan?

— ¡Basta Gustabo! — lo interrumpió — que no quiero hablar de ese tema joder...

Gustabo vio como este volteaba la mirada hacia la salida de la escuela queriendo evadir la conversación, pero conocía lo suficiente a su hermano como para saber que la conversación apenas estaba iniciando.

— No... - dijo el omega luego de unos segundos — no la he visto, no sé cómo es ni con qué frecuencia hablan... realmente no hemos vuelto a hablar de ese tema... ni de ningún otro...

— ¿Y qué piensas hacer al respecto? — le cuestionó despreocupado mientras abría un paquete de frituras y comenzaba a comérselo — debes hacer algo ahora antes de que las cosas pasen a más.

— Ya lo sé Gus... es sólo que... — se detuvo para tomar aire — no sé muy bien cómo iniciar la conversación...

— Hermano tienes que ser directo, dile todo de una, él tiene que escucharte — le dijo firme — ya has llorado mucho estos últimos días por él y toda esta mierda que has estado soportando, incluso estás comenzando a enfermarte...

— Eso solo fueron los tacos del otro día —corrigió el omega.

— Si, si, como tú digas — dijo restándole importancia — yo sólo me preocupo por ti y mis sobrinos, o le dices las cosas al ruso y lo pones en su lugar o lo haré yo mismo...

Horacio suspiró rendido, sabía que su hermano no hablaba del todo enserio con eso último, pero sí tenía razón con todo lo demás. Debía hablar con su esposo seriamente de una vez por todas...

Mientras Tanto

Volkov se encontraba en la sala de estar de su casa junto con los mellizos y su mejor amigo, el cual aún le costaba ver jugando con unas muñecas para complacer a la más pequeñas de sus niñas.

— Así no tío Greco — decía Lily entre risas al ver a su tío padrino utilizar la muñeca al revés solo para hacerla reír.

— ¿No? lo siento es que me van más estos — dijo ahora tomando uno de los dinosaurios de Lucas, el cual estaba en los brazos de su padre terminando de comer su merienda — ¿no quieres jugar con tu hermana campeón? — le preguntó a este y dejó de lado sus galletas para bajarse del regazo de su padre y tomar asiento en el suelo.

— ¿Cansado de estar en el suelo? — le cuestionó el ruso riendo a su amigo mientras que este tomaba asiento en el sofá junto a él.

— Hombre... — le respondió riendo con sarcasmo — que ya tengo una edad al igual que tú...

— Ya estamos de nuevo con lo mismo... — dijo mientras desviaba su vista para mirar a sus mellizos.

Greco aún no estaba acostumbrado a ver a su mejor amigo siendo padre, sabía lo mucho que este amaba a sus hijos y a su familia, por lo que saber por parte de este que las cosas habían estado siendo complicadas le hacía preocuparse, tanto por él, como por Horacio y sus sobrinos. Así que quería aprovechar esta oportunidad para tocar el tema con él.

— ¿Te parece si hablamos por allá? — le preguntó señalándole la cocina, ya que no quería que sus sobrinos escuchasen la conversación, aun sabiendo que estos no comprenderían.

Ambos se pusieron de pie y caminaron hacia donde este había señalado, dejando a los mellizos jugando frente al televisor que tenía puesta una caricatura. Una vez en la cocina, Greco tomó asiento y Volkov se quedó de pie esperando a que este iniciase la conversación.

— A ver, no sé muy bien cómo decir esto — comenzó mientras se rascaba detrás de la nuca — pero me preocupa todo lo que me has contado estos días sobre tu relación con Horacio...

— No hay nada de qué preocuparse —le respondió de inmediato cortándole el discurso.

— No hay nada de qué preocuparse y no han hablado de tu destinada, ni de las discusiones anteriores que me comentaste... — le dijo su amigo en un tono similar al de un regaño — sé que no es mi relación y no debo meterme en esto, pero ambos son mis amigos, y los padres de mis sobrinos... quiero que se comuniquen y resuelvan sus diferencias como siempre — le fue sincero mientras que Viktor rendido tomó asiento en la silla frente a este para prestarle mejor atención — eres un buen padre Volkov, de eso no tengo dudas — le dijo haciendo que este sonriera — y tu relación con Horacio siempre me ha parecido de las más admirables que he visto...

— Gracias... — le respondió por lo bajo el alfa para luego dejarlo continuar.

— Comprendo que están pasando por un momento complicado, pero lo mejor es que sean sinceros entre ustedes, díganse todo lo que se tienen que decir, pero resuelvan lo que sea que les esté pasando — finalizó Greco.

Volkov sabía que este tenía razón, debía resolver las incomodidades y problemas con su esposo antes de que las cosas incrementasen y no tuviesen solución. Por lo que estaba comenzando a plantearse el encontrar el momento oportuno para poder platicar tranquilo con su omega.

— ¡Llegamos! — exclamó Penélope una vez Horacio abrió la puerta de la casa e ingresó junto con esta y Gustabo — ¡tío Greco! — gritó contenta al verlo para luego ir a abrazarlo.

— Hola preciosa — saludó a su sobrina — ¿cómo te fue en la escuelita hoy?

Penélope comenzó a contarle a su tío todas las cosas que había hecho durante el día. Mientras tanto, Gustabo tomó asiento junto a los mellizos en el suelo, luego de saludar a Volkov y a Greco. Horacio por su parte le pidió ayuda a su esposo para alistar la mesa, mientras que este sacaba la comida que había comprado de camino.

La cena se llevó a cabo con tranquilidad y charlas amenas mientras que Penélope seguía relatando su día, ahora a todos los presentes. Luego de la cena Horacio se disculpó con su hermano y amigo para comenzar a llevar a sus hijos a ducharlos uno por uno. Mientras tanto, Gustabo y Volkov escuchaban como Greco les contaba como iba la situación por la comisaría; ¿quién diría que este terminaría siendo superintendente a cargo de toda la facción?

Volkov al cabo de unos minutos se tuvo que excusar con sus amigos también para ir a asistir a su esposo con el baño de los mellizos. Momento en el que ambos alfas aprovecharon la oportunidad para hablar.

— ¿Hablaste con el ruso? — le cuestionó Gustabo por lo bajo.

— Sí — afirmó — ¿tú hablaste con Horacio?

— Se podría decir que sí... — respondió no muy seguro haciendo enojar un poco al contrario.

— ¡Gustabo!

— Hablé con él, sí, pero no estoy seguro de que haya servido de mucho — fue sincero para luego ponerse de pie — ellos se comprenden, por algo están casados...

— Lo sé... — aceptó el mayor — pero me preocupa que la terquedad de ambos sea mayor en esta ocasión...

— Bueno ¿qué tal sin nos marchamos y vemos si mañana nos dan las buenas noticias de que ya todo está mejor? — propuso Gustabo animando a su amigo.

— Vale — aceptó — de todas formas ya es tarde y seguro deben acostar a los niños a dormir.

Dicho esto, Gustabo subió para anunciarle a su hermano que se marcharían para que ellos pudiesen descansar, luego que acostasen a los niños. Este aceptó y junto con Volkov les agradecieron la visita para luego acompañarlos hasta la puerta. 

Varios minutos habían pasado ya desde que Gustabo y Greco se habían marchado, eran las 9:23 de la noche y mientras Horacio terminaba de recoger la cocina, Volkov había ido a acostar a los niños, ya que con la visita de sus tíos se les había pasado la hora de dormir. Una vez terminó, subió e ingresó a la habitación que compartía con su esposo para esperar a que este llegase.

— Ya están durmiendo — le dijo Volkov a su omega al cabo de unos minutos mientras lo observaba mirándose en el espejo — estaban tan agotados que no les tomó mucho — dijo esto último soltando una risa que le contagió inconscientemente a Horacio, al mismo tiempo que se acercaba a este y lo abrazaba por la espalda.

— Tendremos que decirles que vengan más seguido — respondió el omega de la misma forma, mientras que se dejaba abrazar por este y sonreía al ver el reflejo de estos en el espejo, y como su alfa escondía su cabeza en el cuello de este, del lado en el que su marca se encontraba para ser más exactos.

Horacio volvió a sentir esa sensación que hace mucho no percibía de parte de su esposo, entre sus brazos y envuelto entre el aroma de este sentía la paz y tranquilidad que tanto extrañaba y necesitaba. Por lo que aun entre los brazos de este se volteó y quedo frente a él para poder hablarle mejor.

— Oye.. — comenzó a decirle mientras rodeaba el cuello de este con sus brazos — creo que tenemos que hablar... sé que el otro día... — había comenzado el omega cuando fue interrumpido por el sonido del teléfono de Viktor.

— No hagas caso — le dijo el alfa colgando la llamada sin ni siquiera mirar de quien se trataba — te escucho...

— Vale — volvió a tomar aire para luego continuar — sé que hemos pasado por muchas discusiones y desacuerdos últimamente, pero de verdad me gustaría... — se detuvo nuevamente al ser interrumpido por el teléfono de su alfa cosa que lo terminó de molestar — joder, contesta el teléfono, no entiendo por qué tanta insistencia — dijo separándose de este y cruzándose de brazos, mientras se recostaba del armario y lo observaba.

Volkov suspiró rendido, de verdad quería saber lo que horacio tenía por decirle, aun así reconocía que la insistencia de la llamada debía deberse a algo importante. Así que haciéndole caso a su esposo, sacó el teléfono de su bolsillo para descubrir quien lo llamaba con tanta insistencia. Una vez leyó el nombre, no pudo evitar dudar si contestar o no, pero con la mirada atenta de su omega que le insistía en que contestase, no le quedaba más remedio.

— Priviet Darya — contestó y de inmediato vio como Horacio volteó sus ojos y salió de su campo de visión ingresando al baño de la habitación — espera, espera... — trató de calmarla puesto que no entendía muy bien lo que esta le decía — cálmate ¿sí? sino no te entiendo... joder... sí... entiendo — seguía respondiéndole — estoy ahí en menos de 15 minutos — dijo para luego finalizar la llamada.

Horacio que había permanecido atento a la conversación, no pudo evitar salir y mirar fijamente a su esposo cuando lo escuchó decir que saldría de casa.

— Son casi las 10 de la noche Viktor — comenzó a decirle enojado — íbamos a tener una conversación...

— Lo sé solntse — reconoció mientras abría su mesilla de noche para sacar su cartera con sus identificaciones y luego bajar las escaleras siendo seguido de cerca por el omega — volveré pronto, lo prometo... —dijo mientras tomaba las llaves de su auto y este se quedaba observándolo a unos metros de distancia con los ojos cristalinos.

— ¿Prefieres ir con ella que arreglar las cosas entre nosotros? — le cuestionó enojado.

— Ella necesita mi ayuda solntse... — trató de explicarle de prisa — te prometo que cuando regrese podemos tener la conversación — le aseguró para luego cerrar la puerta sin esperar a que este le diera una respuesta.

3 Horas Más Tarde

Volkov regresaba a su casa a la 1:28 de la madrugada. Las cosas con Darya se habían complicado, resulta que Josh, el alfa de esta había reaccionado de manera muy violenta con ella al enterarse de que había encontrado a su alfa destinado. Por lo que sabiendo que Volkov era subdirector del FBI, no se le ocurrió una mejor persona a la cual llamar. Este llegó, confrontó al alfa y lo detuvo poniendo a salvo a Darya y a Melissa. Sin embargo el tiempo de procesarlo, tomarle la declaración a la omega y luego asegurarse de que esta y su niña estuviesen bien de regreso en su casa, le tomó mucho tiempo al oficial de turno y este no iba a retirarse hasta que todo estuviese resuelto. Por lo que tres horas fueron necesarias para completar todos los tramites.

El alfa subió escaleras arribas para encontrarse con su esposo dormido dándole la espalda, se puso ropa cómoda y tomó asiento de su lado de la cama para retirarse los zapatos y acostarse mirando al omega. Sabía que le había fallado, debió de haberse percatado de la hora o mínimo haberle enviado un mensaje para decirle que llegaría más tarde de lo que aseguró. Pero eso ya lo hablarían al día siguiente, ahora solo quería descansar abrazando a su esposo. El cual este no sabía, pero seguía despierto, solo que fingió estar dormido, ya que no se sentía bien como para conversar con su alfa. Por lo que tratando de que este no se percatara, se removió un poco para secar algunas lágrimas que habían caído por su rostro y finalmente quedar dormido.

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Creo que este es el capítulo más largo que he escrito en nueve años jajajaja espero haya valido la pena 👉🏼👈🏼

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