Capitulo 30: Siempre Juntos

Dos Semanas Después

"El siguiente vuelo para salir de la ciudad de Los Santos, saldrá en 5 minutos, este es su tercer y último aviso"

Se escuchó por el altoparlante del aeropuerto. Volkov había olvidado lo concurrido y ruidoso que era estar en ese lugar, de la misma forma que había olvidado cuando fue la última vez que se encontró en esa posición. Lo que nuevamente le hacía sobre pensar en todo lo que había acontecido durante los últimos dos años de su vida. Le seguía resultando increíble e impactante lo mucho que su vida podía cambiar en tan poco tiempo, en este caso en un par de semanas.

— ¿Viktor? — escuchó como lo llamaba una voz familiar, esa que no había sido capaz de escuchar desde hace tanto, o por lo menos en persona.

— Nikolai — lo saludó animado, dejando de lados sus pensamientos y dedicándole una sonrisa a su cuñado — ¿cómo estás?, ¿qué tal el vuelo?

— Ya sabes — le respondió luego de darle un abrazo — no sé cómo, pero siempre tengo la dicha de que un bebé vaya cerca mío y no me deje descansar.

— Bueno, ya te he dicho en reiteradas ocasiones que tomes el vuelo en primera clase — continuó diciendole, mientras que guardaba las pertenencias del otro ruso en el maletero de su auto — sabes que Horacio y yo encantados de pagarlo, con tal de tenerte varios días por acá y que tu viaje sea lo más ameno posible.

Ante esto último, el alfa recién llegado, miró intrigado al contrario. ¿Se había perdido de algo? seguramente, porque de lo contrario estaba seguro que la respuesta de su cuñado hubiese sido totalmente diferente. Sin embargo, prefirió tomar una nota mental de esto, para retomarla más adelante. Así que sin más, ingresó al vehículo de este del lado del copiloto.

— ¿Tienes hambre? — le preguntó Volkov a su cuñado — podemos pasar a comer algo, aún quedan unas horas para ir a recoger a los niños a la escuela.

— De acuerdo — aceptó con una sonrisa — de una vez aprovechamos para... para que me pongas al día. Tengo la ligera sospecha de que me estoy perdiendo de algo por aquí.

Volkov sonrió ante esto, pues su cuñado tenía razón. Sin embargo, prefirió proseguir con su camino, cambiando el tema de conversación por uno más general respecto a la vida del otro alfa. Ya tendrían tiempo para ponerse al día una vez estuviesen cómodos, lo cual no demoró mucho, ya que en cuestión de unos diez minutos, se encontraban bajando del vehículo del subdirector del FBI para ingresar en el lugar donde almorzarían.

— Buenas tardes, pueden ubicarse donde prefieran — les indicó el mesero al verlos entrar — en unos minutos pasaremos a tomarles su orden.

— De acuerdo, gracias — respondió Volkov, para luego dirigirse junto con su cuñado a una de las mesas donde podrían platicar tranquilos.

Una vez tomaron asiento, ambos procedieron a observar la carta. Sin embargo, cuando Nikolai iba a iniciar la conservación, se percató de que su cuñado se encontraba tomándole fotos al menú e intercambiando algunos mensajes en su móvil. Esto le pareció extraño, pero nuevamente prefirió observar con una leve sonrisa, para luego volver a poner su vista sobre las opciones de comida. 

— ¿Ya sabes lo que ordenarás? — indagó el alfa menor al contrario, mientras que dejaba de lado su móvil para prestarle la debida atención.

— Sí — le respondió, aún sin apartar la mirada del menú — creo que me pediré unas almejas junto con un risotto de mar — le dijo para luego subir la mirada y observar a su cuñado — ¿y tú?

— Pues estaba pensando en pedirme el Salmón en salsa de champiñones con unos caracoles de mar — expresó mientras que le hacía una señal al mesero, el cual se acercó de inmediato.

— Buenas caballeros, ¿listos para ordenar? — preguntó amablemente.

— Sí, pero antes quiero hacer una orden para que esté lista y poder llevarla cuando terminemos — explicó tomando su móvil de nuevo, asegurándose de no equivocarse.

— Por supuesto, usted dígame que yo lo anoto — le indicó, al tiempo que sacaba su pequeña libreta y bolígrafo.

— Perfecto, quiero cuatro órdenes de croquetas de pescado, dos de arroz con camarones y una cazuela de mariscos con espaguetis — finalizó, dejando sorprendido a su cuñado por la gran cantidad de comida.

— De acuerdo, ¿eso sería todo en esa orden?

— Sí, muchas gracias — concluyó el peli gris, para luego proseguir a ordenar lo que tanto él como Nikolai, comerían en ese momento. 

Una vez el mesero se retiró y Volkov volvió a tomar su móvil para enviar un mensaje, Nikolai decidió no seguir quedándose con la intriga y dio inicio al tema de conversación con el que más curiosidad tenía.

— Y cuéntame, Viktor — dijo ganándose la atención de este — ¿cómo han estado mis sobrinos?

— Están de maravilla — comenzó a decir con esa sonrisa que siempre iluminaba su rostro cuando de su familia se trataba — han crecido mucho desde la última vez que estuviste por aquí, hemos preparado todo un itinerario para que compartas lo más que puedas con ellos, en estas semanas que estarás por acá.

— Sí, sí que ha pasado mucho — reconoció, pues tres años habían pasado desde la última vez que los vio en persona — aunque las videollamadas y las cientos de fotos que me has enviado, no te negaré que me alegran bastante — expresó con una sonrisa — de alguna forma me ayuda a no sentirme tan solo.

— Sabes que eres más que bienvenido a mudarte aquí a Los Santos — reiteró aquello que ya le había repetido en incontables ocasiones — me vendría bien que los niños tengan un tío responsable cerca.

— ¿No que Rodríguez era el responsable y tu... cuñado el opuesto — dijo esto último con dobles intenciones, para ver cómo reaccionaba.

— Sigue siendo así — aclaró, mientras daba un sorbo a las bebidas que el mesero les había dejado — incluso aunque no me guste reconocerlo, Gustabo durante los últimos dos años se ha convertido en un tío incluso más responsable que Greco, por decirlo de alguna forma.

— ¿A qué te refieres? — cuestionó intrigado.

— Pues ya sabes... — inició nuevamente algo dudoso, pues no sabía muy bien cómo expresarse — creo que ha madurado un poco entre todo lo que ha pasado, tanto directa como indirectamente él y Greco se han visto afectados por las decisiones erradas que Horacio y yo hemos tomado — se tomó unos segundos para soltar un suspiro y organizar sus pensamientos — sin embargo, creo que no había tenido oportunidad de contarte, pero Greco y Gustabo han iniciado una relación y llevan varios meses juntos como pareja oficial.

— Vaya — exclamó sorprendido — esas sí que son buenas noticias.

— Sí — respondió sonriendo por la felicidad de su mejor amigo y cuñado — creo que Greco lo ha contagiado y se ha vuelto algo más responsable y consciente con los niños.

— Eso suena increíble, Viktor — dijo mientras dejaba su bebida de lado, para luego observar a su cuñado y pasar discretamente al tema que quería llegar.

— ¿Y con Horacio? — fue menos discreto de lo que pensó — ¿qué tal va todo? lo último que me contaste fue que salieron a cenar y las cosas salieron mejor de lo que pensabas — indagó, haciendo que el contrario se pusiese un poco nervioso — sin embargo no me contaste mucho más luego de eso, y ya han pasado algunas semanas.

— Pues... a ver Nikolai... — comenzó a buscar cómo contarle sin entrar en tantos detalles — la verdad es que desde hace poco más de un mes que Horacio y yo hemos decidido volver a intentarlo — finalizó con una sonrisa que Nikolai no había sido capaz de ver desde hace mucho tiempo — hemos hablado, aclarado nuestras cosas y comprendido al otro... incluso ha vuelto a usar su anillo.

— Cielos Viktor, eso es más que increíble — exclamó asombrado y con una sonrisa — estoy muy contento por ti, ya era hora de que las cosas se esclarecieran y retomaran ese camino que nunca debieron haber dejado.

— Lo sé, lo sé — apoyó entre risas el subdirector — las cosas están siendo igual que antes, pero no antes de que todo pasara, me atrevería a decir que estamos de alguna forma reviviendo nuestra relación desde el inicio.

— Eso es maravilloso, ¿y los niños?, ¿cómo se lo han tomado? — quiso saber, pues sabía de primera mano lo difícil que había sido para el alfa el estar lejos de sus cachorros por tanto tiempo.

— Pues Horacio y yo hemos decidido ir con calma — se explicó con tranquilidad — no queremos precipitarnos y cambiar de manera tan abrupta el ambiente y la rutina de estos, como ya lo hicimos una vez.

— Es totalmente comprensible — concuerda el contrario — y es una decisión muy responsable y acertada la que tomaron.

— Así es — estuvo de acuerdo — aunque ha sido toda una locura para que los niños no se "den cuenta" de todo — dijo esto último riendo — no me malinterpretes, es sólo que queremos ser muy cuidadosos, mientras que nosotros volvemos a ser como eramos antes de involucrarlos directamente a ellos.

— Viktor... — lo llamó al ver como este comenzaba a enrollarse con sus propias palabras, obteniendo su atención — estoy muy orgulloso de ti, y estoy seguro de que Aleksandra también lo estaría, como siempre lo hizo en vida. Para ella y para mi tu felicidad siempre fue una prioridad, y lo sigue siendo para mi, por lo que me alegra muchísimo que lo primero que escuche al llegar aquí sea esto.

Ante estas palabras, Volkov no pudo evitar sentir como sus ojos se llenaban de lágrimas. Hubiese dado lo que fuese porque su hermana siguiese con vida y hubiera ido a recogerla junto a su cuñado al aeropuerto. Sin embargo, agradeció enormemente el hecho de poder seguir contando con Nikolai aun luego de la muerte de su hermana y que los años hubiesen transcurrido. El que este fuese parte de su familia y que a pesar de la distancia estuviese siempre presente, tanto para él como para su familia, era algo que jamás iba a poder agradecerle.

— Con su permiso, caballeros — los interrumpió el mesero — por aquí les dejo su comida. En un segundo les traeré más bebidas y cualquier cosa extra que necesiten, estaré al pendiente.

— Gracias — respondió Nikolai, para luego ver como este dejaba todo y se retiraba.

Ambos alfas procedieron a iniciar con su comida, manteniendo como tema principal a Penélope, Lucas y Lily. Así fue hasta la hora del postre, en el cual el tema se desvió nuevamente al omega, que llevaba teniendo al menor de los presentes enamorado durante diez años. 

— Entonces — inició nuevamente Nikolai — ¿qué más hay en ese itinerario además de las actividades extracurriculares de mis sobrinas, el día de tío y sobrino y la cena con la familia de tu esposo?

— Pues ya que lo mencionas — tomó nuevamente la palabra Volkov — justamente mañana es el cumpleaños de Horacio.

— Lo recuerdo — dijo el contrario — ¿y qué tienes en mente?

— Pues llevo todo el último mes haciendo llamadas y visitando locales para celebrarlo en familia — confesó viendo como Nikolai arqueaba una ceja — ya lo sé, quizás es demasiado, pero quiero que este año sea especial... será especial.

— Y el que quieras eso es sumamente comprensible — añadió el otro ruso — luego de todo lo que ha pasado...

— Justo por eso... — lo interrumpió sin quererlo — es sólo que, recuerdo cómo fueron los últimos dos años y el no poder haber pasado un día tan importante para él a su lado... es algo que me ha carcomido la cabeza durante todo este tiempo — hizo una pausa, para darle la oportunidad a su cuñado de que hablase, pero este prefirió permanecer callado — el día de su cumpleaños en los pasados dos años que estuvimos separados... sólo podía pensar en el último que compartimos y lo especial que fue. No sabíamos que las cosas se complicarían unos varios meses después y sólo... sólo quiero compensar con esto lo que no pude hacer en el pasado.

Flashback

Volkov se encontraba encerrado en el baño del piso inferior de la casa, terminando de peinar a su primogénita de unos cuatro años, mientras que los mellizos de dos años jugaban en el suelo junto a estos. Hoy era el cumpleaños de Horacio y tenía todo el día organizado para poder disfrutarlo, asegurándose de que a su amado esposo no le faltase nada.

— ¿Crees que le guste? — preguntó la pequeña, mientras se miraba en el espejo con una sonrisa.

— Estoy seguro que le va a encantar, princesa — expresó una vez terminó y se limpiaba el gel de las manos — ya estás lista — le indicó y esta comenzó a aplaudir, a la vez que con la ayuda de su padre, se ponía de pie sobre la encimera del baño y se acercaba al espejo para verse mejor.

— ¡Me parezco a papi! — exclamó más emocionada, para luego abrazar al ruso, ganándose la atención de los mellizos.

— Ahora Lucas y Lily — pidió esta con una sonrisa, al tiempo que daba brinquitos en su lugar — ¿si?

Volkov sonrió y volvió a ver a sus mellizos, estos ahora lo estaban observando como si supiesen lo que se avecinaba. Por lo que sin decir nada más y manteniendo su sonrisa, bajó a Penélope de la encimera para tomar a Lucas y repetir el proceso que había hecho hace unos minutos. La idea de peinar a sus cachorros con la cresta que su esposo solía lucir, era una que llevaba rondando por su mente durante varios días y considerando el día que festejarían hoy, no podía haber mejor ocasión.

— ¿Dónde está papi? — indagó Penélope, al tiempo que sostenía a su hermano en brazos y observaba a su padre.

— Sigue arriba — le respondió, mientras observaba a la más pequeña de sus hijas, para luego comparar la pequeña cresta de esta con las de su hermano y hermana — debe de seguir dormido — se acercó a esta para tomar de sus brazos a Lucas — ¿quieren ir a sorprenderlo?

— ¡Siii! — respondieron entusiasmados.

El alfa no pudo evitar sonreír al ver a sus pequeños tan animados, por lo que sin darle más vueltas al asunto, emprendió camino escaleras arriba hacia la habitación que compartía con su omega. Este se encontraba recién despertando y al ver a su alfa en el marco de la puerta, le dedicó una adormilada sonrisa; sin embargo, este en lugar de corresponder retrocedió y cerró la puerta de la habitación.

— ¿Vik? — lo llamó mientras que se frotaba los ojos — ¿todo está bien?

— Sí, sí solntse — trató de tranquilizarlo desde afuera — sólo dame un minuto.

Horacio quedó más confundido que antes, por lo que en lugar de resignarse y esperar como su alfa le había indicado, optó por ponerse de pie. Recogió sus pantalones que estaban en el suelo y se los colocó para luego tomar asiento nuevamente en el borde de la cama, mientras que recorría con la vista la habitación en busca de algo, pero fue interrumpido por las voces de sus cachorros.

— ¡Feliz Cumpleaños Papi! — exclamó Penélope con mayor claridad que los mellizos, para correr hacia los brazos de su padre, siendo seguida por Lily.

— Mis niñas — expresó sonriendo, abriendo sus brazos para recibirlas a ambas — ¿y esos peinados? — indagó asombrado mirándolas y luego a Volkov, el cual tenía a Lucas en brazos, sin dejar de sonreír.

— Papá lo hizo — dijo Lily, mientras tocaba el cabello puntiagudo de su hermana mayor.

— Así nos parecemos a ti, papi — anunció emocionada la de cabellos y ojos castaños — ¿te gusta?

— Me encanta, princesa — le respondió dándole un beso en la frente — ¿y mi pequeño príncipe? — habló ahora, luego de acomodar a sus niñas junto a él en la cama, para extender sus brazos y tomar a Lucas — pero que guapo mi niño.

Volkov observó enternecido la escena de sus cachorros abrazando y felicitando a su omega. Por lo que queriendo que ese momento quedase guardado más allá de lo que sus memorias les pudiesen permitir, sacó su móvil para comenzar a grabar algunos segundos de ese hermoso momento.

— Vik, ¿qué haces? — le preguntó mientras reía y acomodaba a sus mellizos a cada uno en una pierna — que estoy recién levantado. Me veo horrible.

— No para nosotros, querido mío — le respondió, para luego dirigirse a sus cachorros — ¿verdad que su padre es el más bello de todos?

— Siii — respondieron todos.

— El más bonito del mundo — exclamó la primogénita de la familia, mientras que extendía sus brazos, para luego abrazar por detrás a su padre — y el mejor papi de todos.

Ante esto el omega no pudo evitar sonreír, a la vez que intentaba contener las lágrimas que se le habían acumulado. Estaba feliz, no sólo por el hecho de que fuese su cumpleaños y que hubiese pasado una increíble noche con su esposo, sino porque estos pequeños momentos íntimos en familia eran los que le curaban y llenaban el alma. Cosa con la que el alfa concordaba y un motivo más para atesorar esos momentos y quererlo inmortalizar en video. Para Viktor Volkov su familia siempre iba a ser su gasolina, su motor, su motivo para seguir adelante, y eso era algo que estaba seguro que nada ni nadie iba a poder cambiar.

Fin del Flashback

Una vez finalizada la conversación y su almuerzo, Viktor Volkov tomó su orden para llevar e ingresaron al auto, para marcar de inmediato en el GPS la escuela de sus cachorros. Por lo que Nikolai no pudo evitar comenzar a emocionarse ante la idea de ver a sus sobrinos, sobre todo cuando ninguno de estos estaba enterado de su llegada.

— ¿Seguro que guardaste la sorpresa? — le repitió por tercera vez en los últimos diez minutos.

— Madre del amor hermoso — expresó soltando un suspiro pesado, en un intento por retener la gracia que le hacía su cuñado — ya te he dicho las últimas tres veces y las cinco previas a tu llegada que no se les he dicho nada.

— Lo siento, Viktor — se disculpó riendo — es sólo que los he extrañado mucho.

— Y estoy muy seguro de que ellos también a ti — lo tranquilizó, al tiempo que estacionaba su auto enfrente de la escuela, donde los demás padres se encontraban — ¿quieres bajarte tú e ir a por ellos?

— ¿Y los dejarán irse conmigo? — preguntó ansioso, al tiempo que se retiraba en cinturón de seguridad.

— Buen punto — dijo imitando la acción del contrario — mejor salgamos los dos.

Dicho esto, ambos alfas salieron del vehículo para caminar hacia la entrada de la escuela, donde varios niños ya habían comenzado a salir para reunirse con sus padres. Volkov comenzó a buscar a sus cachorros con la mirada, mientras que al mismo tiempo intentaba localizar el aroma de estos; por lo que cuando lo logró y vio (gracias a su estatura) como su primogénita se acercaba con su hermano y hermana tomados cada uno de una mano, no pudo evitar sonreír enternecido por esa imagen que jamás se cansaría de ver. Estos se percataron de inmediato de la presencia de su padre, pero al ver a su tío junto al él, pasaron de largo y fueron directo a donde el otro ruso.

— дядя Nico (tío) — exclamaron a la par, entretanto eran recibidos en los brazos de este.

— ¿Как мои удивительные племянники? (¿Cómo están mis increíbles sobrinos?) — les preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Почему вы не сказали нам, что приедете?  (¿Por qué no nos dijiste que venías?) — le preguntó Lucas, el cual seguía abrazado a este.

— Я хотел, чтобы это было сюрпризом (Quería que fuese una sorpresa) — le respondió, mientras que lo tomaba en brazos, para luego tomar de la mano a Penélope — ¿Вам понравилось? (¿les ha gustado?).

— ¡Si! — exclamó Lily, extendiendo sus brazos a su padre y este la levantaba — ¿Dónde está papi? — se dirigió directamente a su padre, a la vez que caminaban hacia el auto.

— Está trabajando — respondió el alfa — ahora vamos a ir a mi departamento para comer, jugaran un rato con su tío y cuando su padre salga, se unirá a nosotros.

— ¿Hoy estaremos todos juntos de nuevo? — quiso saber Lucas.

— Sí, pequeño — le respondió con una sonrisa.

— ¿Y papi se quedará en casa hoy? — inquirió esperanzada Lily, refiriéndose al departamento de el ruso, ya que estos se quedarían con él para pasar más tiempo con Nicolai.

— No creo, princesa — expresó, mientras abría el auto y permitirles ingresar para comenzar a asegurarlos con la ayuda de Nicolai, quien había preferido permanecer de espectador — pero pasará un rato con nosotros y luego mañana le daremos su regalo, ¿te parece bien?

— ¡Si! — exclamó emocionada, al tiempo que su padre terminaba de asegurarla.

— ¡Завтра день рождения папы! (¡mañana es el cumpleaños de papi!) — expresó Lucas alegremente, compartiendo la emoción de su melliza.

— Así es, hijo — afirmó el alfa,  tomando asiento detrás del volante y preparándose para conducir a su departamento con Nikolai de copiloto, volteó a ver que sus tres cachorros; para confirmar que estuviesen bien asegurados — ¿listos para ir a casa?

Los niños afortunadamente, tanto para el alfa como para el omega, se habían acostumbrado (con mayor rapidez de la esperada) a que el ruso pasase más tiempo en la casa y viceversa. Si bien habían hecho de manera indirecta alguna que otra pregunta, ninguna había sido difícil ni mucho menos parecida a aquella que formuló Penélope hace unas semanas atrás. Por lo que esta dinámica se estaba volviendo cada vez más común y mejor aceptada por los pequeños, lo cual seguía haciendo que tanto Volkov como Horacio pudiesen estar un poco más tranquilos.

Unas Horas más Tarde

— ¡Apresúrate Gustabo! — le gritó desde el estacionamiento de la sede, al momento en que divisó a su hermano salir por la puerta.

— Juro que no vuelvo a ofrecerme para llevarte a ningún lado — le dijo fingiendo enojo, una vez se le acercó y abrió su vehículo — que el ruso no se va a ir a ningún lado, no importa a la hora que llegues, él va a estar allí.

— No es por él, caranabo — le respondió engañandose un poco a si mismo, mientras que ingresaban y se abrochaban el cinturón de seguridad — quiero ver a mi cachorros, que hoy se quedarán con Viktor.

— Aja — no le creyó lo primero — y entiendo que quieras verlos, pero no es que vas a estar todo el fin de semana sin verlos, como hace unos meses — comenzó a decir el alfa, al mismo tiempo que salían de la sede y emprendían camino hacia el departamento del ruso.

— Ya lo sé — respondió ante lo obvio — y estoy tan feliz de que las cosas estén como están ahora — fue honesto, plasmando una sonrisa en su rostro — siento mucha paz y estabilidad por primera vez durante mucho tiempo.

Gustabo al escuchar esto no pudo evitar identificarse con su hermano. Ambos estaban en la mejor etapa de sus vidas y por mucho, por lo que esperaba y quería seguir confiando en que por fin luego de tanto tiempo... estaban teniendo esa estabilidad con la que soñaron durante tantos años. Por lo con esto mente, los hermanos mantuvieron una conversación amena durante todo el camino, hasta que por fin llegaron al exterior del departamento del alfa. El omega se despidió y agradeció a su hermano, para luego bajar del auto e ingresar al edificio, luego al ascensor y marcar el piso de su esposo.

"Voy subiendo :)"
5:24p.m.

Viktor ❤️

"Perfecto, te espero en la puerta, querido mío"
5:24p.m.

El omega sonrió al leer esto, guardó su móvil cuando las puertas del ascensor se abrieron. Salió de inmediato, manteniendo la sonrisa en su rostro, para luego divisar a su esposo tal como le había dicho: en el marco de la puerta esperando a su llegada.

— ¿Qué tal tu día? — le preguntó el alfa, mientras lo abrazaba e inhalaba el aroma a rosas y miel.

— Mucho mejor ahora — le respondió imitando su acción y permitiéndose a sí mismo relajarse, al tiempo que el aroma de vodka y almendras lo invadía.

— ¡Papi! — las voces de sus cachorros los interrumpieron y fue cuando el omega se separó de su alfa, para agacharse frente a esta y poder recibir a sus pequeños en brazos.

— ¿Cómo están mis pequeños cachorros? — les dijo mientras que les otorgaba un beso a cada uno.

Los pequeños comenzaron a contarle a su padre recién llegado todo lo que habían hecho durante el día en la escuela y luego con su tío, previo a su llegada al departamento. Todo esto bajo la mirada de su esposo y cuñado, el cual se había mantenido al margen, pensando en como Aleksandra estaría disfrutando de ese momento de haber sido posible.

Una vez terminó de escuchar a sus cachorros y saludó debidamente a su cuñado, pasó a la habitación del alfa para darse una ducha rápida, cambiando su atuendo a uno más cómodo. Como parte de crear una nueva rutina, este había dejado algunas prendas de ropa en el departamento del alfa y viceversa, para casos como este en los que luego de salir del trabajo, iban al hogar del otro; aunque no fuesen a quedarse a dormir allí.

— Estoy calentando tu cena, está en el microondas — le informó el alfa, el cual se encontraba sentado en el suelo junto con sus niñas, esperando para ver una película.

— Vale — respondió y fue hasta allí — ¿Quieres algo Nikolai? — le preguntó al otro ruso, que se encontraba en el sofá con Lucas en su regazo. 

— Estoy bien Horacio, gracias — respondió con amabilidad, pero antes de poder decir algo más, su cachorra más pequeña lo interrumpió.

— Papi — lo llamó, captando de inmediato su atención — ¿Y a-t-il des fruits? (¿hay frutas?) — preguntó frotando su pancita.

— Sí — respondió el alfa, puesto que el omega desconocía de lo que este contaba en su refrigerador, mientras que hacía el amago de ponerse de pie; pero el omega no se lo permitió.

— Tranquilo, yo me encargo — respondió, dirigiéndose al refrigerador para sacar algunas frutas y comenzar a cortarlas, dividiéndolas en tres envases para cada uno de sus cachorros.

Una vez terminó, les entregó las frutas a sus pequeños, para luego volver a la cocina, tomar su comida y volver a la sala de estar. Tomó asiento junto a su cuñado, el cual con una sonrisa y con Lucas aún en brazos, le deseó buen provecho; para luego prestarles todos atención a la película que el pequeño había elegido. Una vez el omega finalizó su cena, se puso de pie para ir a lavar lo que había ensuciado previamente. Mientras lo hacía, notó como su cuñado se le acercaba y le entregaba los envases de frutas, ahora vacíos de cada uno de sus cachorros.

— Me alegra que las cosas estén bien nuevamente — le dijo con una sonrisa el ruso, tomando asiento en la isla de la cocina y observando a sus sobrinos junto con su cuñado, centrados por completo en la película — merecen ser felices.

— Gracias — le respondió de igual forma, a la vez que secaba sus manos y tomaba asiento frente a este — la verdad es que no nos habíamos dado cuenta de lo mucho que necesitábamos tener de nuevo estos momentos en familia... o por lo menos yo...

— Viktor me comentó que los niños aún no saben, que ustedes se están dando otra oportunidad — le comentó esto en un tono algo más bajo, para mantener la cautela en el tema — sin embargo, veo que se han tomado bien el pasar más tiempo los cinco juntos.

— La verdad es que el motivo por el cual decidimos no decirles e ir con calma fue porque teníamos miedo a que se lo tomasen a mal, o simplemente sintieran que Vik estaba invadiendo la casa, o yo el departamento; en ocasiones como estas — comenzó a explicarse, mientras que volteaba a ver a sus cachorros y esposo; con el que conectó mirada por unos segundos, en los cuales se dedicaron una sonrisa, para luego volver a ver a su cuñado y continuar con la conversación — pero la primera vez que Vik les dijo que vendría aquí... se emocionaron tanto, la forma en la que Viktor me contó cómo sus ojos se llenaron de ilusión, no sale de mi mente — sonrió contagiando a su cuñado, el cual felizmente había estado escuchando.

— ¿Y volverán a convivir? —  interrogó, puesto que al escuchar lo bien que iba todo, le extrañaba que no lo estuviesen haciendo ya.

— Si las cosas siguen yendo como hasta ahora, sí — respondió, sin dejar llevarse por la ilusión de volver a compartir cada día junto a su alfa — pero aunque los niños se lo están tomando bien y de manera tan natural, queremos seguir siendo precavidos; quizás les comentemos que estamos juntos de nuevo, aunque no vivamos juntos... no lo sabemos, pero hemos estado pensando en eso los últimos días.

— Ambos son excelentes padres — comenzó a decirle nuevamente el ruso — y admiro muchísimo eso de ustedes, como de la misma forma admiro la manera en la que están llevando su reconciliación... Penélope, Lucas y Lily tienen mucha suerte de que ustedes sean sus padres.

El omega iba a responder, cuando la más pequeña de sus cachorros se le acercó para llevarlo junto con su otro padre y hermanos. Esta parece que se había puesto de acuerdo con su hermana y hermano para que los cinco compartieran un momento familiar en el suelo de la sala de estar, bajo la mirada del otro alfa presente, el cual no pudo evitar conmoverse al ver lo que por dos años le había resultado imposible de creer. Después de todo, parecía que el panorama para su cuñado y única familia iba a ser favorable.

Permanecieron un largo rato juntos viendo películas e incluso los cachorros animaron a su tío para que tomase asiento junto a ellos. Por lo que cuando se hizo mucho más tarde y estos comenzaron a quedarse dormidos, el omega comprendió que ya era hora de marcharse. Así que con la ayuda de su esposo, llevaron a sus pequeños a sus respectivas habitaciones para acostarlos, luego del día tan enérgico que habían tenido.

— Pensé que no lo lograrían — expresó Nikolai entre risas, al ver como el omega salía de la habitación, donde su primogénita descansaba.

— Viktor es quien lo tiene más complicado con Lucas y Lily — fue sincero, mientras tomaba asiento en el sofá junto al alfa — le dije que dentro de poco habrá que hacerles una habitación a cada uno, aunque a ninguno de nosotros nos guste la idea.

— Es parte de la vida y su crecimiento — contribuyó a su opinión — es maravilloso que siempre estén juntos y se lleven tan bien, pero también es importante fomentarles su independencia.

— Eso era lo que teníamos en mente cuando inscribimos a Lily en sus clases de bailes — respondió recordando ese momento — supongo que hasta que Lucas no se decida por algo que le guste será más difícil, sobre todo porque ambos se niegan a estar separados por mucho tiempo. Creo que la mayor cantidad de noches que han pasado separados fue cuando Vik se quedó con Lily para ensayar su baile hace unos meses; y aún así, se veían en la escuela.

— Como dije — volvió a tomar la palabra el alfa — todo es un proceso y estoy seguro que ustedes sufrirán más que nadie ese proceso de independencia, incluso más que ellos mismos.

— En eso estamos de acuerdo — la voz de Volkov se escuchó tras de ellos, luego de cerrar la puerta de sus mellizos — pero nos preocuparemos por eso cuando llegue el momento.

Horacio le sonrió, para luego tomar su reloj y percatarse de la hora; era mucho más tarde que la última vez que revisó y el día siguiente sería uno largo. Por lo que con mucho pesar y sin ganas de hacerlo, tuvo que indicarle a su esposo y cuñado que se marcharía a su casa.

— Bueno, creo que ya debo pedir mi taxi — anunció el omega, mientras sacaba su móvil.

— ¿Cómo que pedir un taxi? — lo interrumpió su cuñado — estoy seguro que Viktor prefiere llevarte él mismo.

— Así es — estuvo de acuerdo el alfa — pero los niños...

— Están durmiendo — lo interrumpió nuevamente Nikolai — además, puedo hacerme cargo de ellos en caso de que despierten, ¿siguen teniendo pesadillas?

— Rara vez, con el tiempo sólo Lily, en algunas ocasiones — respondió esta vez el omega.

— Pues ahí tienen su respuesta — dijo a la vez que tomaba del brazo a Volkov, el cual confundido se dejó guiar hacia la puerta — vayan y cualquier cosa estaré al pendiente del móvil.

Sin opción a protestar, el omega se acercó a su esposo, para luego salir del departamento y dirigirse al piso inferior; donde se encontraba el garaje y todos los que allí vivían, dejaban sus vehículos asegurados. Durante el descenso en el elevador, se formó un silencio que comenzó a resultar extraño para ambos, pues estos solamente se observaban y sonreían como si recién se acabasen de conocer. Así se mantuvieron hasta que llegaron a su destino e ingresaron al vehículo del alfa.

El camino fue más ameno gracias a esa costumbre que había perdido durante esos dos años, la cual consistía en que el omega cantara las canciones que iban apareciendo en la radio, haciendo reír a su esposo; el cual disfrutaba de los intentos de entonación que su omega realizaba. Lamentablemente, a pesar del hermoso momento que estaban pasando juntos, este se tuvo que dar por terminado cuando el portón de la casa en la que alguna vez vivieron en familia, se abrió.

— Gracias por traerme — expresó el moreno, mientras se retiraba el cinturón de seguridad.

— Sabes que siempre será un placer para mí — respondió, dedicándole una sonrisa entretanto estacionaba el auto — ¿Emocionado por mañana? — le preguntó, iniciando un tema de conversación con la intención de extender un poco más su tiempo juntos.

— Sabes... con el tiempo pensaba que dejaría de emocionarme por muchas cosas, ya sabes — inició su respuesta y el alfa asintió sin querer interrumpirlo — pero ha sido todo lo contrario; y este cumpleaños sobre todo me genera una especial ilusión, más aún por poder disfrutar de ese día con los niños y... y contigo, de nuevo — colocó su mano izquierda sobre la pierna del contrario, acción que el alfa no pasó por alto y como respuesta colocó la suya sobre esta — aunque... irónicamente lo iniciaré solo — finalizó riendo.

— Te insistí en reiteradas ocasiones para que los niños se quedasen contigo — le repitió, mientras que comenzaba a darle vueltas al anillo de este, sin quitarle los ojos de esa mirada bicolor que tanto amaba.

— Ya lo sé — lo interrumpió de inmediato — no lo digo en serio, Nikolai no viene hace mucho y me hace feliz que los niños sigan disfrutando pasar tiempo con él — fue sincero — es importante para mi que ellos tengan lo que yo no tuve... lo que no tuvimos... — tomó la mano de este para sujetarla con fuerza.

— Te prometo que tu regalo te va a encantar — le dijo el alfa luego de unos segundos, haciendo sonreír al omega — aunque, no te diré ni una palabra más referente a eso.

— Viktor, por favor — comenzó a quejarse, iniciando un pequeño berrinche — sólo una pista.

— 10-5 — le respondió riendo — ahora vaya y entre a casa que ya es muy tarde.

— 10-4, alfa — respondió ahora en un tono coqueto, mientras que se acercaba a este sin cortar el contacto visual.

Volkov por instinto, colocó su mano libre en la cintura de este; y la que antes reposaba unida a la de su omega, ahora se encontraba en la mejilla de este, acariciándolo con sutiliza y terminado de acortar el espacio que quedaba entre ellos. Sus labios se unieron y si bien estos ya se conocían bastante, al igual que en cada detalle que tanto el ruso tenía con el moreno, era como si estuviesen volviendo a obsesionarse con el sabor y la increíble sensación que les ocasiona el besarse. Horacio no conforme con esto y con la ayuda de su esposo, se posicionó sobre el regazo de este en el asiento de conductor, intensificando el ritmo con el que se besaban. Al mismo tiempo, las manos del alfa recorrían cual explorador un mapa, aquella espalda que de pies a cabeza conocía.

El ambiente escaló rápidamente de nivel, los besos pasaron a un segundo plano, mientras que las caricias y algunas sonrisas se convirtieron en prioridad. Ninguno de los dos lograba comprender aún cómo era posible que sin importar el tiempo, el amor y la forma en la que comprendían al otro, estuviese igual de fresca como si nunca hubiese pasado nada entre ellos. El alfa interior de Volkov comenzó a pedirle mayor cercanía entre ellos, le pedía con un ímpetu ir más allá con su omega. Sin embargo, debía hacer un llamado a la cordura de ambos y regresar a su departamento.

— Horacio... — lo llamó en un tono bajo, haciendo que el omega detuviera los besos que había comenzado a repartir por el cuello de este, para alzar su mirada y observar a su esposo.

— Lo sé — exclamó entendiendo lo que le pedía, a la vez que recostaba su cabeza en el hombro de este y comenzaba a acariciar su cabello.

— Te prometo que mañana tendremos todo el tiempo que desees — le dijo mientras que le otorgaba un beso en la frente.

— ¿Estás adelantando tu sorpresa? — lo volvió a mirar arqueando una ceja divertido.

— Puede ser — río contagiando al menor, para luego ambos soltar un suspiro.

— Bueno, ya — volvió a decir, al cabo de unos segundos — iré adentro, que por lo que veo, mañana será un largo día.

— Y la noche también — añadió, causando un leve sonrojo en el rostro del omega, juntando sus labios una vez más — hasta mañana, Мой малыш.

— Hasta mañana, Mon amour — le respondió, para luego abrir la puerta del auto y bajar de este con cuidado.

Volkov se quedó observando como este caminaba hacia la puerta y no sé marchó hasta que lo vió ingresar. Así, finalmente con una sonrisa y muchos pensamientos recorriendo en bucle su cabeza, condujo nuevamente hacía su departamento y poder descansar. Por otro lado, Horacio permaneció recostado de la puerta de entrada con una sonrisa de oreja a oreja, seguía sin poder superar esos pequeños momentos que compartía con su esposo.

— Joder... — dijo para sí mismo, mientras reía — parezco un adolecente enamorado.

Procedió a ir escaleras arriba, aún con la sonrisa en su rostro y cambió su vestimenta por una más cómoda para dormir. Si su esposo tenía razón, iba a necesitar descansar la mayor cantidad de tiempo posible para el día que se avecinaba.

La Mañana Siguiente

Eran las 8:24 de la mañana cuando Horacio abrió sus ojos nervioso, al escuchar como desde abajo golpeaban la puerta de entrada. Confundido y somnoliento, tomó su albornoz para cubrirse y sin mirar quien era el causante de los golpes, abrió la puerta. Llevándose la sorpresa de quienes se encontraban tras de esta.

— ¡Feliz cumpleaños, hermanito! — exclamó alegre Gustabo, el cual junto con Alanna, lo observaban con una sonrisa y varios globos.

— ¿Listo para iniciar el día, cumpleañero? — le preguntó la omega, ingresando a la casa seguida del rubio.

— ¿Recién te levantas? — inquirió curioso el alfa.

— Sí — fue sincero, acercándose a ellos — no debieron molestarse — les sonrió mientras miraba los globos.

— ¿Qué dices? — dijo fingiendo ser ofendido — siempre hemos celebrado tu cumpleaños por todo lo alto — se le acercó, para luego tomarle de los hombros — y todos sabemos que este año es especial, otra vez — le dijo más por lo bajo, haciendo énfasis, pues este comprendía lo que su hermano quería decirle.

— Basta de hablar — dijo la omega separando a los hermanos — ve a alistarte, vamos a desayunar a ese lugar del Pier que tanto te gusta — reveló, haciendo que la ilusión se asomara en el rostro del omega, aunque de inmediato lo dejó de lado.

— Me encantaría — confesó — pero mis niños y Viktor...

— Ya hablamos con él — le dijo el rubio — no te preocupes, te dejaremos con ellos luego de que tengas el estómago lleno — lo comenzó a empujar hacía las escaleras — ahora ve y ponte más guapo.

El moreno no pudo protestar y sin más, subió escaleras arriba para ingresar en su habitación. Iba a entrar al baño hasta que recordó su móvil y cambió su ruta hacia la pequeña mesa que tenía del lado de su cama, para revisar el mismo. Una sonrisa se posó sobre su rostro al ver que en la barra de mensajes, tenía un par de mensajes de su alfa y esposo.

Viktor ❤️

"Buenos días, querido mío. Espero que hayas descansado y estés preparado para este día tan especial que espero compartir a tu lado. Me encantaría estar ahí para darte un beso de cumpleaños, pero mientras tanto, estaré añorando el momento para vernos."
7:32 a.m.

"Te amo солнце"
7:33 a.m.

Sintiendo su corazón estremecerse ante estas palabras, decidió que le contestaría después, para poder así cambiarse rápido. Una vez listo, bajó las escaleras para reunirse con su hermano y mejor amiga, los cuales lo esperaban con una sonrisa. Estos le daban la impresión al moreno de estar por algún motivo más emocionados que él mismo, pero desvió esos pensamientos para tomar las llaves de su casa y salir ansioso hacia el auto de su hermano, ingresando en este y emprendiendo camino hacia su destino. No demoraron mucho en llegar ya que el Pier no estaba tan lejos, por lo que una vez estuvieron allí, bajaron del vehículo y caminaron juntos mientras platicaban.

— ¿Qué tanto miras en el teléfono? — cuestionó curioso el omega a su hermano, acercándose a este.

— No seas cotilla — respondió, echándolo hacia un lado y bloqueando su móvil de inmediato — yo no miro tus conversaciones con el ruso — recriminó, dando a entender que se mensajeaba con el alfa de barbas, para luego tomar a su hermano del brazo.

— ¿Qué se te antoja servirte del buffet? — le preguntó la omega, tomando a este del otro brazo e iniciando un tema de conversación, intentando distraer al cumpleañero.

— Estoy que me como todo lo que me...  — comenzó a responder riendo, mientras que se acercaban a la entrada del lugar; sin embargo, se detuvo de inmediato en el momento en que percibió unos aromas familiares.

Horacio volteó a ver a sus mejores amigos, los cuales sabían que este ya se había percatado. Por lo que con una sonrisa en su rostro, se separó de estos para ingresar y encontrarse con el resto de su familia. Allí se encontraban su madre junto con su sobrina, Greco, Nikolai, sus cachorros y su esposo quiénes con alegría esperaban la llegada de este para felicitarlo y abrazarlo. Siendo los primeros en hacerlo sus pequeños cachorros.

— ¡Feliz cumpleaños papi! — exclamaron al unísono, al mismo tiempo que corrían hasta él  y lo abrazaban.

— Te amamos mucho — dijo Lily por parte de su hermana y hermano, a la vez que le entregaba unas flores y su mellizo una cajita roja que contenía un obsequio por parte de estos, aunque claramente, había sido su esposo quien había pagado por todo.

Este levantó a Lucas en brazos, para luego acercarse a saludar a los demás presentes hasta llegar a su esposo, el cual ante la petición de su pequeña Lily, la levantó también en brazos; creando una hermosa imagen ante todos los demás al ver a estos y con ella, un aura de familiaridad que los rodeaba. Penélope llamó a su padre alfa para decirle algo al oído, lo cual lo hizo reír mientras que a Lily (la cual por la cercanía fue capaz de escuchar) abrió sus ojos emocionada, para luego golpear suavemente a su padre en el pecho, animándolo a hacer lo que su hermana había dicho. El omega por su parte estaba confundido, no comprendía la forma de actuar de sus niñas, por lo que el alfa se animó a responderle.

— Feliz cumpleaños — dijo mientras se acercaba para otorgarle un dulce beso en la mejilla, haciendo que este se sonrojara — Horacio...

— Sus labios están más al lado — bromeó Gustabo mientras fingía toser, haciendo a los demás reír, al tiempo que recibió un codazo por parte de Alanna y una acusadora mirada por parte de su pareja.

— ¿Les parece si pasamos a desayunar? — propuso Charlotte, a la vez que tomaba de la mano a Penélope, en un intento por aligerar el ambiente.

— Me parece bien — la apoyó Nikolai, para luego seguirla y por consiguiente todos acceder hacia la mesa que les habían separado y poder tener un desayuno tranquilos y en familia.

Una vez finalizaron, procedieron a dar un paseo por el Pier. Aprovecharon que habían instalado nuevas atracciones, para hacer un recorrido en familia, como hace mucho tiempo no habían sido capaces de realizar. Charlotte iba platicando alegremente con Nikolai, al tiempo que el alfa llevaba a Lucas en brazos y Gaia los seguía de cerca, mientras que intercambiaba algunos mensajes en su móvil. Gustabo y Greco por su parte, iban adelante con Penélope y Lily, las cuales les platicaban asombradas por todas las atracciones a las que podían subirse.

— Hace mucho no dábamos un paseo así — expresó Horacio con una sonrisa, mirando con cariño a su esposo.

— Creo que era algo que ambos necesitábamos — estuvo de acuerdo con este, al mismo tiempo que lo tomaba de la mano libre del omega, ya que en la otra llevaba las flores que previamente les habían obsequiado.

Esta acción sorprendió al omega y por consiguiente, no pudo evitar sonrojarse. Alanna, la cual iba junto a ellos, no pasó esta acción por alto; por lo que sin intentar disimularlo, sonrió para luego pronunciarse al respecto.

— Bueno, yo creo... — comenzó a decir la omega — que por aquí voy sobrando un poco.

— ¿Cómo? — inquirió confundido el alfa.

— ¿Qué dices Alanna? — le dijo ahora Horacio, tratando de ocultar su sonrisa — no digas esas cosas.

— Yo sólo digo lo que veo — mantuvo su sonrisa —  sé que por aquí pasan cosas, pero yo me hago la loca, así que los dejaré solos... aprovechen.

Finalizó para luego separarse de estos e ir hacía los demás y despedirse. Todo esto bajo el pretexto de que ya se verían más tarde, pues debía encargarse de unos asuntos juntos con Blake y Nina. Cosa que los demás comprendieron ya que sabían de lo que se trataba, mientras que el omega por su parte, le pareció algo extraño este cambio en su amiga; pero lo dedujo por las palabras que esta misma les había dicho. De todas formas, planeaba hablar con ella más adelante, estaba seguro de que debían ponerse al día con muchas cosas.

— ¡Papá, papi! — los llamó Penélope, la cual se había alejado de sus tíos para acercarse a estos, siendo seguida por su hermana — ¿podemos subirnos al carrusel?

— El tío Gus dijo que se subirá con nosotras — expresó emocionada la más pequeña, mientras que era levantada por el omega.

— Muero por ver eso — exclamó divertido el moreno a su esposo, para luego juntarse con su hermano y cuñado.

— Yo quiero ir a los carritos — escucharon a Lucas, el cual se les unió aún en los brazos de Nikolai, junto con ambas rubias.

— ¿Cuánto tiempo podemos quedarnos? — le preguntó el omega a su esposo, pues sabía que este había organizado todo lo que harían ese día.

— Todo el tiempo que quieras — le respondió, para ver cómo el rostro de este se iluminaba, recordandole de inmediato a sus cachorros y cómo estos habían heredado tantas cosas de su omega.

Dicho esto, procedieron a comprar los boletos para poder ingresar a las diferentes atracciones. Tanto Horacio como Volkov, permanecieron juntos viendo como sus niñas se divertían en el carrusel, junto con sus mejores amigos. Al mismo tiempo, Charlotte observaba a la mayor de sus nietas jugar con Lucas en los carritos, como este había pedido.

— Tío Gus, no me sueltes — le decía Lily eufórica, mientras que este la sostenía, al tiempo que se sujetaba también.

— Tranquila — le dijo riendo, pues esta a pesar de estarse divirtiendo, parecía nerviosa al estar sobre uno de los caballos en el carrusel.

— Esto va muy lento... — se quejó la mayor, haciendo reír a ambos alfas.

— ¡Niñas! — el llamado de su padre omega las hizo voltear de inmediato a verlo — ¡sonrían! — exclamó, mientras que apuntaba con su teléfono para sacarles unas fotos — ¡ustedes tambien, que sino la arruinan!— les pidió a ambos alfas, haciéndolos reír.

— Si hace 20 años, me hubiesen dicho que vería a Gus en un carrusel, totalmente enamorado de otro alfa y sonriendo para una foto con dos de mis tres cachorros... me habría reído en su cara — le confesó divertido el omega a su esposo.

— Supongo que la vida siempre buscará la forma de sorprendernos — contestó el alfa, para luego caminar con este hacia donde se encontraba su hijo.

— ¡Mamá! — llamó el omega — ¡juntense para una foto! — les pidió y esta de inmediato posó, mientras que sus nietos posaban tras de ella aún en los carritos.

Continuaron lo que restaba del medio día, entre unas atracciones y otras. Algunos dulces de algodón de azúcar y unas sodas fueron los principales causantes de que de inmediato los padres de estos se arrepintiecen, pues dentro de unas horas lo estarían lamentando. Las horas pasaron y dieron las 2:27 de la tarde, momento en el que decidieron que ya era hora de marcharse.

— ¿Qué harán ahora? — preguntó Charlotte, aunque ya sabía de antemano.

— Barbas y yo te llevaremos a tu casa — le informó el rubio, mientras que se ponía al lado de este siendo, seguido del antes mencionado.

— ¿Papi no vendrá con nosotros? — quiso saber Lucas, el cual seguía en brazos del omega.

—No, pequeño — le respondió Volkov, dejando confundido de igual forma al moreno, puesto que este creía que seguiría pasando el día con su familia; o por lo menos con su esposo y cachorros — ¿Te parece si hablamos un momento? — le pidió ahora al omega, el cual asintió.

— Bueno niños — los llamó Gaia, mientras que se acercaba a su tío para tomar a Lucas de los brazos de este — ¿Quieren hacer una carrera hasta los autos?

— ¡Siii! — respondieron estos y Horacio negó con su cabeza, pero ya era muy tarde, su sobrina había salido en dirección al estacionamiento con su hijo en brazos y sus niñas seguidas de cerca.

— No se preocupen — les tranquilizó Nikolai — yo los vigilo — dijo despreocupado, mientras que iba por el mismo camino que estos habían tomado.

Charlotte caminó hasta el lugar donde estaban los demás, luego de despedirse de su hijo, felicitarlo una vez más y darle un beso en su mejilla. Greco y Gustabo por su parte, le dijeron al omega que estarían esperándolo en el auto del menor, dejando a los esposos a solas como estos habían pedido. Volkov tomó nuevamente de la mano al menor, para luego guiarlo hacia el banco más cercano, donde tomaron asiento e iniciaron la conversación.

— Sé que no es lo que tenías en mente — inició el alfa, mientras que tomaba la mano del moreno — pero, te tengo una sorpresa.

— ¿Entonces este no ha sido mi regalo? — expresó levantando las flores y al mismo tiempo refiriéndose al desayuno.

— Por supuesto que no — respondió entre risas — para tu regalo voy a necesitar que vuelvas a la casa, busques lo más que te guste en tu armario, y te alistes porque pasaré por ti dentro de unas horas.

— ¿Cómo? — exclamó intrigado, prestándole más atención.

— Así es — afirmó el ruso — saldremos y tendrás tu sorpresa, tal como te he prometido.

— Pero.. — dudó por un momento — ¿y los niños?

— Tú no te preocupes — lo tranquilizó, poniéndose de pie — yo lo tengo todo bajo control, tú sólo haz lo que te dije, ¿de acuerdo?

— De acuerdo — aseguró aún con una sonrisa, a pesar de no comprender nada — pues... supongo que nos veremos más tarde.

— Sí, pasaré por ti a las 6:30 p.m. — le informó, para luego iniciar el recorrido hacia donde estaban los vehículos y el resto de su familia, a la espera de que estos regresaran — estoy seguro de que te gustará — expresó con seguridad, deteniéndose un segundo para cerciorarse de que ninguno de sus familiares estuvieran observando, para tomar el rostro del omega entre sus manos y darle un dulce beso en sus labios. Un beso que ambos se morían por darse desde que se vieron en la mañana. Se separaron con una sonrisa, para luego tratar de actuar como si nada hubiese pasado y reunirse con los demás, despidiéndose así e ingresando todos a sus respectivos vehículos. Aún quedaba mucho por hacer, antes de que la noche llegase.

Unas Horas más Tarde

Horacio había optado por unas pantalones de vestir negros, junto con sus botas favoritas del mismo color y una camisa azul royal con brillos (para que combinase con su cresta) la cual se encontraba peinada hacia atrás. Se encontraba sentado en el tocador de su habitación, donde además de sus accesorios de cabello, tenía sus maquillajes y ya había seleccionado los que utilizaría para esa noche. Sin embargo, una vez terminó con su cabello, se detuvo unos segundos para analizar toda la situación y los sentimientos que lo estaban abrumando por tanta intriga.

Estaba inquieto. El no saber de qué iba a tratarse esa sorpresa, más las actitudes extrañas de su esposo que no habían cesado, mantenían su mente trabajando. ¿Por qué Viktor inventaba excusas para marcharse de su lado? ¿Todo era por la sorpresa o había algo más? y es que desde aquella noche, hace unas semanas atrás en la que el alfa (con una excusa más mala de lo usual) se despidió de este y se marchó de la casa, no había abandonado su mente. Por supuesto que adjudicaba estas acciones a la sorpresa que le tenía por su cumpleaños, pero aun así su mente no parecía querer dejar de darle vueltas al asunto.

Tampoco podía parar de pensar en lo que había hablado con el alfa la noche anterior, lo mucho que significaba ese cumpleaños para él y como agradecía que las cosas se hubiesen resuelto entre ellos, justo a tiempo para poder celebrar su cumpleaños, como hace dos años no habían sido capaz de hacerlo. Estaba seguro de muchas cosas, y una de ellas era que no quería volver a vivir todos esos momentos y fechas especiales de la misma forma en la que estuvo haciéndolo los últimos dos años. Detuvo sus pensamientos al ser interrumpido por su móvil que le notificaba la llegada de un mensaje, el cual dejándose llevar por el sonido, sólo podía provenir de parte de una persona.

Viktor ❤️

"Voy saliendo a recogerte"
6:22 p.m.

"¿Ya terminaste de alistarte?"
6:23 p.m.

"Sí, ya he terminado"
6:23 p.m.

Mintió, pues no quería arruinar toda la planificación que tenía su esposo para ese día. Por lo que dejando sus pensamientos de lado y conociendo el tiempo que demoraría su alfa en llegar a recogerlo, comenzó a maquillarse de manera rápida pero sencilla y cuidadosa, como siempre lo hacía. Afortunadamente y en tiempo récord, logró terminar justo a tiempo; así que se aseguró que todo en su hogar estuviese como debía, para luego tomar sus llaves y salir a su encuentro con su esposo en el auto de este.

— Wooow... — apenas pudo decir el alfa, una vez observó a su omega — te ves...

— ¿Me veo? — le preguntó picándole un poco, aunque al mismo tiempo sintiendo como sus mejillas comenzaban a ganar color.

— Te ves... muy hermoso, Horacio — expresó por fin, para luego acercarse a este y darle un beso — me has dejado sin palabras... querido mío.

— G-gracias — dijo una vez se separaron — tú también te ves muy bien hoy, estás muy guapo — se acercó para robarle un corto beso — ¿ya me dirás a dónde me llevarás?

— No — respondió de inmediato, poniendo en marcha el auto en direccción al lugar que había reservado.

— Vamos Vik, por favor — le pidió, mientras miraba el GPS, pero este no tenía ningún punto marcado — ¿de verdad tengo que esperar aún más?

— Así es — respondió con simpleza, sin dejar que la sonrisa que llevaba durante todo el día, abandonase su rostro — además — se detuvo en un semáforo en rojo y aprovechó para proseguir con su plan — debo colocarte esto — informó, sacando una venda de su chaqueta y acercándose al omega para colocarla en los ojos (con cuidado de no arruinar su maquillaje) bajo la confusión del contrario.

— Sabes que me gusta experimentar Vik, pero... no crees que — comenzó a decirle con segundas intenciones, pero fue interrumpido.

— Ya tendremos tiempo para eso más tarde — le dijo haciendo que este sonriera y su mente volviese a intentar adivinar hacia donde lo estaba llevando. 

Durante todo el camino, Horacio iba intentando atinarle entre diferentes posibilidades al lugar que se dirigían. Aun sabiendo que el contrario no le iba a responder a ninguna de estas, para no desvelar nada de lo que con tanto esfuerzo había preparado. El camino para el cumpleañero fue eterno, por lo que una vez arribaron, su impaciencia aumentó más de lo que pudiese haber imaginado...aún más cuando continuaba con los ojos vendados. Volkov por su parte, lo guiaba con cuidado hasta el interior, donde ya se encontraban los demás observándolos e incluso (en el caso de Gustabo) grabándole para que ese momento no quedase olvidado.

— ¿Listo? — le preguntó Volkov a su omega al oído.

— Viktor por favor — exclamó exasperado y haciendo reír a este, para luego contar hacia atrás desde tres y retirarle el vendaje.

— ¡Sorpresa! — escuchó como todos gritaban alegres.

Horacio quedó asombrado. Lo primero que divisó cuando recuperó la visión fue a sus cachorros vestidos, de una forma tan adorable, que quería abrazarlos y al mismo tiempo sacarles muchas fotos. Continuó observando y vio a su madre junto con su hermana y sobrina, las cuales lo saludaron con una sonrisa. También vio a su hermano junto con Greco y Nikolai, estos tenían cada uno a sus cachorros de la mano. Seguido se percató de la presencia de Alanna, la cual parecía tener sus ojos cristalinos mientras que Blake, Parker, Nina, Gastón y Eduardo lo saludaban alegres y emocionados. Sin embargo, lo más que le hizo de cierta forma ilusión, fue ver como en una parte del salón estaba Darya junto con su hija Melissa. La omega lo saludó tímidamente, pues a pesar de haber hablado las cosas y recordar que él mismo fue quien la había invitado (sin saber lo que su esposo le tenía preparado) esta parecía aún algo insegura.

— Feliz cumpleaños, solntse — escuchó a su alfa decirle, haciéndole regresar a la realidad y sacándole una sonrisa — ¿Te gustaría ir a saludarles?

— ¿Tú hiciste todo esto? — le preguntó sorprendido, al mismo tiempo que comenzaba a escucharse música en el local.

— Debo reconocer que tuve un poco de ayuda — confesó, volteando a ver con su mirada a Charlotte y Gaia — además de algunos cómplices — dijo recordando como Alanna se había ofrecido junto con Nina y Gastón para llegar antes al lugar y asegurarse de que la decoración quedase perfecta, ya que al él estar con los niños no podía darse el lujo (ni quería molestar a su cuñado) dejándolo solo con estos por mucho tiempo.

— Eres increíble — exclamó emocionado y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no lanzarse sobre este y besarlo en ese momento.

— Lamento interrumpir, hijo — se acercó Charlotte, ganándose la mirada de ambos de inmediato.

— Ve — le dijo Volkov a su omega — luego hablamos, es tu fiesta, disfrutala — finalizó con una sonrisa, observando como esposo se marchaba junto con su madre.

Volkov por su parte y manteniendo su sonrisa en el rostro, observó a los invitados. Decidió acercarse a la que fue su destinada, ya que la notó un tanto nerviosa (y no era para menos) después de todo, ella y su cachorra eran las únicas que no conocían a la mitad de los invitados.

— Priviet Darya, Melissa — las saludó colocándose al lado de estas — ¿qué tal están?

— Priviet Viktor — le devolvió el saludo — ya sabes, tratando de acoplarnos.

— Estoy seguro de que no presentará un problema para ninguna — trató de animarla, pues él también en algún momento estuvo en su lugar — de hecho — dijo y volteó a mirar hacia su lado izquierdo — hay alguien que puede quizás comprenderlas, denme un segundo — añadió, para luego alejarse de estas por unos segundos, en los cuales fue a buscar a mejor amigo y cuñado — Darya, Melissa, este es Nikolai — lo presentó — Nikolai, esta es Darya y su hija Melissa.

— Un gusto — dijo el alfa — es un placer por fin conocerles.

— Lo mismo digo — respondió de la misma forma la pelirroja, mientras que le dedicaba una sonrisa sincera.

Por alguna razón, Volkov sintió el ambiente un tanto extraño, pero no en el mal sentido, sino en uno que no sabía muy bien cómo explicar. Por lo que decidió permanecer en silencio, mientras escuchaba a sus amigos platicar sobre diversas cosas, hasta que percibió el aroma de su esposo; el cual se había acercado a saludarles.

— Darya, ¿qué tal estás? — saludó el omega alegre, tomando lugar al lado de su esposo — hola Melissa, te ves muy bonita — la halagó,  sacándole una sonrisa a la pequeña.

— Gracias — expresó en un tono bajo la pequeña pelirroja, a la vez que sostenía la mano de su madre.

El omega estaba por iniciar una conversación, cuando sintió como tiraban de su brazo con delicadeza. Este se volteó para toparse con su primogénita, la cual parecía querer decirle algo, por lo que se excusó por un momento y despreocupando a su alfa de que se tratase de algo grave (aún sin saber) tomó la mano de su niña de cabellos castaños para ir hasta un parte donde pudieran platicar con calma, pero no tan lejos del ruso, pues este les había seguido con la mirada.

— ¿Qué sucede, princesa? — quiso saber, agachándose para quedar al nivel de esta — ¿está todo bien?

Este notó como su hija comenzaba a dudar, al tiempo que jugaba con sus dedos. Una costumbre, que según el ruso, esta había adquirido de él; por lo que intuyó de inmediato que eso que desconocía que esta tenía que decirle, era algo que le costaba. Cosa que lo puso alerta de inmediato y volteó a mirar a su alfa, el cual continuaba observandoles. Al conectar sus miradas, el ruso pudo notar la preocupación del contrario, por lo que se dispuso a acercarse sin dudarlo.

— ¿Penélope? — la llamó ahora el alfa, agachándose detrás de su esposo — hija, ¿hay algo que quieras decirnos?

— Sabes que tu padre y yo... — comenzó a decir el omega, pero esta lo interrumpió.

— ¿Puedo jugar con Melissa? — se atrevió por fin a preguntar, dejando confundidos a sus padres — por favor... — suplicó esto último casi inaudible.

Volkov y Horacio intercambiaron miradas. Ambos estaban confundidos y no comprendían el motivo por el cual su primogénita les hacía esta pregunta, o por lo menos así fue hasta que el omega volteó a ver a Darya (quien continuaba platicando con Nikolai) mientras que la pequeña Melissa permanecía callada y algo cabizbaja; regresó la mirada a su hija y fue cuando lo comprendió.

— Hija, quiero que me escuches bien, ¿vale? — le pidió, tomándola por sus hombros con delicadeza — tú y Melissa pueden ser amigas, ¿de acuerdo? puedes hablar y pasar todo el tiempo que quieras con ella.

— Pero tú habías dicho... — comenzó a decir confundida.

— Sé lo que dije, mi amor — la interrumpió, mientras peinaba un poco los cabellos castaños de esta — sé lo que dije y quiero pedirte una disculpa por eso, no estuvo bien y lamento mucho haberte hecho sentir de esta forma, estuve mal... pero tú y Melissa pueden ser amigas.

— ¿De verdad? — exclamó, comenzando a emocionarse.

— Sí princesa, de verdad — le dijo con una sonrisa y esta lo abrazó con fuerza.

— Gracias, papi — se encaminó hacia donde la pequeña pelirroja se encontraba con su madre, para invitarla a jugar al otro lado del salón, donde su hermano y hermana se encontraban junto con su prima Gaia.

Melissa levantó su vista para observar a su madre (de igual forma en busca de su permiso) sin embargo, esta buscó a los padres de la castaña con la vista, localizando de inmediato a ambos, los cuales ahora se encontraban de pie. El omega comprendió lo que esta quería saber, por lo que con un simple asentimiento de cabeza y una sonrisa, le dio su respuesta. Rápidamente, ambas niñas se encontraban yendo juntas y con unas sonrisas de oreja a oreja hacia donde Charlotte, para tomar asiento junto a esta.

— Le hice mucho daño a nuestra familia, Viktor — expresó con tristeza el omega, mientras se recostaba en el pecho contrario. 

— No digas eso, solntse — le quiso tranquilizar, al mismo tiempo que lo apegaba más a él con su brazo izquierdo — ya hemos hablado de esto... además, hoy es tu cumpleaños y todas y cada una de las personas que están en este lugar, están aquí por ti — lo alejó un poco para poder mirarlo a lo ojos — lo más importante es que la pases bien en tu día, ya luego nos encargaremos de hablar con Penélope de nuevo, si eso te hace sentir mejor, ¿te parece bien?

— Me parece perfecto, Vik — le respondió ya más tranquilo — gracias... de nuevo.

El alfa no le respondió y simplemente lo volvió a acercar hacia él. Sabían que aún tenían que acostumbrarse y continuar superando las "consecuencias" de sus acciones pasadas en los últimos dos años. Pero aún así, estaban confiados en que mientras estuviesen juntos, iban a poder afrontar todo lo que se les pusiera enfrente. Como siempre debieron haberlo hecho.

La noche continuó tranquila y entre la música, algunas copas y conversaciones entre todos los presentes, se estaba acercando la hora en la que debían retirarse del lugar. Sin embargo, el alfa no iba a permitir que la noche se acabase sin antes cumplir con una de las tareas que se había propuesto para esa velada; por lo que se excusó y dejó de lado la conversación que estaba manteniendo con su suegra y sobrina, para acercarse al caballero que se había estado encargado de la música durante toda la noche. Intercambió algunas palabras con él y este luego le entregó un micrófono y se dirigió hacía el centro del salón.

— Con su permiso — inició corroborando que el micrófono funcionase — ¿podría tener su atención por unos minutos? — preguntó, al tiempo que todos lo observaban — me gustaría hacer un brindis, en honor al cumpleañero — exclamó, mostrando su copa, haciendo que los demás presentes lo imitaran para luego comenzar — como todos saben, esta noche estamos aquí celebrando el cumpleaños de una persona muy especial en la vida de todos nosotros. Horacio es una persona que no importa el momento de su vida en el que lo hayas conocido, siempre causará el mismo efecto de alegría en ti — afirmó viendo a su esposo — un ser de luz que siempre está dispuesto a hacer lo que sea para que sus seres queridos sean felices. Pero esta noche quiero tomarme la molestia de hablar lo que Horacio representa para mí... — hizo una pausa, pues era inevitable ponerse nervioso, sobre todo cuando los presentes no estaban al tanto (o por lo menos no al 100%) de su reconciliación — Horacio llegó a mi vida hace unos diez años atrás y desde entonces la ha cambiado en más de un sentido y aspecto. A él le debo muchas cosas, entre ellas la hermosa familia que me ha dado — posó su mirada sobre sus cachorros, los cuales estaban junto a su omega — le debo mi felicidad, mi lugar seguro, mi paz... le debo muchas cosas, pero más que nada, mi hogar. Todos aquí saben de sobra cómo ha sido nuestra relación, nuestro matrimonio... y quiero agradecerles también por haber estado para nosotros y nuestros cachorro cuando ambos más lo necesitábamos — volteó ahora a ver a su mejor amigo, el cual junto a Darya, Nikolai y Alanna, elevaron un poco más sus copas — son parte de nuestra familia y les agradezco porque muchos de ustedes dejaron de lado sus vidas, para velar por nosotros — miró ahora a Gustabo, el cual sonrió bajo el hombro del de barbas — también a la familia que me acogió como un hijo, un hermano y un tío más, para nunca darme la espalda — observó a las mujeres rubias, que a pesar de las diversas situaciones, estuvieron apoyándolo también a él y no sólo a su familiar directo — pero como dije, esta noche estamos aquí por una persona, la persona más especial en la vida de muchos... sobre todo en la mía — le tendió la mano a su esposo — ¿podrías pasar conmigo, Horacio? — el mencionado no pudo negarse, pues sus amigos y familiares comenzaron a alentarlo, por lo que bajó a Lucas de sus brazos y se dispuso a caminar hasta donde se encontraba su esposo, tomando su mano.

— ¿Qué haces? — le preguntó nervioso y sin contener su sonrisa.

— Sólo estoy expresando lo mucho que significas para mi y lo agradecido que estoy porque estemos dándonos una segunda oportunidad — le respondió por lo bajo, dejando el micrófono de lado.

— ¿Les diremos? — quiso saber, poniéndose más nervioso y volteando a ver a los presentes, sobre todo a sus cachorros.

— Si tú estas de acuerdo, a mi me encantaría — confesó con una sonrisa, para luego ver como el moreno asentía y se colocaba a su lado, tomando su mano y dirigiéndose nuevamente a los presentes — siendo la persona más especial en mi vida... no podría estar más feliz de poder llamarte mi esposo y seguir compartiendo mi vida junto contigo y la de nuestros cachorros.

Los presentes sonrieron ante esto, pues una cosa era suponerlo, y otra era verlo ante sus ojos. Lo que ninguno se esperaba (mucho menos el ruso) era que entre toda la música que había comenzado a sonar por lo bajo y los demás que se les acercaban, el omega se pusiera de puntillas para alcanzar el rostro de su alfa y otorgarle un beso en los labios.

— Estoy muy feliz por ustedes — les dijo Charlotte, acercándose a estos y dándoles un abrazo.

— Gracias, mamá — sonrió Horacio, pero justo sus cachorros se les acercaron junto con Greco y Gustabo.

— ¿Papá se quedará en casa con nosotros como antes? — fue lo primero que escucharon por parte de sus cachorros.

Estos intercambiaron miradas, si bien habían tomado la decisión de contarles a todos que estaban dándose una segunda oportunidad, no querían que esto precipitara las cosas entre ellos. Después de todo, querían mantenerse firmes en lo que habían acordado desde el principio.

— Poco a poco, cariño — exclamó el moreno, mientras que se agachaba frente a ellos — poco a poco... — repitió, para luego levantar su mirada hacia su alfa, el cual le colocó la mano en la espalda y tomaba a Lucas en brazos.

— El tío Gus dijo que haríamos una pijamada en casa — cambió el tema la más pequeña, haciendo que el omega voltease a ver a su hermano confundido.

— A mi no me mires — le respondió, tomando a la pequeña de ojos bicolores con cuidado de no arruinar su trajecito — yo sólo hago lo que me piden.

Ante esto los esposos intercambiaron una mirada, pues como era de esperarse, el alfa aún no había terminado con todo lo que había planeado. Por lo que debido al poco tiempo que les quedaba en la estancia, antes de que esta cerrase, Alanna aprovechó que el omega estaba distraído con su familia para junto con Nina, ir por el pastel de cumpleaños. Se reunieron todos alrededor de este para cantarle y luego observar como junto con sus cachorros, soplaban las velas con una gran sonrisa, para luego ser abrazado por su esposo. El día había sido perfecto para él y aún no había terminado.

Minutos más tarde, se encontraban en el estacionamiento del lugar platicando sobre cómo habían pasado la noche y terminando de contar algunas anécdotas que no querían dejar inconclusas. Horacio platicaba con su esposo, mientras que sus cachorros se encontraban frente a ellos y sus demás familiares y amigos cerca. El omega había vuelto a insistirle al alfa sobre el regalo que le tenía preparado, sin embargo este se negó a responderle, a la vez que continuaba comiendo unas botanas que se había traído del interior del lugar. Lo que ninguno se esperaba era que cierta pequeña había estado más atenta a la conversación de lo que estos hubieran deseado.

— Papi — se le acercó Lily — ¿podemos ver el regalo que papá te va a dar? — preguntó con total inocencia, haciendo que Volkov casi se ahogase con las botanas.

— Bueno mis pequeños demonios — interrumpió, o mejor dicho, salvó Gustabo a la pareja — es hora de marcharnos, sino la pijamada no durará ni una hora — tomó a Lily en brazos.

— De todas formas, no creo que aguanten mucho tiempo despiertos — fue sincero el alfa, mientras veía a  Lucas extender sus brazos a Greco quien no dudo en levantarlo.

— Ya lo veremos — le respondió el de barba — estos pequeños nos han engañado varias veces, no hacen nada más que ducharse y es como si el sueño se fuese por la regadera y el insomnio los invadiese.

— En ese caso — dijo ahora el omega mientras que besaba las cabezas de sus cachorros — les deseo suerte, estaremos allí mañana temprano ¿tienen las llaves?

— Sí, tranquilo hermano, ustedes no se preocupen y disfruten — les dijo el rubio, enfatizando en lo último con una sonrisa pícara. Toma de la mano a Penélope, la cual había regresado de despedirse de Melissa, para dirigirse al auto de su pareja e ingresar a las niñas en este.

— Cualquier cosa estaremos al pendiente — le dijo el ruso a Greco y este asintió con una sonrisa, pues sabía que de ocurrir una emergencia, estos serían los primeros en llegar. Sin embargo, sabía que ninguno estaría "al pendiente" del móvil como había dicho.

Sin más que añadir, cada uno de los presentes se despidió, para luego ingresar en sus vehículos y dirigirse a sus respectivos hogares. El ruso por su parte, marcó en el GPS un hotel, dejando confundido al omega.

— ¿A dónde vamos? — inquirió confundido e intrigado.

— Verás... — comenzó a explicarle — cuando les comenté a tu hermano y a Greco si podían quedarse con los niños esta noche, se les ocurrió la grandiosa idea de que su regalo de cumpleaños de su parte para ti, sería la estadía en ese hotel durante esta noche con todo pago.

— Espera, ¿cómo? — dijo tratando de procesarlo.

— Sí — le afirmó — y bueno, yo hice unas cuantas llamadas y pasé por allí, antes de ir a buscarte para dejar todo listo.

— ¿Todo listo? — exclamó con dobles intenciones, haciendo reír a su esposo.

— Puede ser — se limitó a responder, para luego volver a sentarse en el camino.

Afortunadamente, el lugar no estaba lejos y arribaron en menos de veinte minutos. Ingresaron a la recepción, donde el alfa lo guió hacia el elevador, luego de saludar con un asentimiento de cabeza al caballero que se encontraba en el mostrador. Marcan el número del piso, llegando rápidamente a este, encaminándose en dirección a la habitación correspondiente. Volkov lo siguió y una vez estuvieron frente a ella, volvió a ver a su esposo, para percatarse como este lucía más nervioso que hace un rato. Por lo que sonrió para sí mismo y se acercó al omega, dejándole un tierno beso en la mejilla, justo antes de deslizar la tarjeta y abrir la puerta. Le permitió ingresar primero al moreno, el cual  observó asombrado todo el interior.

— Viktor... esto es.... hermoso — expresó sincero y emocionado, mientras ingresaba más en la habitación.

Un camino de rosas le señalaba el camino, desde la entrada hacia la enorme cama que se encontraba del lado izquierdo, mientras que unas pequeñas velas eran las encargadas de generar el ambiente. El omega no podía dar crédito a lo hermoso del lugar  y todos los sentimientos que comenzaron a invadirlo en ese momento. Sin embargo, cuando estaba por comentar algo más al respecto, sintió como las manos de su esposo ingresaban por debajo de su camisa, para luego recorrer hacia su parte frontal, seguido del suspiro del mismo a la vez que colocaba su cabeza en el cuello de este y comenzaba a dejar algunos besos, rodeando la marca que aún conservaba.

— Sí, todo es hermoso — comenzó a decirle por lo bajo en el oído de este — aunque no tanto como tú.

El omega sintió como todos los vellos de su cuerpo se erizaban, para luego voltearse y quedar frente a su alfa. Rodeó con ambos brazos el cuello de este, uniendo sus labios en un apasionado y deseoso beso. Un beso que ambos necesitaban, uno que le decía al otro lo agradecido y feliz que estaba por tenerlo a su lado, siendo guiados por los sentimientos que se causaban el uno al otro.

Tratando de ser cuidadosos y sin apartar sus manos del contrario, fueron hasta la cama, donde el alfa comenzó a despojar de sus prendas al moreno. El contrario no quiso quedarse atrás, por lo que al tiempo que incrementaba su lujuria, también lo hacía la desesperación con la que iba desvistiendo a su alfa. Estos no habían vuelto a estar en esa situación desde su reconciliación en el departamento del ruso, sólo habían tenido algunos momentos, que siempre dejaban de lado antes de llegar a algo más. Por lo que en este momento en que tenían el lugar y la noche sólo para ellos, iban a olvidarse de todo lo demás y centrarse solamente en ellos y todo lo que querían expresarle al contrario. A través de besos, caricias y roces, se dejaron embriagar por el otro, haciendo que la pasión reinara sobre ellos y sus lobos interiores se regocijasen de placer.

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Luego de exactamente un mes, aquí les dejo el capítulo final. Sé que había dicho que haría varios extras pero al final, lo mejor para la historia será hacer 2 epílogos 👀

¿Les gustó este último capitulo? 🥹

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