Capítulo 14: Consecuencias

Habían pasado tres días desde el cumpleaños de Penélope y Horacio no paraba de darle vueltas a lo sucedido en bucle por su cabeza. Desde su discusión con Volkov por no avisarle que la hija de su destinada iría... el accidente de Penélope... y la discusión que esto causo entre él y el ruso de nuevo... sin mencionar que estuvo desvelándose toda esa noche por estar al pendiente de Lily. Desde esa noche había estado durmiendo rodeado de sus cachorros en su nido. Volkov había estado llamando y escribiéndole pero este había optado por no contestarle, sabía que por ser fin de semana este debería quedarse con ellos pero este simplemente se negaba a estar lejos de ellos por mucho tiempo... hasta había faltado al trabajo para quedarse al pendiente de estos. Sin embargo, ahora que se encontraba solo en su casa por primera vez desde ese día... estaba sobre pensando varias cosas.

"...o comienzan a arreglar sus cosas o terminan de divorciarse de una vez por todas..." — las palabras de su madre le habían estado saturado su cabeza y es que ni el mismo sabía cómo reaccionar a esto.

"Pero si el que inició esa conversación fuiste tu Horacio..." — escuchaba también las palabras de Volkov y todavía podía sentir la frustración que estas cargaban.

Luego de haber estado repitiendo estos momentos, había llegado a la conclusión de que ambos tenían razón, tanto su madre como su... aun esposo, tenían razón. Él era quien había iniciado la conversación con el alfa que los distrajo de estar al pendiente de su pequeña, y a su madre no le faltaba razón cuando dijo que estos debían tomar una decisión respecto a su relación; o bueno... lo que quedaba de esta.

— Quién diría que luego de la forma en que iniciamos... — comenzó a decir para sí mismo — estaríamos pasando por esta situación por casi dos años...

Flashback hace casi 10 años atrás

— Me gustas, ¿te gusto? —preguntó el omega con nerviosismo al comisario.

El alfa se quedó petrificado, no sabía qué contestar ante la confección del omega de ojos bicolores. Decir que este lo tomó desprevenido no era necesario, pero sí lo estaba siendo el hecho de que este estuviese demorando tanto su respuesta. Horacio y él tenían una buena relación, más que compañeros se habían vuelto amigos y compartían en algunas ocasiones fuera de su lugar de trabajo. Tenían una complicidad que todos eran capaces de notar, incluso habían hecho comentarios sobre estos como pareja. Sin embargo, nunca se había puesto a pensar sobre cómo serían las cosas si fuesen una pareja realmente. Y es que no quería mentirse a sí mismo, disfrutaba la compañía del menor, se preocupaba por él y quería protegerlo de todos cuando sus compañeros alfas más imbéciles le hacían comentarios despectivos por ser un omega. Había hablado con Greco sobre esto y no había entendido la respuesta que el de barba le dio hasta ahora...

— A ver Horacio, — comenzó a decir el alfa mientras que su corazón se aceleraba — te voy a ser sincero... — prosiguió mientras conectaba su mirada con la del omega — ¿de acuerdo? — el menor asintió — yo, para tener pareja, para relaciones sentimentales, vivido todo lo que he vivido sinceramente, no estoy capacitado para eso, ¿de acuerdo? yo no estoy capacitado para eso, es más otra agente también... — sus nervios comenzaron a traicionarlo — se me declaró, prácticamente y... siendo sinceros yo... todo el mundo me conoce en comisaría como una persona seria, como una persona prácticamente... de hielo, ¿de acuerdo? y...yo no voy a negarlo, yo, esos sentimientos hace mucho tiempo, muchísimo tiempo, debido a... circunstancias que... han pasado en, en mi pasado, cuando era un niño, cuando era joven... esa capacidad de tener, de sentir, algo por alguien, hace tiempo que lo he perdido y ahora mismo la verdad...

Horacio al escuchar esto no pudo evitar sentirse como un idiota por pensar que este sintiese lo mismo que él. Su omega interior se sentía triste, decepcionado, como si a pesar de saber cómo era el alfa, hubiese existido la probabilidad de que este le dijese que sí... Por lo que sin querer escuchar más, se dio la vuelta mientras que este seguía hablando y salió por la puerta.

— ¿Qué tal te fue? — le preguntó Gustabo emocionado al ver a su hermano, sin embargo, su sonrisa se esfumó cuando vio sus ojos cristalizados.

El rubio se iba a acercar al de cresta con enojo por ver el resultado de la conversación, asumiendo ya la respuesta que el comisario le había dado para que este estuviese así. Pero cuando iba a volver a hablarle a su hermano, el llamado del ruso lo interrumpió.

— ¡Horacio! — llamó mientras salía de su oficina y se acercaba a este quien había quedado en medio de este y su hermano – Horacio, ¿a dónde vas? — le preguntó mientras lo tomaba de la mano para que este le prestase atención.

— ¿Qué quieres? — cuestionó resentido y sin ánimos — tu respuesta ya me quedó clara... lamento haberte incomodado... entiendo si prefieres apartarte de mí o...

— Horacio por Dios — lo interrumpió — ¿qué dices?, si te marchaste y no me permitiste terminar...

— Creo que tu respuesta ya era lo suficientemente clara... — respondió cruzándose de brazos y manteniendo la mirada baja.

Volkov soltó una risa leve que sólo confundió al omega y lo hizo sentir como si se estuviese burlando de él. Pero antes de que pudiese responderle, el alfa se le adelantó.

— Lamento si te di a entender otra cosa — le dijo mientras lo tomaba de la mano — sé que muchas veces hablo mucho y no me sé explicar bien... pero lo que quería decir con todo eso era que... que sí Horacio.

— ¿Cómo? — preguntó sorprendido.

— Durante estos últimos meses que hemos compartido juntos me he dado cuenta de que mis sentimientos por ti son... diferentes — continuó el alfa — esos sentimientos que hace mucho había apartado de mí, han vuelto junto con tu presencia y... si te parece bien... me gustaría que me ayudaras a entenderlos...

— Pero... — lo interrumpió el omega — ¿en qué sentido... quieres mi ayuda?, ¿siendo amigos o... una... pareja? — cuestionó — porque... sé que... sería complicado... por el hecho de que no somos una pareja destinada pero...

— Pero a pesar de no serlo — lo interrumpió y tomó su mentón para que este lo observase ya que había apartado su vista — haz sido capaz de despertar esto en mí y me hubiese gustado ser capaz de decírtelo por mi cuenta antes...

— ¿Entonces...? — le cuestionó una última vez mientras que seguían mirándose fijamente.

— Te estoy diciendo que sí... Horacio — le respondió el alfa con el corazón acelerado mientras que su alfa interior se regocijaba de felicidad — también me gustas...

Fin del Flashback

Horacio salió con pesadez después darse una ducha. Había perdido la noción del tiempo mientras dejaba que el agua cayese por todo su cuerpo en un intento de ayudarlo a relajarse. Un intento que claramente habría sido en vano. El moreno secó su cuerpo seguido de su cresta, y al detenerse frente al espejo del baño se percató de lo descuidada que estaba. Esta había comenzado a perder su tono rojizo y su castaño natural se podía apreciar más allá de su raíz, continuó observándose a sí mismo y pasó su mano derecha por sus ojos, al ver las ojeras que habían incrementado y con tanto motivo, bajó su cabeza soltando un suspiro y se encontró con esa cadena que se reusaba a quitar.

— Joder... — dijo casi en un susurro, mientras que sostenía la sortija que colgaba de esta.

Miles de recuerdos comenzaron a recorrer por su cabeza, desde el momento en el que inició su relación con el ruso... hasta que se habían separado. Separado de casa porque legalmente, aún estaban casados. Si bien este le había enviado los papeles de divorcio, el alfa se había tomado su tiempo y aun no los había firmado. Le gustaba pensar que debía haber uno aferrado a lo que alguna vez tuvieron y seguramente no volverían a tener...

Horacio levantó nuevamente la vista y se vio a sí mismo, comenzó a inspeccionarse y le fue inevitable posar sus ojos en la marca que Volkov le había hecho hace ya casi 7 años atrás. O por lo menos lo que quedaba de esta...

Si bien la marca había comenzado a presentarle complicaciones desde que su matrimonio comenzó a decaer... habían sido más los años que esta había sido reforzada y cuidada por el alfa, que el tiempo que había estado en decadencia; por lo que aunque no le gustase reconocerlo, esta aun lo mantenía enlazado de una forma u otra con el ruso... aunque claro, no era lo único...

Se vistió y salió del cuarto de baño para tirarse en su cama boca arriba por unos segundos mientras que sus recuerdos seguían rondando por su cabeza, en esta ocasión llevándolo a uno que prefería no pensar... pero a este punto ya le era inevitable. Y es que luego de lo sucedido con Lily hace tres días, el miedo a la pérdida había vuelto a hacerse presente. El miedo que tanto él como Volkov pasaron el día que Penélope nació... la pérdida de su cuarto cachorro... y el accidente de Lily en la piscina... temía que fuese un tipo de maldición y que el siguiente en pagarlas fuese su pequeño Lucas. Después de todo, sus cachorros lo eran todo para él y con sólo pensar en perder alguno, le reventaba la cabeza.

Se distrajo nuevamente, pues había comenzado a jugar con el anillo que había seguido sujetando, una acción que había preferido mantener como una manía intima, para que de esta forma, su anillo de matrimonio pasase "desapercibido". Se detuvo unos segundos y tomó asiento en el borde de la cama para leer la inscripción que el anillo tenía grabado en el interior.

— Во веки веков H y V (Por siempre y para siempre) — leyó en voz alta recordando el día que el ruso le propuso matrimonio, haciéndole esa promesa que luego reforzó el día de su boda. El omega no pudo evitar soltar una risa ante la ironía que esa frase escrita, hace varios años atrás, tenía ahora.

Pero es que luego de todo lo que había sucedido, todavía le costaba recordar ciertos momento que se habían dado en los últimos casi dos años, como para olvidarlos de un momento a otro...

Cuatro Meses Después de la Pérdida del Cachorro

Horacio se encontraba tirado en su cama, había perdido la cuenta de los días que había pasado acostado sin poder poner un pie afuera. Las cosas no parecían mejorar, desde que perdió al cachorro y decidió no ver a su esposo de nuevo, habían sido cuatro meses complicados en todos los sentidos. Si bien su hermano se había mudado con él para ayudarle, y sus cachorros estaban quedándose con su madre en lo que este volvía a ser capaz de cuidarlos... sus ganas de seguir eran sencillamente por y para Penélope, Lucas y Lily...

— Hermano... — entró Gustabo con precaución a la habitación del omega — te traje la comida...

Le anunció mientras se acercaba y quedaba a unos metros de distancia a la cama de este. A pesar de estar ahí para apoyarlo, Gustabo seguía siendo un alfa y debía respetar el nido de Horacio.

— No tengo hambre... — respondió en un susurro aun debajo de la sábana.

— No has comido en todo el día... — le dijo mientras dejaba la comida en una mesilla junto a la cama — te dejé pasar el desayuno... pero ya son las 3 de la tarde...

— Quiero a mis cachorros... — le confesó dejándole al rubio ver su rostro.

A Gustabo se le estrujó el corazón. El omega llevaba varias semanas sin ver a sus pequeños, esto porque se negaba a permitir que ellos lo viesen en el estado que se encontraba. Uno de los motivos por los cuales Gustabo se encargó de hablar con Charlotte hace casi dos meses atrás.

— ¿Estás listo para salir de tu nido? — le cuestionó queriendo estar seguro y este asintió con su cabeza — bien... pero primero debes comer, luego te darás un baño mientras hablo con tu madre y volveremos antes de que se haga muy tarde.

— Está bien... — accedió el de cresta — ¿podrías..? , ¿podrías ayudarme a ponerme de pie...? — dijo mientras se quitaba la sábana y tomaba asiento en el borde de la cama.

Acción que le permitió al alfa apreciar el estado del omega. Este había bajado de peso y su cresta estaba muy desordenada, sin embargo, lo que más le llamaba la atención era la marca del lado izquierdo del cuello del omega, que actualmente se veía dañado... Gustabo sabía que todo esto era la consecuencia que su hermano estaba pasando por estar lejos de su alfa, el cual según lo poco que había podido hablar con Greco, se encontraba de igual forma...

Dos Horas Más Tarde

Luego de que Horacio juntase sus fuerzas para seguir las indicaciones que su hermano le había dado, ahora se encontraban en la casa de su madre compartiendo con ella y recibiendo el amor que sólo sus cachorros eran capaz de otorgarle.

— Papi — lo llamó Penélope acercándose a este con una sonrisa — ¿te gusta mi peinado?

— Es hermoso, princesa — le respondió mientras la veía dar una vuelta, haciendo que sus dos moñitos girasen — ten cuidado... — le advirtió con una sonrisa, mientras que acomodaba mejor a Lily en sus brazos, pues esta se había quedado dormida entre los brazos de su padre.

— Me alegra verte por aquí hijo — le dijo Charlotte por tercera vez desde que habían llegado, mientras que Gustabo los observaba desde otro sofá comiéndose unas galletas.

— Estoy tratando de que se motive — comenzó a decir el rubio, mientras dejaba las galletas de lado para tomar a su sobrino en brazos, al ver que este se acercó gateando y luego poniéndose de pie al llegar frente a este — pero ya sabes cómo es...

— Sí —  respondió Charlotte riendo, mientras veía como Gustabo jugaba con Lucas, haciendo que este soltase varias carcajadas, despertando inconscientemente a su hermana la cual comenzó a llorar.

— ¡Papá! — repetía Lily mientras lloraba y se movía inquieta en los brazos de Horacio.

— Tranquila pequeña... — comenzó a calmarla el omega, mientras que se ponía de pie para arrullarla — papi está aquí... no te preocupes...

— ¡Quiero a papá! 

— Cariño — se acercó Charlotte a su hijo y nieta — tú papá está aquí contigo...

— No — interrumpió Penélope ganándose la atención de los tres adultos — papi está aquí — enfatizó como lo más obvio — papá no... — dijo esto último en un tono triste para luego mirar a su padre — ¿por qué papá no está contigo?, ¿porque estamos quedándonos en casa de la abuela? — hizo una pausa esperando a que le respondiese, pero al no obtener respuesta continuó con sus preguntas — ¿están peleados..?

— Princesa... — comenzó a decir Horacio con un nudo en la garganta sin saber que contestar, y aún algo alterado por el llanto de Lily — tu padre...

— ¿Cuándo volveremos a casa? — continuó preguntando la castaña, pues la pequeña de 5 años era capaz de entender que algo estaba pasando, aun cuando no comprendía el qué del todo.

Horacio no sabía que contestar, su cabeza le estaba dando vueltas y sentía que le faltaba el aire. Sabía que ese momento llegaría pero no se sentía preparado, le había costado todas sus fuerzas el ponerse de pie y estar ahí; por lo que ahora no se sentía capaz de reaccionar de buena manera. Cosa que tanto Gustabo como Charlotte sabían, así que intervinieron antes de que las cosas se saliesen de control.

— Penélope, cariño — la llamó Charlotte para tomarla en brazos, mientras que Gustabo hacía malabares para tomar en brazos tanto a Lily como a Lucas — papi se siente un poco mal, ¿sí? esta enfermito, ¿recuerdas? — le preguntó con tranquilidad, mientras se agachaba para quedar a la altura de esta.

— Hermano — lo llamó Gustabo y fue cuando el omega se percató que ya no tenía a Lily en sus brazos — nos vamos, ¿vale? — le dijo mientras arrullaba a los mellizos y el omega asentía, aun sin comprender muy bien todo.

Gustabo por su parte sabía que su hermano estaba teniendo un ataque de pánico, sabía que este lo necesitaba, por lo que al notar que Lily se había calmado un poco, los dejó en el corral que se encontraba no muy lejos de estos, para luego asistir a su hermano.

— Hey, hermano — lo llamó una vez lo tuvo en frente, mientras trataba de llamar su atención y Charlotte se llevaba a Penélope a otro lugar — ven, vámonos... vamos a dar una vuelta y regresamos más tarde, ¿te parece?

Horacio solo asintió aún algo ido para ser guiado por su hermano hacia la salida. Lo que ninguno se esperaba era encontrarse con Greco y Volkov bajándose del vehículo del de barba. Al parecer ambos habían tenido la misma idea... pero para Horacio esto fue la gota que derramó el vaso. El haber hecho contacto visual con su esposo, seguido de la necesidad que lo invadió por su omega interior de querer ir hacia él y refugiarse en sus brazos, como tanto necesitaba... fue que sin darse la oportunidad de actuar acorde a lo que su cuerpo y corazón deseaban, que desvió la vista e ingresó de inmediato al auto de su hermano...

Definitivamente salir de su casa ese día, había sido una pésima idea...

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Espero les haya gustado 👀 dentro de unas horas subiré el 15

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