Capitulo 23: Sentimientos

A la Mañana Siguiente

— ¿Así está bien papá? — preguntó Penélope al tiempo batía los huevos con los que harían unas tortillas.

— Lo estás haciendo perfecto princesa — la animó, dejándole un beso en su cabeza.

— ¿Cómo voy yo papá? — le preguntó Lucas captando su atención, y haciendo que este se percatase de que tenía toda su cara cubierta de harina.

— Pero hijo... — le dijo riendo mientras tomaba uno de los trapos para limpiarle el rostro — la idea es hacer unas tortitas, no ensuciar tu carita.

— Lo siento papá — le dijo riendo, dejándose limpiar los restos de harina.

— Encontré estas flores en el patio y las corté para papi — dijo Lily entrando y acercándose a estos.

— Hija, ¿por qué esas flores no se parecen a las que hay en el jardín? — le indagó curioso, pues no recordaba haber visto ese tipo de flores antes.

— Las de la casa de al lado eran más bonitas — dijo con simpleza mientras que acercaba su banquillo para estar a la altura de sus hermanos.

— Lily, te dije que podías tomar de las de aquí — se le acercó captando su atención — no puedes alejarte tanto de la casa tú sola, mucho menos tomar flores de los vecinos.

— Perdón papá — dijo por lo bajo y agachando un poco su cabeza.

— Sólo... — se agachó para estar al nivel de esta, y con cuidado hacer que la pequeña levantase su mirada — no vuelvas a hacerlo, por favor.

— Está bien — aceptó con una sonrisa, reforzando su respuesta con un abrazo.

— ¿Puedo encender la estufa? — escuchó la voz de Penélope, haciendo que se alertara.

— No, no, no, no — dijo deprisa para voltearse y ver cómo esta intentaba alcanzar el botón de encendido — aún no pueden tocar la estufa — dijo mientras la tomaba en brazos para retirarla.

— Pero papá... — comenzó a quejarse una vez este la sentó en la isla de la cocina.

— A ver niños — comenzó a decir soltando un suspiro, para luego voltear a ver a Lucas y a Lily y hacerles una seña de que se les acercasen — ¿qué se supone que estamos haciendo?

— El desayuno para papi — respondieron los tres al unísono.

— ¿Y por qué lo hacemos? — les siguió preguntando.

— Porque se lo merece y se siente un poquito mal — repitieron nuevamente a la par las palabras que este les había dicho más temprano.

— ¿Y qué queremos lograr con esto? — hizo su última pregunta.

— Que se levante feliz y te de muchos besitos — expresaron haciendo que este se pusiera nervioso.

— Pero eso no... — comenzó a decir riendo levantando luego a los mellizos y posicionándolos sobre la isla de la cocina, junto a su hermana mayor — vamos a ver... todo iba bien hasta el final, eso no fue lo que dije antes.

— Dijiste que querías que se levantase feliz y nos daría muchos besitos y abrazos — respondió con simpleza la de cabello y ojos castaños.

— Yo quiero un abrazo — dijo Lily.

— Yo también — le siguió Lucas haciendo reír al alfa de nuevo, por lo que este se acercó a los tres para darles un abrazo.

— Tendrán todos los abrazos que quieran, incluso más — les dijo por lo bajo, aún teniéndolos entre sus brazos.

— ¿Papá también te abrazará a ti? — preguntó inocentemente su hijo.

— Eso lo veremos luego — desvió el tema — lo importante es que lo sorprendamos; y para eso debemos de no jugar con la estufa — miro a Penélope — no tomar las flores de los vecinos — guió su mirada hacia Lily — y no mancharnos la carita con la harina — finalizó viendo a Lucas — ¿de acuerdo?

— Sí papá — respondieron a la par, tratando de ocultar sus traviesas sonrisas, pero fue en vano.

— ¿Qué les parece si termino rápido lo que falta mientras que ustedes acomodan las flores que trajo Lily para llevárselas a su padre? — propuso el alfa, al tiempo que los levantaba y los dejaba en el suelo nuevamente y estos asentían — bien, denme diez minutos.

Los pequeños hicieron caso a su padre, entretanto que este se encargaba de terminar el desayuno, o mejor dicho, el banquete que quería preparar. O por lo menos eso fue lo que dijo Penélope, luego de que este sacase todos los ingredientes para todo lo que estos le habían pedido. Por lo que unos minutos más tarde, cuando todo estuvo listo, el alfa subió con cuidado junto con sus cachorros hasta la habitación donde el omega descansaba.

— ¡Buenos días papi! — comenzaron a repetir los pequeños mientras que entraban a la cama donde su padre descansaba todavía.

El de crestas abrió sus ojos, y automáticamente en su rostro se dibujó una sonrisa. Habían pasado varias semanas desde la ultima vez que se despertó y sus cachorros estaban ahí. Algunos días más desde que alguno de estos se despertó antes que él y fue a levantarlo, hasta había olvidado cuando fue la última vez que durmió rodeado de sus cachorros; y la verdad es que extrañaba esto mucho más de lo que pensaba.

— ¿Cómo están mis pequeños? — expresó alegre al tiempo que los atraía hacia él y se dejaba abrazar por estos — ustedes son los cachorros más hermosos y perfectos que existen en este mundo — les dijo y estos sonrieron.

El ruso por su parte sólo miraba la escena con ternura y con una tímida sonrisa desde el umbral de la puerta. Su alfa interior se moría de ganas por unirse a su familia, sin embargo sabía que no podía acercarse demasiado; después de todo aún era capaz de reconocer el nido de su omega, y sabía que ya no era bienvenido en este.

Horacio por su parte sintió la mirada de Volkov observándolo y desvió su mirada hacia este. Observó cómo los contemplaba con una sonrisa, de esas tan genuinas que sólo le dedicaba a sus cachorros y a él por tantos años antes de su separación. Sentía como su omega interior le pedía que le permitiese unírseles... pero eso sería demasiado para él.

— Te preparamos el desayuno papi — Lucas lo sacó de sus pensamientos, haciendo que este enfocase su atención en el pequeño rubio de cabellos rizados.

— ¿De verdad? — preguntó sorprendido, mientras que dirigía su vista al alfa y este asentía afirmando lo que el cachorro había dicho — pues me estoy muriendo de hambre, ¿por qué no bajamos y pruebo ese delicioso desayuno? — dijo poniéndose de pie y tomando a los mellizos en brazos — vamos... — le dijo al alfa con una tímida sonrisa pasando junto a él.

— Vamos... — le respondió de igual forma el ruso, al tiempo que tomaba en sus brazos a su primogénita, para bajar detrás del omega y sus pequeños hacia la cocina, donde el desayuno les esperaba.

El banquete estaba servido y listo para que estos lo devorasen. Ubicaron a los niños en sus asientos, para luego sentarse junto a estos y comenzar a servir los alimentos.

— Estas son para ti — le dijo Lily señalándole las flores que había recolectado.

— ¿De verdad? — le preguntó sorprendido y con una sonrisa.

— Las recogí yo misma — dijo orgullosa la pequeña, y por consiguiente comenzar a comer su desayuno.

— Elles sont très jolies princesse (Son muy bonitas princesa) — le agradeció dándole un beso en la frente — ¿de dónde las sacaste? — preguntó curioso al no recordar ver flores parecidas en las afueras de su casa, mientras las tomaba para dejarlas a un lado y darle un sorbo a su café.

— Fue al jardín de los vecinos — respondió Penélope sin darle importancia, haciendo que el omega arquease una ceja y voltease a ver al ruso.

— не смотри на меня так (No me mires así) —  le dijo el ruso tratando de ocultar una sonrisa por la forma en la que el contrario lo miraba — je lui ai déjà parlé не волнуйся (ya hablé con ella, no te preocupes) — finalizó, continuando luego con su desayuno.

El omega sólo negó ocultando su risa, de sólo imaginarse la cara que el alfa debió haber puesto cuando su hija regresó con esas flores, debió de haber valido un millón. Dejó sus pensamientos de lado, permitiéndose disfrutar del primer desayuno en familia que tenían desde hace mucho tiempo. Eso le hacía feliz, todo pintaba a que ese día sería uno bueno... y hace bastante no tenía uno de esos.

Luego del Desayuno

Horacio y Viktor se encontraban recogiendo y limpiando la cocina, mientras que Penélope, Lucas y Lily se habían ido a alistar para la escuela. El de cresta se ofreció a ayudarles como siempre, pero estos querían demostrarle que podían hacerlo por su cuenta. Así que ambos padres accedieron y procedieron con la limpieza, momento que el de cresta quiso aprovechar para hablar con el alfa en su cocina.

— Oye... — comenzó a decirle captando la atención de este — ¿crees... que podamos hablar?

— Claro — aceptó mientras le ofrecía un vaso con agua y sus pastillas — ¿el vendaje está bien?

— Si, si... — respondió mientras que este terminaba de arreglar lo que faltaba — yo quería... agradecerte — dijo para luego tomar sus pastillas.

— No tienes nada que agradecerme, Horacio — dijo restándole importancia el alfa, tomando asiento frente al contrario.

— Lo digo en serio... — enfatizó, haciendo que este se percatase de que estaba hablando seriamente — yo... con todo lo que pasó, el hospital, las medicinas y estos efectos secundarios que me tienen... — se detuvo y soltó una pequeña risa — un poco más, ¿molesto?, ¿bipolar?, ¿poco tolerante?

— Horacio no... — quiso interrumpirlo pero el omega no se lo permitió.

— Sólo... gracias por... — comenzó a decirle nuevamente — gracias por todo lo que has seguido haciendo por mi, por hacerme sentir útil... no me sentía así desde hace casi dos semanas, y eso te lo agradezco de verdad — dijo colocándole una mano sobre la suya.

Volkov se quedó pensativo, no se había detenido a pensar en esto. Para él todo lo que había estado haciendo por el omega era tan natural que no pensó que para este fuese diferente. Pero cuando estaba a punto de dedicarle unas palabras, su pequeño momento a solas se vio forzado a ser terminado.

— Ya estamos listos — la voz de su primogénita hizo que ambos volteasen al final de las escaleras, donde sus cachorros estaban parados.

Ambos observaron a sus hijos y sólo pudieron sonreír. Estos se habían vestido con sus uniformes y habían intentado peinarse, se veían adorables y tanto el alfa como el omega no pudieron evitar pensar en lo grandes que estos se veían y lo rápido que había pasado el tiempo. Los últimos dos años habían transcurrido más rápido de lo que habían sido capaz de percatarse.

— ¿Hoy también nos quedaremos aquí? — preguntó Lucas acercándose a ambos, haciendo que intercambiasen miradas.

— Bueno yo... — comenzó a decir el ruso — aún debo acomodar unas cosas en la habitación de tu hermana y comenzar a pintar la de ustedes — dijo viendo a los mellizos — pasaré por la tienda a comprar las cosas que necesito, luego de dejarlos en la escuela para acabar pronto entretanto están en la escuela — volteó a ver al de cresta — pero eso depende de su padre...

— A mi... — comenzó a decir el nombrado, pero el sonido de la puerta lo interrumpió, al mismo tiempo que la alarma de sus teléfonos comenzaba a sonar.

— Hora de ir a la escuela — expresaron animados los niños, al tiempo que ambos detenían sus alarmas.

— ¿Con quien te quedarás mientras tanto? — preguntó el alfa, dejando ambos de lado el tema para ocuparse de los niños y la puerta — olvidé hablar con tu madre, lo siento — confesó mientras tomaba las mochilas de los cachorros y se las colocaba.

— No te preocupes — le dijo al mismo tiempo que les daba sus meriendas, encargándose luego del cabello de sus pequeños — ¡un segundo! — gritó al escuchar como tocaban de nuevo la puerta — debe ser Gus, hoy entra más tarde y queríamos ponernos al día.

— De acuerdo — agradeció el hecho de que este no se quedaría solo — les daré su espacio. Me avisas cuando puedo pasar para continuar con las habitaciones — dijo mientras que caminaba hacia la puerta tomando sus llaves, y levantando en brazos a Lily para luego abrir la puerta.

Del otro lado se encontraba el alfa rubio que esperaba encontrarse con su hermano, sorprendiéndose al ver cómo era el ruso quien se personificaba delante de él. Sin embargo sólo retrocedió unos pasos y permaneció como espectador al escuchar cómo la voz de Horacio se hacía más fuerte.

— Avísame cuando vayas a la tienda, necesito unas cosas — le dijo ignorando a su hermano, al tiempo que finalizaba de arreglarle el cabello a su primogénita.

— De acuerdo, envíame una lista, iré primero a la sede — dijo mientras dejaba a Lily en el suelo  — díganle adiós a su padre rápido que llegaremos tarde.

— ¡Adiós papi! — enunciaron a la vez, dirigiéndose hacia este para darle un abrazo y recibir un beso por parte de su padre.

— Los amo, nos vemos en la tarde — expresó con una sonrisa, mientras que los dejaba marcharse, viendo como estos ingresaban al auto del alfa.

Los siguió observando hasta que estos desaparecieron de su campo de visión. Momento en el cual volteó a ver a su hermano, el cual entre confundido y con una sonrisa burlona estaba esperando a que este lo mirase.

— Entonces... — comenzó a decir arqueando una ceja — ¿el ruso pasó aquí la noche?

— No pongas esa cara — le respondió riendo y empujándolo.

— Oye, aún me duele un poco — se quejó, pues a pesar de no tener el cabestrillo y estar mejor de sus demás lesiones, seguía teniendo molestias.

— Pasa, tenemos mucho de que hablar — lo invitó su hermano.

— Eso parece — le dijo en el mismo tono burlón, mientras ingresaba a la casa.

Ambos ingresaron y tomaron asiento en el sofá. También había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que pudieron hablar, debían ponerse al día... lo necesitaban , por lo que no quisieron perder el tiempo.

— ¿Y bien? — comenzó a decir el alfa mientras que observaba a su hermano del mismo modo que antes — ¿entonces pasó aquí la noche?

— No es la gran cosa — dijo restándole importancia, al tiempo que se ponía de pie y comenzaba a recoger algunas de las cosas que los niños habían dejando en la mesa.

— ¿Cómo que no es la gran cosa? — le preguntó divertido, acomodándose mejor.

— Así es — quiso dar por terminado el tema, volteando a verlo rápidamente — pero háblame de ti, ¿qué era eso tan importante que me querías contar?

— Hablemos primero de ti — le dijo, siendo él quien evadía el tema — ven deja eso, ¿qué fue lo qué pasó para que dejases que el ruso se quedase?

— Está bien... — aceptó dándose por vencido, dejando lo que estaba haciendo y tomando asiento junto a su hermano — fue mi idea — dijo soltando un suspiro y sorprendiendo de nuevo a su hermano — no es lo que piensas sólo... a Viktor se le ocurrió arreglar un poco las habitaciones de los niños y cuando terminó era muy tarde, los niños estaban cansados y le ofrecí quedarse aquí para que no tuviese que salir con ellos tan tarde, entonces así que hicimos una pijamada. Viktor durmió con ellos acá y... — se detuvo al ver la expresión en la cara del rubio — ¿y ahora qué?

— ¿Con que ya le dices Viktor... otra vez? — preguntó juguetón, arqueando una ceja, ganándose un golpe leve por parte del contrario.

— Es sólo que... — tomó de nuevo la palabra el menor, pero esta vez en un tono más tranquilo — teniendo a los cachorros aquí felices, yendo de un lado para otro, y a Viktor... a Volkov tan cerca estando al pendiente de ellos y de mi... — se detuvo un segundo, mientras que aún no volteaba a ver al rubio — es raro todo esto, se siente raro aquí... — se tocó el pecho — mi omega interior se siente en paz, feliz y... muy amado ahora mismo, y eso es lo que más me asusta — volteó a verlo — me asusta, no quiero que las cosas se repitan porque, Gustabo... te juro por mis tres cachorros que no podré soportar que las cosas salgan mal de nuevo...

— Oye oye... — lo interrumpió por lo bajo el rubio, sosteniendo la mano del contrario — escúchame bien... sabes que nunca he sido el mejor amigo del ruso, pero siempre he sido honesto contigo — comenzó a decirle firme — lo fui cuando te enamoraste de él, cuando te comprometiste, te casaste y aceptaste el puesto de director... fui honesto cuando me pediste opinión en el momento en el que las cosas comenzaron a salir mal entre ustedes hace casi dos años, y lo seré ahora...

— ¿A qué te refieres? — le preguntó confundido.

— Tienes razón, y tienes todo el derecho del mundo al estar asustado por sentirte de esta forma de nuevo, y más aún luego de todo lo que ha pasado las últimas semanas... — continuó siendo lo más trasparente posible — pero también debes arriesgarte... ¿qué pasó con el hermano que siempre me decía que me abriese al amor y dejase de ser un cobarde?, creo que ya es hora de que hagas tu última jugada en el amor... y créeme que si no estuviese seguro de esto, no te lo diría pero... creo que es hora de que te dejes llevar una vez más, hermano.

El de cresta no daba crédito a lo que el mayor le había dicho. Y es que este tenía mucha razón, aun así le costaba aceptar el hecho de que debía permitirse amar y ser amado nuevamente por su alfa, su aún esposo y el padre de sus tres pequeños.
Seguía reflexionando cuando el sonido de su móvil lo sacó del hilo de sus pensamientos, al escuchar que un nuevo mensaje había llegado.

Viktor
"Ya los dejé en la escuela, iré a la sede y cuando pueda ir para la casa me lo notificas"
8:28am
"Recuerda enviarme la lista con las cosas que necesitas"
8:29am

— ¿Es él verdad? — le preguntó el alfa, aún sabiendo ya la respuesta, para que este le respondiese con un asentimiento de cabeza y una leve sonrisa — ...me alegra verte así otra vez.

— Se siente bien... — reconoció dejando el móvil de lado y soltando un suspiro, recostándose en el sofá — pero ya fue suficiente de mi — dijo luego de unos segundos en silencio, y volviendo a fijar su vista en el alfa — cuéntame lo que querías decirme, estoy seguro que es mejor que el lío que llevo.

Gustabo soltó una risa en alto por el cambio de tema. Sabía que su hermano se había quedado con sus palabras, así que eso no le preocupaba, sin embargo ahora venía lo más complicado para él: hablar de sus sentimientos.

— Yo... — comenzó a decir, buscando las palabras que deseaba — creo que... Greco y yo vamos en serio.

— ¡¿Cómo?! — preguntó sorprendido por la noticia — eso... eso es bueno Gus, ¿desde cuando?

— Bueno pues... — inició nuevamente — llevamos varias semanas, creo que dentro de poco se cumplirán unos dos meses.

— ¿Dos meses y hasta ahora recién me entero? — continuó con su sorpresa el omega — joder... sí que no hablamos hace mucho...

— Ya sé — respondió riendo, para luego continuar — es sólo que al mismo tiempo... hemos estado tomándonos las cosas con calma, ¿sabes? no nos presionamos.

— Eso me parece bien, hermano — le dijo de forma sincera — sé que no es la primera vez que lo intentan...

— Sí... la verdad es que no ha sido fácil... — fue realista, dando un vistazo hacia atrás en sus recuerdos.

— Gus, se sincero conmigo, ¿vale? — le habló ahora en un tono más serio, haciendo que este lo mirase atento — ¿estás siendo feliz... con él?

Gustabo permaneció en silencio por unos minutos. Pensando en cómo se sentía cuando estaba con el alfa y lo que este le provocaba en él, sobretodo en los días anteriores donde fue cuidado por él, después del caótico operativo. Definitivamente estaba siendo más feliz ahora de lo que había estado jamás, siendo una vez que tuvo que dar por terminado lo que tenían hace dos años atrás.

— Sí hermano — respondió por fin en alto — estoy siendo feliz con él, no sé cómo explicarlo pero... junto a él soy diferente, joder me siento libre y querido... lo que me transmite y la forma en la que es conmigo... Dios no me reconozco a mi mismo coño pero él, Greco... me hace muy feliz.

— Significa que estás enamorado — le habló el menor, haciendo que este lo mirase — lo estás y no puedes decir que no, porque la forma en la que hablas de él... es la misma en la que yo me sentí hace varios años, cuando Viktor y yo iniciamos, la misma en la que me sentí cuando nos casamos y... la misma en la que me siento últimamente... — dijo esto último más para sí mismo.

— Entonces... — volvió a tomar la palabra el alfa mientras se ponía de pie — creo que ambos... estamos igual de jodidos — expresó entre risas.

— Sí... creo que sí — dijo sonriendo, al tiempo que se levantaba también y le daba un abrazo a su hermano — gracias por dejarme hablar.

— Gracias por escucharme — contestó, correspondiéndole el abrazo, para luego separarse

Los dos lo sabían, se habían dado cuenta hace quizás mucho más de lo que les gustaría reconocerlo; pero estaban ambos enamorados, de nuevo y del mismo par de alfas. Aunque tal vez nunca dejaron de estarlo.

Unas Horas Más Tarde

Luego de que los hermanos siguiesen hablando por un rato, llegó la hora de que el alfa se marchase a trabajar. No sin antes esperar a que el ruso llegase, ya que a pesar de que el omega decía que no pasaba nada si se quedaba solo por unas horas, ninguno de los alfas estaba de acuerdo en dejarle. Por lo que el ruso había regresado, luego de comprar las cosas que necesitaba y que el menor le había pedido.

Habían terminado la habitación de su primogénita, y ahora se encontraban en la de sus mellizos. Aún tenían un rato antes de que sus cachorros saliesen de la escuela, por lo que estaban recogiendo y organizando la estancia, para que una vez regresasen sólo tener que comer, pintarla y volver a acomodar las cosas.

El alfa estaba dejando fuera de la habitación unas cajas con objetos y cosas, tanto de Lucas como de Lily, cuando se topó con unas fotos de los mellizos del día en que nacieron, junto con una cajita que el alfa reconoció al instante.

— Es increíble que siga intacta, ¿no crees? — le dijo el omega al percatarse del objeto, acercándose a este con una sonrisa tímida.

— Si... — respondió tomando la ecografía que esta tenía en su interior — fue uno de los mejores días de mi vida.

Flashback

Viktor Volkov regresaba del trabajo un poco más cansado de lo normal. Tal vez debido a que ese día no tenía planeado ir a las oficinas, pero debido a unos asuntos importantes, se vio forzado a ir en lugar de acompañar a su esposo a su cita médica, como tenían planeado. Había hecho todo lo posible por no tener que ir, ya que ese día descubrirían el sexo de su cachorro. Sin embargo, requerían la presencia de uno de los directores del FBI, y como evidentemente el de cargo mayor no podía asistir, le tocó a él sacrificarse y cubrir a su esposo, entretanto que este iba a la cita con su hermano. Logró salir un poco más temprano de la sede, por lo que no se sorprendió cuando se encontró con la casa vacía; pero sí se llevó una sorpresa al notar que esta estaba en silencio y tranquila. La verdad es que Penélope era una pequeña calmada, pero los últimos días había estado llorando algo más de lo normal, quitándoles el sueño a ambos durante las noches. Así que se tranquilizó cuando subió las escaleras, e ingresó a la habitación de esta, sólo para ver cómo dormía plácidamente en su cuna.

— отдыхай моя маленькая принцесса (Descansa mi pequeña princesa) — le dijo en un tono bajo, para luego darle un beso en su cabeza.

Salió de la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido. Iba a dirigirse a la habitación que compartía con su esposo, pero no pudo hacerlo sin antes detenerse unos segundos en la habitación, que estaba destinada a ser de su futuro cachorro. Por el momento tenía una decoración simple con colores neutrales, pues estaban esperando al día de hoy, y determinar luego cómo la decorarían. Ambos estaban ilusionados con la llegada del nuevo integrante de la familia, durante la noche anterior ninguno pudo dormir de sólo pensar en si tendrían otra princesa o un príncipe, por lo que moría de ganas por conocer la noticia.

— ¿Solntse? — comenzó a llamarlo levemente, mientras abría la puerta de la habitación que compartían — ¿estás despierto? — quiso saber, pero quedó impresionado, cuando al ingresar se topó con este despierto y con un pequeño regalo entre sus manos — ¿qué es todo esto? — le preguntó con una sonrisa, mirando a su alrededor y acercándose al contrario.

— Bueno... — comenzó a decir, permitiéndose ser abrazado por este — te tenemos una sorpresa — dijo mientras que con una de sus manos se acariciaba el vientre.

— ¿Por fin sabré si estamos esperando al pequeño Lucas o a la pequeña Lily? — preguntó intrigado, al tiempo que lo soltaba y tomaba el regalo entre sus manos.

— Algo así — le dijo emocionado, mientras contenía sus ganas de saltar en su lugar — vamos ábrelo ya.

El alfa con una sonrisa y sin poder contener más su emoción, abrió el pequeño regalo, donde encontró dos pares de botitas en conjunto con unos gorritos de bebé; unos azules y otros rosados. El ruso con los ojos cristalizados levantó su mirada, buscando los ojos de su omega esperando tener una explicación, pero se topó con que este tenía algunas lágrimas cayendo por su rostro, y le sonreía con una ecografía en sus manos que mostraba a dos pequeños cachorros.

— Al final serán ambos — le dijo por fin, sin poder contenerse más y tratando a la par de secar sus lágrimas de felicidad — resulta que el pequeño Lucas estaba tapando a su hermanita Lily — soltó una risa, mientras que el alfa dejaba sobre la cama la caja, sin dejar de observarlo — tenemos un dos por uno, mon amour (mi amor) — finalizó para luego ser abrazado por el nombrado.

— Gracias cariño mío — le dijo el alfa una vez se separaron entre lágrimas, mientras que con su mano izquierda le acariciaba la mejilla a este.

— ¿Y eso por qué? — le respondió curioso, a la par que seguía intentando limpiar su rostro.

— Por hacerme el alfa, el esposo y el padre más feliz de este universo — le respondió, dejándole un tierno beso en sus labios.

— Lo mismo podría decir yo — respondió una vez el beso terminó, para luego sonreír al ver cómo este se agachaba, quedando a la altura de su vientre y besaba a sus pequeños — seremos la familia más feliz de todas.

— Ya lo somos solntse... ya lo somos....

Fin del Flashback

— Para mi también lo fue — respondió el de cresta, ante lo último dicho por este — aún sigue siendo un misterio para mi cómo fue posible que el médico no se diese cuenta de que habían dos cachorros dentro de mi hasta ese día, pero asumo que todo pasa por algo.

— Eso creo que ha quedado más que demostrado — dijo dejando de lado la cajita volteando a ver al omega. Estaba por decirle algo más, cuando por segunda vez en el día, la alarma de sus móviles comenzó a sonar interrumpiéndolo en el proceso.

— Ya hay que ir por los niños — dijo Horacio para dar la vuelta y salir de la habitación, deteniéndose en el marco para volver a mirarlo — sé que el doctor dijo que debía quedarme aquí y hacer reposo, pero ya que se niegan a dejarme solo así sean unos minutos, te acompañaré a buscarlos.

— Me parece bien — aceptó feliz, para luego salir de la habitación, siendo seguido por este escaleras abajo — podemos comprar algo de cenar para que te tomes tus pastillas, así nos ahorramos el tiempo de cocinar y podemos terminar antes con la habitación de Lucas y Lily.

— Perfecto — estuvo de acuerdo, emocionado cual niño pequeño por poder salir por fin de su casa, luego de cuatro días — ¿puedo conducir?

— No — respondió de inmediato, haciendo reír al omega.

— Tenía que intentarlo — dijo mientras tomaba las llaves de la casa y abría la puerta dejando pasar al alfa, cerrando la puerta tras de ellos y dirigiéndose hacia el auto de este.

Durante el camino Horacio no pudo parar de pensar en la conversación que había tenido con su hermano ese día y con su madre el día anterior. En los momentos que había vivido con Volkov y sus cachorros, más lo feliz que se había sentido entretanto. No lo consideraba normal, y si bien le asustaba aún... no quería seguir cohibiéndose de momentos como los que habían compartido, tanto en el hospital como en su casa. No quería apresurarse, ni mucho menos ilusionarse pero, tal vez ya iba siendo hora de que hablasen de todo lo que tenían pendiente de una vez por todas.

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Capítulo bonito 🥹
A ver si las cosas pueden seguir yendo así de bien... o quizás vuelvan a pasar cositassss  👀

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