Prólogo
Había llegado a Japón cuando tenía 12 años, después que su padre los abandonará un tío les había aconsejado dejar el país. A pesar que su madre se había negado al principio termino por ceder cuando noto que su enfermedad empeoraba día con día, no quería dejar a sus hijos en un lugar donde el futuro los llevaría a convertirse en asesinos o a vender su cuerpo.
Las cosas fueron a mejor luego de llegar a Japón, al menos lo suficiente para atender su trabajo en la pastelería cerca del apartamento que vivían y que sus hijos recibieran la educación que era necesaria.
Eran pobres. Habían días en los que no tenían para comer, su tío siempre trataba de ayudarlos pero no era posible hacerlo todo el tiempo. A sus 15 años, edad a la que había comenzado a vestirse como mujer, había comenzado a trabajar como dependiente en una tienda cercana, no ganaba mucho, pero su jefe le daba algunas cosas para comer de vez en cuando.
A sus 18 fue contratado en esa agencia por pura casualidad. Su actual jefe le conoció en las calles mientras le gritaba a una conocida sobre cómo combinar los zapatos que llevaba... Al principio se negó a aceptar el trabajo, pero después de que su actual jefe le insistiera por dos horas acepto, literalmente el hombre se puso de rodillas frente a él en medio de la calle rogando porque trabajara con ellos. Ahora trabajaba como asesor de modas en una revista, después de un año logro ahorrar suficiente dinero para que él, su madre y hermana se mudaran a un mejor apartamento en el centro de la ciudad.
Ahora con sus 20 años, en su día de descanso, había cedido a la insistencia de su hermana para que la llevara a un juego de béisbol en el que un "amigo" (porque Si, sabia que Qiaomei estaba enamorada de este) jugaría. No era que odiara el deporte, más bien, no lo entendía...
- Recuerdame porque acepte que me arrastraras a este lugar...
- Por favor, nii-chan... Si no venias tu mamá no iba a dejar que yo viniera sola...
- Esta bien...
A veces se odiaba por no poder negarse a nada de lo que su hermana le pedía. Si Qiaomei le pedía que le ayudará a buscar algo para ponerse o que la llevara de compras para cualquier cosa, él accedía sin pensarlo mucho. Aunque siempre esta se quejaba porque a él le quedaba mejor la ropa aún siendo hombre.
- No es justo... ¡Nii-chan se mira más lindo con ese vestido que yo! - Se quejaba abrazando a su hermano.
Xianming consentía a su hermana menor, Qiaomei adoraba a su hermano por todo lo que él hacia por ellas. Vivían una vida muy feliz.
- ¡Saito-san! ¡Buena suerte! - gritaba Qiaomei desde las gradas cuando los dos equipos pasaron a saludarse.
- Vaya... - susurro
- ¿Qué?
- En serio te gusta - bromeo con una sonrisa maliciosa, la frase provoco que Qiaomei se sonrojara hasta las orejas.
- ¡No lo digas tan fuerte, Nii-chan!
- Eres tu la que llama la atención - susurro regresando su vista al juego - Deja de gritar.
- Eres cruel, Nii-chan...
Lin no dijo nada, se limitó a observar el juego aunque sin prestar mucha atención al mismo... De hecho su mirada se dirigía a uno de los jugadores del equipo al que su hermana había ido a apoyar. Un hombre de cabello castaño algo largo y desarreglado de ojos castaños, en la parte de atrás de su camisa se podía leer "Banba", asumió que ese era su nombre.
No pudo pensar mucho en ello cuando todo se volvió negro y lo último que escucho fue a su hermana gritando su nombre, además de varias voces que poco a poco se volvieron eco en su cabeza.
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Cuando despertó sintió algo frío en su cabeza, Qiaomei estaba parada a un lado hablando con una persona que no conocía, trato de sentarse en donde fuera que se encontraba recostado, descubriendo que lo que tenía en la frente era una toalla humeda.
- Qiaomei... - llamo sujetándose la cabeza.
- ¡Nii-san! - corrió la chica a su lado - ¡Estas bien!
- ¿Qué sucedió?
- Este idiota te golpeo con una pelota - acusó un hombre de cabello blanco y uniforme de béisbol mientras señalaba al tipo en el que se había fijado antes, Banba... ¿Cierto?
- Eso es cruel, Saru -Chan - hablo el hombre castaño mirándolo con una sonrisa - Lo siento... soy Banba, perdona por golpearte con esa pelota.
- Lin... - Se presentó.
No dijo nada más, no sabía que decir, si estuviera solosefuramente le hubiera gritado que era un idiota y que tuviera más cuidado la próxima vez antes de casi matar a alguien con esa cosa del demonio llamada pelota... pero su hermana estaba a su lado y no quería mostrarle esa parte de él. Al menos esa seria la primera y última vez que aceptaba ir a un juego de béisbol con su hermana.
Por su parte, Banba ya se sentía atraído por aquella extraña joven de cabello largo y ojos grises... Tenía que saber más sobre ella.
Continuará...
Hola gente hermosa del mundo mundial!!!
Originalmente iba a ser un oneshort... Pero tengo ganas de dividirlo en capítulos, espero que les guste y nos leemos pronto!!!
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