Vamos a calmarnos

Pido una disculpa por la larga demora, pero ya más centrado en lo importante, les presento un nuevo capítulo. Disfrútenlo. :-)

-0-0-0-

Las expresiones de los niños tras probar los deliciosos y extravagantes postres que los camareros de manera inesperada les habían llevado sin siquiera haberlos pedido eran de alegría, evidenciando que jamás habían probado delicias como aquellas.

—¡Esto es lo más sabroso que he comido! —declaró Heidi con la boca aún llena de aquellos dulces manjares.

—¡Me encanta el sabor que todo tiene! —Marge la secundó.

—¡Niñas! —la señorita Hepburn las amonestó— ¡No hablen con la boca llena! Ya les he enseñado muchas veces que eso es de muy mala educación.

No estaba realmente molesta con nadie. En realidad, se sentía muy feliz por ver a todos sus chicos igual de felices y satisfechos. Les había dicho que se moderaran con lo que pidieran, pues tampoco pretendía abusar de la generosidad de los amables dueños del establecimiento, sin imaginar que, sin consultarle, les harían llevar tras terminar de comer los platillos fuertes, lo que parecía ser una generosa porción de cada postre del menú. Todos los presentes en la mesa lucían muy felices y animosos... con una sola excepción.

—¿Te sucede algo Amanda? Deberías probar por lo menos uno de los pastelillos.

Su asistente lucía muy incómoda delante de su plato vacío que parecía esperarla a que lo llenara con algo de las charolas con los postres. Alternaba la mirada continuamente de los chicos hacia la entrada del local con el ceño fruncido.

—En un momento, señorita Hepburn. Me preocupa que aún no hayan regresado.

Andrea terminó de pasarse el bocado de un curioso pan cubierto y preparado con helado y dulce de leche con el que se había tomado su tiempo para saborearlo.

—¿Te refieres a Lesly y Jhon?

Ella asintió con cierta exasperación por la forma en que, como si nada, la señorita Hepburn tomaba con satisfacción otro bocadillo. Le acababa de compartir la inquietud que sentía sobre quien siempre le fue muy evidente que se trataba de su favorita de entre todos los chicos que estaban a su cuidado. ¿Cómo es que parecía tan serena en lugar de mostrarse igual o hasta más alarmada que ella?

—¿No le preocupa que esos dos se hayan quedado a solas? ¿Que él pueda hacerle a Lesly algo... malo?

La insinuación, más que provocar incomodidad en la directora, pareció ofenderla.

—No están "a solas". Se encuentran "aquí", aún dentro de esta plaza comercial con mucha gente a su alrededor y muchos elementos de seguridad, por lo que me siento tranquila y confiada de que no podrían ir muy lejos si intentaran alejarse mucho. Además de nosotras con Lesly, también la familia del muchacho lo espera de vuelta, siendo ese otro factor. No creo que Jhon se atreva a hacer algo que pueda perjudicar la imagen del establecimiento de sus tíos, en especial el día de su apertura, sumando también las serias consecuencias que afrontaría si se atreviera a dañarle siquiera un sólo cabello.

José, que en ese momento estaba llegando con un pay de queso, el cual de pronto desapareció de sus manos para encontrarse en las de Carl, alcanzó a escuchar lo que la señorita Hepburn dijo. Tragó saliva estupefacto, recordando cierto incidente en el que terminaron perjudicados tanto él como su hermano a causa de haber dañado no precisamente "uno" solo de los cabellos de Lesly. Al notar esto, la mujer lo miró inquisitiva pensando que su reacción se debió a alguna cuestionable acción más reciente y de la que estaría temiendo ella hubiese descubierto como en antaño solía hacerlo cuando estaban en el orfanato.

—Supongo que estoy en lo correcto en lo que he dicho, ¿no es así, José?

"No ha perdido el toque", pensó el chico, experimentando un viejo temor de su vida anterior que hasta ese día creyó olvidado. Estaba seguro de que si Jhon estuviera presente, como él, su gemelo rememoraría sin problemas las ocasiones en que, a causa de sus travesuras, terminaban siendo castigados por la señorita Hepburn. Carraspeando con dificultad, le respondió tratando de sonar despreocupado y nada sospechoso.

—¡Por supuesto, señorita Hepburn! Jhon... los dos seguimos siendo chicos buenos.

Con el rostro pálido y esperando que a su hermano no se le ocurriera salirse del plan para hacer una tontería, se apresuró a recoger los platos sucios ya acumulados del grupo de niños para poder marcharse.

Ante la escena Amanda resopló, recordando lo dura y estricta que la señorita Hepburn había sido con ella cuando descubrió el modo en que tiempo atrás, solapó a Lincoln y a Lesly para que tuviesen sus encuentros a escondidas. Ese día se había jurado a sí misma el procurar nunca volver a enfadarla.

—Eso no me tranquiliza. Aún si no le hiciera daño, no conozco al chico de nada.

—Pues yo sí lo conozco. Sabes que él y su hermano fueron internos en el orfanato donde crié... ah... donde Lesly se crió por años.

—Bueno... pero ahora supongo que las cosas son distintas. Entonces ellos sólo eran unos niños y seguro que han vivido muchas cosas que los han hecho cambiar de alguna u otra manera, tan sólo está el hecho de haber crecido hasta convertirse en los adolescentes que ya son, por lo que en realidad ya no sabemos tanto de ellos como antes. Usted misma muchas veces ha mencionado sobre cómo la gente puede cambiar con el paso del tiempo, en especial los niños, por lo que, y perdón que se lo diga así, no me inspira confianza aquel chico con el que Lesly se fue sólo por los gratos recuerdos que ustedes tienen como los niños buenos y responsables que fueron, y por lo que le doy más peso a la cautela con la que me ha pedido que cuide a Lesly.

Andrea se sintió repentinamente inquieta. Todo lo que le había dicho Amanda era cierto; peor aún, ni siquiera cuando ese par fueron unos niños llegaron a parecerle lo suficientemente "buenos y responsables". Aunque a su favor era verdad que cuidaron mucho de Lesly y jugaron con ella... siempre se mantuvieron al pendiente de ella... casi siempre estuvieron pegados a ella... en muchas ocasiones llegó a perderlos de vista, a veces escondiéndose con Lesly... jugando a que ambos eran sus...

Al igual que como Amanda lo hiciera, con cierta preocupación Andrea se giró desde su asiento para ver la entrada al local. Entonces, su mirada se encontró con la de una mujer sonriéndole mesas atrás que desde su lugar le hizo un saludo con la mano para señalarle su presencia, lo que la frustró y preocupó a partes iguales, pues ya se estaba viendo a sí misma levantándose para ir a buscar a Lesly dejando a Amanda a cargo.

Miró el reloj de su muñeca. No entendía cómo había perdido la noción del tiempo. Con un tono menos afable que antes, al mismo tiempo que se cuestionaba si no se pasó al asustar a José como para que ya no quisiera regresar a atenderlos, pues ya no lo miraba por ninguna parte, le dio una indicación a su asistente.

—Si en diez minutos no regresan ve y búscalos. Con permiso.

Amanda estaba por preguntarle si entonces debía de dejar a los chicos solos y sin supervisión, al con sorpresa pensar que la señorita Hepburn estaba por marcharse así de pronto, cuando tras levantarse de su asiento, en realidad la directora no se alejó mucho de ellos, dirigiéndose hacia una mesa a poca distancia donde se encontraba una mujer comiendo sola.

—¿Quién es esa señora? —Heidi le preguntó tras ver cómo la señorita Hepburn los dejó para ir a hablar con ella.

—No lo sé —le respondió con honestidad y con su mente aún enfocada en Lesly—. Tal vez una conocida suya.

Mallory giró la cabeza en dirección hacia donde había visto a Lincoln. Igualmente parecía haberse esfumado, solamente vio a un grupo de adolescentes en una mesa.

José, un tanto preocupado por su hermano y Lesly, se había asomado desde la cocina para darle un vistazo al restaurante. Ninguno de los dos había regresado aún. Su tía detrás de él con afecto lo tomó del brazo.

—Debes sentirte muy feliz por haber podido reencontrarte con tu amiga.

—Sí, mucho.

La agradable mujer, que lo estimaba tanto como a su gemelo, quizá de la misma manera en que hubiera querido a sus propios hijos de haber podido tenerlos, creyó adivinar lo que lo acongojaba.

—Ya tendrás tu tiempo para pasar con ella. Esperemos que Jhon no la acapare tanto.

José asintió con una sonrisa nerviosa. Su tía por otro lado, complacida miró el nuevo local que acababan de abrir. Estaba a reventar de gente, sin contar la que había afuera esperando mesa. Sin duda sus sobrinos habían tenido buen tino al convencer a su esposo y a ella de abrir en aquel pueblo otro local de su franquicia en expansión.

Por lo que veía, parecía que ese día se había prestado para ir a la apertura del restaurante en grupo, o como mínimo acompañado de alguien, pues la única mujer que llegó sola, ahora parecía amena a la plática que de pronto la señorita Hepburn comenzó a entablar con ella, aunque la única mesa que hasta hace poco parecía tener ya un único ocupante era la de un muchacho como de quince años que a disgusto, con una mano pinchaba con el tenedor los trozos cortados del filete que se comía, mientras que con su mano libre tamborileaba sobre la mesa.

-0-0-0-

Iracundo, Lincoln salió de detrás de la maceta del árbol cercano a la fuente que estaba en el interior del centro comercial. El motivo por el que no saltó hacia Jhon por atreverse a besar a Lesly fue por la mano que... con brusquedad lo tomó de la muñeca consiguiendo detenerlo a tiempo.

Los labios de Jhon se separaron de la mejilla derecha de una muy sorprendida y sonrojada muchacha peliblanca. Este la miró con una amplia sonrisa, pero su atención se dirigió entonces con sorpresa hacia el frente, detrás de su amiga, donde algo estaba ocurriendo. Y no, no era que le llamase la atención por su aspecto ese extraño niño que, como Lesly, tenía el cabello llamativamente blanco, quien por algún motivo inexplicable parecía estarle deseando lo peor con la mirada, sino la chica que lo acompañaba.

Ante el modo en que fue contenido, Lincoln giró el rostro para, al igual que Jhon, contemplar sorprendido a Lynn, quien con absoluta seriedad lo miró compungida a los ojos. Sintiéndose desconcertado, el peliblanco estaba por abrir la boca, cuando ella, con un movimiento de lado a lado de su cabeza, silenciosamente pareció pedirle que no pronunciara ninguna palabra. La adolescente castaña brevemente se giró hacia el chico latino y su expresión fue indescifrable, tanto para su hermano como para el mismo Jhon, que por supuesto la había reconocido como la chica con la que habló hace poco en aquella casona que estaba por ser demolida.

—Eso... eso fue lindo, Jhon —Lesly de pronto rompió el silencio un tanto cohibida—, pero por favor no vuelvas a hacer eso sin avisarme.

En ese momento los tres se dieron cuenta que su inesperada y curiosa conexión apenas había durado unos pocos segundos. Los ojos de Jhon se movieron de Lynn hacia el niño, notando la forma en cómo éste miraba con anhelo a Lesly. Obligándose a centrar su atención en su amiga, le respondió.

—Lo siento, preciosa. No pude contenerme. Hace tanto que no veo a mi... "novia".

Lynn tuvo que apretar con mayor fuerza la muñeca de su hermano tras acertar que esta provocación lo motivaría a tratar de volver a intervenir. Consiguió su objetivo y el cuerpo de Lincoln se tensó al momento en que, tras dar el segundo paso hacia ellos, se frenó.

Lesly suspiró compungida.

—Éramos unos niños, Jhon. Los tres. No estoy segura si en realidad fuimos algo más allá de los mejores amigos que recuerdo.

Con solemnidad Jhon asintió, y aunque continuaba sonriendo, ya no parecía tan confiado o prepotente como al inicio. El cuerpo de Lincoln se relajó y entonces Lynn le dio un tirón por el brazo obligándolo a mirarla.

—Vámonos. —Le pidió apenas en un susurro.

Lincoln le dirigió una última mirada de mala manera a ese chico, ignorante que estaba llamando más su atención sobre él que al inicio.

Jhon rememoró los detalles del modo en que el muchacho peliblanco se apareció y reaccionó mientras estaba con Lesly, junto a las acciones e influencia de la otra chica sobre él, aquella que el otro día le había hablado sobre su amor no correspondido, y para terminar de rematar todos estos detalles en su mente, se anexó el modo en el que juntos se marcharon tomados de la mano.

Una vez que la inesperada pareja se alejó lo suficiente, buscando enfocarse únicamente de nuevo en Lesly, Jhon musitó.

—Supongo que tienes razón. Éramos muy jóvenes entonces. Pero eso no evade el hecho de que tanto a José como a mí nos gustabas mucho.

Lesly se rascó una mejilla al mismo tiempo que hacía aquel gesto de ligeramente morderse el labio inferior, gesto que Jhon junto a su hermano tantas veces la habían visto hacer cuando niña cada vez que se ponía muy nerviosa o ansiosa por algo.

—Bueno... no voy a negar que ambos fueron muy lindos conmigo todo el tiempo, tanto que... también me gustaban... y mucho... los dos —el tener que admitir aquello en voz alta, parecía ocasionarle más dificultades ahora que cuando era una niña, quizá porque ya era más consciente del peso que dichas palabras tenían—. Pero...

Lesly no fue capaz de continuar. A Jhon de pronto le dio la impresión de que se sentía lastimada, resentida, y aunque no la obligó a hablar en el estricto sentido de la palabra, la jovencita albina ahora parecía tan incómoda a como si se encontrara en un interrogatorio. El muchacho aguardó a que ella se motivara por sí sola a seguir hablando, preocupándose cuando con ansiedad Lesly se rascó el pecho, por lo que se decidió a darle un empujón esperando con esto ayudarla a proseguir.

—...Pero ahora te gusta alguien más, ¿no es eso?

Cerrando el puño en su pecho, Lesly visiblemente incómoda y quizá hasta molesta, le respondió con agitación y un tono de voz que al chico se le figuró una súplica.

—Jhon, ¿podríamos volver al restaurante? Quiero a mi ma... necesito pedirle algo a la señorita Hepburn.

Intuyendo de qué iba aquello y sintiéndose terrible por haber estado empujando a Lesly en la dirección que buscó de manera deliberada, Jhon la tomó de la mano, tanto para ayudarla a ponerse de pie como para dirigirla hacia el restaurante de regreso.

—Discúlpame, Lesly.

-0-0-0-

Los amigos de Lincoln preocupados por lo que podría estar ocurriéndole, esperaban ansiosos a que el mesero llegara pronto con la cuenta para poder ir a darle alcance, siendo Stella quien ya estaba especulando lo peor que podría pasar. Eran confiados en que Lincoln no tendría problemas en regresarles luego lo que pagarían de lo suyo, que en ese momento tenían cosas más apremiantes por las cuales apurarse con respecto a él.

—Regresaron.

Los demás alzaron la mirada confirmando lo que Zach les avisó. Lesly estaba de regreso junto con el gemelo que se la llevó. Aguardaron a que detrás de ella Lincoln apareciera, pero no lo hizo. En otra mesa, Roy volvió a gruñir mirando su reloj. Un mesero se acercó al desgarbado chico para entregarle la cuenta.

—¿Todo bien, Lesly?

La pregunta se la hizo Amanda cuando Jhon la ayudó a regresar a su asiento.

—Claro, todo está bien.

Pareció dudar al responderle, incluso su semblante no era el mismo que tenía a cuando se marcharon. Se le notaba más apagada y con menos ánimos, por lo que Amanda le dirigió una mirada amenazante al chico, quien un tanto intimidado por ella, exclamó:

—Todo lo que hicimos fue hablar.

Al darse la vuelta, Jhon se encontró con su hermano mirándole del mismo modo que la cuidadora. Estaba por soltarle un "¿Qué?" a la defensiva, cuando Lesly manoteó el aire a su derecha, esperando tomar el brazo de la directora.

—¿Dónde está la señorita Hepburn?

Incómoda, Amanda le contestó olvidándose de Jhon, aunque sólo por un momento.

—Está hablando con una persona, Les. En un momento regresa, creo.

La albina suspiró. Mallory estiraba su cuello mirando sobre su silla de un lado a otro.

—Creo que Lincoln se fue. Yo tampoco lo veo por ningún lado.

Esto repentinamente tomó la atención de todos de manera inesperada.

—¿Lincoln? —Lesly fue la primera en reaccionar sorprendida— ¿Lincoln está aquí?

—Estaba. No vi cuando se marchó. Sólo están los chicos con los que llegó.

Amanda volteó hacia donde Mallory señaló con una mano, al igual que el resto de los niños que la imitaron, nadie pudo identificar a ninguno de los chicos quienes pronto se percataron de la atención que recibían.

—Ah... ¡Hola! —Un tanto nerviosa los saludó una chica asiática de piel tostada, que si bien en aspecto era una desconocida para todos, por el contrario su voz pudo ser identificada al instante por una de ellos.

—¿Stella? ¿También estás aquí? —Lesly le preguntó sorprendida— ¿Estás con Lincoln?

—Bueno, estaba con todos nosotros —una voz que le produjo desagrado le respondió, era de alguien que tardíamente recordó que ella no los podía ver—. Ya sabes, Clyde, Liam, Zach y yo, Rusty.

Brian no sólo parecía tan sorprendido como el resto de su grupo, sino quizá era el que más receló ante aquellos chicos.

—¿Todos esos también son tus amigos, Lesly?

"No estoy segura", se contuvo de responderle, pues hasta ese día no había tenido lo que se podría considerar un trato muy extendido con los amigos de Lincoln más allá de una sola vez, donde entonces no le dejaron precisamente una buena impresión, siendo Stella quizá la única excepción, aunque incluso de ella a veces dudaba sobre qué pensar.

—Una vez Lincoln me los presentó cuando... —de manera instintiva giró con miedo su rostro hacia el asiento vacío de la señorita Hepburn, olvidando por un segundo que le habían explicado que ya no estaba en él— cuando... salimos... hace... tiempo.

Amanda también se puso tan nerviosa por el desliz de Lesly que se giró para ver a la señorita Hepburn, la cual habiendo quedado de espaldas hacia ellos y con su atención dirigida hacia la mujer que muy animadamente le hablaba, no parecía haberse dado cuenta de aquél encuentro.

Los comensales que se encontraban justo en las mesas entre la de los "invitados especiales" de los dueños del Nelson's y el grupo de adolescentes, se les notó incómodos por la conversación en la que en medio parecieron quedar atrapados. Tanto Jhon como José, quien miraba todo desde la ventana de la cocina, notaron esto, siendo el primero el que le hizo una sugerencia a Amanda para corregir aquello.

—Si conocen a esos chicos, puedo pedir que amplíen el espacio con otra mesa y sillas para que nos acompañen.

—No será necesario —Stella le agradeció sacando así del apuro a Amanda sin saberlo, quien había temido por la reacción que la directora pudo tener al regresar y ver con ellos a cinco adolescentes desconocidos salidos de la nada—. Nosotros ya acabamos de comer, pero gracias de todos modos.

Rusty bufó.

—Sí. Ya no hay nada en el plato de ninguno, tampoco en el de Lincoln gracias a ti.

Stella no pareció avergonzada o culpable por la acusación. Un tanto molesta le dirigió una mirada hosca a su amigo.

—¿De qué te quejas? No te dije nada cuando tomaste los cebollines, ¿o sí?

Lesly dejó de prestar atención a la pequeña discusión posterior. Se cubrió algo nerviosa la boca girando hacia donde sabía que se encontraba Jhon, preguntándose si José estaría por ahí también.

—Pero entonces... ¿Lincoln está aquí o no?

Clyde encogiéndose de hombros le respondió.

—Pues sí, él... —todos fueron atraídos por el repique de su celular—. ¡Ah! Miren. Es Lincoln. Denme un segundo.

Se puso de pie y se dirigió al baño para evitar el ruido y así poder hablar. Lesly se rascó el pecho, cuando provocándole un sobresalto, detrás de ella escuchó una voz muy diferente de la de Jhon, aunque cualquier otra persona que pudiese verlo, podría asegurar que su rostro era idéntico al de él.

—¿Todo bien por aquí? ¿Les traigo algo más? ¿Otro pastel?

Los niños de la casa hogar nunca imaginaron que llegaría el día en que rechazarían otro postre, pero estaban más que satisfechos con todo lo que habían comido, además que aún tenían unas pocas golosinas que con dificultad trataban de comer mostrándose reacios a sólo dejarlas.

—Estamos bien, José. Gracias —su gemelo le respondió antes de lanzar una pregunta al aire—. Entonces, ¿quién es ese Lincoln del que tanto hablan?

Lesly lamentaría bastante el haberse quedado callada, pues animadamente Mallory fue quien respondió.

—¡Es el novio de Lesly!

—¡No! ¡No lo es! —la albina se apresuró a corregirla—. Es un amigo.

—Por el momento —Carl se burló—. Ya se están tardando en hacerlo oficial.

Siguiéndoles el juego, el resto de los niños le hicieron burlas insidiosas a Lesly sobre su relación con el dichoso Lincoln, burlas sin mala intención en las que si bien no se involucró el otro grupo, igualmente se rieron divertidos por las ocurrencias de los pequeños.

La expresión de José era de asombro ante lo que oía. Miró a su hermano quien ahora parecía estar enfocándose en Brian con extrañeza.

—¿Qué? —Incómodo por la forma en que lo miraba, le preguntó el niño con sequedad al adolescente que estaba sentado al lado de Lesly.

No parecía hacerle mucha gracia que lo mirara así. Sin pensarlo, tomó el tenedor que ya no estaba ocupando para comer y lo sujetó con mucha fuerza. Al darse cuenta de esto, Jhon se apresuró a calmarlo temiendo que de pronto le apuñalara un ojo.

—¡Perdón! Sólo pensaba en... —"que tú no eres el niño que a ella le gusta como al principio supuse, y por lo que no me había tomado el asunto con seriedad hasta ahora"— esa persona, Lincoln. ¿Realmente es el novio de Lesly? ¿Tú sabes quién es? Sería interesante conocer quién es el chico que flechó a nuestra querida amiga.

—¡Nadie me flechó! —la aludida saltó—. Por favor, Jhon. Ya no les hagas caso.

José, si bien no fue el mesero que atendió al grupo de adolescentes, sí que los había visto de forma breve momentos atrás mientras estuvieron comiendo, resultándole llamativo sólo uno de ellos y que ahora encontraba ausente, específicamente lo recordaba por una característica que le pareció extraordinaria.

—¿Lincoln no es el muchacho que tiene el cabello blanco como Lesly y que estaba con ustedes?

—Sí, ese es. —Liam le respondió.

Lesly suspiró ante el aluvión de soniditos melosos de las chicas, junto a uno que otro comentario sobre los "corderos blancos", "los copos de nieve", "las nubes enamoradas" o "las palomas blancas", sin tomarse la molestia en esta ocasión de pedirles que la dejaran en paz, comprendiendo tarde que eso sería una batalla perdida. Para su suerte, Amanda, que supuso ya les había dado a todos la libertad suficiente para jugar, con cierta severidad les ordenó que la dejaran en paz y se callaran. Después se dirigió hacia el otro grupo de chicos.

—¿Y dónde dicen que se encuentra Lincoln?

—Se fue a su casa —le respondió el chico de anteojos al regresar en ese momento guardando su teléfono en el bolsillo de su pantalón—. Me dijo que le llamó su hermana porque le surgió una emergencia, así que tuvo que irse rápido —se vuelve hacia sus amigos— supongo que ya no tenemos que esperarlo.

Stella parecía la más decepcionada de sus amigos al respecto. El mesero que los atendió ya tenía poco de haberles dejado la cuenta sobre la mesa mientras hablaban, y ellos ya le habían dejado el dinero de todo lo que ordenaron junto con Lincoln sobre la pequeña charola junto al recibo.

—Bueno, ya nos retiramos. Fue un gusto verte de nuevo, Lesly... a... a ustedes también. Hasta luego.

Algo apenados por tener que despedirse de las personas a quienes recién acababan de conocer, los chicos se levantaron para marcharse. Por educación los niños agitaron sus manos hacia ellos diciéndoles adiós, mientras que los gemelos les pidieron que volvieran pronto.

En el trayecto a la salida, el grupo de amigos pasó muy cerca de una mesa donde reconocieron al "novio" de Lynn, quien como ellos a él, los ignoró mientras que furioso leía algo en su celular. Tras textear con prisa algo, pediría la cuenta para marcharse.

También pasaron junto a otra mesa en la que Andrea Hepburn hablaba con alguien. Dado que ninguno conocía a la directora de la casa hogar, les fue indiferente, contrario a la otra mujer, con la que compartieron un discreto gesto para saludarla sin tener que interrumpirla.

Una vez que los chicos se marcharon, Amanda suspiró.

—Hubiera sido agradable que Lincoln se hubiera acercado a saludarnos cuando estaba aquí, ¿no lo crees, Lesly?

—Hmm... eso creo.

En efecto, le habría gustado que Lincoln estuviera a su lado cuando al principio sintió la emoción de haberse reencontrado con sus mejores amigos del orfanato. Así se los habría presentado como en su momento él le presentó a los suyos, pero... tras lo que ocurrió con Jhon al quedarse a solas con él... ya no estaba del todo segura. Ni siquiera tenía en claro qué era lo que sentía.

—Así él hubiese conocido a los gemelos también —continuó Amanda animada—. Aunque tal vez fue mejor así, lo digo por la señorita Hepburn, quizás se hubiera molestado si se enteraba de que ya conocías a los amigos de Lincoln por la ocasión en que saliste a escondidas con él.

José, que no estaba muy seguro de qué decir al respecto, sencillamente exclamó:

—Por supuesto me hubiera encantado conocerlo. Los amigos de Lesly también son nuestros amigos, ¿verdad, Jhon?

Su hermano salió de su burbuja de pensamientos para mirar a su hermano con un poco de irritación.

—Claro. Una pena. Espero que no le haya pasado nada grave a la "hermana" de ese chico. Se entiende que el deber lo llamaba.

Inicialmente había supuesto que Lynn era sólo la amiga de aquel muchacho, del que supuso ella le había contado que estaba enamorada, aunque ahora no descartaba que la excusa que dicen que recibió por teléfono fuese cierta, y en efecto esos dos eran hermanos. De esa vez, concluyó, Lynn en realidad le hablaba de alguien más. De las únicas dos cosas de las que estaba seguro eran, para empezar, que ese chico enojado de cabello blanco que lo descubrió con Lesly era Lincoln. Lo segundo era que estaba más dispuesto a darle crédito a esos niños que a Lesly sobre la relación que ambos tenían, dada la manera de comportarse de su amiga.

—Ni modo —concluyó buscando cerrar el tema para evitar que Lesly se sintiese todavía más incómoda de lo que ya lo parecía, entonces de manera amistosa se dirigió hacia los niños, en especial a Brian con quien comprendió empezó con muy mal pie—. Bueno, ¿y ustedes qué cuentan chicos? ¿Qué tal los trata la señorita Hepburn? ¿Qué hay de ti, Brian? ¿Alguna niña por ahí que te guste?

Nervioso, el muchacho sonrojado miró brevemente a Lesly antes de clavar su vista en lo que quedaba de su postre, gesto que no pasó desapercibido para José quien con burla pensó: "Demasiado lejos de tu liga, enano".

—A... no. A mí no...

—Le gusta la hermana de Lincoln.

—¡Cállate Carl! —

"¡Oh, vamos! ¿Hubo una alineación de planetas o qué?" Jhon pensó imaginándose con humor a ese niño babeando por Lynn, aunque le daría crédito por sus buenos gustos. Esa chica era atractiva. Que si en efecto se trataba de la hermana del dichoso Lincoln, entonces definitivamente él la...

—¡No lo niegues! —Heidi se burló de él—. Es obvio que Lucy te gustó mucho cuando la conociste.

Con la cara todavía más roja que al inicio, a grandes bocados el niño en lugar de discutir con ella, prefirió seguir comiendo su postre enfurruñado.

"Lynn entonces no es la hermana". Jhon reflexionó pensando que para más tarde tendría mucho qué contarle a su hermano.

El resto de la conversación fue más trivial, lo que amenizó una vez más el ambiente, incluso Lesly se relajó y minutos después participó en la plática con mejor ánimo, preguntándole a José y a Jhon cómo eran sus vidas junto a sus tíos o en la escuela, mientras que ambos se interesaron tanto en ella como en los niños que la acompañaban.

Más tarde y tras haber pagado su cuenta, la mujer con quien estuvo hablando la señorita Hepburn se puso de pie y la acompañó de regreso a su mesa con los niños. La directora de manera trivial, y tras comprobar aliviada que Lesly hubiese regresado junto a Jhon, la presentó con todos, José estaba por acercarle un asiento, pero ella lo detuvo.

—No será necesario. Yo ya tengo que retirarme para —miró a Andrea con complicidad— comenzar a preparar algunas cosas.

Con animosidad y escrutinio, recorrió con la mirada los rostros de todos los niños presentes, pareciendo tener como principal interés las niñas. Con mucha sorpresa observó en particular a Lesly.

—Todos son unos encantos, yo... Bien. Los veré otro día. Pasen una buena tarde.

Y se marchó. A algunos, como a Amanda principalmente, les pareció curiosa la manera de actuar de aquella mujer.

—¿Quién era ella? —Le preguntó a la señorita Hepburn.

Ella un tanto cabizbaja terminó por apurar un bocadillo que había tomado antes de responderle. Forzó una sonrisa y con un tono de voz tan bajo que quizá nadie además de Amanda la había escuchado, le avisó.

—Alguien interesada en tramitar una adopción.

Perpleja, su asistente se giró hacia Lesly quien por lo bajo seguía conversando con los gemelos. Andrea miró a su alrededor notando un cambio en los chicos, quienes parecían más animados que antes, con excepción de Brian.

—¿De qué me perdí? ¿Pasó algo?

—Ah... no. Todo bien.

Amanda ya no tuvo cabeza para otra cosa que no fuese tratar de asimilar lo que acababa de escuchar. No muy satisfecha con aquella respuesta, Andrea se dirigió hacia Lesly, aunque mirando al chico que estaba a su lado.

—¿Todo bien con Jhon, Lesly? ¿Cómo les fue?

—Bien —le respondió tras suspirar—. Nos fue muy bien, señorita Hepburn. Estoy... feliz de volver a estar con José y con... Jhon.

—¿En serio? Pareciera que algo te sucede, ¿qué ocurrió?

Para evitar que se preocupara, Lesly le contaría de manera sencilla todo lo que hicieron, en lo que el asunto del beso o su declaración no tendrían cabida, para alivio del muchacho, siendo únicamente que hablaron y nada más. Que sólo estuvieron poniéndose al corriente sobre sus vidas hasta ahora, sentados en el borde de la fuente de la plaza, cuando...

-0-0-0-

—Lo siento, preciosa. No pude contenerme. Hace tanto que no veo a mi... "novia".

Y ese tipo, el tal José, Jhon, quien fuera, a Lincoln no le importaba, se lo dijo a Lesly no mirándola a ella, sino... a él. Molesto, el muchacho picó el anzuelo y dio un paso al frente, cuando con mayor fuerza Lynn lo detuvo haciendo más presión sobre el brazo por el que lo sujetaba.

—Éramos unos niños, Jhon —Lesly le contestó aún ignorando que Lincoln estaba presente—. Los tres. No estoy segura si en realidad fuimos algo más allá de los mejores amigos que recuerdo.

Con satisfacción, el peliblanco vio cómo esa confiada sonrisa en la cara de ese sujeto se fue diluyendo hasta mostrarse decepcionado. Lynn le dio un suave tirón a su brazo y él se volvió para mirarla.

—Vámonos. —Ella le susurró para evitar hacer ruido.

Sintiendo que iba a explotar si permanecía más tiempo ahí, quizá haciendo algo que terminaría por perjudicarlo ante Lesly, Lincoln siendo prudente se dejó guiar por Lynn alejándose de ambos.

No estaba seguro hacia dónde era que su hermana lo llevaba, pero una cosa era segura, no era de regreso al Nelson's.

—Había venido a comer con mis amigos a un restaurante —le habló con la voz entrecortada—, tal vez debería...

—Vamos a caminar allá afuera, Lincoln.

No sólo era él, aunque no entendía por qué, notó que su hermana también parecía decepcionada y dolida, aunque nada de eso parecía opacar la genuina preocupación que parecía estar sintiendo por él.

—Mis... mis amigos...

—...por serlo comprenderán que los dejes. Si te sirve de consuelo, yo estoy dejando plantado a un chico con el que tenía una cita.

—¿Roy? —Esto le extrañó tanto que momentáneamente se olvidó de lo que acababa de sucederle.

—¿Por qué esa cara? —le preguntó haciéndose la ofendida—. ¿Crees que no puedo tener citas con otros chicos?

—Con mejores chicos, sí, lo creo. ¿Pero Roy? ¿No estás bajando muchos tus estándares?

A Lynn le costó trabajo disimular su risa.

—Bueno. No tenía mucho que hacer hoy y... un filete gratis es un filete gratis.

Lincoln negó con un gesto.

—Por mucho que no me agrade, por eso creo que como mínimo le debes el terminar la cita.

Su hermana frunció el ceño.

—No tengo cabeza para regresar a Nelson's, y francamente creo que tú tampoco.

Esto sorprendió mucho al chico.

—¡Estabas en Nelson's también!

—Pues sí. ¿Cómo crees que te pude seguir y ver lo que estabas por hacer?

Muy a su pesar tuvo qué concederle esa.

—Y según tú, ¿qué se supone que iba a hacer?

—Ponerte en ridículo peleando con tus treinta kilos contra el novio de dieciséis o diecisiete años de Lesly.

El muchacho bufó.

—Primero, peso más que eso. Segundo, no parece ser tan viejo. Tal vez sólo tiene catorce o quince a lo mucho.

—Yo tengo quince y es mucho más alto que yo.

—Como todos los de chicos de mi edad y muchas chicas igual.

Lincoln se torció de dolor por el golpe que ella le propinó en el brazo.

—¡Oye, apestoso! ¿No te das cuenta al estarte cuidando que estoy de tu lado?

El chico con dificultad giró su brazo hasta escuchar el chasquido que indicaba que había regresado correctamente a su lugar.

—Sí... gracias, supongo —gimió—. Además, ese no es el novio de Lesly, sólo es uno de sus amigos de cuando estuvo en el orfanato. Si estabas en Nelson's debiste de oírlo todo, también debiste escuchar a Lesly hace un instante rechazándolo.

—Lo que te daba menos derecho de pelearte con ese tipo entonces.

—¿Por qué no? —ladeó su hombro mitigando el dolor—. Claramente parecía que trataba de sobrepasarse con ella.

—Sólo le dio un beso en la mejilla. No seas exagerado.

—¡Es igual! ¿Y las cosas que le dijo qué? Es obvio que la hizo sentir incómoda y no tenía ningún derecho a portarse como lo hizo. ¡Él no es su novio!

—Ni tú tampoco.

Lincoln parecía a punto de replicar algo, pero pareció arrepentirse. De pronto Lynn temió que quizá él y su amiga ya habían dado el paso sin que nadie se enterase y eso era lo que estuvo por revelarle. Entonces, tras pensar mejor en sus palabras, su hermano le respondió.

—Es cierto. Soy su amigo, uno que trata de cuidarla de esa clase de oportunistas.

Lynn negó con la cabeza.

—Bueno, tan desvalida no me pareció que fuera; a mi parecer, supo quitárselo de encima dejándole las cosas en claro.

Habían continuado caminando mientras hablaban. Para ese momento ya estaban cruzando el estacionamiento del centro comercial. Con cierta inquietud y tras darle un descanso a sus pensamientos, Lincoln se detuvo y sacó su teléfono.

—Dame un momento.

—¿Qué haces?

—No quiero preocupar a mis amigos —le respondió ya con el teléfono en la oreja, cuando al cabo de pocos segundos le contestaron—. ¿Clyde? Hola. Disculpa, ah... —no muy seguro de qué decirle para justificarse, miró de pronto a Lynn—, una de mis hermanas acaba de marcarme por una emergencia que tuvo... no, descuida, no es nada grave, pero, ya sabes cómo son, así que... ajá, por favor discúlpame con el resto... sí, estoy bien, tal vez no se trate de nada importante... sí, luego te cuento... muchas gracias, y oye, por favor, paguen lo mío de la comida. Les prometo que mañana se los repongo en la escuela... sí, muchas gracias. Sé que cuento con ustedes.

Una vez que colgó, Lynn estaba por reanudar la caminata, cuando su hermano le llamó la atención.

—Tal vez deberías tú también de decirle a Roy algo parecido para que no se quede esperándote.

Ella no parecía muy conforme con la idea, pero muy a su pesar sabía que Lincoln tenía razón. Sacó su teléfono y tras mandar algunos mensajes por texto, se lo guardó en el bolsillo nuevamente e instó a su hermano a que se marcharan de una vez.

—Ya está.

—¿Qué fue lo que le dijiste? —no parecía muy satisfecho el que la comunicación la limitara a pocas palabras por mensajes.

—Lo mismo que tú. Emergencia familiar. Que en la escuela luego le pago por mi filete para compensar el dejarlo plantado y ya. Ahora vámonos.

—¿A casa?

—Sí. Te reto con tus videojuegos. Que si te dejo regresar, seguro intentaras algo que te deje en ridículo.

Aún si esa era la causa por la que lo incentivaba, igual no dejaba de sorprender con la actividad al muchacho. No es que Lynn nunca jugara videojuegos, pero sí eran contadas las ocasiones en que lo hacía, casi siempre cuando había alguna apuesta de por medio, o que le tocara cuidar a Lana. No le quedaba duda que a su muy particular modo, ella buscaba protegerlo.

—Está bien. Llegando a casa bajo a la sala la consola. Espero que el televisor esté desocupado.

—Si la tienes en tu habitación, entonces no muevas nada. Podemos jugar ahí mismo.

-0-0-0-

Una vez que terminó de arropar a los más pequeños, la señorita Hepburn comprobó que los mayores ya estuvieran en sus respectivas camas. Con nostalgia, fue a su estudio donde tomó la carpeta con los datos de aquella mujer que había entrevistado.

Su primera impresión había sido que se trataba de una muy buena persona. Aún sin haber tenido hijos propios, parecía tener correctamente las nociones para el cuidado de uno. Todo lo que George le había comentado por teléfono era cierto. Mañana tendría que hablarle al director del orfanato de Michigan para hacerle saber que corroboró lo del expediente, validando ya los primeros pasos de los trámites de adopción.

Aquellos documentos parecían estar correctos, sin ninguna irregularidad de por medio. Los ingresos de esa mujer eran más que suficientes, así como el horario laboral que tenía y que le permitía estar en casa el tiempo necesario. Parecía gustarle cocinar, y la impresión que ella tenía de sí misma era que lo hacía bien, o al menos su difunta madre nunca objetó nada al respecto. Andrea hubiese preferido que tuviese una pareja que pudiera apoyarla con la crianza de un niño... o una niña, que era lo que parecía preferir. Pero al ver la edad que tenía, y otros detalles que surgieron durante la entrevista acerca de su ritmo de vida, pudo comprender que en el aspecto sentimental, la pobre mujer ya había tirado la toalla, pero no así sus deseos de convertirse en madre.

Miró la hora en el reloj de la pared. En cualquier momento, Lesly se iría a dormir. Al ser la mayor de los niños, le daba el permiso adicional de quedarse despierta otros treinta minutos, y antes de que se fuera, quería hablar con ella.

Llevándose la carpeta, se dirigió a su habitación donde Lesly, frente a la ventana abierta para que le pegara el aire, oía la radio que la directora tenía en el buró. Tras escuchar la puerta abrirse, Lesly se volvió hacia ella y le sonrió con una falsedad que la mujer supo identificar, siendo que por el contrario, su preocupación seguía siendo palpable.

—Ya me voy. Buenas noches señorita Hepburn.

—Lesly, espera —la llamó en el momento en el que la niña apagaba la radio—. ¿Cómo estás realmente?

—¿Cómo dice?

—Te he notado muy intranquila desde que nos retiramos de Nelson's, incluso... me dio la impresión de que cuando te despediste de Jhon, no lo hiciste con el mismo entusiasmo como lo hiciste con José. Así que dime la verdad, ¿qué ocurrió cuando estuvieron a solas ustedes dos? —temía que Amanda tuviese razón por mucho que le costara aceptarlo, y que el mocoso le hubiese hecho algo inapropiado—. ¿Qué te pasó con Jhon?

Incómoda, se humedeció los labios. No quería preocupar a la directora, aunque lo cierto era que si no soltaba sus preocupaciones y dudas, temía que no pudiese dormir por tenerlas dando vueltas en su cabeza aún.

—No sé si recuerde que... que cuando éramos niños, a mí me... como que... me gustaban los gemelos.

Algo inquieta, en efecto ella recordó esto, como también que en algunas ocasiones a los gemelos parecían gustarles ella.

—Sí. Me acuerdo de eso. Entonces... ¿Crees que te siguen gustando?

—Yo... creí que nunca volvería a verlos otra vez, y me dio mucho gusto hacerlo, pero... con Jhon sentí algo de... culpa.

—¿Culpa? —extrañada, dejó la carpeta arriba del otro buró y se sentó a su lado sobre la cama— ¿Y eso por qué?

—Porque... no estoy segura, pero cuando estuve con Jhon así me hizo sentir, como si no fuese correcto que estuviera con él, siendo que a mí me... ya no me gusta ni él ni José de esa forma como antes. Por un momento preferí estar con... ah...

Pareció trabarse ahí. No estaba dispuesta a explicarle lo del beso y lo que Jhon le había dicho. Andrea por su lado recordó lo que aparte Amanda le había contado, acerca de algunas cosas que sucedieron mientras ella estuvo ocupada.

—Pero Lincoln me parece que sí estuvo ahí, ¿no es así?

Ella asintió.

—Es lo que me dijeron. Sus amigos estaban ahí también, pero me contaron que se fue por algo que le sucedió a una de sus hermanas. Amanda dijo que era una pena que no se acercara conmigo para que pudiera presentarle a los gemelos, pero... creo que eso no hubiera sido correcto por... bueno... siento que lo mejor fue que no los conociera.

Temió que ahora le preguntara el porqué de esto, pero intuyendo el motivo, Andrea pudo comprenderlo. ¡Cuánto le costaba aceptar que ya trataba, no con una niña, sino con una adolescente! ¿En qué momento su pequeña oruguita estaba comenzando a batir aquellas alitas que recién comenzaban a asomar?

Preocupada se preguntó si haría bien en compartirle su teoría acerca de que Lincoln quizá no se fue por esa excusa, sino por molestarle el verla con sus anteriores... ¿novios? Esto último en el pasado le había parecido tan sólo una ocurrencia infantil muy graciosa... hasta ahora.

—No deberías de martirizarte de esa manera. Ninguno de los gemelos es tu novio después de todo, mientras que Lincoln... tampoco, supongo. ¿O me equivoco acaso?

Ella negó con un gesto antes de responderle.

—No. Ninguno lo es.

No estaba segura de qué tan bien estaba con eso, pues por un lado le consolaba ahorrarse el estrés que una relación así podría provocarle, aunque por otro lado... no estaba segura de su sentir, a diferencia de la directora, que se sentía aliviada de que Lesly no estuviera confesándole que Jhon se le declaró y ella le correspondió o algo así, pues a diferencia de que algo así sucediese con el joven Lincoln, estaba segura de que mucha gracia no le haría.

—Entonces deja de preocuparte por esas cosas y trata de descansar. Es decisión tuya si después un día quieres presentarle a Lincoln tus amigos de manera más apropiada, naturalmente estando yo ahí con ustedes presente.

Más allá de querer sobre protegerla como acostumbraba hacerlo, lo que en realidad deseaba era contener cualquier altercado que pudiese surgir entre los chicos. Aunque no sabía mucho del carácter de Lincoln, aparte de los buenos modos que a la fecha le conocía, temía por la impulsividad que recordaba de los gemelos, aunque... tal vez no era para tanto. Que el que Lesly aún pudiese sentir algo por ellos, no significaba que ellos sintieran algo así por Lesly todavía, después de todo habían crecido bastante y seguro sus intereses apuntaban hacia chicas más acordes a su edad... o eso esperaba.

—Sí, supongo que tiene razón —Lesly razonó, aunque no parecía estar muy convencida, pero por lo menos ya se sentía más tranquila—. Gracias, señorita Hepburn.

—Por nada, querida.

Había esperado que ella se acomodara en la cama para dormir a su lado como pocas veces hacía aún como cuando niña, pero por el contrario y tras darle agradecida un corto abrazo, se puso de pie y se marchó hacia su habitación.

Andrea suspiró. Le agradaban los gemelos entonces... más o menos, y quería creer que se habían convertido en mejores personas, pero... francamente y si tenía que aceptar a un chico en la vida de Lesly, a regañadientes admitiría ante las presentes opciones hasta el momento, que preferiría que ese fuese Lincoln.

Curiosa y un tanto divertida, antes de tomar los documentos para darles otro vistazo, se preguntó cómo sería la siguiente hermana de Lincoln con la que se presentaría la próxima vez que los visitara.

-0-0-0-

Lincoln estaba agotado. Lynn sintiéndose confiada por la manera en que había logrado someter a su hermano sin que este se lo esperara, se le lanzó sin miramientos quedando encima de él sorprendiéndolo por la acción.

—¡Eres mío, apestoso! ¿En serio creíste que tendrías siquiera una oportunidad contra mí?

De pronto Lincoln con un impulso se echó para atrás haciendo que Lynn perdiera el control, lo que él aprovechó para de manera sorpresiva asestarle un puñetazo en toda la cara y con tanta fuerza que salió volando al otro lado de la habitación.

Consternada, Lynn se preguntó.

—Pero qué... ¿qué se supone que acaba de suceder?

La respuesta se la daría el monje que apareció en medio del tatami dónde habían combatido, dándole la victoria a Lincoln.

—Sucede que conozco más combinaciones de combos que tú.

Orgulloso por su proeza, su hermano en pijama sentado con las piernas cruzadas frente al televisor, apoyó el control sobre su lado derecho en el suelo, mientras que el otro Lincoln cuya vestimenta era la propia de un artista marcial, y cuya cabeza era la de un pez verde, bailoteaba su victoria, mientras que la Lynn con cabeza de tiburón daba de golpes contra el suelo con los puños frustrada ante su derrota.

—¡No es justo! —la verdadera Lynn, también en pijama, le reclamó sentada a su lado izquierdo sin soltar el control—. Yo no sabía nada acerca de ese combo. Tuviste que enseñármelo. ¡Quiero una revancha!

El muchacho pareció considerarlo, al menos hasta que se dio cuenta de la hora que era.

—Mañana, tal vez. Deberíamos de irnos a dormir ya.

Lynn estaba por protestar, cuando de pronto alguien intentó abrir la puerta de la habitación. Al darse cuenta de que estaba cerrada con seguro, la visitante esperó a que alguien fuese a abrirle, por fortuna se trató de Lincoln quien lo hizo.

—Hola, Lucy. Pasa. ¿Necesitas algo?

Si bien por un lado la niña se sintió agradecida al notar que su hermano tenía mejor humor a cuando llegó por la tarde, le inquietó ver a Lynn con él en la habitación, y encima no muy contenta porque los interrumpiera.

—¿Por qué la puerta estaba con seguro?

—No recuerdo habérselo puesto —se volvió hacia su hermana mayor—. Lynn, ¿no fuiste tú la que entraste de último?

—Sí. Supongo que se lo puse por accidente sin pensar. ¿Qué dices que necesitabas, Lucy?

La niña bajó la cabeza y se dio unos segundos de reflexión antes de responderle tras suspirar.

—Las chicas estamos reunidas en la habitación de Leni improvisando una pijamada, me mandaron a invitarte, tal vez para que les cuentes cómo te fue en tu cita con Roy.

Lynn suspiró poniéndose de pie para apagar el pequeño televisor y la consola de Lincoln.

—No estoy de humor. Ya tengo sueño. Puedes decirle a las chicas que no me fue muy bien, en realidad no creo que haya una segunda cita.

Lincoln estaba por sugerirle que acompañase a las chicas para que se distrajera por lo de Roy antes de irse a dormir, cuando de pronto ella se metió bajo las cobijas de su cama.

—Ah... Lynn, ¿qué estás haciendo?

—Dijiste que ya deberíamos de dormirnos. Por cierto, gracias por la invitación.

El muchacho no se había imaginado que de esa manera su hermana interpretaría sus palabras, pero decidió no reñirle. Se sentía mejor ante lo que sucedió por la tarde, y no deseaba hacer nada que pudiese arruinar la paz que Lynn consiguió que recuperara, por lo que se dirigió hacia Lucy.

—Bueno, ya la escuchaste. Buenas noches, Lucy.

La niña suspiró.

—Buenas noches, hermana. Buenas noches, hermano. Por favor, procura no ahogarte en ese arroyo tan turbulento.

Confuso, Lincoln estaba por preguntarle a qué se refería, cuando la niña se marchó cerrando la puerta.

—Eso... fue extraño.

Tras apagar la luz, se metió en su cama al lado de su hermana.

Lincoln no tardó en dormirse, su respiración rítmica lo delató con Lynn, quien aún no se dormía, por lo que ella se giró para quedar frente a él y de esa manera poder apoyar su brazo sobre el pecho de su hermano pegándose contra él.

-0-0-0-

—Que mal —Luna se quejó ante lo que Lucy les explicó acerca del por qué Lynn no las acompañaría—. Habría preferido que todas estuviéramos presentes.

—Ya qué —Lola encogiéndose de hombros se resignó—. Luego la pondremos al tanto de cómo nos organizaremos por el cumpleaños de Lincoln.

Luan muy entusiasmada las instó a comenzar.

—Bien. ¿Sugerencias? Había pensado en una serie de bromas "explosivas" perfectamente calculadas para que, tras despertarse, Linc por la mañana termine en el comedor, donde con sus amigos y ya teniendo preparado todo el ambiente, estaríamos listas para gritarle: "¡Sorpresa!" ¿Qué dicen?

A ninguna pareció hacerle gracia.

—Creo que no —Leni sería la que la contendría—. Le llamé a Clyde y me dijo que él y sus amigos le festejaran un día antes después de la escuela en su casa, para que de esa manera luego lo hagamos nosotras con papá, mamá y el abuelo sólo en familia. Además, como que eso de "explosivo" podría ser peligroso.

Luan chistó. Como siempre parecía que su comedia era incomprendida. Pero estaba bien, que podría reciclar sus ideas para el próximo bromaggeddon.

—Está bien. Nada explosivo. Pero puedo preparar algo, quizá cupcakes.

Esto pareció sentarle mejor al grupo. La cocina de Luan era mucho mejor que sus bromas. Leni mostrándose de acuerdo, le pidió a Luna que se encargara de tocar algo especial para el día, a lo que entusiasta ella aceptó. Leni estaba demás decir que se encargaría de las decoraciones.

—Tenemos que llamar a Sunset Canyon —Lana les hizo el recordatorio—. No podemos festejar el cumpleaños de Lincoln sin los abuelos.

Lola se mostró de acuerdo, pero por su parte tenía otra duda.

—¿Y ya saben qué le regalarán a Lincoln? —con engreimiento les presumió—. Yo ya tengo el mejor regalo de todos.

—¿Ese insecticida que huele tan horrible? —Lana se mofó.

—¡Es una colonia! ¿Qué sabrás tú de olores siquiera?

Leni se apresuró a ponerse en medio de ambas.

—No se peleen, chicas. No es el momento. Como que a mí no se me ocurre aún que darle. Estaba pensando en una de esas historietas que tanto le gustan, pero no estoy segura de dar con alguna que le guste.

Luna se encogió de hombros.

—Pues de hecho yo ya tengo en la mira cuál darle. Si quieres puedo orientarte para que le compres algo así mañana.

Lisa asintió pensativa.

—Esa es una buena idea. Lo mío será una figura coleccionable armable. En todo caso, sin importar los regalos, creo que es un hecho que lo que nuestro hermano apreciará más de todo lo que le prepararemos para darle ese día, ¿no está de acuerdo?

Su bienintencionada expresión traviesa se contagió al punto que había ya una semejante en los rostros de la mayoría de sus hermanas, quien de manera unánime exclamaron el único punto en el que todas estaban de acuerdo.

—¡Lesly!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top