Capitulo 22: Devuelta en Casa
《En el Hospital》
Había pasado unos 30 minutos desde que ingresaron a Horacio por las puertas de la sala de emergencias. Volkov se encontraba aún en el suelo, asimilando lo ocurrido, mientras que Charlotte le hacía compañía a su lado. La omega había llegado pronto, y ahora ambos junto con Gaia, estaban a la expectativa de que el médico les diera noticias sobre el estado de Horacio.
— Todo es mi culpa — habló el alfa luego de unos segundos ganándose la mirada de ambas omegas — yo debería ser el que estuviese allá adentro, no él...
— No digas eso, Viktor... — le habló Charlotte — tú más que nadie sabes cómo es mi hijo... y aunque las cosas estén así entre ustedes... — continuó diciendo en un tono cansado — haría lo que fuese necesario para protegerte, como tú lo haces con él...
— ¿Ustedes son los familiares del agente federal que ingresaron hace un rato?
— Sí — afirmaron al tiempo que se aproximaban rápidamente a este.
— Soy su esposo — repitió el alfa con el corazón en la mano — ¿se pondrá bien?
— Su esposo está pasando por un momento crítico — comenzó a explicar, mientras que Charlotte apretaba la mano de Gaia y se acercaba más al ruso — lo están preparando ahora mismo para operarlo, pero tenemos un problema.
— ¿Qué le ocurre a mi hijo? — preguntó Charlotte acercándosele más.
— Necesitamos un donante de sangre — respondió — si bien contamos con una reserva, esta es limitada, el paciente es B negativo así que...
— Sáquenmela a mi — interrumpió el ruso al doctor comenzando a desesperarse y subirse las mangas de su camisa — saque toda la que necesite, pero asegúrese de que mi esposo salga de esa habitación con vida.
— No es tan fácil — lo contradijo — podemos hacerles pruebas a sus familiares directos para comprobar cuál podría pero...
— Soy O negativo — lo volvió a interrumpir el alfa — soy donante universal, así que dígame a donde debo ir para que puedan salvarle la vida a mi esposo de una vez — finalizó desesperado.
El médico al oír esto no perdió el tiempo, y le indicó el camino para ingresar con él. Charlotte y Gaia por su parte se voltearon a ver; la omega mayor agradecía que Volkov estuviese ahí, porque tenía constancia de que ni ella ni su hija eran compatibles con el de cresta, y hacerle los exámenes a Gaia tomaría algo de tiempo, que no podían permitirse perder ahora mismo. Por lo que tendrían que sentarse a esperar a que el subdirector saliese y que la cirugía del omega fuese efectiva.
《Mientras tanto en otra parte del Hospital》
— Ya les dije que estoy bien — se quejaba en alto Gustabo mientras luchaba con el médico para que este lo dejase — necesito ir a ver a mi hermano.
— Caballero — comenzó a decirle el doctor — debe entender que tiene su brazo izquierdo lesionado, moretones y probablemente unas costillas rotas, eso sin mencionar que probablemente tenga una contusión en la cabeza...
— Y ya le dije que eso no me importa — le respondió de mala gana mientras lo empujaba e intentaba ponerse en pie.
Greco, el cual había estado manteniéndose al margen de la situación; al ver cómo este estaba a punto de caer por el sobre esfuerzo que realizó al empujar al médico, se le acercó a este para sostenerlo y evitar que cayese al suelo.
— ¿Nos daría un minuto? — le dijo el de barba al médico, el cual sólo dejar escapar un suspiro molesto, para luego salir por la puerta y dejarlos a solas.
— ¿Qué? — le preguntó molesto el rubio mientras que el de barba lo miraba fijamente — no me mires con ese rostro...
— Gus, no estás bien... — le dijo mientras tomaba asiento junto a este — deben monitorearte para asegurarse de que no tengas una contusión grave...
— Greco, están operando ahora mismo a mi hermano en el piso de arriba... — dijo desesperado — ¡joder que está entre la vida y la muerte!
El de barbas pudo ver la preocupación en el rostro del otro alfa. Lo comprendía pues él también estaba preocupado, pero ahora mismo lo que necesitaba era que la persona que más le importaba, se recuperase...
《Unas Horas más Tarde》
Viktor Volkov se encontraba sentado en la habitación del hospital que le habían asignado a Horacio, una vez la operación terminó. Charlotte se encontraba del lado opuesto tomando una siesta, mientras que este seguía sin poder pegar un ojo, aun sabiendo que el omega ya estaba fuera de peligro. Teniendo en consideración el hecho de que luego de donar toda la sangre que le habían permitido, había quedado algo mareado y con una sensación de frío por todo su cuerpo, esto le había sido de menos ayuda para consolidar un poco de sueño.
El alfa se encontraba observando al de cresta, apreciando la tranquilidad que se reflejaba en su rostro dormido, ahora que estaba fuera de peligro, cuando el sonido de su móvil lo saca de su ensoñación.
Darya Savinova
"Hola perdido, ¿qué tal has estado? Hace varios días no se nada de ti. Espero que esté todo bien"
11:39pm
Terminó de leer el mensaje y fue cuando se percató de que la mujer al otro lado de la pantalla tenía razón. Había estado tan ocupado y centrado en lo bien que le estaba yendo de nuevo con su familia, que había olvidado su amistad con la omega. Por lo que desbloqueó su móvil tecleando una respuesta breve, que ya luego se encargaría de explicarle mejor.
"He estado muy liado con el trabajo y las cosas con Horacio y los niños parecen estar mejorando bastante."
11:44pm
"Sin embargo, ahora mismo estoy en el hospital con él, debido a un operativo del trabajo que no salió como esperábamos. Está fuera de peligro. Luego trataré de ponerte al día."
11:46pm
Darya Savinova
"No te preocupes, espero que todo siga yendo bien y me alegra que a pesar de todo Horacio ya se encuentre bien."
11:49pm
"Luego nos ponemos al día, ahora sigue centrado en tu familia que yo no me iré a ninguna parte. Recuerda que estoy aquí para lo que necesites"
11:50pm
El alfa agradecía saber que seguía contando con el apoyo de su amiga, por lo que se había dispuesto a escribir otro mensaje para enviárselo, cuando fue interrumpido por la leve voz del omega.
— ¿Dónde... dónde estoy...? — comenzó a decir en un tono casi inaudible, al mismo tiempo que miraba desorientado a su alrededor.
— Horacio... — dijo soltando un suspiro mientras que se levantaba para acercarse más a este y abrazarlo — ¿cómo te sientes?, ¿te duele algo?
— Yo... — trató de decir pero su garganta estaba tan seca que le lastima cada vez que intentaba pronunciar palabra.
— Espera, espera — dijo el alfa buscando su botella de agua, para ofrecérsela a este y ayudarlo a tomar un poco — ¿mejor?
— Si... si, gracias — respondió mientras que intentaba acomodarse para quedar sentado. La punzada de dolor por la operación lo detuvo, haciéndolo soltar un quejido.
— Tranquilo — le volvió a hablar Volkov — no te afanes, dijeron que estás fuera de riesgo, pero no debes esforzarte demasiado.
— ¿Qué... me pasó? — comenzó a preguntar confundido y fue cuando se percató que su madre se encontraba también presente — ¿qué hace mi madre... aquí?
— Tú... te interpusiste entre una bala y yo... — comenzó a contar mientras que sus ojos se llamaban de lágrimas — tú... tú casi mueres y yo, no sabía qué hacer... llamé a tu madre y... y los niños, yo...
— Oye, oye... — lo interrumpió el de cresta estirando un poco su mano, buscando la del contrario — tranquilo... — le dijo por lo bajo una vez que la alcanzó — estoy bien... estoy bien...
Le repitió el omega, mientras que le apretaba la mano y dejaba que su aroma a rosas y miel inundara el lugar. Tenía muchas preguntas y se sentía confundido, pero eso lo resolvería en un rato. Ahora sólo quería quedarse así... tranquilo y con su alfa cerca suyo.
《Esa Madrugada》
Charlotte se había marchado luego de que el médico revisase a Horacio. Este les había indicado que debía permanecer hospitalizado por lo menos una semana, y ya luego irían viendo dependiendo las mejoras que este tuviese. Debido a que sólo podía quedarse un acompañante durante la noche, Volkov se sentiría más tranquilo si la omega se quedaba con Maia y Gaia en la noche con sus cachorros, mientras que él se encargaría de estar con el menor durante las siguientes noches.
Por lo que cuando Horacio abrió sus ojos a las 2:49 de la mañana; la confusión lo invadió, todo estaba oscuro a excepción de la tenue luz de la luna, que ingresaba por las ventanas entreabiertas de la habitación. Al no ver a nadie a su alrededor, sintió como su respiración se comenzaba a acelerar. Guió su mano derecha por su pecho hasta llegar a su cuello, esperando encontrar el collar con su sortija de matrimonio y tratar de calmarse, realizando esa manía íntima que tanto lo ayudaba, pero se llevó una sorpresa cuando no dio con lo que buscaba.
— ¿Dónde...?, ¿dónde está? — comenzó a preguntarse en voz alta al tiempo que se alteraba y buscaba desesperadamente por toda la cama — ¿¡dónde está mi...!?
— ¿Horacio? — lo interrumpió Volkov saliendo apresuradamente del cuarto de baño al escucharlo — ¿todo bien?, ¿te ocurre algo?
— Yo tenía... tenía un collar... una cadena, mi cadena — le dijo deprisa mientras que este lo miraba — creo que lo perdí, pude haberlo perdido durante el operativo o...
— Horacio, tranquilo... — comenzó a calmarlo, para luego tomar asiento junto a este confundiéndolo — no la perdiste... — le dijo a la vez que buscaba dentro de su chaqueta y sacaba aquello que el omega tanto buscaba — la verdad es que no pensé que aún lo conservases... — dijo refiriéndose al anillo del omega al tiempo que se lo entregaba.
Volkov pudo apreciar como el de aroma a rosas y miel suspiraba aliviado una vez se colocó este en su cuello y cerraba sus ojos. Aprovechó esto para apreciar como aún siendo sólo iluminado por la leve luz de la noche, su esposo seguía viéndose igual de hermoso antes sus ojos como siempre. Lo que le hizo agradecer el hecho de que este estuviese bien, luego del susto que habían pasado.
— Yo... — el tono suave en la voz del omega lo sacó de sus pensamientos — nunca podría... realmente, nunca pude — reveló aprovechando la poco visibilidad que tenían, mientras abría sus ojos y lo observaba.
— ¿A qué te refieres? — preguntó confundido el alfa, entretanto el director del FBI se acomodaba mejor y quedaba sentado.
— Fue complicado... — comenzó a explicarle — tuve una batalla constante conmigo mismo... primero lo cambié de dedo, lo pasaba de uno a otro, incluso lo cambié de mano y seguía sintiéndome extraño... — le fue sincero — así que un día mientras recogía nuestra... la habitación... me topé con ella y sólo lo supe, fue como... algo automático.
El alfa sonrío, le alegraba saber que este no se había desecho del anillo, como dolorosamente este había asumido al no verlo en su dedo. Conociéndolo lo bien que lo conocía, esto significaba mucho más de lo que parecía, y el simple hecho de que este hubiese conservado ese anillo durante todos esos meses, le hacía cambiar sus perspectiva de las cosas en torno a su relación.
Por lo que sin decir algo más, lo arropó mejor con la manta que el hospital le había ofrecido, para luego el tomar asiento junto a este en la silla.
— Descansa H — le dijo viendo cómo este se acomodaba con cuidado de no lastimarse.
— Descansa... Uve — le respondió y volvió a cerrar sus ojos para intentar consolidar el sueño nuevamente. Tendría que acostumbrarse a pasar la noche ahí, o por lo menos la próximas noches.
《Unos Días Más Tarde》
Debido a que la estadía de Horacio en el hospital sería más larga de lo que todos habían pensando, nuevamente sus amigos y familiares habían tenido que volver a dividirse para asegurarse que Penélope, Lucas y Lily continuasen con sus rutinas; y no se vieran tan afectados por el hecho de que su padre estuviese en el hospital, y el alfa pasase la mayor gran parte del tiempo cuidándolo.
Por lo que como hicieron hace unos meses atrás, para encargarse del cuidado de H y V cuando estos se separaron; ahora lo habían hecho para definir quienes llevarían a los cachorros a la escuela, sus prácticas, ensayos, y quienes se quedarían con ellos durante la noche. Tenían claro que sería solamente durante la próxima semana hasta que Horacio saliese, y ya luego ir adaptándose mientras que este se recuperase en casa. Lo bueno es que durante los últimos casi dos años, todos habían aprendido a adaptarse.
Sobretodo Greco y Gustabo quienes se habían convertido en los "encargados" de todo, y eso no les impediría el cumplir con sus responsabilidades de tíos y padrinos de esos cachorros que amaban como si fuesen suyos. Así que el hecho de que el alfa de cabellos rubios estuviese recién salido del hospital y tuviese aún un cabestrillo en su brazo izquierdo, más unos cuantos vendajes alrededor de sus costillas, no le impediría seguir siendo el tío y padrino que sus sobrinas y sobrino necesitaban.
Por consiguiente, ahora mismo se encontraba en la casa del de barbas, junto con este y los mellizos. Habían pasado a recogerlos a la escuela mientras que Blake había ido a buscar a Penélope para llevarla a sus prácticas de Fútbol y regresarla con ellos y sus hermanos, ya que serían con quienes los niños pasarían las siguientes noches.
— Tío Gus... — llamó el pequeño rubio a su tío. Estaba de pié, en el umbral de la puerta de la habitación de Greco, donde el alfa se encontraba sentado en la cama, revisando unos documentos que se había llevado de la sede.
— Dime pequeño — le respondió dejando de lado lo que hacía — ¿te aburriste de estar con tu tío y tú hermana? — preguntó pero no obtuvo respuesta.
Observó cómo el rubio de cabellos rizados caminaba hacia el mientras que sostenía su peluche de dinosaurio. El alfa hizo más espacio en la cama, ayudando al pequeño a treparse en la cama con cuidado de no lastimarse mucho, para que luego se acomodase frente a él.
— ¿Todo bien Lucas? — cambió su pregunta al observar cómo este seguía distraído y moviendo las manos de su peluche.
— Cuando mis papás se mueran... — comenzó a decir sin mirarlo — que... espero que no... no se vayan a morir... — dijo en un tono que al alfa le rompió el corazón — mis... mis hermanas y yo, ¿con quién nos vamos a quedar?
— Pues conmigo... — respondió casi que automáticamente, al tiempo que con su brazo derecho tomaba al pequeño y lo colocaba en su regazo — conmigo pequeño, para eso estamos tu tío Greco y yo...
— Ah okey... — entendió mientras que se recostaba del pecho de este, pero seguía sin mirarlo y jugando con su peluche.
— ¿Por qué la pregunta? — quiso saber luego de unos segundos.
— Es que yo no quiero... — comenzó a responder el pequeño, deteniéndose de inmediato.
— ¿No quieres estar con nosotros? — preguntó curioso, pues sabía que este quería decir algo más.
— No quiero que se mueran mis papás... — reveló su temor mirando por fin a su tío, abrazándolo luego.
— Ellos no se van a morir... — le contestó, correspondiendo el abrazo — tus padres son fuertes, valientes y nada ni nadie puede con ellos... no tienes que preocuparte por eso — siguió diciendo mientras que le acariciaba la cabeza y este volvía a acomodarse en su regazo para ser abrazado — todo estará bien...
Finalizó la conversación, quedando sorprendido y medio en shock. Jamás se hubiera imaginado que su pequeño sobrino le hiciera una pregunta como esa. Ni siquiera pensaba en cómo a este se le había ocurrido hacerle una pregunta así. Aunque era de esperarse con todo lo que estaba pasando; si bien los niños no sabían lo que había sucedido concretamente, sí sabían que su padre se encontraba en el hospital. Definitivamente esto sería algo en lo que estaría pensando por varios días...
《El Día del Alta》
Por fin había llegado el momento de salir del hospital. Había sido una semana pesada, sobre todo para el subdirector del FBI, el cual se hizo cargo de la sede y de cuidar al omega en el hospital; entre él y Charlotte se turnaban para estar con este y que no pasese tanto tiempo a solas. Agradecía que Gustabo y Greco se hubiesen quedado a cargo de sus cachorros, aun cuando el rubio no se encontraba del todo bien y recién hace 4 días había salido del hospital. Nuevamente le quedaba más que demostrado que tanto él, como Horacio, eran afortunados; y justo era lo que pensaba el ruso mientras que se encontraba firmando los papeles del alta en la recepción.
— ¿Eso sería todo? — le preguntó a la recepcionista una vez finalizó y esta asintió — muchas gracias — le devolvió los documentos y volteó para ver como el omega se acercaba a este junto con Charlotte y el médico.
— ¿Ya me puedo ir de aquí? — preguntó el omega haciendo reír a los presentes por la forma en la que lo dijo.
— Te escuchaste como uno de nuestros cachorros — le dijo Volkov riendo, haciendo que Horacio cayese en cuenta de la armonía que había creado con el contrario durante esa semana que el alfa lo había estado cuidando.
— Puede marcharse, pero recuerde que debe volver dentro de una semana — tomó la palabra el doctor ganándose la atención de los tres — recuerda tomar tus medicamentos, y no pase por alto los posibles efectos secundarios, no hacer sobre esfuerzos y cambiarse las vendas dos veces al día — le indicó al de cresta mientras que le daba una hoja con las indicaciones que le había mencionado anteriormente — cuando venga a su revisión hablaremos de cuando puede volver al trabajo, por ahora sólo descanse y evite situaciones de estrés.
— 10-4 — le dijo el omega al médico, tomando los papeles y caminando hacia el elevador.
Charlotte y Volkov por su parte, agradecieron al doctor para luego caminar tras este e ingresar junto al omega en el elevador.
— Bien — comenzó a decir Charlotte con una sonrisa — puedo quedarme con los niños y llevarlos a verte, mientras que tú y Viktor van a...
— No hace falta — dijo el de cresta, interrumpiendo a su confundida madre — tú y yo podemos ir a buscarlos a la escuela, estoy seguro que Volkov tiene que volver al trabajo.
El ruso y la rubia intercambiaron miradas, definitivamente no se esperaban que este reaccionase de esta forma. Por lo tanto, el ruso no dudó en mostrar la condición de ambos.
— ¿Qué quieres decir? — le preguntó — sabes que dejé todo listo para tener el día de tu alta libre, y Gastón me informará sólo en caso de...
— No estamos juntos, Volkov — le cortó las palabras dejándolo sorprendido por lo fría que fueron sus palabras — no tienes que estar conmigo todo el tiempo; mamá y yo iremos por Penélope, Lucas y Lily, mientras que tú trabajas.
— Pero el médico dijo... — quiso volver a hablar el peli plata.
— Sólo dijo que no podía sobre esforzarme, estresarme y debo cambiar mis vendas dos veces al día... — le siguió hablando de la misma manera.
— Hijo — le interrumpió Charlotte colocándole una mano en el hombro — qué tal si nos quedamos con los pequeños hasta que Viktor salga de trabajar, y se los lleve a su departamento; creo que lo mejor para tu recuperación será que ellos se queden con él, porque de lo contrario no descansarás como deberías.
— No pueden seguir alejándome de mis cachorros — le dijo a su madre al momento que el elevador se abría y estos salían.
— No te estamos alejando de ellos, Horacio — Volkov quiso apoyar a Charlotte.
— No estoy hablando con...
— Suficiente Horacio — le dijo firme su madre, haciendo que ambos se detuviesen — es lo mejor para ti, no puedes ocuparte de ti mismo si estás haciendo millones de cosas... — se detuvo y se acercó a este para tomar sus manos — hijo... tus cachorros te necesitan fuertes y para eso debes descansar bien... me quedaré contigo en las noches y Viktor puede visitarnos junto con los niños, luego de la escuela para que los veas.
Horacio soltó un suspiro pesado, sabía que su madre tenía algo de razón, por lo que por el momento se resignaría. Así que caminó hacia el auto del ruso, para tomar asiento en la parte de atrás dejando a su madre en frente con el alfa.
Volkov por su parte, se mantuvo en silencio y sólo encendió el auto para emprender su camino. Sintiéndose mal por las palabras del omega y reflexionando un poco sobre estas; tal vez Horacio tenía razón... y él era quien estaba mal...
Y así fue por los primeros días; mientras que Charlotte ayudaba a su hijo, el cual estaba sufriendo de los efectos secundarios de sus medicamentos. El omega se la pasaba somnoliento, con nauseas, y con una sensación de aturdimiento que no lo dejaba descansar del todo bien. Tal y como se lo había advertido el médico.
— Ten cariño — le dijo la rubia al tiempo que le entregaba su almuerzo, junto con sus pastillas.
— No creo que pueda comerlo... — fue honesto mientras que miraba el plato.
Habían pasado tres días y este recién había podido bajar las escaleras de su propia casa y tomar asiento en la isla de la cocina. Sabía que debía comer, sin embargo con el pasar de los días se le hacía más complicado mantener la comida en su estómago.
— Inténtalo cielo — le pidió la rubia, tomando asiento en la silla junto a este — sé que no es sencillo, pero debes tomarte tu medicina con algo de comida en el estómago.
Charlotte quedó pensativa, su hijo necesitaba animarse y distraerse; conocía a su hijo, sabía que este seguía dándole vueltas a muchos asuntos, entre ellos lo ocurrido con el alfa la última vez que estuvieron en el hospital. No había querido tocar el tema a pesar de que este venía cada día sin falta con los pequeños. Sin embargo, ella aún tenia varios temas de los cuales hablar con su hijo.
— Recuerda que cuando llegue Viktor con los niños saldré a hacer unas cosas — habló tratando de llamar la atención de su hijo — no sé en cuanto vuelva, pero estaré aquí antes de la noche.
— No te preocupes, mamá — la tranquilizó mientras le daba un bocado a su comida.
— Oye sobre... sobre tú y Viktor... — volvió a hablar luego de unos minutos de silencio — recuerdo lo que sucedió, y sé que no es de mi incumbencia pero... ¿por qué sigues siendo tan duro con él?
— ¿A qué te refieres? — le cuestionó mientras dejaba el plato la mitad de la comida de lado.
— ¿Por qué te cohibes de sentir? — le preguntó mientras que este se tomaba sus pastillas — no entiendo por qué diste tu vida por él si vas a estar tratándolo como si no fuese nadie... pensé que se estaban comenzando a llevar bien de nuevo.
— No es tan fácil mamá... — le dijo mientras se ponía de pie, para guardar el restante de su almuerzo en el refrigerador.
— Entonces soy todo oídos, hijo — respondió acomodándose en su silla.
— No puedo permitirme sentir así de nuevo, mamá — comenzó a explicarle, pues sabía que esta seguiría insistiendo — en el hospital... fue diferente, ahí yo... — se detuvo y soltó un suspiro — mi omega interior se sintió feliz, esa sensación que sólo él me ha podido provocar y yo... no puedo permitirme eso... — se volteó para verla y fue cuando la rubia se percató del semblante de preocupación que tenía su hijo — no puedo, mamá...— le dijo en un tono bajo, mientras que esta se acercaba y lo tomaba de las manos, viendo como una lágrima caía del rostro de este — no puedo permitirme ser vulnerable con Viktor de nuevo... no soportaría que... que las cosas se arruinen... de nuevo.
— Cariño...
— Y sí — continuó mientras se soltaba de esta y secaba sus lágrimas — claro que di mi vida por él, y lo haría de nuevo si fuese necesario... por Dios es el padre de mis cachorros y... y aún es mi esposo... lo haría de nuevo de ser necesario... — finalizó dejando de lado a su madre, caminando despacio hacia las escaleras — yo voy a... lavarme el rostro y ponerme otra cosa, los niños deben estar por llegar y... no me estoy sintiendo bien, tampoco quiero que me vean así...
Charlotte permaneció callada. Su hijo sin duda tenía muchas batallas internas y le dolía verlo en ese estado. Tenía que soltarse y permitirse ser feliz, recordaba lo feliz que este era con sus cachorros y su alfa, y quería que volviese a ser igual de feliz que antes. Sabía que era cuestión de tiempo, de lo contrario estos ya se hubiesen divorciado, pero los meses seguían pasando y cada vez que mejoraban entre ellos, su hijo daba dos pasos hacia atrás. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el sonido del timbre invadió la casa, por lo que secó su rostro aquellas lágrimas que no se había percatado que tenía, y sabiendo quienes estaban del otro lado de la puerta, puso una sonrisa y caminó hasta la puerta para recibirlos.
— ¡Abuela! — saludaron animados los tres pequeños dándole un abrazo, a la vez que esta les correspondía.
— ¿Dónde está papi? — preguntaron los mellizos animados una vez se separaron con una sonrisa de oreja a oreja.
— Aquí estoy mis bebés — dijo mientras bajaba las escaleras con precaución, y con una expresión totalmente diferente a la que tenía hace unos minutos.
— ¡Papi! — exclamaron mientras fueron deprisa hacia este.
— ¡Recuerden ser cuidadosos! — le pidió el alfa a sus cachorros, recordándoles que el estado del omega aún era delicado.
Mientras el ruso saludaba a Charlotte, observó cómo sus cachorros se reunían con su aún esposo y lo abrazaban con el cuidado y la delicadeza que habían aprendido a tener con él. Volkov pudo notar como Horacio caminaba con estos de la mano hacia el sofá en la sala de estar, para poder tomar asiento y abrazar a sus cachorros con más cuidado, sintiéndose de cierta forma más cercano a estos.
— Ya se tomó sus pastillas — le informó al ruso, mientras tomaba su bolso con sus llaves del auto — ¡cuiden bien de su padre!
— Si abuela Charlotte — Les respondieron los pequeños haciendo reír tanto al alfa como al omega.
— Tranquila mamá — le dijo su hijo mientras que tenía a la más pequeña de sus cachorros en su regazo — estaré bien, estoy seguro que estos pequeños me cuidarán de maravilla, ¿verdad? como las últimas veces — les preguntó a sus cachorros los cuales asintieron.
— Todo estará bien, Charlotte — le dijo el alfa a la rubia mientras que se apartaban un poco — ya me encargaré yo de todo y en la noche le escribo cuando los niños se estén quedando dormidos, para que venga y yo pueda marcharme con ellos.
— Gracias por amar tanto a mi hijo, Viktor — le dijo la rubia por lo bajo, apretando con suavidad al brazo del contrario, para luego marcharse sin esperar respuesta alguna, dejando al ruso un tanto sonrojado por sus palabras.
Y así quedaba la familia de cinco a solas, con una larga tarde por delante.
《Un Rato Más Tarde》
La familia se encontraba en la sala de estar viendo una película. Volkov tenía a Lily en su regazo, la cual lo estaba abrazando a la vez que miraba detenidamente la película, mientras que Horacio estaba del otro lado del sofá con Lucas, de igual forma en su regazo, y Penélope acostada entre medio de estos con su cabeza del lado del omega y con sus piernas del lado del alfa. La tranquilidad se respiraba en el aire y ninguno de los dos hombres podían negar que se sentían en paz, rodeados de quienes más amaban.
— ¿Hay palomitas? — preguntó Lucas alzando la mirada para ver a su padre.
— Yo también quiero — dijo Penélope.
— Y yo — los apoyó Lily y así el de cresta tenía una mirada de súplica de sus tres pequeños sobre él, al igual que la sonrisa del alfa.
— Pero son las 2:36 de la tarde — dijo mirando su reloj — es muy temprano como para comer palomitas.
— Por favooor — dijeron al unísono sus pequeños alargando el final, haciendo que este sonriese.
— Tranquilo — le dijo el alfa mientras dejaba — yo me encargo...
— No, no — lo interrumpió el omega pasándole con cuidado a Lucas a este — yo puedo hacerlo — se puso de pie al tiempo que el alfa acomodaba a los mellizos entre sus brazos, y su primogénita tomaba asiento.
Volkov vio cómo el contrario se movía con agilidad por la cocina, mientras que ponía a hacer las palomitas y buscaba los recipientes para servirlas. Aprovechó también para sacar unos vasos y servirles algo de tomar. Llevó las bebidas en dos rondas dejándolas sobre la mesa frente a estos con una sonrisa, para luego volver a la cocina. Sirvió las palomitas una vez estuvieron listas y repitió la acción que había hecho con las bebidas. Regresó a buscar su bebida que era la única que faltaba, sin embargo cuando se proponía a regresar, se mareó dejando caer su vaso y haciendo que este se rompiese en el suelo, causando un estruendo y alertando a alfa y a los pequeños.
— Lo siento... — dijo apenado en un tono bajo mientras que se agachaba con cuidado y se proponía a limpiarlo — yo...
— Ten cuidado... — le dijo Volkov acercándose a este y agachándose a su lado para ayudarlo — te puedes cortar, deja yo me encargo y tú...
— Yo puedo hacerlo — insistió el menor mientras que trataba tomar los trozos antes que el alfa, pero en el intento sólo terminó cortándose — ¡joder! — exclamó poniéndose de pie enojado — Te dije que yo podía hacerlo... joder...
— Yo sólo... — quiso decir mientras lo imitaba y volteaba a ver a los cachorros, los cuales los miraban atentos — tu mano, déjame ayudarte...
— ¡Te dije que yo puedo hacerlo! — volvió a exclamar elevando su voz, entretanto que se volteaba para tomar un trapo, pero en el intento tuvo otro mareo como consecuencia de lo rápido que se había levantado.
— Horacio...
— No estoy inválido Volkov — le interrumpió antes de que este tuviese oportunidad de hablar — no necesito tu ayuda, puedo hacer las cosas por mi cuenta.
Finalizó instantáneamente al ver el rostro de sus cachorros. Penélope abrazaba a los mellizos, los cuales tenían una expresión en el rostro que hace mucho no había visto. Sin darse cuenta había comenzado a hiperventilar, por lo que al percatarse de esto tomó el trapo y subió las escaleras en dirección a su habitación, cerrando la puerta tras de él.
— папа (¿Papá?) — el ruso escuchó la voz de su primogénita llamarle, y fue cuando volteó a verlos percatándose de sus expresiones — ¿папа в порядке? (¿papá está bien?)
— Да, принцесса (Sí, princesa) — le respondió acercándose a estos — ¿recuerdan que su padre estuvo en el hospital verdad? — comenzó a decirles de manera calmada y estos asintieron — pues ahora está tomando unas medicinas que hacen que... bueno, se maree, se sienta un poco mal y otras cosas.
— ¿Por eso estaban discutiendo? — preguntó Lily por lo bajo.
— No princesa... — le respondió acariciándole el cabello — no estábamos discutiendo, sólo... estábamos... no estábamos discutiendo — soltó un suspiro para luego dedicarles otra sonrisa — ¿qué les parece si continúan viendo la película y comiendo sus palomitas mientras yo recojo un poco y voy a ver a su padre?, ¿les parece bien? — propuso y estos asintieron — bien... los amamos — dijo para luego darles un beso en la cabeza a cada uno.
Dicho esto, se puso de pie dirigiéndose a la cocina nuevamente, para comenzar a limpiar el suelo mientras pensaba en cómo animar al omega. Definitivamente sabía que este no estaba inválido, solo quería evitar que este se lastimase y fue justo lo que terminó pasando. Por lo que debía pensar en una forma de animar a su esposo, lo conocía, y sabía que las restricciones que debía tener lo estaban haciendo sentir mal consigo mismo. Para su suerte recordó una propuesta que le había hecho a este hace unos meses atrás, así que una vez finalizó de limpiar y revisó que los niños seguían entretenidos con la película, preparó un té para llevarle al omega y tomó el botiquín, subiendo a donde este se encontraba.
— ¿Horacio? — llamó a la puerta de la habitación con cuidado mientras tocaba la puerta — ¿puedo pasar?
— Está abierto... — escuchó del otro lado la voz apagada de Horacio.
— Voy a pasar — anunció abriendo la puerta e ingresando con cuidado.
Una vez dentro, localizó al de cresta sentado frente al espejo de la habitación. Se sorprendió al verla igual que la última vez que estuvo ahí, después de todo no se esperaba que este dejase todo de igual forma.
— No pude cambiar nada — comenzó a decir el director, percatándose de cómo el contrario analizaba el recinto — me pasó igual que... con el anillo...
— Te traje esto... — dijo ofreciéndole el té, el cual el omega aceptó con una sonrisa — y esto otro para tu mano...
— Gracias — dijo sincero, dándole un sorbo a su bebida — no quería gritarte... mucho menos frente a los niños... eso no estuvo bien.
— No pasa nada... — le respondió mientras buscaba donde sentarse.
— Puedes sentarte en la cama... — le dijo al notar lo que hacía — también es la misma así que técnicamente... — dio otro sorbo a su té — sigue siendo tuya.
— Ya... — respondió tomando asiento en el borde de esta — y no te preocupes por los niños, hablé con ellos, todo está bien.
— Gracias... de nuevo — dijo esto último soltando una sonrisa — escucha yo...
— No, espera... — lo cortó el alfa — sé que no estás inválido, también sé que no estamos juntos y que... las cosas no son como antes, pero quiero — se detuvo y tomó aire para luego continuar — me gustaría que volviéramos a llevarnos como antes del operativo y... sé que no has querido hablar sobre eso pero...
— Uve... — lo interrumpió el omega poniéndose de pie y tomando asiento junto a este en la cama, dejando de lado la taza — hablaremos de eso en otro momento... ¿te parece bien?
— Si, si, tienes razón — le respondió rápido y se quedaron observándose unos segundos — sabes, podría curarte eso... y estaba pensando que sería buena idea remodelar un poco las habitaciones de los niños — le prepuso su idea, pero la sonrisa del contrario se desvaneció al instante.
— Bien... — aceptó por lo bajo mientras le entregaba su mano para que este la curarse — me parece buena idea, seguro los niños pueden ayudarte y...
— Me gustaría que me ayudases tú — lo interrumpió y la sonrisa de este lo volvió a iluminar — ya sabes, quizás no hacer un cambio tan grande, pero sí pintar las paredes, cambiar algunas cosas... ya sabes, y si te parece bien.
— Sí — aceptó el de cresta, viendo como este lo miraba extrañado — si porque... si quieres que volvamos a llevarnos bien, ya sabes por los niños... debemos hacer estas cosas... juntos.
— Si... — prosiguió a decir para luego concluir con el vendaje que le realizó una vez terminó con su mano — juntos... — levantó su mirada para verlo.
Una vez terminaron, salieron de la habitación y buscaron a los pequeños para contarles lo que estarían haciendo logrando que estos se emocionasen. Por lo que en cuestión de varios minutos, ya se encontraban en la habitación de Penélope limpiando y moviendo los muebles, comenzando a retocar la pintura.
《Unas Horas Más Tarde》
Horacio hacía cosas pequeñas junto con los niños, mientras que el ruso se encargaba de pintar y mover las cosas más complicadas. Habían hecho mucho más de lo que había previsto y estaban ya algo exhaustos, sin embargo no negarían que el rato que habían estado pasado en familia, había sido uno alegre y dentro de todo entretenido.
— Creo que ya hicimos mucho por hoy — dijo el omega algo cansado y mirando su reloj — son las 7:57 de la noche, creo que es hora de que ciertos pequeñitos se den un baño.
— Me parece bien, así cuando lleguemos al departamento pueden ir directo a la cama — estuvo de acuerdo el alfa, haciendo que al contrario se le desvaneciese un poco su sonrisa, cosa que el alfa no fue capaz de percatarse debido a que seguía de espaldas — yo me encargo de recoger por aquí un poco y si quieres me encargo de Lucas.
— No te preocupes — negó la oferta el de cresta volviendo a poner una leve sonrisa, mientras que tomaba a Lucas y lo levanta para luego tomar a sus niñas de las manos — yo me encargo... — dio por terminada la conversación y salió de la habitación.
El alfa por su parte, comenzó a recoger un poco, ingresando luego a la habitación de los mellizos para pensar en cómo la organizarían el día siguiente. Pensaba pasar a comprar unas pegatinas o cosas que los niños quisieran con estos, cuando salieran de la escuela antes de llegar de nuevo a la casa, y que así estos pudieran colocarlos en donde prefirieran así como habían hecho en sus habitaciones del departamento.
Tal vez dentro de unos años debería comenzar a hablar con Horacio para que Lucas y Lily tuviesen una habitación por separado. Sabían que sería complicado, pero mientras debían aprender a tener su espacio independiente desde ahora. Ya lo habían comenzado a practicar la veces que Lily se quedaba con él, y Lucas con Horacio o viceversa. Según les habían recomendado, era normal que estos no se separasen, sobretodo a su tan corta edad, pero a medida que vayan creciendo y desarrollando su propia personalidad, el apego entre ellos irá cambiando.
— Aún recuerdo la noche en la que nos dimos cuenta de que no podríamos separarlos... — dijo para si mismo con una sonrisa recordando aquella vez.
《Flashback》
— Viktor — le llamó su esposo preocupando al ruso — Viktor ven rápido — repitió haciendo que este saliera del cuarto de baño y se dirigiese a su lado.
— ¿Qué ocurre Solntse? — le preguntó curioso, mientras que se aseguraba que la toalla que tenía en su cintura como única prenda, no se soltase — ¿todo está bien?
— Mira a tus mellizos — le dijo mientras le enseñaba el monitor que mostraba la habitación de estos. El alfa tomó el monitor, para luego sentarse en la cama junto a su esposo y observar la imagen que este les ofrecía.
Sus mellizos desde que nacieron los habían acostado en cunas separadas para asegurarse de que no se lastimasen el uno al otro mientras dormían. Cuando aprendieron a caminar, ambos salían de sus cunas y cuando estos los dejaban solos, se quedaban jugando hasta tarde y los encontraban en la mañana durmiendo en el suelo entre sus juguetes. Por lo que no fue tan grande la sorpresa para este cuando vio a su hijo pasear por la habitación arrastrando una de sus sillas, al tiempo que su hermana lo observa mientras que reía.
— ¿Qué se supone que está haciendo? — le preguntó a su esposo sin comprender aún a su hijo — se va a lastimar... — dijo mientras se ponía de pie para salir hacia la habitación de los mellizos, pero fue detenido por el agarre del omega.
— Sólo míralo — le dijo con una sonrisa.
Ambos volvieron a observar el monitor; si bien Horacio ya sabía lo que su pequeño Lucas hacía, parecía que a su esposo le costaba comprenderlo. Aunque claro, esto no era una sorpresa para el omega, que ya conocía a su esposo como a la palma de su mano.
— ¿Acaso está intentando...? — comenzó a decir, sin embargo el menor nuevamente lo interrumpió colocando uno de sus dedos en los labios de su esposo para callarlo y que volviese a enfocarse en sus mellizos.
El pequeño Lucas de apenas un año y medio, había salido de su cuna y bajo la atenta mirada de su melliza, la cual le sonreía esperando a lo que este estaba por hacer; movía una de sus sillitas hasta la cuna de su hermana, para luego como si fuese un experto, treparse a esta y por consiguiente a la cuna de su hermana. Siendo recibido por los brazos de la pequeña, la cual lo abrazó y luego juntos acostarse y por fin poder quedarse dormidos.
La pareja se volteó a ver y agradecieron el haber sido capaces de apreciar ese hermoso momento entre sus mellizos — asumo que esto explica muchas cosas — dijo riendo el omega, tomando de las manos de el alfa el monitor para volver a la cama y sentarse allí, dejándolo en su lugar.
— Si... — respondió Volkov mientras lo imitaba — ... pero es peligroso, pudo haberse resbalado o golpeado a Lily por accidente al entrar con ella...
— ¿Qué piensas hacer entonces? — le preguntó arqueando una ceja, sabiendo que por la cabeza de su esposo estaba surgiendo una idea.
— Mañana no iré al trabajo — le respondió dándole un rápido beso en sus labios, para luego volver a ponerse de pie e ingresar al baño y vestirse con su pijama que había dejado ahí.
— Eso no responde a mi pregunta, Viktor — le insistió mientras lo seguía y lo observaba vestirse, ahora desde el marco de la puerta.
— Sólo pasaré a comprar unas cosas para remodelar la habitación de Lucas y Lily — respondió terminando y pasando por el lado de su esposo, atrayéndolo hacia la cama junto con él.
— Pero... — comenzó ahora mientras se acomodaba en el pecho de su esposo — ¿no me dirás concretamente lo que harás?
— Ya lo verás por ti mismo cuando llegues de trabajar — dio por terminada la conversación, al mismo tiempo que le daba un beso en frente a su omega, para luego acomodarse y quedarse dormido.
《Fin del Flashback》
— ¿Todo en orden? — escuchó la voz del omega interrumpiendo sus pensamientos.
— Sí — respondió de inmediato — sólo... recordaba.
— El día de hoy se ha basado en recuerdos — estuvo de acuerdo con este — los niños se están quedando dormidos... — dijo luego de unos minutos.
— Le escribiré a tu madre — dijo mirando el reloj — son las 9:45pm no es tan tarde... llegaremos a casa rápido.
— Estaba pensando... — le comenzó a decir el de cresta dudoso — tal vez... podrían quedarse aquí esta noche — propuso, haciendo que el alfa voltease a verlo.
— Es buena idea pero... — comenzó a responderle — los niños no pueden dormir aquí por la peste a pintura...
— Podríamos hacer una pijamada abajo — continuó su propuesta — a los niños les encanta y pasaríamos un buen rato juntos.
— Horacio... — trató de hacerle entender — no puedes estresarte mucho, sigues afrontando los efectos secundarios de los medicamentos y con los niños aquí durante la noche no podrás descansar bien, tu madre debe estar cansada y no me gustaría que...
— Tú también podrías quedarte — soltó sorprendiendo al alfa — así mamá puede descansar y nosotros nos quedamos con nuestros cachorros... mañana podríamos seguir con esta habitación y comenzar con la de los mellizos...
— Horacio, ¿estás seguro? — preguntó para asegurarse de que este estuviese hablando en serio. Después de todo, no podía negar que le había tomado por sorpresa.
— Claro... — confirmó el omega emocionado — llamaré a mi madre y le diré a los niños — expresó, para luego salir de la habitación entusiasmado — ve a darte un baño, yo preparo todo — le dijo desde afuera con un tono alto.
Volkov ante esto sólo pudo soltar una risa, le alegraba ver al omega tan animado y más si era por el hecho de que este y los niños se quedasen ahí esa noche. Así que siguiendo la orden del menor, salió de la habitación y fue a darse una ducha. Agradecía que el de cresta no se hubiese desecho de toda su ropa, de lo contrario tendría que haber ido hasta su departamento porque los pantalones del omega claramente no le servirían. Una vez salió de ducharse, bajó para encontrarse con su familia, los niños se encontraban en el suelo sobre las mantas viendo una película en la televisión, mientras que Horacio parecía estar preparando unas botanas en la isla de la cocina.
— Papi dijo que haríamos una pijamada — le dijo Lucas emocionado, el cual al verlo bajar las escaleras fue hacia él.
— Así es pequeño — respondió mientras la tomaba en sus brazos y caminaba pasando por el lado del omega.
— Ya hablé con mi madre — le dijo mientras que tomaba lo que había preparado y sus medicamentos, caminando junto con este hacia donde sus hijas los esperaban.
— ¿Dijo algo? — preguntó curioso, mientras tomaban asiento en el suelo.
— Nada relevante — desvió el tema al recordar cómo su madre se había alegrado por esto — y le dije que mañana no tiene que venir tan temprano — dijo al tiempo que se tomaba sus pastillas — creo que Gus vendrá, pero olvidé preguntarle a qué hora, mañana me levantaré temprano y lo llamaré.
— De acuerdo — aceptó el ruso — ¿tú te sientes bien?
— Si, si — respondió rápido, mientras que le peinaba con sus manos el cabello a su hija mayor — todo en orden.
No pasó mucho rato cuando ya los niños se habían quedado dormidos, al igual que el omega. Por lo que el ruso al percatarse de esto al abrir sus ojos, movió a los niños y los colocó en una posición cómoda, para luego recoger un poco y observar a Horacio. Este se había quedado dormido con su cabeza recostada en el sofá. El ruso sabía que esto no era para nada cómodo, sobretodo con sus vendajes, por lo que lo removió un poco intentando levantarlo.
— Ven Horacio... — lo llamó por lo bajo, haciendo que este abriera sus ojos confundido — te llevaré a la cama para que puedas descansar cómodamente — lo ayudó a ponerse de pie y este confundido se dejó guiar escaleras arribas.
— Los niños... — dijo por lo bajo, pues aún estaba más dormido que despierto.
— Están dormidos, tú debes dormir cómodo en una cama — le dijo mientras lo acostaba — yo me quedaré con ellos en el sofá... — lo arropó con calma — tú descansa... cualquier cosa estaré abajo.
— Gracias... Viktor... — dijo por lo bajo, sorprendiendo al alfa.
Luego de esto se dejó envolver por el sueño, cayendo profundamente, dejando al alfa con una sonrisa haciendo que su aroma se esparciese levemente por el lugar. Con esto en mente salió de la habitación y bajó nuevamente las escaleras, para llegar a la sala de estar, donde sus cachorros seguían durmiendo plácidamente. Los abrigó repitiendo la acción que había hecho con el omega minutos antes, para luego volver al sofá y acomodarse en este para dormir.
No podía evitar sentirse extraño, después de todo... se sentía raro estar devuelta en casa, aunque fuese por esa noche.
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Espero les haya gustado el capítulo, lamento mucho tardar tanto en actualizar ❤️🩹
Feliz Año Nuevo, gracias por a acompañarme durante el año con esta y mis demás historias les quiero mucho ✨
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