Capitulo 2

Cuando se pasa por una etapa de mucho dolor las personas en ocasiones buscarían recrear los momentos de mayor felicidad en un anhelo desesperado por sentir algo cercano a la felicidad, muchas veces manchando esos recuerdos con la cruel nostalgia que surgiría al mezclar el feliz pasado con el horrible presente. Lo había escuchado un par de veces del mejor amigo de su esposo cuando se ponía a filosofar luego de algunas copas, podía recordar a su esposo burlarse de lo extraño que sonaba en ese momento pero ahora podía encontrar una suerte de verdad en aquellas palabras.

Estar allí, en ese preciso instante era la definición de un milagro o truco de magia, quizás un delirio colectivo fruto de su desesperación o algo peor, pero también podría ser una bendición bajo la cual poder hacer las cosas de nuevo, hacerlas mejor, habían muchos arrepentimientos en su vida y como tal volver a empezar sería algo bello e inimaginable, incluso habiendo visto a ese precioso niño que sabía se convertiría en aquel hombre que le hizo experimentar tantas maravillosas sensaciones solo pudo reírse mientras miraba hacia el cielo infinito y celebraba.

- ¡Qué maravilloso mundo!

En su jolgorio termino dando una pequeña vuelta en su propio eje, mirando todo su entorno para apreciar todo lo que su ahora joven memoria podía recordar mientras no paraba de reír.

- ¡Jajajajaja!

Y entre aquellos giros que dio, simplemente sintió como su consciencia se desvaneció, cayendo sobre el césped inconsciente sin siquiera darse cuenta cuando todo su mundo se volvió oscuridad.

El dolor en su cabeza era intenso y la fatiga de su cuerpo era equiparable a haber participado en un triatlón, era la única forma en que podía describir como se sentía en ese preciso momento, observando la oscuridad del techo de su habitación con gran decepción.

- (Pensando) Sabía que era demasiado bueno para ser verdad, fue un sueño vivido después de todo.

Concentrarse en el color del cielo de la habitación logro finalmente calmarla, desde que ocurrió el accidente se había tomado muy personalmente lo ocurrido con su esposo, algo como una discusión tan tonta como lo era una cena fallida no debería de haber terminado así, el trabajo de Lincoln era demandante y no había pasado una buena semana, ¿Cómo fue que en ese tiempo no pudo ver el pésimo estado mental de su esposo hasta que una banalidad le hizo estallar así? El mal humor, estrés y un vehículo a alta velocidad jamás es una buena combinación, peor cuando sabes que fuiste el incentivo final que tuvo la persona para decidir que necesitaba alejarse de todo por unos días sin saber que terminaría por alejarse de todo por siempre.

Aquellos fueron días donde se sentía como un cascarón vacío, termino analizándolo lo suficiente para comprender lo poderosas que podían ser algunas palabras en los momentos precisos, una vida de confianza y apoyo mutuo destruido por una banalidad y una imprudencia, era una cruel jugarreta del destino y no había nada que pudiese hacer al respecto, solo vivir con las consecuencias.

Tenía tres grandes motivos para seguir adelante después de todo, y aunque dolería desde ahí para siempre, sabía que tendría que pararse de esa cama de una buena vez.

- El desayuno de los chicos, espero que sigan dormidos.

Aquellas palabras dichas por su boca escaparon a modo de darse una pequeña orden y obligarse a empujar sus extremidades fuera de la confortable cama, pero mientras lograba ese efecto con sus piernas su cerebro comenzó a procesar aquella voz, extrañamente familiar, extrañamente infantil, era su voz sin serlo, era la misma voz que tuvo durante ese bello sueño lúcido llevando rápidamente su mano izquierda hasta su garganta como si temiese tener algún artefacto que estuviese alterando su cuerpo solo para encontrar una suave piel allí.

Dejando caer nuevamente su cabeza sobre la almohada giro está para investigar el lugar donde se encontraba, faltando los muebles que llevaban acompañando su despertar por los últimos años, más bien era una colorida habitación donde el color naranja podía encontrarse en diversos lugares, una característica muy propia de ella hasta la adolescencia y que, curiosamente, compartía con quién sería en un futuro (o presente) su esposo.

- ¿Entonces definitivamente no era un sueño?

Aquella revelación devolvió parte de las energías a Linka, la suficiente para levantarse pese al malestar generalizado de su cuerpo.

- ¡Quiero ver a Lincoln!

Pero su carrera duro poco una vez salió de su habitación, notando como madre parecía estar dirigiéndose a revisarle, siendo una sorpresa para esta encontrar a la chica finalmente despierta.

- ¡Linka!

- (Feliz) ¡Mamá! ¡Quiero ver a mi Lincoln otra vez!

- (Confundida) ¿Tu Lincoln?

En ese momento pudo ser escuchado un fuerte golpe proveniente de la sala, donde un molesto hombre había dejado caer su puño sobre uno de los muebles cerca suyo llamando la atención de ambas mujeres y provocando que se detuvieran, algo que el peliblanco hombre no dejaba de mirar con una visible molestia a su hija.

- Primero ese bueno para nada te deja abandonado en medio del parque, empapada y propensa a que te enfermaras! ¡¿Y ahora lo tratas como si fueses algo suyo?! ¡Iba a esperar a que te levantaras descansaras un poco pero esto no lo voy a permitir jovencita!

Linka estaba sorprendida por aquella reacción, más bien por toda la situación, su mente se había enfocado por completo en lo que sería volver a ver a su esposo luego de su sepultura, incluso si avanzaba a ciegas las ganas que tenía en ese momento de volver a sus brazos y pedirle las disculpas adecuadas eran mayores a su razón, pero no había pensado en nada más y ahora ver a sus padres tan jóvenes le hizo pensar por primera vez desde que estaba en aquella extraña situación que ella ahora era una niña, y si había viajado al momento exacto en el que le habían entregado aquel juguete que simbolizaría el inicio de su relación ella apenas tendría 12 años, tiempo en el que su padre era algo... sobreprotector.

- H..Hola papi.

- ¡Te dije desde el principio que ese muchacho Loud no me agradaba! Se que pasaste un tiempo fuera de Royal Woods pero deberías saber de antes la fama que tiene esa excéntrica familia, ¡Y tú vas y te dejas engatusar por ese mozalbete del demonio!

- Richard, por favor, no es para tanto.

- ¡¿Qué no?! ¡La niña estaba tirada en el parque y ni rastro de ese engendro endemoniado! - El enfadado adulto comenzó a hacer una pantomima de estrangular a una persona. - ¡Si llego a ver a ese niñato juro que lo estrangularé con mis propias manos!

- Sigh, hija, mejor vuelve a tu cuarto mientras hablo con tu padre.

Dicho esto la mujer peliblanca empujo suavemente a su hija nuevamente a su cuarto mientras observaba a su esposo quien parecía enfadarse más a cada momento, o al menos eso pudo presenciar Linka hasta que la puerta fue cerrada.

- Realmente es papá, aunque papá cuando aún no aceptaba a Lincoln.

Mientras pensaba en ello también se fijo en el rostro de su madre, ambas figuras cuyos recuerdos recientes eran verlos con muchos rasgos de envejecimiento a cuestas y sus consecuentes problemas de salud, el hecho de haber visto a su padre tan vigoroso una vez más era algo que le dio tanto risa como una fuerte nostalgia las cuales le permitieron desprenderse por un momento de la razón por la que se había levantando en primera instancia, aprovechando de darle un vistazo más profundo al cuarto en el que se encontraba.

Unas pocas muñecas, algunos posters de bandas juveniles, varias cosas que realmente recordaba haber disfrutado en el pasado cuando su mayor obligación era mantener las calificaciones estables para que no recortaran su mesada, al contemplar todo el panorama no solo de ser capaz de ver a Lincoln una vez más le causo gracia y se dejo llevar por esta, riendo tranquilamente mientras calmaba su acelerado corazón y sus músculos volvían a relajarse, para su desgracia, provocándole una vez más dolor.

- ¿Quién diría que volver a tu infancia sería tan doloroso? Jeje.

Dejándose caer con su espalda apegada a la puerta intento pensar en que es lo que haría, realmente tenia muchos deseos de volver a ver a Lincoln en ese momento pero escapar de su padre con el cuerpo tan adolorido no era una opción, además... había algo que no terminaba de entender, algo para lo que miró su mano derecha.

- Se suponía que ese día yo me quedaría con ese anillo y me desmayaría por la sorpresiva pregunta de Lincoln, él me traería a casa y papá intentaría matarlo por creer que me hizo daño, pero ahora no tengo el anillo ni me trajo a casa, se mantuvo el que me desmayara y que papá lo odie, pero no estuvo aquí para recibir su odio, ¿Cómo volví a casa entonces? ¿Cómo llegue a este tiempo siquiera? ¿Es temporal o definitivo? Hay tanto que no entiendo, ¿Y qué pasará con mis hijos? ¿Simplemente no existen y ya?

Las dudas inundaron la mente de Linka, pero un mensaje de su teléfono logro romper su trance, observando que el remitente no era otro que el propio Lincoln.

- ¡Lincoln!

- Hola Linka, no entiendo que fue lo que paso ayer, si te incomode de alguna manera para que me hayas gastado esa broma hubiera preferido que me lo dijeras directamente que hacer esa jugarreta, realmente quería algo más serio contigo, pero si solo voy a ser tu payaso para reírte y luego comentarle a tus amigas no es algo para lo que me quiera prestar, gracias por el paseo de ayer, entendí el mensaje, no te molestaré más.

- ¡¡¡¿Ehhhh?!!! ¡¡¡¿Cómo fue que llego a esa conclusión?!!!

Los ojos de Linka casi parecían salir de sus cuencas ante la impresión que aquel frío mensaje le había dejado, ni siquiera llevaba demasiado tiempo pensando en cuantas diferencias habían ocurrido de lo que mantenía en sus recuerdos para que aquella noticia le cayese casi como una bomba, esperando un segundo mensaje que le dictaminase que era solo una extraña broma cortesía de su hermana psicótica, perdón, comediante.

- (Perpleja) O sea que si él no me entrega el anillo en esa ocasión, nuestra relación ni siquiera comienza.

Su mano soltó su teléfono, era algo demasiado impactante para poder procesarlo cuando ni siquiera lograba entender la situación en la que estaba envuelta o siquiera si era permanente y en cualquier momento volvería a esa solitaria habitación donde gran parte del calor que volvía ese lugar uno acogedor había desaparecido.

- Esto no... no puede... espera...

Su ceño se frunció, pues recordó el segundo gran impedimento que tuvo su relación: la propia familia de Lincoln.

Podía recordar como su esposo siempre tuvo algunos conflictos con algunas de sus hermanas, las propias actitudes y necesidades de algunas de sus hermanas habían interferido más de una vez en su relación y la propia vida como individuo de Lincoln al punto que varías veces habían conversado el como su esposo no se sentía a gusto alrededor de su familia y que prefería estar únicamente rodeado por la familia que él mismo había formado.

Si era el caso, tal vez, solo tal vez ante su acto culpa de creer aquel encuentro una bella fantasía había provocado que algún familiar de Lincoln hubiese contaminado su mente y hacerle creer que no era más que una cruel broma para jactarse con sus amigas, y si ese era el caso y Lincoln realmente creía eso, ella estaría en un problema bastante molesto que resolver.

- Ni siquiera llevo un día en este tiempo y ya están molestando esas Loud's.

Nadie lo había cuestionado que durante su noviazgo y luego de casarse Linka nunca termino de llevarse bien con la familia de su esposo, pero sentirse atacada por esas personas cuando ni siquiera habían, técnicamente, empezado su noviazgo, era algo que logro enfadar considerablemente a la ahora niña peliblanca.

Su molestia e indignación eran considerables: la primera prueba de respeto entre su padre y su pareja como lo era haberla traído luego de su desmayo había sido saboteada y la impresión de Lincoln era peor que nunca ante su familia, no tenía idea que fue lo que su esposo converso con su familia pero le habían dado probablemente el peor consejo de su vida y ahora creía que todo lo que vivieron fue un acto vil para burlarse de él con sus amigas. Si tenía que considerar aquel punto de su vida sería fácilmente uno de los mayores desafíos correspondientes a su amor, ya que incluso cuando podría decirse que tenía conocimiento de algunos eventos en el futuro su presente ya tenía tal cantidad de cambios que ni siquiera sabía por dónde comenzar, mirando cabizbaja hacía el piso.

- Si esto fuera mi partida plus, la dificultad se puso en legendario.

¿Podría enamorar a un chico que cree que se burlo de la peor forma posible mientras evita que su padre lo mate y sus cuñadas intervengan?

- Je... jejeje...

Su cabeza lentamente se elevo lo suficiente para que mirada se despegara del piso, observando curiosamente un espejo que tenía frente a ella pudiendo notar su infantil aspecto.

- Tengo una vida nueva pero si quiero recuperar lo que ame de la anterior la dificultad será el doble que en mi primera vida. - La chica se levantó, estirando las articulaciones de sus brazos tranquilamente. - Tranquilidad o recuperar lo que amo.

Una sonrisa se formo en su rostro mientras sus ojos se llenaban de determinación.

- Nada fue sencillo la primera vez, ¿Por qué perder la costumbre? Tú te esforzaste tanto la primera vez que no podía sentir más que vergüenza y al final por mi propia estupidez te condene, ¿Rendirme nada más llegar a la línea de salida? Por favor, esto solo se pone cada vez más emocionante.

Su mirada se fijo en una liga para el cabello que estaba sobre el mueble a su lado, cogiendo su cabello para amarrarlo en una cola de caballo.

- Está vez no solo seré yo feliz, ambos seremos felices Lincoln, te prometo que esta vez nuestras vidas serán diferentes.

Y con aquella plegaría hacia el cielo Linka decidió sellar su propio futuro, uno que iba a moldear con sus propias manos para volver a esa bella realidad que hasta hace unos días llamaba presente.

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