CAPÍTULO 3

Jungkook subió hasta la planta alta de la casa con el omega alzado en sus brazos. El aroma intenso de su celo lo tenía bastante atontado, y el hecho de sentirlo restregándose contra su cuello en busca de feromonas que lo calmaran ponía contento a su lobo.

El alfa nunca fue de relacionarse demasiado con omegas. Al ser propietario de una compañía inversora en materia de indumentaria, tendía a mantener un bajo perfil en su vida privada. Detestaba los escándalos, pero bien era cierto que un dominante necesitaba uno o dos compañeros con los cuales pasar su celo. Para ello recurría a antiguos colegas omegas, discretos, igual a él. Su lobo no los rechazaba, aunque tampoco le agradaba tener relaciones con otros que no fueran su destinado.

Fue por eso que a Jungkook le sorprendió la reacción de su parte animal al olfatear a Jimin, interesándose por él tras apenas ingresar a la casa.

Era conflictivo sentirse atraído por el omega de otro alfa; sin embargo, darse cuenta de que Namjoon no lo quería por tener a otro, lo volvía todo más sencillo. La excusa que necesitaba le vino como anillo al dedo.

-Ahí -interrumpió Jimin, señalando una de las puertas del largo pasillo. -Nido. Nido.

El omega dio un par de saltitos emocionados contra el regazo de Jeon. Le hacía feliz que el alfa viera el nido que tanto trabajo y dedicación le costó construir durante esos meses que pasó solo.

Estaba orgulloso de haber reclamado la habitación como suya, luego de que Namjoon decidiera pasar su poco tiempo en casa descansando en uno de los cuartos para invitados, evitando pasar tiempo con él. Eso garantizaba que el espacio conservara la fragancia a omega, sin ningún otro intruso.

Al traspasar el umbral, Jungkook abrió los ojos y la boca, anonadado.

Si estaba contento por haber encontrado a su mate, ahora estaba en las nubes al ver lo adorable que era el nido. Al fin y al cabo, su corazón se removía con facilidad por la conducta hogareña y familiar de los omegas.

Ellos tendían a ser dedicados y meticulosos con sus nidos. Se enfrascaban en llenar el lugar con su propio olor y el de algún otro cambiaformas que consideraran cercano, más si era su pareja. Esa pequeña porción desordenada, constituía lo que para los omegas de antaño eran los hogares.

Aunque el de Jimin sólo llevara esencia a vainillas y crema, el rubio se obsesionó con que fuera bonito y cómodo. Previendo que su esposo necesitara compartir algún celo con él o se levantara de buenas un día, dejó algo más de espacio para una persona extra entre la pila de ropa y abrigos.

Resultaba ser conveniente para otro alfa. Uno cuyos ojos brillaban al contemplarle y cuya vida daría un giro después de esa noche.

Aterrizando los piecitos en el piso alfombrado, Jimin corrió a su nido para refugiarse. Removió capas de ropa esparcidas en la cama matrimonial hasta que se cubrió por entero y liberó mayor cantidad de feromonas, asegurándose de atraer al alfa.

Como hipnotizado, el azabache caminó tranquilo hasta la cama en el centro de la habitación. Gracias a un pequeño aplique en la mesita de luz, podía tener una visión atenuada de la habitación y de la montañita que respiraba apresuradamente.

-Pequeño, esto es precioso -admitió Jungkook, sentándose en el borde. Un genuino cosquilleo invadió su pecho, calentándolo de amor y ternura. Hubiera sido encantador ver al pequeño construyendo su muralla de remeras, abrigos y pantaloncillos, con la esperanza de que un alfa valorara su arduo trabajo.

La montañita se movió, y unos ojos claros como el firmamento resplandecieron entre una camisa vieja y un abrigo de pana.

-¿A alfa le gusta?

-Mucho. Me encanta, cachorro -sonrió Jungkook, haciendo que las mejillas coloreadas del más joven se volvieran del color de la sandía.

Sacudiéndose las prendas, la mata de cabello rubio salió a la superficie, extendiendo el brazo para tomar la mano de Jungkook y estirándolo con fuerza con intenciones de atraerlo al nido. El contrario así lo comprendió, dejándose hacer, con cierto recelo ante la actitud de un omega que no había visto nunca antes y que le estaba permitiendo profanar su territorio con su aroma.

Apenas el invasor se sentó en el medio, Jimin saltó sobre él. Repartió besitos cosquilludos en el cuello del alfa, que no podía seguir controlándose teniendo las feromonas de celo quemando en su nariz.

-Espera, espera -lo detuvo, apartándolo de él por los hombros. -No estoy del todo seguro de que esto sea correcto. Quiero decir, no estás plenamente consciente de tus actos, Jimin, y yo no quiero quedar como el malo de la historia.

-Tú eres lo que quiero -el omega se mantuvo serio al respecto. -Mi parte humana y animal coinciden en eso al cien por ciento. ¿A alfa no le pasa igual?

-Claro que me pasa igual, cachorro -Jeon acarició con el dorso de su mano las mejillas aterciopeladas de Jimin. No podía creer que un ser tan puro como ese hubiera sido creado para él. -Se me oprime el corazón con sólo verte. Eres una criatura demasiado perfecta para ser real. Y que quieras entregarte a mí, que soy...

-Shhh -unas manitos diminutas acallaron la boca del alfa, envolviéndose alrededor. -Deje de buscar excusas y fólleme. Eso es lo que hace un alfa.

Las gruesas manos del de mayor porte se enredaron en la cintura del omega a modo de protesta. El alfa sonrió contra la mano que lo acallaba, y de un solo movimiento, derrocó al rubio de su posición original, rebajándolo a terminar recostado contra las prendas.

Con otro movimiento experto, esta vez de sus rodillas, Jungkook abrió las piernas de Jimin y le desgarró la ropa interior junto a la camisa, dejándolo expuesto.

-Omega autoritario -dijo la potente voz ronca del alfa. La coloración de sus irises titilaban entre el dorado y el almendrado. El lobo pugnaba por salir. -Me provocas para tenerme dentro de ti. Te mueres por sentir mi nudo abriéndote y mi corrida llenándote, ¿no es así?

Jimin gimoteó su necesidad, acariciando su hombría con una mano y masajeando uno de sus rosados pezones con la otra. Con el calor y la oleada de calambres a la vuelta de la esquina, el omega sólo anhelaba el grosor notorio de su alfa.

-Por favor -lloriqueó cuando el dolor regresó a su cuerpo y se masturbó con mayor énfasis bajo la espesa mirada dorada. -Alfa, duele.

El más robusto se preocupó por el bienestar del menor, abandonando la idea de los juegos previos. El instinto le decía que actuara, que respondiera al chillido del omega, la clásica señal de necesidad de apareamiento.

En tiempo récord, se quitó de encima la camisa y los pantalones, dejando al descubierto su inhumana forma musculosa y su piel acanelada. El alfa era guapo con la ropa puesta, pero sin ella, Jimin podía compararlo a los antiguos dioses griegos.

"La Luna es generosa con algunos más que con otros", pensó el omega, relamiéndose con atrevimiento por semejante espectáculo.

El músculo que terminó ganándose el mayor enfoque del omega, resultó ser el que colgaba erecto entre las piernas de Jungkook. Era mucho más largo y grueso que el promedio que mantenían los alfas normales. Pero claro, ese alfa no era como los otros. Era un jodido dominante. La perfección misma.

Jimin abrió más sus piernas sin que se le extendiera la orden, exhibiendo su orificio ahogado en lubricante que se abría y cerraba, llorando por un nudo que lo consolara. Su mano incrementó la velocidad sobre su propia polla, que brillaba en la punta roma. Sentía que si esperaba un minuto más, se consumiría por el fuego del calor.

-Alfa, alfa. Aquí -pidió, acariciando el borde de sus pliegues y hundiendo dos dedos en su interior. Sus ojos se cerraron, siendo un rehén en el medio entre un dolor punzante y el más candente placer.

El azabache tomó su miembro y lo sacudió sobre el frunce de Jimin. Empujando hacia atrás el frenillo, hizo que su glande se embadurnara con los restos de lubricante esparcidos. Con la mano, lo fue extendiendo por su largo, sin perder el enfoque en las expresiones que le dedicaba el omega.

-¿Lo quieres así, sin que te dilate? ¿Y sin un condón? -se tomó la molestia de preguntar, simulando embestidas contra el perineo de Jimin.

El lobo omega no estaba por esperar más. Sin aviso, tomó la juguetona polla de Jungkook y la guió al lugar exacto donde su piel debía ser calmada. La forzó a entrar en su estrecho agujero, que convulsionó en palpitaciones que la fueron atrayendo más en su interior.

-Ah, grande. Alfa es... muy grande.

La voz del rubio estaba llevada por el deseo. Su lobo intentaba tranquilizarlo, porque estaba abrumado por las sensaciones confusas e inexplicables en su cuerpo. Era la segunda penetración que recibía en su vida, sin contar con sus viejos juguetes sexuales, y le encantaba.

-¿Debo parar? -se detuvo Jungkook, bajando el rostro hasta unir su frente con la de Jimin. Como vio sus ojitos celestes con lágrimas, llegó a pensar que lo estaba lastimando.

-No. Sigue hasta el fondo. No pares.

Con la autorización adecuada, la virilidad del alfa siguió enterrándose profundo en el omega, dilatando su canal poco a poco. La estrechez lo aprisionaba, le asfixiaba. Tuvo que recurrir a su fuerza de voluntad para mantenerse quieto al entrar por completo en el omega, esperando con paciencia a que se acostumbrara a su nuevo dueño.

Varias veces besó con cariño el rostro húmedo que le devolvía la mirada. Acarició los mofletes sonrosados y pasó el pulgar por los relucientes belfos entreabiertos. Presionó hacia abajo el labio inferior, lo suficiente como para poder profanar la boca de Jimin con la lengua. Lo saboreó lo suficiente y gruñó con posesividad.

Un jadeo quedo rompió la conexión, fruto de la primera embestida de Jungkook. Incapaz de soportar las contracciones del interior del omega, el lado salvaje del alfa adquirió el dominio y empezó un rítmico vaivén de caderas.

-Mío. Siempre mío -prometió la parte dominante, regando más besos a lo largo del cuello de Jimin, que se sintió desfallecer de gozo cuando la polla de su pareja alcanzó su próstata.

-Sólo tuyo, Kookie.

Dorado contra celeste se contemplaron esa noche, transmitiéndose el amor que sus lobos sentían a través del calor del celo. Ninguna otra cosa fuera de esa unión importaba, no cuando se trataba de sus corazones latiendo al mismo ritmo y sus cuerpos hundiéndose uno en el otro.

Jungkook continuó su tarea de arremeter contra Jimin, sintiéndolo sensible al adquirir velocidad. El omega exigía constancia y cierta rudeza, provocándolo con ruiditos de placer y chillidos.

Con sus orgasmos cerca, se detuvieron un momento para cambiar posiciones. La fisonomía curvilínea del omega demostró su poderío al inclinarse en la típica posición sumisa: con la cara y el pecho apoyados en el nido y el culo en alto, esperando ser anudado.

-Cachorros, cachorros -demandó, moviendo su redondez de arriba abajo al volver a ser penetrado. -Lléname de cachorros, alfa.

-Oh, cariño. Dejaré tu vientre bien redondo, lleno de bebés.

Las garras de Jeon sujetaron con firmeza las nalgas entre las que desaparecía su hombría, con tanta fuerza que podría llegar a dejar marcada con moratones la perlada piel. Siendo más crudo, atacó el punto débil de Jimin, esperando que se corriera antes.

La habitación se nubló con el dulzor del aroma a vainilla una vez que un líquido blanco y cremoso escapó del miembro del omega. Sus gemidos entrecortados y su palpitante centro desafiaron a la rigidez de Jungkook. Los colmillos sobresalieron de sus labios al construirse su orgasmo y, tomando con brusquedad el cuello expuesto donde el olor le llamaba, los enterró en la piel, marcándola para siempre.

El gusto de la sangre explotó en su lengua, junto con la abrumadora sensación de conexión con el omega. Una embestida más y eyaculó grandes cantidades de semen cálido y espeso. Su nudo se agrandó, atascándose dentro de las paredes del omega y sellando cualquier posibilidad de filtración.

El cuerpo bajo él tembló, así que retiró sus colmillos de la piel y lamió varias veces para cicatrizar el tejido. Estaba feliz de haber creado una marca que los vinculara.

-Gracias, Jungkookie -suspiró Jimin al ser recostado en el nido por el alfa, que seguía con su nudo dentro. -Has sido muy bueno conmigo. Te lo agradezco tanto...

-No hay nada que agradecer, pequeño -susurró el alfa en su oído, dándole un beso en la sien. Lo acercó a su pecho y pasó una mano por sobre el estómago del omega, que iba adquiriendo un volumen redondeado mientras las descargas de esperma seguían propagándose en su canal. -Cuidaré de ti y de estos cachorros. Son míos y los protegeré.

-¿Qué hay de Namjoon? ¿Qué haré con él?

-Eres mi otra mitad ahora. Él no podrá meterse porque ya estás marcado. Y aunque lo intente, no dejaré que nos separe.

-¿Lo prometes? -sus garritas alcanzaron las de Jungkook sobre su vientre y se entrelazaron. Al fin después de tanto tenía la oportunidad de disfrutar el amor a través de un lazo. No quería que esa sensación de tranquilidad se desvaneciera.

Inexplicablemente, deseaba tener a este nuevo alfa a su lado. Su lobo confiaba en él y como Jimin era muy unido a su lado animal, confiaría en Jungkook también.

-Lo prometo, bebé. Me encargaré de todo -hizo una pausa, reordenando sus pensamientos y dejó salir lo que estuvo reteniendo durante la cena: -Por cierto, me han encantado los dumplings que cocinaste. Aunque debo decir que el postre fue mi parte favorita.

-Pero si ni siquiera lo probas...

-Claro que si -interrumpió Jungkook. -El mejor postre has sido tú -le guiñó un ojo, en un gesto seductor.

Los cachetes de Jimin se colorearon y escondió la cara entre las manos al picarle los ojos.

-¿Qué pasa, pequeño? -el alfa quitó las manos con dulzura, preocupado por haber dicho algo malo. -¿Por qué lloras?

La realidad era que, entre el celo y su personalidad sensible, sumado a ser ignorado por su esposo, Jimin no podía creer que un alfa, su alfa, estuviera satisfecho con él.

-Es... es que eres demasiado dulce conmigo. Nunca antes me han tratado así.

-Pues vete acostumbrando, que pienso ser un empalagoso de primera -le sonrió su alfa, encantado con el pequeño cachorro llorón que le había tocado como destinado. Dejó un beso en su coronilla y lo estrechó entre sus fuertes brazos.

No podía esperar a tener a su omega embarazado de sus cachorros.

Cómo están, mis querubines?

Me demoré un montón en la actualización y estoy re perdida aquí en wattpad, lo sé. Pido disculpas. Es que el estudio me tiene a los sopapos jajaja.

No se ustedes pero yo estoy super feliz porque necesitaba un sabroseo Kookmin omegaverse. Sobre todo con un Jungkook dominante 😍 Debo decir que estoy satisfecha.

Sólo falta el capítulo final y ya le estaremos dando fin a esto. Ahí podrán ver lo sobreprotector que se puede poner nuestro Jungkookie ( ͡♥ ᴗ ͡♥)

Les mando un besito gigante. Espero que todo esté yendo de maravillas para ustedes y gracias por soportar mis lapsos de desaparición esporádica por aquí. Son los mejores! Cuídense muchísmo, que les amo demasiado 😘💕

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