CAPÍTULO 4

Como el vínculo establecido entre Jimin y Namjoon se había debilitado con el paso del tiempo, el alfa no se percató del estado en el cual se encontraba Jimin sino hasta que fue muy tarde.

Por lo general, su lobo ignoraba los deseos y emociones del omega. Más todavía cuando estaba ensimismado en el celo de su destinado, porque no tenía cabeza para nada más que no sea penetrar con brusquedad y acabar.

Por eso, una vez que se relajó, con su nudo todavía dentro de Yoongi, le sorprendió no percibir la comunicación con el lobo de Jimin. Era claro que la mordida se estaba desvaneciendo en el cuello del rubio, pero aún faltaba para que desapareciera del todo.

Entonces, un mal presentimiento lo abrumó, instalándose en su cabeza y creándole inquietud. Su compañero lo sintió a través del olor amargo que desprendía, y se mostró un tanto intrigado por lo que le pasaba al alfa.

–Nam, ¿qué sucede? –inquirió Yoongi, removiéndose un poco para verle a la cara. No demasiado, porque sus cuerpos seguían unidos físicamente y sería doloroso.

–Es el estúpido de Jimin –gruñó el alfa, sosteniendo con fuerza las caderas del más pálido.

–¿De verdad lo estás nombrando mientras tienes tu nudo dentro de mí?

–Sabes que no tengo ningún interés romántico en él –bufó Namjoon, embistiendo a modo de reproche el diminuto agujero humedecido que albergaba su hombría en su interior, lo que hizo escapar un siseo lastimero de la boca de su pareja. –Es que... su lobo ya no está. Nuestro vínculo se rompió y no sé por qué.

–¿Se habrá muerto al fin?

–Es demasiado pronto para eso –negó el alfa, pensativo. –No lo dejé solo, y eso me está preocupando.

Ante la mirada curiosa de Yoongi, Namjoon le explicó que había recibido en su casa al millonario Jeon Jungkook, quién pensaba invertir en la empresa de Park.

–¿Cuáles son las probabilidades de que ese dominante arruine todo lo que planeamos? –se quejó el omega.

–Pocas. Faltaba para el celo de Jimin. Pero no conozco a Jeon, así que no puedo poner las manos en el fuego por él. Tendré que ir hasta allá para asegurarme de que Park sigue bien y de que nada raro está pasando.

***

Luego del íntimo momento que compartieron Jimin y Jungkook, a gusto en el nido, el alfa podía imaginarse lo que se venía. Para ese momento, Namjoon de seguro estaría al tanto de que ya no había nada que lo uniera al omega. No podía imaginar cómo se pondría una vez que regresara. Le había quitado a su esposo, al fin y al cabo, por lo que decidió permanecer en la casa hasta hablar con Kim y discutir cómo procederían con el asunto del divorcio. Claramente, Jeon no permitiría que su omega siguiera dependiendo de aquel alfa, mucho menos que se quedara con él a solas.

No iba a ceder el quedarse junto a Jimin. Era su destinado y lo cuidaría muy bien, se encargaría de otorgarle cuanto deseara y, sobre todo, velaría por su felicidad por encima de cualquier otra cosa. El pequeño ya había sufrido suficiente a manos de alguien que no lo cuidaba ni le daba amor; ahora le tocaba ser consentido y mimado.

Lo cierto era que el azabache no se equivocó al intuir que Namjoon aparecería hecho una furia.

Jeon estaba en la cocina preparando un té para su destinado cuando escuchó al alfa irrumpir en la casa, pegando un fuerte portazo.

–¡Jimin! ¡Jimin, ¿dónde mierda estás?! –se escuchó desde la entrada.

Jungkook inspiró con fuerza para contenerse.

Su lobo gruñía, ansiando liberarse para ir detrás del alfa y romperle el cuello por referirse a su omega de esa forma tan despreciable. No podía creer que alguien osara intimidar a su pequeño, que se burlara de él atentando contra la fidelidad de un matrimonio y que no le importara en lo más mínimo dejarlo morir por una marca no deseada, lastimando a su lobo en el proceso.

Con la mayor tranquilidad que pudo, apagó la pava eléctrica que calentaba el agua para el té y se irguió, aprovechando su altura y el hecho de que los amenazantes músculos de su amplio pecho estaban al descubierto.

–Omega estúpido, ¡¿qué has hecho?! –seguía gritando Kim, olfateando la amalgama de hormonas sexuales que todavía flotaban por el aire, luego de que Jimin y Jungkook hicieran el amor.

El dominante salió de la cocina, a tiempo de cruzarse con el iracundo hombre que tenía la mirada en llamas.

–Tú... –gesticuló Namjoon con los labios, señalando al azabache con un índice amenazante. En sus ojos apareció la realización, una vez que observó la apariencia de Jungkook, que sólo iba vestido con sus pantalones azules y que tenía heridas generadas por garras.

–Buenas noches, señor Kim.

–¿Dónde está Jimin? –el otro alfa trataba de hacer uso de todo su autocontrol para no estallar. La realidad de los hechos estaba ahí, clara como el agua y delante de él. El millonario que había traído tan confianzudamente a su casa tenía el empalagoso aroma a celo de su esposo alrededor de su piel.

–Lo dejé descansando arriba. Creo que mientras tanto, usted y yo tenemos algo que hablar.

–Vete ahora mismo de mi jodida casa, Jeon –le ordenó Kim.

–Es la casa de mi omega. El título de propiedad le pertenece, así que sólo él puede decirme que me vaya –sonrió Jeon, victorioso, colocando sus manos en el interior de los bolsillos de su pantalón, lo que hizo resaltar aún más sus gruesos brazos.

–Pedazo de mierda, ¿cómo te atreves a...? –su frase dirigida a Jungkook quedó inconclusa cuando el olor del omega acercándose lo distrajo.

El cuello de ambos alfas se giró hacia las escaleras, por las que iba descendiendo Jimin, con algo de timidez y aferrándose a las sábanas de blanca seda que cubrían su curvilínea figura en los puntos justos. Su brillante cabello rubio estaba despeinado, sus mejillas sonrosadas por el esfuerzo efectuado, y en su cuello relucía la hinchada y enrojecida marca que su alfa reemplazó, junto al rastro de mordidas y chupetones.

A pedido de Jungkook, había ingerido hacía media hora un par de supresores que le ayudaron a calmar su necesidad y redujeron considerablemente las feromonas de celo. Estaba aliviado por haberle hecho caso a su destinado, sino la presencia de su aroma en esos momentos hubiera empeorado las cosas mucho más.

–¿Na...? ¿Namjoon? –susurró con inquietud, sintiéndose abrumado por las oleadas de feromonas agresivas que desprendía su esposo.

–¡Omega asqueroso! ¡Dejaste que otro se apareara contigo y te marcara! ¡Te voy a matar! –Namjoon no pudo evitar gritar con furia, viendo cómo los planes que con tanto detenimiento organizó con Yoongi, se destruían a pedazos. Tal como parecía, sería imposible separar a Jungkook de Jimin estando ya enlazados.

Su intención de ir tras el pobre omega fue obvia tras mover el primer músculo, pero como el lobo de Jungkook era más atento, interceptó al alfa sujetándolo por el cuello y lo arrojó con toda su fuerza al otro lado del living, donde terminó cayendo sobre la costosa mesita de hierro y madera entre los sillones, que fue quebrada a la mitad con el peso.

Como te atrevas a tocarle un pelo, te destrozaré el cuello –la helada mirada de ojos dorados del dominante se clavó en el hombre herido, sin ningún tipo de contemplación. Su aroma se volvió más amargo, adueñándose de la sala y abrumando a Jimin, cuyas rodillas temblaron y se sujetó al barandal para no caer.

–Eres un hijo de puta –se rio Kim con burla, dirigiéndose a Jungkook. Se levantó a duras penas, algo adolorido por la brusquedad con la que aterrizó contra el suelo. –Te lo follaste para poder quedarte con su empresa, ¿verdad? Te crees inteligente, Jeon, pero los demandaré. Me quedaré con lo que le pertenece gracias a esa marca que le dejaste en el cuello. Él está legalmente casado conmigo y esto que hicieron es contra la ley.

–¿Hace falta que hablemos de infidelidades? –sonrió de costado el alfa de mayor porte, cruzándose de brazos. –Porque si es así, permíteme decirte que hace falta una llamada para que alguien más se encargue de desaparecer al omega con el que engañaste a Jimin todo este tiempo.

El desafío de Namjoon se quedó en la nada en cuanto se tocó el tema de Yoongi.

–No te atreverías.

–Oh, no tienes idea de con quién estás tratando, Kim –el cuerpo de Jungkook se aproximó al del otro alfa, haciendo que el de menor rango adquiriera una postura de sumisión. –Te conviene que ni pienses en reclamarle algo a mi omega. No tienes derecho alguno después de lo que le has hecho pasar. Como vuelvas a abrir la boca, te partiré a la mitad con mis propias garras, ¿me escuchaste? –Namjoon asintió una vez, gruñendo en reproche. Sin embargo, no se atrevía a mover un músculo, por temor a que Jungkook reaccione. –Me encargaré de hacerte llegar los papeles de divorcio de Jimin para que los firmes, pero no quiero verte más por aquí. Te vas ahora mismo con lo que traes puesto y desapareces para siempre de su vida, alfa malagradecido. AHORA.

Los ojos rojos de Kim se alzaron contra los dorados, como si quisieran provocarle para ver qué pasaba. El espectador que descansaba en las escaleras, tratando de regular su respiración, pensó por un segundo que Namjoon enfrentaría a su alfa.

Siendo sinceros, Jimin no quería una pelea. Él estaba dispuesto a cederle a su esposo lo que fuera con tal de que lo dejara en paz, de que le permitiera ser feliz con Jeon. Lo que menos necesitaba en esos momentos, era una muerte; porque estaba seguro de que, si Jungkook era desafiado, su lobo respondería de manera violenta para protegerlo, y no se detendría hasta ver el deceso de su presa.

Por fortuna, el alfa Kim entendió que no había oportunidad de ganar frente a alguien superior y, con un suspiro, asintió.

–Quédate con esa zorra. No te dará más que problemas –escupió con veneno, dándose media vuelta para ir hasta la entrada de la casa e irse por la puerta.

Jimin suspiró aliviado, entre pequeñas lágrimas derramadas, una vez que su esposo se perdió de su rango de visión. Se sentía tan débil que no podría ponerse de pie por sí mismo. Las feromonas alfa lo alteraban, y ni mencionar cuando su compañero usó la voz de mando.

–Cariño.

El azabache volvió a ser el mismo, haciendo a un lado a su lobo para ir tras su omega, sentado en las escaleras.

–Cariño, ¿estás bien? Lo siento mucho –las palabras se amontonaron en la boca del alfa, que se arrepintió de su conducta. –Intenté hablar con él por las buenas. Viste que no me dejó opción...

–¿Eres capaz de hacerle daño al omega?

–¿Qué? ¿Al omega de Namjoon? Claro que no, pequeño –negó el dominante, con sinceridad. –Jamás le haría daño. Sólo lo dije para amedrentarlo, para que se espante y me tenga miedo.

–Kook, por mi culpa te metí en este lío –los ojitos de Jimin se humedecieron un poco, mientras sus manitas acariciaban un brazo del moreno. –No... No tendría que haberte convencido de que... –un sollozo escapó de sus labios, a lo que Jeon aprovechó para atraerlo al calor de su cuerpo.

–Lo hecho, hecho está. Obedecimos a nuestros lobos, y es el acto de respeto y amor más puro que existe entre destinados. No tienes que preocuparte por nada.

Se fundieron en un confortable abrazo, sin importarles su casi desnudez. Al sentir en su interior las emociones del omega, Jungkook liberó una concentración mayor de su aroma para tranquilizarlo, que funcionaron casi al instante. El alfa hizo uso de la proximidad para rozar su nariz sobre el cuello de Jimin, buscando algo en secreto.

Su agudo olfato captó un ligero cambio en las feromonas que escapaban de la glándula de olor. Intensificó el rastreo sobre la piel suave, para poder confirmar lo que su instinto le decía, haciendo que Jimin carcajeara por las cosquillas.

–¡Jungkook! ¡Para! ¡Me haces cosquillas!

–Lo siento, precioso. Nada más quería asegurarme –le sonrió el azabache, enganchando sus manos tras las rodillas del omega y levantándolo sin esfuerzo para ir hasta el sofá y sentarse, dejando al omega sobre su regazo.

–¿Asegurarte?

–Así es –asintió el otro, clavando la mirada en la persona que se convirtió en su mundo. Jimin había dejado de llorar, y lo único bueno que habían dejado las lágrimas, era la acentuación del rubor sobre las aniñadas facciones. –Me estaba asegurando de que me hicieras el hombre más feliz del planeta, y acabas de hacerlo, Park Jimin.

Un beso dulce y pausado fue robado de los esponjosos labios, que recibieron la invasión con un ronroneo exquisito. Tener a su destinado después de pasar por miles de cosas, le daba una cierta paz.

–¿Puedes decirme cómo hice esa magia? –gimió el pequeño, empezando a buscar algo más de roce entre sus cuerpos.

–Hueles más amargo. Mi aroma se ha instalado en ti y ha modificado ligeramente el tuyo. No mucho. Lo suficiente como para intuir que puedes estar embarazado, lo que significa que habría cachorros creciendo dentro de ti y eso me pone muy contento, cariño.

–¿Ca-Cachorros? ¿Tan pronto? No hace ni una hora desde que terminamos de... hacerlo. ¿Es posible?

–Soy un alfa dominante, Jiminnie. Mi semen es más efectivo que el de un alfa normal gracias a los genes más desarrollados y, entre eso y tu celo, me animo a decir que duplicamos las chances de embarazo.

Jimin tragó saliva, analizando la situación. Lo había sorprendido lo que Jungkook le dijo. Él no contó con quedarse preñado tras aparearse una sola vez.

El silencio y la mirada perdida del omega hicieron sentir incómodo al alfa, que rápidamente aferró más fuerte la cinturita sobre sus piernas, esa que seguía tapada por la sábana.

–Acaso... ¿no quieres tener cachorros? –se animó a preguntar, confundido y temeroso por la respuesta.

Gracias a haber descubierto a su destinado y haberlo marcado, de repente tenía ganas de formar una manada. Su lobo así se lo pedía con el aroma que descubrió. No obstante, acataría la decisión que el omega tomara, porque se trataba de su cuerpo, de su vida.

–¡Claro que quiero tenerlos! ¡Serían nuestros cachorros, alfa tonto! –gruñó juguetonamente Jimin, empezando a balancear su cintura sin control, lento y pausado. El calor parecía regresarle después de permanecer adormecido por los supresores.

–Nuestros –gruñó el alfa, un poco más potente, con su hombría despertando por el roce de los movimientos sobre sus piernas.

–El problema es que espero que sea una camada grande, y quiero asegurarme de que estás en lo cierto.

–Es difícil que mi instinto se equivoque. De igual manera, ¿qué sugieres, omega?

–Rondas extras de mucho amor para asegurarnos –sonrió el rubio, sosteniéndose con las manos de los hombros del alfa para balancearse con más equilibrio.

La suave sábana resbaló del torso de Jimin por obra del mismo, que acentuó el vaivén sobre su alfa.

–¿Estás dispuesto a follarme toda la noche, Jeon Jungkook?

–Estoy dispuesto a hacerte el amor para toda la vida, pequeño. Te daré los cachorros que me pidas y te cuidaré muy bien. Lo prometo.

FIN

Ay que tristeza! La segunda historia que ya se termina! 🙈🙈

Estoy feliz con el resultado. No ha sido de las mejores pero tenía ganas de experimentar con un omegaverse. Quién sabe si no será la plataforma de lanzamiento para otras historias del mismo género jeje.

Ojalá la hayan disfrutado. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí y por haberle brindado su apoyo! Espero que nos volvamos a encontrar en alguna otra historia, mis bellezas. Beso enorme para ustedes! Se me cuidan, eh! 💕😘

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