Tiempo después
De la siguiente historia, además del comisionado, la idea, Oc principal y concepto son autoría de DsTriker21 , siendo de mi parte concerniente sólo la adaptación literaria de los mismos. Espero que la disfruten tanto como a nosotros el presentárselas.
El arte de portada (e ilustraciones en la versión de Wattpad) son creaciones de diversos artistas, entre ellos el mismo DsTriker21. Visiten sus redes por favor. Tienen ilustraciones bellísimas.
Descargo de responsabilidad. El concepto de " Loud House " y todo lo relacionado con el mismo con excepción de los Oc's pertenecen a su autor y casa productora: Chris Savino & NICKELODEON / VIACOM © 2016 . La historia se realiza sin fines de lucro.
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Capítulo 1
Tiempo después
A veces los planes no pueden resultar como uno esperaba, pero también puede resultar mejor de lo que uno puede esperar. Este día debería resultar perfecto, cada detalle de lo planeado para este día tan especial había sido repasado, pero no hacía sentir mejor al joven que se encontraba esperando el gran momento de su vida.
Muchos años habían transcurrido desde que se conocieron, técnicamente desde que eran unos niños. Aún recordaba como si hubiera pasado ayer la manera accidental en que se conocieron y ahora se encontraba parado en el altar esperando la llegada de la chica que sería en unos momentos su esposa. El joven estaba nervioso de pie en el altar al lado de su padre, quien orgulloso intentaba tranquilizarlo y animarlo.
Aquel joven de traje blanco, intentaba distraerse un poco mirando y analizando a las personas invitadas que llegaban para acompañarlos en esta celebración. Frente a él, se encontraba su familia, tan llamativa como siempre. Entre ellas se encontraba su madre cuidando a una pequeña niña de cinco años intentando que no se aburriera. Inicialmente cuando jóvenes la mujer se mantuvo en la postura de rechazar su relación, nunca dejando de recalcarle que podía conseguirse a alguien con mejor situación que ella, pero todo cambió con el nacimiento de la primer nieta que ellos mismos le dieron, una hermosa niña sana y fuerte que atraía todo el tiempo las miradas curiosas por el color de su cabello castaño, siendo tan diferente al que sus padres compartían entre sí.
Y de pronto ahí estaba ella, su amada, siendo llevada de la mano por la mujer que la había criado desde la presunta muerte de sus padres, ocultándole el hecho de que en realidad ella se trataba de su verdadera madre, hecho que se callaría hasta la muerte, principalmente para no arruinar la felicidad de su hija, en especial en este día en el que ella estaba por compartir su vida con el hombre que amaba.
El sacerdote comenzó la letanía resaltando los valores de la pareja y el fuerte compromiso que se había forjado entre ambos, cuando tras terminar aquella parte y antes de hacer oficial la unión, pronunció mirando hacia la concurrencia la acostumbrada pregunta rutinaria de aquellas ceremonias.
—Si hay alguien que tenga algún motivo para impedir esta unión, que hable ahora o calle para siempre.
—¡¡¡Nosotros nos oponemos!!!
Lola se llevó una mano a la boca junto a Margue cuando vieron a dos sujetos de apariencia latina entrando a la iglesia, quienes con su presencia provocaron que los murmullos se levantaran por el recinto cual fuegos artificiales.
—¡No dejaremos que te cases con ella, estúpido! —Uno de ellos le gritó al joven.
—¡Su vida nos pertenece a los dos! —Le secundó su compañero.
Margue con los ojos muy abiertos, no perdía atención a lo que de pronto sucedía.
—¡Esto es horrible!
El novio protectoramente se puso delante de su amada y exclamó desafiante hacia aquellos dos tipos, a quienes en su adolescencia creía haberles dejado perfectamente en claro que se alejaran de ella.
—¡Tendrán que pasar sobre mi cadáver! ¡No permitiré que esta vez le toquen siquiera un pelo después de lo que le hicieron!
Cabizbajo, uno de ellos resintió sus palabras, pero el otro colérico y de mecha corta, sacó un arma
—¡Va a matarlo! —Alguien gritó.
Alarmada por lo que estaba sucediendo, la señorita Hepburn intervino.
—Muy bien. Esto se está volviendo demasiado inapropiado para ustedes, jovencitas.
Entonces tomó el control del televisor y cambió de canal. La telenovela fue sustituida por un episodio de Blarney el dinosaurio, por el que Adam y Simon vitorearon contentos dejando de lado los bloques con los que estuvieron construyendo cosas al azar en el suelo de la sala, mientras que las dos niñas miraban la televisión.
—¡Vamos señorita, Hepburn! —Lola exclamó—. Se estaba poniendo bueno.
—No permito contenido de esa clase en mi casa.
Un tanto zalamera, la rubia intentó otra táctica.
—Sabe, la etiqueta dice que por educación y cortesía, a los invitados se les deben permitir ciertas libertades como la elección de qué ver en la televisión.
—No si estas libertades entran en conflicto con los protocolos de conducta del hogar al que la persona fue invitada y por respeto esta debe de atenerse a acatar.
Con severidad la mujer frente a la mesa en la que estaba terminando de calificar los exámenes de ayer, la observó tratando de no sonreír al ver su expresión de derrota.
La rubia estaba por agregar algo que se le acababa de ocurrir para refutarle, pero Margue, la pelirroja de siete años a su lado, la tomó por un hombro negando con un gesto, haciéndole comprender que sencillamente no le ganaría, por lo que lo mejor era dejarlo ya así.
Lola supuso que por votación y mayoría se hubiese salido con la suya de convencer a Margue y a la pequeña Mallory de apoyarla, pero esta última que había mirado con poca atención la telenovela, parecía ahora por completo distraída a causa de Blarney al igual que los niños.
—Oh, bueno —terminó por rendirse—. Blarney será.
—No es tan malo —Margue la trató de animar—. Este es el capítulo donde Blarney recibe la visita de su prima Betsy Po.
De forma amistosa, la niña pelirroja rodeó con su brazo el hombro de Lola para mirar juntas la televisión. A la pequeña rubia de ocho años no pareció molestarle. Para ser un año menor que ella, consideró que Margue era bastante agradable, muy distinta a lo que se imaginó a causa de lo que Lincoln y Lana le contaron sobre ella (con el permiso de Lesly para ponerla sobre aviso) acerca de que era bastante conflictiva en ocasiones, o que se ponía muy a la defensiva con los desconocidos, en especial ante el peligro por tratarse de una "mordedora". La pequeña huérfana se acercó todavía más a Lola, de forma que pudo susurrarle algo al oído.
—¿Crees que puedas contarme otro día cómo siguió la novela?
Se lo volvió a repetir a sí misma a la vez que le asentía con un gesto: Margue le agradaba y estaba segura de que también a Lynn lo haría cuando la conociera.
La señorita Hepburn, que no alcanzaba a escuchar lo que esas dos se compartían en complicidad, sólo miraba como extrañamente Margue parecía haber conseguido una amiga, una a la que no respetaba su espacio personal, aunque no es que a la niña Loud pareciera molestarle. Entonces recordó el día cuando la niña de cabello negro, Lucy, llegó y lo bien que se llevo con Brian... la misma niña que se puso a jugar con los niños presuntamente leyéndoles el futuro de una manera... que en muchos se sentían genuinas las predicciones dadas las personalidades que tenía. Recordando en ese momento la de Margue y cierta insinuación que le generó dudas, le resultó en cierto modo gracioso el relacionar aquello con la imagen de esas dos pequeñas en ese instante.
—Margue, sabes que es de mala educación pegársele tanto a las personas.
Hasta Lola como la niña suspiró, separándose ambas entre sí con resignación, pues así ya no podrían seguir hablando en voz baja, lo que hizo elevar más las sospechas de la mujer, sorprendiéndole el hecho de que a Lola no parecía molestarle esta cercanía. ¿Es que también a ella...? No, no debía juzgar algo tan importante y delicado así tan rápido. "Sólo son cosas de niños" se dijo. Había creído que se trataba de una de las hermanas mayores de Lincoln de quién escuchó que no le interesaban mucho los chicos precisamente, esto la misma Lesly se lo contó para prepararla también sobre el resto de las hermanas de su amigo para evitar malos entendidos.
Bien. Aunque tal vez en su niñez y parte de su adolescencia, esa clase de situaciones la escandalizaban, había aprendido a adaptarse con el paso del tiempo a las nuevas normas sociales, por lo que no haría un escándalo de ello si a final de cuentas esas dos niñas se encontraban bien, y vaya que se veían mejor ahora en comparación al momento en que se conocieron por la mañana, cuando Lincoln llegó de visita, en esta ocasión trayendo a esa niña.
Durante la visita de la semana pasada, el pequeño Adam terminó encariñándose rápidamente con la gemela de Lola (propiciando sin querer que Mallory se celara), por lo que cuando llegaron hoy, éste corrió hacia la niña creyendo que se trataba de Lana, hasta que al notar el vestido rosa que llevaba, se detuvo echándose a reír. Lola un tanto ofendida estaba por preguntarle qué era tan gracioso, cuando el niño le soltó a Margue.
—¡Mira! Y tú decías que de seguro se vería ridícula disfrazada como esas tontas princesas de cuentos de hadas.
Lola estaba que echaba chispas, siendo sólo la perspectiva de conocer a Lesly lo que medianamente la calmaba, haciendo poco caso a las disculpas de Margue, quien como Adam, tardó en comprender que ella no se trataba de Lana.
A pesar de que la "otra Lana" le pareció un tanto pesada por mantener su disgusto durante buena parte de la visita, Margue terminó por apreciar a Lola incluso más que a su gemela por el cinismo de su carácter, y cuando Lola se percató de esto, terminó abriéndose con ella incluso más que con Lesly tras comprender que la niña pelirroja también tenía un carácter casi tan fuerte como el suyo y del que se sentía orgullosa.
Tras mirar la escena sobre su hombro por un instante, alcanzando a notar a todos desde el marco de la puerta en la cocina, Lincoln regresó su atención a Lesly que con su escuadra y punzón terminaba de escribir algo en braille sobre una cartulina.
—Terminé.
Sobre la mesa deslizó la cartulina hacia donde sabía que su amigo se encontraba. Lincoln la posicionó frente a él esperando no equivocarse de nuevo, entonces pasó las yemas de los dedos de ambas manos sobre el relieve de puntos que su amiga había hecho.
—Sin trampas. No olvides cerrar los ojos, Linky.
Lincoln sonrió por lo mucho que le encantaba cuando Lesly lo llamaba así.
—Por supuesto.
Era consciente de que no había manera en que ella averiguara si hacía trampa o no, a no ser que de pronto se levantara de la silla y le diera por tocarle la cara pinchándole los ojos con los dedos, después de todo nadie los miraba ahí, si acaso de tanto en tanto la señorita Hepburn con cautela desde su no tan apartado lugar, para comprobar que se portaran bien. En cualquier caso y por principios, Lincoln cerró los ojos queriendo hacerlo del modo correcto, pese a que sería más sencillo memorizar el patrón visualmente.
Pasó los dedos sobre el relieve de la cartulina sintiendo los puntos, sin embargo le resultó al inicio confuso el patrón al no sentir un orden en particular en los mismos, siendo más como si sólo hubiesen sido hechos al azar, percibiéndolos muy juntos entre sí como para apreciar alguna diferencia. Trató de concentrarse mejor al hacer un segundo intento procurando ser más lento al recorrer los dedos, cuando creyó sentir un orden finalmente en la primera letra qué se le hizo bastante familiar.
—"L".
Lesly sonrió cuando escuchó cómo finalmente Lincoln había acertado al comienzo, aunque el chico ya no estaba ahora tan seguro sobre cuál era la siguiente letra, con todo y que consiguió hacerse en su cabeza una imagen mental del orden que los puntos tenían. Por momentos le parecía una "I", lo que le daba una idea de que quizás se trataba de su nombre, pero de pronto se le ocurrió que podría ser una letra "E". ¿Lesly? ¡No! Estaba seguro de que era una "I", finalmente pudo reconocer el patrón. Creyó innecesario tratar de identificar las otras tres letras.
—Dice "Linky".
En respuesta ella se rió.
—Dos de cinco. "Libro".
El peliblanco musitó un gruñido de frustración. Había visto los libros en braille de Lesly y la había visto leerlos pasando sus dedos con mayor velocidad a lo que él lo hacía.
—Vaya que te admiro por poder leer algo como esto.
—Ayuda mucho la práctica.
Una notificación de su teléfono le indicó a la jovencita que la transferencia de las canciones y audiolibros que Lincoln le había pasado por medio de un pendrive especial había concluído, Lesly lo tomó con cuidado y lo retiró para devolvérselo a su amigo.
—Gracias por los archivos.
—Espero que te gusten.
Lesly reprodujo por unos segundos una de las tantas canciones del grupo favorito de Lincoln, después hizo lo mismo con otra y luego otra, reconociendo con sorpresa en esta última la voz de la intérprete.
—¿No es esa tu hermana Luna?
—Me pidió que te pasara algunas de sus canciones también.
—¡Genial! Se lo agradeces de mi parte.
—Por supuesto. Le diré que te gustaron.
Cuando Luna había visitado la casa hogar el mes pasado, la señorita Hepburn no se llevó precisamente una buena impresión de la muchacha, especialmente por todo el ruido que hizo con su amplificador durante los pocos minutos en que lo hizo sonar para cantarles algo a los chicos, antes de hacer que quedara como la mala desconectándoselo para no tener problemas con los vecinos. Luna se sintió más apenada que indignada cuando escuchó los problemas en que podría meterlos, después de todo no estaba en su casa o en un concierto en el que le permitieran comportarse de ese modo. En todo caso los muchachos disfrutaron de la música, quedando Lesly bastante entusiasmada con la misma, asegurándole que nunca había escuchado algo tan ruidoso pero divertido hasta entonces. Sobra decir que con ese comentario terminó ganándose a la rockera de los Loud.
Al mirar por la ventana, Lincoln notó a Amanda terminando de ayudar a Brian, Carl y Heidi a montar lo que parecía un pequeño puesto de limonada.
—¿Desde cuándo tus hermanitos comenzaron a vender limonada?
—Es algo que se les ocurrió a Brian y Carl desde hace unas semanas, pero fue hasta ayer que Amanda pudo conseguirles un viejo puesto de madera que tenía la prima de una de sus amigas. ¿Quieres un vaso?
—Por supuesto, vamos.
Lincoln tomó la mano de Lesly para guiarla fuera de la casa, algo que era innecesario, pues su amiga conocía muy bien cada rincón de esta, y eso incluía el patio, pero pese a ello no mostró problema en ir de la mano del muchacho, cuya calidez le agradaba tanto como la suavidad de la suya a Lincoln.
Lincoln le pidió un par de vasos a los chicos, por lo que mientras Simon les servía en dos vasos desechables un poco de una jarra grande que ya tenían preparada, Carl se apresuró a cobrarles dos dólares, sólo para recibir un sape en la nuca por parte de Heidi.
—¿Cómo se te ocurre cobrarles, tonto? Lesly vive con nosotros.
—¡Bueno! ¿Y Lincoln qué? Sólo porque sale con Lesly no vamos a darle las cosas gratis, ¿o sí?
Lesly no se molestó en corregir a Carl, ya había aprendido que decirles que no salía con Lincoln sólo los incentivaba a ser más insistentes con esos comentarios. Parecía que Heidi estaba por propinarle otro golpe, aunque lo cierto era que en lo último Brian parecía estar de acuerdo con el niño, cuando Lincoln levantando una mano pidiendo un cese al fuego los calmó.
—Está bien. Nunca esperé que me regalaran la limonada —sacó un par de dólares que ya tenía a la mano desde antes de que salieran afuera—. Cóbrense los dos vasos.
Brian tomó el dinero y se tentó a regresarle un dólar de cambio, sin embargo la ambición le ganó más y no lo hizo. Antes que Heidi le reclamara algo por cobrarle también el de Lesly, el muchacho de diez años se apresuró a cambiar el tema.
—¿Y cómo han estado tus hermanas? ¿Lucy nos visitará de nuevo?
Heidi le respondió.
—Obvio que no lo hará, al menos no tan pronto. Todavía falta que Lincoln invite a... —hizo una pausa para contar con los dedos—. ¿Tres o cuatro?
—Tres —Lincoln le respondió—. Leni quiere venir la próxima semana. No estoy seguro si por fin Luan estará libre, ya que otra vez le salió un evento de último momento, por lo que no pudo venir hoy, y lo mismo puedo decir de Lynn con sus partidos.
Notó cómo Lesly apretó un poco su mano cuando mencionó a Lynn, pero quizá sólo debió de ser un reflejo al tomar muy aprisa su limonada, pues incluso tosió como si se hubiera atragantado un poco al beberla.
—Pues sea a quien le toque ahora venir, será bien recibida.
Brian suspiró tras decirle aquello. Aunque deseaba volver a ver a Lucy, tenía que admitir que de cualquier forma los fines de semana de los últimos tres meses habían sido interesantes al conocer a cada una de las hermanas de Lincoln.
—Gracias, Brian. Estoy seguro que a Leni le agradará conocerlos a todos.
La pareja se alejó un poco, entonces Carl burlón por lo bajo susurró de modo que sólo Brian y Heidi lo escucharon decirle al mayor de los varones de la casa hogar.
—Aunque no tanto como a ti te gustó Lucy, ¿cierto?
Heidi divertida vio como el siguiente sape se lo propinó Brian.
Recargándose contra la cerca sentados sobre el césped, Lincoln y Lesly degustaron sus limonadas tomando también un poco de sol, cuando el muchacho de pronto se preocupó por su amiga.
—¿No dijiste que te hacía daño el sol? Podemos regresar adentro.
—Un poco no me hará daño. A veces me gusta sentir lo cálido que es.
De nuevo apretó la mano de Lincoln y este sonrió ampliamente sintiéndose muy bien.
Una mariposa apareció de entre los arbustos y Lincoln la siguió con la mirada. De pronto el flamante insecto se les acercó y fue a posarse justo sobre la cabeza de Lesly.
—No creo que el próximo fin de semana podamos vernos, señor presidente.
Lincoln, un tanto distraído por la mariposa que se decidió a tomar soltó la mano a Lesly provocando que ella creyera que se había molestado, aunque en realidad Lincoln al inicio no comprendió de qué le estaba hablando, cuando de pronto creyó hacerlo.
—Entiendo. De nuevo tendrás exámenes ese día.
—Así es. Justo el día uno. No puedo posponerlos, en especial porque los tendré en el orfanato de Michigan.
—Lo que no entiendo es por qué siempre te los hacen precisamente durante el primer domingo del mes. ¿No sería más práctico que te los aplicaran entre semana?
Con sus manos, Lesly estrujó un poco su vestido un tanto nerviosa.
—Sí, bueno... políticas del orfanato. No puedo hacer nada al respecto... ¿Y qué estás haciendo?
Iba a llevarse una mano a la cabeza al percibir que algo, muy probablemente Lincoln, se le estaba acercando mucho.
—No te muevas. Trato de tomar por las alas a una mariposa que se te paró en la cabeza.
—¿En serio? No vayas a hacerle daño.
—Descuida. Lana me enseñó a cómo hacerlo sin lastimarlas. ¡Rayos!
—¿Escapó?
—Sí, aunque sigue volando cerca. No hay que movernos, tal vez regrese.
Inmóvil, Lincoln le dio su tiempo al bicho para que se acercara nuevamente sin dejar de seguirlo con la mirada. Pocos segundos después, tal y como lo previó, la mariposa decidió posarse nuevamente sobre la joven, aunque esta vez en un lugar inesperado.
—¡Oh!
—¿Qué sucedió? ¿Volvió a irse?
—Ah.. no. No... sólo no vayas a moverte.
Esta vez no sería tan sencillo intentar atraparla, ya que se posó en el cuello de la polera de Lesly, con el peligro de que parecía querer meterse adentro.
—Puedes... ¿Puedes erguirte más de forma que tu espalda quede muy recta?
Aunque confundida por la petición, Lesly le obedeció. Esta vez el cuello de la vestimenta se le pegó más al cuerpo, de manera que el bichito no pudo entrar, aún así, Lincoln sonrojado vio que quedaban una pequeña abertura debido a cierta discreta prominencia por la cual podría entrar de notarla, si quería atraparla debía hacerlo ya lo antes posible.
Dentro de la casa frunciendo el seño, Andrea por la ventana alcanzaba a notar como el joven Lincoln de rodillas a lado de Lesly, que estaba sentada lo más erguida posible, parecía intentar colocar su mano sobre el pecho de ella. Molesta y escandalizada por la osadía del joven, se levantó del sillón al instante para apresurarse a llamarle la atención, más al llegar a la puerta, se detuvo al ver que el muchacho tenía la mano entre cerrada, como si sujetara algo pequeño.
—¡La tengo! —lo escuchó decir. Se acomodó lo lentes y con detalle notó en su mano una pequeña mariposa, lo que la tranquilizó al instante.
Lincoln la examinó. El bichito asustado pataleó unos momentos antes de cautelosamente quedarse quieto. Entonces el muchacho le tomó una mano a Lesly e hizo que pusiera la palma hacia arriba, donde con cuidado colocó al insecto que se quedó quieto antes de aventurarse a dar unos pasos. La albina sonrió al sentir las diminutas y finas patitas.
—¿Es bonita? ¿De qué color es?
—Tiene unos pocos patrones negros, pero la mayor parte de sus alas son blancas.
El insecto finalmente reanudó el vuelo pasando casi frente a la cara de Lesly que estuvo segura de haberla percibido.
—¿Cómo la tomaste? ¿Cómo es que Lana te enseñó a agarrarlas?
Lincoln le contaría de la vez que acompañó a su hermana a un estanque para darle de comer a unos salmones, y para revisar un panal de abejas que había encontrado en una anterior ocasión muy cerca de un campo de flores.
—Me gustan las mariposas —Lesly le contaría felizmente cuando él finalizó su relato— me enseñaron que al inicio no nacen con esa forma, que primero son unos gusanitos pequeños y que tras comer mucho, crean un capullo donde se encierran y luego de un tiempo se transforman en unos lindos animalitos con alas coloridas.
—Así es. Mi hermana Lisa también me contó mucho sobre ellas, como que existen varias especies de distintos tamaños y algunas con colores increíbles.
—¡Eso es maravilloso!
—Sabes, mi hermana Lisa una vez nos dijo que el ser humano es también como una mariposa. Al nacer sólo somos apenas y pequeños gusanitos en este mundo, que en la niñez y adolescencia necesitamos los nutrientes y enseñanzas necesarias para prepararnos para la vida, para cuando nos convirtamos en adultos emergamos como una gran mariposa adulta, listos para enfrentar al mundo.
—¿En serio? Eso es interesante —se agitó el pelo moviéndolo a un lado y exclamó tratando de imitar un poco el tono de Lola—, pues entonces espero convertirme en una hermosa mariposa cuando crezca.
Lincoln suspiró ante la belleza acentuada de Lesly bajo la luz del sol, que pese al juego de su comentario, sonreía genuinamente maravillada por la reflexión que le dijo sobre las mariposas y las personas.
"Ya lo eres", observó para sí mismo.
No obstante también recordó algunas cosas tristes acerca de las mariposas que de un modo muy frío Lisa también le había explicado. Datos que creyó mejor guardarse para no entorpecer el momento que compartían.
Amanda que estaba en la entrada de la casa revisando su celular, de tanto en tanto alzaba la mirada para ver que todo estuviera en orden con los chicos afuera. Brian, Carl y Heidi atendían a un anciano de apariencia inofensiva, mientras que alegremente Lincoln parecía contarle algo a Lesly que en un punto la hizo reír. ¡Le parecían irresistiblemente adorables!
También en un punto de la conversación que ambos tenían, miró cómo Lesly se rascaba de forma insistente con un dedo su pecho, lo que la inquietó un poco.
Lola salió de la casa junto a Margue tomándola por un brazo, quien lucía un poco hastiada. En cuanto la pequeña diva localizó a su hermano, lo llamó.
—Linky, ya es tarde. Recuerda que en la noche iré a las semifinales del certamen de Hazeltucky y aún tengo que prepararme en casa.
Su hermano suspiró, estaba muy a gusto junto a Lesly en esos momentos, quien comprensiva le palmeó un hombro.
—Vamos. No vayan a llegar tarde.
—Quisiera quedarme un poco más, en especial porque la otra semana no podré venir.
—Entonces eso hará que la próxima vez se sienta más especial.
Aunque normalmente le daría lo mismo los planes de otros con tal de hacer los suyos, lo cierto es que Lola se sintió apenada por romper el momento entre ambos.
—Lo lamento, Lesly.
—Está bien. Te deseo suerte en tu concurso, Lola.
—Gracias.
—¿Y es muy difícil participar en eso?
—Todo depende de lo bien que luzcas, el cómo te dirijas al público al hablar, que tan duro te esfuerces por buscar la victoria y ser igualmente dura con las otras competidoras sin mostrarle misericordia a nadie, también ayuda mucho el que muestres y perfecciones algún talento espectacular con el que consigas dejar a todo mundo con los ojos bien abiertos.
Sonrió con altanería, sólo para sentirse avergonzada por lo último que dijo. Temió ofender a la amiga de Lincoln, siendo que ella no podía precisamente mantener los ojos bien abiertos sin que sintiera un picor desagradable en los mismos, y si lo hiciera, no haría ninguna diferencia a que los mantuviera cerrados. Margue pareció bufar, pero Lesly pensativa, exclamó.
—Suena un poco laborioso.
Lola, un poco más relajada al ver que no la hizo sentir incómoda por su comentario, agregó.
—Tiene su gracia. Aunque estoy segura de que, con un poco de preparación, te verías divina en una competencia.
La señorita Hepburn que salía en ese momento llevando su bolso, curiosa por lo que le alcanzó a escuchar, preguntó.
—¿Cuál competencia?
—Le hablaba a Lesly sobre los certámenes en los que participo.
Sí, algo de eso la misma niña estuvo presumiéndole a las chicas cuando llegó. Francamente no veía correcto ese tipo de exhibiciones, mucho menos si involucraban a niñas pequeñas.
—Entiendo. No me imagino a mis niñas o a Lesly concursando en algo así.
—A lo que doy gracias.
Lola murmuró esto último por lo bajo. No tenía nada en contra de Lesly, pero sentía que, de permitir participar a chicas con alguna discapacidad, haría de los certámenes algo menos glamuroso y más político o woke. Lincoln, molesto por lo que alcanzó a escucharla decir, la miró de mala manera al igual que Amanda y la señorita Hepburn, por lo que la niña se apresuró a añadir:
—Porque con lo bonita que es, seguro me arrebataría el primer puesto.
—Pero por su edad, Lesly no podría participar en esos eventos, ¿no?
Ante la duda de Amanda, Lincoln le aclaró.
—No en uno para niñas como Lola, pero tal vez sí en uno para adolescentes. Lola, ¿aún tienes esa tarjeta que te dieron en el último certamen cuando Lucy y Luan te acompañaron?
Con el reconocimiento que tenía, una agencia se la dio para que se la mostrara a alguna de sus hermanas mayores esperando que fuesen tan talentosas en el medio como ella, algo de lo que Lola dudó, pero igual conservó la tarjeta para ella misma pensando en su futuro. A regañadientes, de su pequeño bolso la sacó para entregársela a su hermano, que se la dio a la señorita Hepburn.
—Supongo que no perderían mucho tiempo si le realizan una prueba, por supuesto si les llega a interesar.
Ante la sugerencia de Lincoln, Lesly sonrió curiosa.
—Todo eso suena divertido. ¿Podríamos ir, señorita Hepburn?
La mujer leyó los datos de la tarjeta un tanto incómoda por la idea de exponer a Lesly a esa clase de ambientes. Amanda, que a diferencia de ella no parecía encontrar nada de malo con el asunto, le preguntó a Lola.
—¿Es cierto que dan becas escolares como premios?
—A veces. En ocasiones son aparatos electrónicos, descuentos en restaurantes o dinero. Todo depende del concurso, los patrocinadores y la posición a la que la finalista llegue.
Andrea admitía para sí misma que todo eso sonaba bastante atractivo, aunque sus dudas persistían. Miró a Lesly y le respondió.
—Lo pensaré. De todos modos, supongo que habría que invertir mucho para siquiera inscribirse en algo así.
—No tanto como se lo imagina —Lola le aclaró—. Lo más trabajoso es la preparación. Si llega a considerarlo, sólo avíseme y la asesoraré en todo lo que necesite para impulsar a Lesly hacia el estrellato.
En realidad, Lola suponía que seguramente la amiga de Lincoln no tendría muchas posibilidades por tratarse de una novata, dejando aparte su discapacidad, pero igualmente le divertiría hacer el papel de una instructora profesional con ella.
—Gracias, Lola —Lesly le dijo agitando un poco su mano hacia donde la ubicó, hasta conseguir sentir su hombro para presionárselo ligeramente con afecto—. Aunque la señorita Hepburn tiene razón. No es que tengamos mucho dinero para gastar en vestidos o cosas así.
—Descuida. No veo problema con la ropa, estoy segura de que a Leni, una de mis hermanas, no le molestaría confeccionarte algo para la ocasión.
Aún no conocía todavía a Leni, por lo que Lesly no quería que la primera impresión que se llevara de ella fuera algo malo por comprometerla y molestarla con algo así, esto se lo diría a Lincoln otro día por teléfono, quien le diría que al contrario, seguramente lo que molestaría a Leni sería que no la consideraran siquiera para una tarea como esa.
—¿Y cada cuándo hacen este tipo de eventos? —Preguntó Andrea.
—Dependiendo de la temporada. Me parece que el próximo se realizará dentro de mes y medio, tiempo más que suficiente para trabajar en algo si se animan.
Lesly parecía animada con la idea, incluso Amanda, a diferencia de la directora e incluso el mismo Lincoln que le preguntó a su hermanita.
—¿En serio crees que Lesly podría ganar si participara?
Lesly suspiró. Aunque la idea sonaba emocionante, no por ello dejaría de ser realista.
—En realidad no creo que pudiera hacerlo. Creo que exigen más de lo que puedo dar.
—No pienses así, Lesly —Lola le pidió—. Con mi ayuda sería muy probable que lo consigas, o como mínimo que te quedes con un muy buen puesto.
Lola no estaba tan segura de lo que decía, se concentraba más en quedar bien con "la novia de su hermano" y con la altiva mujer a quien percibía como un reto por buscar su aprobación, siendo no muy distinto al reto que le suponían ciertos jueces de esa clase de eventos a los que estaba muy familiarizada.
—Bueno, ya les dije que lo pensaré —repitió la señorita Hepburn notando lo emocionada que Lesly parecía ponerse con la idea. Esperaba que, de permitirle participar, el asunto no se le subiera a la cabeza convirtiéndola en una especie de pequeña diva como parecía ya serlo aquella niña. Se dirigió a su asistente tras darle un vistazo a su reloj—. Iré a comprar algo que me faltó para la cena. Amanda, quedas a cargo. Ustedes, chicos...
—En realidad nosotros ya nos íbamos —Lincoln la interrumpió antes de que ella los invitara a comer—. Lola tiene un concurso hoy y tiene que comenzar a prepararse.
—En ese caso regresen con cuidado a casa. ¿Lesly te dijo que la próxima semana no podremos recibirte?
—Sí. Ya me dijo que le tocan exámenes en la escuela.
Suspicaz, Andrea miró a la peliblanca que se sonrojó ahora por un motivo distinto, imaginándose su impresión por lo que Lincoln le explicó. La mujer resopló compartiendo una mirada cómplice con Amanda.
—Bien. Hasta dentro de quince días entonces, joven Lincoln, si gustan por supuesto. Sabe que puede traer a algún acompañante de nuevo.
Y esta vez preferiría que este fuese alguno de sus padres, aunque dudaba que así fuera. El señor Loud parecía un hombre agradable, y aunque no tenía mejor impresión de la madre a la que algunas de sus hijas le habían dejado, preferiría algún día conocerla mejor de lo que lo hizo aquella vez en el dentista.
—Por supuesto. Nos vemos hasta entonces.
Con mucha confianza, Lincoln abrazó estrechamente a Lesly siendo correspondido cariñosamente por ella que sonrojada, le permitió prolongar el momento durante varios segundos hasta que la señorita Hepburn carraspeó ruidosamente su garganta para que ya se separaran.
Mientras que Lincoln enseguida fue a despedirse del resto de los chicos, Lola hizo lo propio únicamente con las niñas siendo con Margue la última con la que chocó los cinco.
—Buena suerte en tu concurso. Espero que ganes.
—Gracias, Margue. Seguro que lo haré.
Procuraría no olvidar pasarle por medio de Lincoln más información acerca de la telenovela que estuvieron mirando.
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—Eso se ve bastante bueno, ¿no lo crees?
Lola le señaló a su hermano la valla publicitaria que encontraron en el camino de regreso. Muy a su pesar, Lincoln tuvo que admitir que la parrillada se veía estupenda en la fotografía.
—Sí. Así parece.
Se relamió los labios al sentir que estaba salivando.
—Ya quiero que abra el lugar. Estoy segura de que si ofrezco mis servicios al negocio como patrocinadora de imagen podría conseguir un buen descuento para mí... y para toda la familia con el dueño.
Esto último lo añadió temiendo que Lincoln volviera a regañarla. Su hermano adoptó un aire semejante al de la señorita Hepburn cuando le hablaron sobre las competiciones de belleza. Aunque le tentaba la idea, a la vez se mostraba muy inseguro al respecto.
—Estoy seguro de que a papá eso no le haría ninguna gracia.
La niña tuvo que admitir que ahí tenía un buen punto. Continuaron su camino dejando de lado el anuncio de "Nelson's" sobre su gran apertura dentro de un par de días. Últimamente el humor de su padre ante el nuevo restaurante había empeorado al ver por todas partes publicidad con respecto al lugar, el colmo fue el comercial en la televisión donde además de dar la dirección, un sujeto alto y robusto, probablemente el dueño, de forma alegre y jovial invitaba a las familias a la gran inauguración invitándoles el postre por cortesía de la casa en cualquier consumo que hicieran, manteniendo una actitud elocuente y amistosa bastante agradable. Claramente se trataba de alguien que sabía ganarse con facilidad a la gente.
Al pasar por el centro comercial que les quedaba de camino, dos muy atractivas jovencitas que a los chicos les recordaron un poco a las amigas de Lori, en blusas rojas sin mangas con gorras y minifaldas negras, alegremente entre risitas repartían volantes a la gente avisándoles que si los presentaban en Nelson's cuando abriera, recibirían un descuento del diez por ciento en cualquiera de los platos fuertes.
Los chicos las observaron un momento, y entonces Lola negando con un gesto regresó su atención al frente un tanto disgustada diciéndole a su hermano mientras reanudaba la marcha.
—Supongo que ahí queda la idea de promocionar el negocio, Linky —pero de pronto se le ocurrió algo que le hizo recobrar su buen ánimo—. Aunque si quiere darle un aire más familiar al lugar atrayendo más clientes a su negocio, además de claro, los chicos estúpidos que babean por las edecanes, seguro podría hacerle ver que sería más acertado mostrar otra imagen más familiar, quizá la de una deslumbrante estrella de pasarela infantil como... ¿Lincoln?
Al mirar a su lado, descubrió que su hermano no la acompañaba, cuando se dio la vuelta lo vio en la cuadra anterior por la que pasaron recibiendo uno de los volantes de mano de una voluptuosa edecán rojo, quien divertida por los ojos de cachorro a medio morir del muchacho de cabello tan blanco como la nieve le hacía y la cara tan roja como un tomate, le guiñó un ojo ocasionando que ahora sonriera de una forma muy boba.
—¡Lincoln Loud!
El chico se sobresaltó saliendo del trance en el que se perdió ante el llamado de Lola, quien furiosa lo observaba a la distancia, por lo que presuroso corrió de regreso con ella. La edecán se reiría del asunto cuando se lo contara a sus amigas.
—¡Lo siento, Lola! ¿Decías?
Con impaciencia, la niña miró el volante que su hermano tardó en guardarse dentro del bolsillo de su pantalón.
—No le digas a papá que acepté uno de estos.
—Que va, es a Lesly a quien debería contárselo.
Algo sonrojado todavía, el chico incómodo hizo una mueca mirando hacia el suelo.
—No hacía nada malo. Sólo trataba de ser amable con la señorita. Además, ya te he dicho hasta el cansancio que Lesly no es mi novia, sólo mi amiga.
Lola sonrió con malicia.
—Entonces supongo que no estará mal que se lo cuente.
—¡No le digas nada!
La niña se echó a reír para fastidio de su hermano.
—¡Cielos, Linky! Eres tan bobo. Pero en serio, ¿qué sentirías si por el contrario fuera Lesly la que anduviera babeando sólo por ver a un chico muy guapo?
Con aire preocupado, Lincoln le contestó con mucha sinceridad.
—Me sentiría muy feliz por ella.
Lola no entendió por qué, tardando unos segundos en comprender que en efecto su hermano sinceramente estaría feliz de que Lesly pudiera "ver" lo que fuese con tal de que pudiese hacerlo. Sintiéndose mal, lo tomó de la mano instándole a que la llevara así durante el resto del trayecto para que retomara su buen ánimo.
—Lesly me agradó. Se nota que es una persona muy buena y que te quiere mucho.
—¿De veras lo crees?
—Por supuesto. Soy mujer, sé notar esas cosas a primera vista.
Hubo un breve silencio en el que ella lo interrumpió percatándose de nuevo tarde de lo que dijo.
—Perdón. A veces se me olvida que no debo mencionar... eso de Lesly.
Lincoln suspiró mirando al frente con aire pensativo.
—No tiene nada de malo. Perdóname tú a mí sí me pongo muy susceptible con el tema de la vista todavía. Sé que no debería hacerlo.
—Bueno, supongo que es normal y es una forma en que demuestras lo mucho que la quieres, aunque si me permites señalártelo, tendrás que moderarte un poco con ello cuando te cases con ella.
Lincoln gruñó.
—No empieces de nuevo.
Pero por supuesto ella no se detuvo y en vista de que la estaba ignorando de forma deliberada, ella se le adelantó a su paso para caminar presurosa frente a él de manera que a Lincoln no le quedara de otra que mirarla sin poder ignorarla, en especial cuando ella lo hacía sobre su hombro.
—Si fuera cierto todo lo que dices acerca de lo que ambos tienen solamente, no te molestaría que Lesly se enterara sobre en quienes pones esos dos ojos como para que... ¡Ah!
Al llegar a la esquina se tropezó con un chico más alto y que le pegó en la cintura al doblar por la misma. Lola estuvo a punto de caer al suelo de no ser porque el muchacho consiguió evitarlo tomándola por los costados con ambas manos equilibrándola antes de que Lincoln consiguiera reaccionar a tiempo.
—¡Cuidado! ¿Estás bien?
—Ah... sí, gracias. No debí de...
Tras darse la vuelta, la niña se sintió muchísimo más avergonzada que antes por tropezar de aquella manera al ir jugando. Aquel muchacho pelinegro era bastante atractivo. Parecía tener uno o dos años más que Lincoln, además era delgado, corpulento y tenía a su gusto unos ojos negros muy bonitos.
—¿Se encuentra bien, señorita?
—Cla... ¡Claro! Fue mi culpa por no ver por dónde estaba caminando.
—Y un poco la mía por no notarla, lo que no entiendo cómo pudo ocurrirme siendo usted una niña tan linda.
Lola sintió que de pronto estaba haciendo más calor, o quizá era sólo que las manos del muchacho eran muy cálidas y le estaba transmitiendo esto a su costado donde continuaba sujetándola, al menos hasta que Lincoln la tomó por la muñeca jalándola hacia él para apartarla de él con cierta brusquedad posicionándose frente a ella.
—Sí. Bueno, gracias y disculpa por lo que pasó, amigo. Se nos hace tarde para algo.
No le había hecho ni una pizca de gracia el modo en que ese tipo se le figuró le coqueteaba a su hermana de ocho años, incluso si sólo estaba jugando y buscando ser amable con ella por el tropiezo, se sintió incómodo con su comportamiento.
—Descuida, amigo —le contestó al peliblanco divertido por su reacción y apenas avergonzado—. No les quitaré más su tiempo. Pasen un muy buen y excelente día. Sigan disfrutando de su cita.
El rostro de ambos chicos se descompuso, siendo Lincoln el primero en reclamarle por el malentendido que se formó.
—¡Somos hermanos!
Y aún si no lo fueran, Lincoln no entendía cómo es que llegó a semejante suposición dada la notoria diferencia de edad que había entre Lola y él.
Sin perder su confiada sonrisa, el muchacho no pareció nada afectado por el reclamo del chico.
—Ya veo. En fin. Adiós, amigo —se dirigió entonces hacia Lola entornando sus ojos—. Adiós, lindura.
Juguetonamente agitó la mano de lado a lado mientras veía cómo a paso apresurado Lincoln se marchaba llevando de la mano consigo a su hermana, Lola le respondió el gesto con la mano que tenía libre.
—¿No te aparece el chico más encantador que hayas visto?
— No.
— ¡Vamos! En todo momento se portó muy atento.
Tal vez Lola tenía razón y sólo se trataba de un buen chico que buscó ser cortés... y quizá un bromista peor que su hermana, pero...ese comentario que hizo y el modo en que se dirigió a Lola fue bastante incómodo, además... incluso desde antes de eso había sentido una curiosa sensación de algo que no supo explicarse qué era y que le impidió simpatizar con él apenas se encontraron.
Los dos hermanos continuaron su camino a casa, mientras que por su lado aquel chico lo haría hasta llegar con las edecanes a quienes, por instrucciones de su tío, les daría algunas indicaciones sobre los volantes que estaban repartiendo.
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—Y eso es todo por hoy en "Noticias en acción". Les prometemos dar seguimiento al caso de la misteriosa mujer de anteojos que varios testigos la vieron merodeando con un bebé cerca de aquella cabina telefónica que muchos juran que apareció y desapareció de la nada.
—¡Y corte!
Lincoln abandonó su porte altivo y profesional tan pronto la transmisión terminó. Se relajó junto a sus amigos satisfecho por haber terminado exitosamente otra transmisión del noticiero en el que aún continuaba participando activamente como actividad extra escolar desde que entró a la secundaria.
—¿De verdad crees que eso que contaron aquellas personas es cierto, Lincoln?
—¿Los sujetos del bar? Vamos, Stella. La historia suena muy absurda como para que sea cierta, Lisa estuvo de acuerdo conmigo cuando se la conté para que me ayudara con la investigación.
Rusty se tronó los dedos de las manos y llamó la atención de sus amigos.
—Bueno, chicos. Aprovechando que la escuela ya terminó, ¿por qué no vamos al arcade para celebrar otra transmisión exitosa con juegos y pizza?
Todos llenos de entusiasmo aceptaron el plan, con excepción del Lincoln.
—Lo siento, chicos. No podré acompañarlos. Vayan sin mí, que tengo cosas por hacer.
Rusty con una sonrisa le preguntó.
—Conque cosas por hacer, ¿he? Desde cuándo la señora Hepburn deja que visites a Lesly entre semana.
—No es por Lesly.
Zach le dio un ligero golpe en el hombro.
—Vamos, amigo. Ya no te queda eso de negar las cosas como cuando nos la ocultabas.
Lincoln se sonrojó aún avergonzado por su comportamiento en aquel entonces.
—Chicos, les juro que no se trata de eso. Ya déjenme en paz. Esta vez no tiene nada que ver con Lesly por lo que estaré ahora muy ocupado.
Stella al igual que Clyde, ahora que lo pensaba, había notado que últimamente su amigo parecía tener prisa al salir de la escuela, lo que era comprensible las tardes cuando le tocaba asistir a su curso de dibujo, pero ese día como otros en los que había actuado del mismo modo, no era el caso.
—No estarás viendo a otra chica, ¿verdad?
Su voz adquirió un tono muy severo, algo acusatorio, lo que encendió las alarmas de sus amigos quienes miraron al peliblanco desconcertados, indignándolo tanto a él como a Clyde que salió al paso para defenderlo.
—¡Vamos! Es Lincoln de quien estamos hablando, chicos. El no estaría viendo a una chica a nuestras espaldas... otra vez...o espaldas de Lesly —con sospecha miró a su amigo—. ¿O sí?
—¡No! Si tanto les interesa, estoy yendo al restaurante de mi papá para apoyarlo. Pueden acompañarme si no me creen.
Parecía darle lo mismo si lo hacían o no, siéndolo más molesto el que pensaran que se estaba viendo con otra chica que el que no respetaran su privacidad en sí. De pronto recordó el incidente del fin de semana pasado con Lola y las edecanes y se sintió culpable al pensar en Lesly y lo que diría de él.
—Lo siento, amigo —Rusty fue el primero en disculparse—. Pero no puedes culparnos por haber pensado que de nuevo estabas repitiendo lo de la última vez de cuando te portabas así.
—Sí, está bien. No pasa nada.
—¿Tu papá no ha encontrado a nadie que reemplace a Gwen todavía?
—En realidad... no es que lo haya intentado siquiera. Papá quiere economizar lo más que pueda a causa de Nelson's. Como yo, teme que durante la temporada de su apertura pierda clientes, así que se está esmerando en pensar tanto en nuevos platillos como en algunas promociones que retengan a la clientela habitual y atraigan a nueva, además claro, de ahorrarse el sueldo de un mesero desde que Gwen renunció turnando el puesto entre mis hermanas y yo.
Los chicos lo comprendieron. "La mesa de Lynn" si bien era conocida a nivel local, Nelson's lo era a nivel estatal.
—Te compadecemos, amigo. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?
Les pediría apoyo con el asunto de meserear con él, pero por muy amigos que fuesen, dudaba que aceptaran el trabajar gratis durante sus tiempos libres o que se sintieran cómodos con eso, por lo que no se atrevió a pedirles algo así.
—Si pueden recomendar el restaurante con sus conocidos se los agradecería.
—Seguro —Clyde aceptó—. Necesitan de toda la suerte posible, en especial por ese comercial que Nelson's puso en televisión promocionando un postre gratis durante la primera semana de apertura. He escuchado que se trata de un trozo de pastel de limón y merengue de tres leches muy exquisito.
—O el diez por ciento de descuento presentando los volantes que unas chicas estuvieron repartiendo durante la semana en el centro comercial —recordó Rusty con agrado—. Lo que dicen que va a costar la parrillada para cuatro personas es una ganga por sí sola, ¿y a eso todavía restarle el diez por ciento?
Stella asintió.
—Y ni hablar de cómo luce en sus anuncios la orden de alitas barbecue.
—O la de costillitas. —Agregó Zach.
Lincoln disgustado tosió para hacerse escuchar.
—Chicos, cuando les pedí de favor que promocionen el restaurante, me refería al de mi padre.
Rusty le hizo un ademán levantando un pulgar.
—Ya, hombre. Lo haremos. Invitaré a una chica a comer el fin de semana y te prometo que iremos con tu papá en lugar de a Nelson's.
—¿En serio? —Lincoln estaba impresionado al igual que el resto— ¿Y con quién irás?
—Con la que acepte salir conmigo cuando se lo pida, obviamente.
—Ya está que no podrás contar con él nunca, Lincoln. —Liam mencionó provocando las risas del resto e indignando a Rusty.
—¡Vamos! Ténganme más fe. No hay nada más maduro y llamativo para una chica que el ser invitada a comer formalmente a un restaurante.
Los chicos se reirían si no fuera porque pensativa, Stella asintió.
—Bueno, es verdad que eso suma muchos puntos, aunque también todo depende de quién se trate el que nos invite.
Tras las palabras de su amiga, ahora fue Lincoln quien caviló al respecto.
—Ahora que lo pienso, no he vuelto a invitar a Lesly a salir desde que la señorita Hepburn nos permitió estar juntos.
La chica pareció emocionarse.
—Sería un lindo detalle el que lo hagas algún día. ¿Aunque sabes que podría sumarte puntos hasta las nubes? ¡Que también invites al resto de sus hermanos!
Rusty miró a Zach, Liam y a Clyde para cerciorarse de que no era el único que pensaba lo mismo sobre la idea de Stella. Tras confirmar esto por las expresiones que pusieron, exclamó.
—Está bien. Eso ya es algo muy extremo.
Pero Lincoln aunque también creía lo mismo, seriamente pareció considerarlo.
—No es mala idea en realidad. Sería un bonito gesto para los chicos, de ese modo conocerían un poco más a mi familia como ellos me han dejado conocer la suya, además, por supuesto, de impresionar a Lesly cuando comprenda lo comprometido que estoy con ella para este punto.
Stella era la única que se mostraba conmovida, enternecida y muy emocionada por la manera de pensar de su amigo, mientras que el resto del grupo se sintió preocupado ante el modo, en que a su ver, Lincoln más allá de comportarse como el adolescente que era tratando de conquistar a la chica que le gustaba haciendo las típicas cosas que se esperarían en alguien de su edad, actuaba más como uno de esos adultos tontos cuando preparan el terreno para pedirle matrimonio a su novia.
—¿No te parece que estás llevando lo tuyo con Lesly demasiado lejos?
Lincoln miró a Rusty confundido, sin entender qué era a lo que se refería. Stella tomó la atención del chico desestimando lo que pensaran sus amigos.
—No les hagas caso. A mí me parece que se trataría de algo magnífico tanto para ella como para sus hermanitos.
—Adicionalmente tienes la ventaja de que te ahorrarás todos los gastos si los llevas al restaurante de tu papá. —Razonó Zach aún no muy seguro sobre qué pensar del plan.
Lincoln negó con un gesto.
—No voy a pedirle a papá que cocine siete comidas completas gratis, mucho menos en estos momentos en el que podríamos tener dificultades a causa de la competencia de Nelson's.
Finalmente Stella compartió la preocupación de sus amigos.
—¿Vas a pagarlo todo?
—Claro. No voy a aprovecharme del restaurante sólo por ser el hijo del dueño. Me pondré de acuerdo con papá y le pagaré el costo de la comida, eso creo que hará más especial la invitación.
—¿Tienes el dinero para pagar algo así? —Clyde le preguntó incrédulo.
—Aún no, pero si meses atrás en tiempo récord pude conseguir lo que necesitaba para el curso de dibujo por mis propios medios, será pan comido el conseguir lo necesario para organizar una comida. ¿No lo creen? Últimamente el césped de los vecinos ha crecido mucho, Flip creo que necesita de un ayudante para su tienda y Lori me contó que abrieron un club de golf no muy lejos de donde vive, también me contó lo bien que les pagan a los buscadores de pelotas. Algo de trabajo duro a estas alturas no me asusta para nada, en especial si lo hago con gusto por Lesly y sus hermanos.
Mientras que los chicos se limitaron a ver a Lincoln sorprendidos, Stella además inconscientemente se mordió el labio inferior, pensando en lo afortunada que era Lesly ante la clase de sacrificios que Lincoln planeaba hacer por ella
—Eso sí que es estar comprometido. —Clyde exclamó.
Rusty estaba por hacerle a Lincoln un comentario burlón de que también ahorrara de una vez para el anillo de compromiso mientras caminaban por los pasillos de la escuela hacia la salida, cuando una vez afuera su atención como la de muchos se centró en la discusión que Lynn estaba teniendo con Roy, el chico con el que se suponía estaba saliendo ahora.
—¡Si tu estúpido equipo necesita tanto una ventaja a su favor, es más que obvio se trata sólo de una sarta de perdedores incapaces de ganar por sus propios medios!
El muchacho, alguien del mismo grado que Lincoln y sus amigos, pero que estaba en otro grupo, incómodo se frotó la cabeza cansado por la discusión que claramente ya tenía tiempo de haber iniciado.
—¿Sabes qué, Lynn? Es imposible hablar contigo cuando te pones así. Perdóname por creer que podía pedirle un favor a mi chica.
—¡No soy tu chica! ¿Crees que lo era ya sólo porque salimos un par de veces? ¿Es por eso que te sentiste con el derecho de presionarme para que me una al equipo de tu tonto club?
Harto y sintiéndose bastante humillado por la escena que parecían estarle dando a la escuela, Roy decidió terminar el asunto de una vez por todas de cuajo.
—Sólo te pedí un favor. Nunca te exigí nada. Sí sentiste que me puse muy insistente, pues, perdón. Pudiste decírmelo en lugar de hacer tanto escándalo. ¿Sabes algo? De lo único por lo que te voy a pedir perdón, es por haber creído que teníamos algo tú y yo.
Entonces el muchacho, buscando salvar su dignidad (y su integridad al ocurrírsele de pronto que se había arriesgado demasiado al hablarle a Lynn como lo hizo), se dio la vuelta y a pasó rápido se alejó dejando plantada a la deportista.
La campeona deportiva de la escuela en su posición apretó los puños pasmada, mientras que a su alrededor la mayoría de los espectadores comenzaron a apostar sobre cuánto le tomaría ir en persecución del chico para darle la paliza de su vida.
A pesar de estar claramente furiosa, todo lo que Lynn hizo fue marcharse a grandes pasos de ahí yéndose por el camino opuesto por donde Roy se fue.
Lincoln se frotó los brazos incómodo por la escena, mientras que sus amigos de pronto encontraron más interesantes sus zapatos o los muros de la escuela. Cualquier cosa era válida para distraerse y así no tener que mencionar nada sobre lo que acababan de presenciar.
—Bueno... Ya me tengo que ir a casa. Nos vemos mañana, chicos.
Vagamente el grupo le respondió a Lincoln algo por formalidad para que enseguida y a toda prisa, fuese a alcanzar a su hermana.
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De mal humor todavía, Lynn continuaba caminando de regreso a casa cuando escuchó a Lincoln llamándola. Al darse la vuelta y encontrárselo, su expresión pasó del enojo a la vergüenza porque él tuviera que mirarla en ese estado, por lo que trató de disimular forzando una sonrisa.
—Hola, Lincoln. ¿No ibas a irte con tus amigos?
—Hoy no. Quería ver cómo te encontrabas.
—¿Encontrarme de qué? ¿A qué te refieres? Yo estoy bien.
—Vi la discusión que tuviste con Roy después de la escuela.
Esto la hizo detenerse para mirarlo inquisitiva.
—¿Tú viste eso?
—Sí... bueno, en realidad muchos lo vieron. ¿Qué fue lo que ocurrió?
Hastiada, Lynn reanudó la marcha volviendo a enojarse.
—Lo mismo de siempre. Soy Lynn Loud, la mejor deportista de la escuela y por tanto debo de resolver los problemas de equipo de cualquiera que se crea con el derecho a exigírmelo, ya sea que quiera o no hacerlo.
El chico bufó creyendo comprender la frustración que seguramente su hermana estaba sintiendo.
—Lamento eso. Entonces, ¿ya terminaron?
—Eso creo. No lo sé. Ni siquiera estoy segura si en realidad había empezado algo con Roy.
—Pues espero que ya no lo hagas.
Esto desconcertó bastante a la muchacha.
—¿Por qué?
—No me preguntes el motivo, no sabría decírtelo, es sólo que nunca me agradó el tal Roy. Tiene algo que me hace percibirlo un poco repelente.
Lynn pensó un momento en lo que dijo llegando a una conclusión distinta, no es que no creyera en los malos presentimientos, pero siendo algo infrecuente que Lincoln lo hiciera, tomó en otro contexto sus palabras.
—Vamos, no puedes estar hablando en serio —divertida le preguntó—. ¿No será que dices eso porque te estás convirtiendo en un hermano celoso?
—No —le contestó con desenvoltura—. Es que realmente no me agrada mucho. Roy es muy distinto a como lo era Josh.
La comparación no pareció hacerle mucha gracia a Lynn, cuya expresión ante el comentario a Lincoln no se le pasó por alto.
—Nunca le contaste a nadie por qué terminaste con él.
—Porque eso a nadie le incumbe.
—Y sin saber los detalles no es que podamos hacer mucho para ayudarte.
A Lynn le hacía gracia cómo utilizaba el plural, cuando en realidad poco intentaron las chicas en apoyarla por su ruptura un par de semanas atrás, aunque también pudo ser el que se hartaran de que se las pusiera difícil al abrirse justo como Lincoln le señalaba. Fue él quien entonces se mostró más insistente en averiguar si en serio se encontraba bien, siéndole complicado convencerlo de que en efecto lo estaba hasta creer conseguirlo, pero ahí lo tenía nuevamente encima intuyendo que algo estaba mal y preocupándose por ella.
—Ya no te preocupes por eso. Se trató de una tontería sin importancia, además y como siempre, fui yo la que tuvo la culpa de que eso sucediera. Ya no le des tantas vueltas a eso.
—Sólo si puedes prometerme que al menos no dejarás que esto te afecte tanto.
—Por supuesto.
Permanecieron en silencio lo que restaba del trayecto, cuando una vez que llegaron a casa, antes de entrar en la misma, Lynn detuvo a su hermano tomándolo por un hombro para preguntarle buscando aprovechar el tiempo que ahora tenía disponible después de haberse desecho de Roy.
—Por cierto, Lincoln... ¿no quieres el domingo... hacer algo conmigo? Habías dicho que no saldrías con Lesly porque tendrá exámenes o algo así, por lo que tal vez... podríamos hacer solo algo —el malestar que tuvo pareció haberse esfumado de pronto al ocurrírsele una idea—. ¿Qué te parece si montamos de nuevo en el patio de atrás una pista de Loudball y organizamos un torneo entre ambos?
Lincoln no pareció compartir su entusiasmo por la idea.
—Lo siento, Lynn. Llevaría tiempo armar todo, y además de ayudar a papá en la mañana con el restaurante estaré ocupado en la tarde, por no mencionar que no me queda mucho dinero para comprar las cosas que nos harían falta y que por el momento no tenemos para terminar de preparar de vuelta algo así.
Lynn suspiró decepcionada, aunque igual supuso que tal vez podrían hacer cualquier otra cosa juntos si conseguía hacerse un espacio en la supuesta apretada agenda de su hermano.
—¿Y en qué te vas a ocupar? ¿Tarea? Podría ayudarte con eso el sábado para que tengas el domingo libre.
Entusiasta, Lincoln le compartió a su hermana lo que tenía en mente.
—No es eso. En realidad con los chicos se me ocurrió organizar una comida en el restaurante de papá tanto para Lesly como para sus hermanos y la señorita Hepburn. Si todo sale bien, tal vez podría invitarlos el próximo fin de semana, por lo que tengo que organizarme con papá para que me dé permiso y algo más de tiempo de trabajo para poder costear los gastos, entre otras actividades que voy a buscar para ganar dinero y pagarle lo que se requiera. Stella dice que eso me haría sumar puntos con Lesly. ¿Tú qué opinas?
Sin duda lo de Roy había afectado mucho a su hermana, pues de pronto quizás se acordó de él por la expresión de enfado que puso. Repentinamente recibió un doloroso golpe en el hombro qué lo hizo quejarse emitiendo un chillido.
—¡Oye! ¿Por qué...?
—¡Idiota!
Acelerando el paso, ella entró a la casa dando un portazo al cerrar, dejando desconcertado y confundido a Lincoln afuera, preguntándose qué mosco le había picado ahora. ¿Es que lo de la comida le pareció una mala idea? Pues por parte de sus amigos y por mayoría seguiría adelante con el plan pensando que en efecto iba por buen camino.
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—¡Ya te dije que estoy jugando con él!
—¡No me importa!
Mientras que Adam y Mallory, los dos niños más pequeños de la casa hogar de la señorita Hepburn, forcejeaban por un peluche, la encargada reprendió a Margue por haber mordisqueado alegremente la cabeza de la figura de acción de Carl con la que estaba jugando, antes de descubrir que en realidad era de Brian.
—¿No tienes algo que decir jovencita?
—Perdón, Brian. Creí que era de Carl.
Esto último le ameritó otro regaño. Brian estaba molesto, pero no hizo nada además de mirarla con el ceño fruncido. Tal vez ya no era tanto de jugar con figuras de acción como antes, por eso se la prestó a Carl, pero a esa de Ace Savy en particular le tenía un gran aprecio tanto por ser de su superhéroe favorito como por tratarse del primer regalo que le dio la señorita Hepburn años atrás el primer día cuando llegó a la casa hogar. El chico de ocho años por su parte parecía complacido de que Mallory se metiera en problemas.
Heidi dejó su libro a un lado para darle una mano a la directora yendo a separar a los pequeños, por lo que ella se sintió agradecida. Simon alegremente se había puesto a rebotar una pelota, cuando perdiendo el control de esta, fue a golpear una estantería de donde se cayó la réplica de un jarrón de plástico (con muchos niños pequeños a su cuidado, la señorita Hepburn era precavida de no tener cosas que pudieran romperse fácilmente).
Una vez que, para frustración del niño, la señorita Hepburn le quitara la pelota y enseguida el peluche a los pequeños, miró a su alrededor esperando notar a Lesly llamando a Adam y a Mallory para regañarlos por discutir, o para proponerles un juego que los mantuviese distraídos y en paz durante un momento, pero no la veía por ninguna parte de la sala o el comedor, tampoco en la cocina hasta donde alcanzaba a notar desde donde se encontraba.
—¿Alguien sabe dónde está Lesly?
—Estaba en su cuarto escuchando música en su celular hace unos momentos. —Mallory le respondió a la vez que tiraba de un costado de la camisa de Brian para que la perdonara, obteniendo como respuesta solamente un gruñido mientras que el chico examinaba las marcas de los molares tanto en el cuello como en la cabeza de Ace savy, la cual se sentía bastante endeble.
Puesto que parecía finalmente haber un poco de paz a su alrededor, la señorita Hepburn tomó una de las cajitas de jugo de naranja que había colocado sobre una mesita para los chicos y llevársela a Lesly, quien parecía haber preferido pasar su descanso tras terminar las clases del día haciendo algo más tranquilo a diferencia de sus a momentos, revoltosos hermanos.
Tocó a la habitación ya frente a la misma, pero no obtuvo ninguna respuesta, por lo que supuso Lesly tendría sus auriculares puestos, lo que también explicaría cómo es que no había escuchado todo el escándalo que los demás habían hecho momentos atrás.
—Lesly, voy a entrar —entonces abrió la puerta—. Te traje un ju... ¿¡Niña, pero qué estás haciendo!?
La blanquecina piel de la albina estaba muy expuesta sobre su cama donde plácidamente se encontraba recostada con los brazos hacia atrás contra la almohada tarareando algunas melodías musicales que escuchaba con sus auriculares conectados a su celular tal y como Andrea había imaginado, pero no precisamente así, usando solamente un top y unas pantaletas blancas. Tras haber alcanzado a escucharla ahora sí por el grito que pegó, Lesly se quitó los auriculares y se irguió un poco asustada.
—¡Señorita Hepburn! ¿Qué ocurre?
—Eso debería de preguntártelo yo, ¿por qué estás en esas fachas?
—Pues... sólo quería descansar un poco escuchando las canciones de la hermana de Lincoln.
—¿Y para hacer eso tenías que estar casi desnuda?
—Bueno... intentaba probar algo que Lincoln me contó que suele hacer cuando se encierra en su habitación para que sus hermanas no lo interrumpan.
Andrea se llevó una mano a la boca espantada suponiendo lo peor. No es que eso tuviera algo de malo, después de todo Lesly, muy a su pesar, ya era una adolescente. ¡Pero eso de ninguna manera justificaba que ese mocoso le estuviera llenando la cabeza de perversidades!
—Les... Lesly, esto es algo muy grave. ¿Lincoln realmente te habló sobre parte de "eso" que hablamos tú y yo sobre crecer y...?
—¡No! —exclamó indignada irguiéndose sobre la cama muy rápido—. ¿Pero qué estás pensando? Todo lo que me dijo Lincoln fue que le gusta leer historietas en ropa interior. Me contó que es muy relajante y quise intentarlo y... vaya que es muy cómodo, incluso estaba por quedarme dormida.
Andrea suspiró aliviada en gran medida, pero no por completo.
—Tal vez sea más cómodo hacerlo así, pero no por ello debes olvidarte de que eres una señorita y vives también con cuatro chicos, por lo que deberías tener mayor cuidado con tu pudor. ¿Entiendes? —"Incluso también con Margue", pensó, pero decidió no añadirla.
—Por eso estoy en la habitación.
—¿Y si uno de ellos entrara por accidente y te viera así?
—Por eso me puse un top. De cualquier modo, todavía son niños pequeños, por lo que no creo que tenga nada de malo a como lo sería si fueran más grandes.
Aunque su confianza le resultaba adorable, por mucho que quisiera darle la razón, Andrea no olvidaba que por lo menos Brian técnicamente ya estaba entrando en la adolescencia, y si bien a lo largo de los años había demostrado que esos temores que guardó sobre el chico inicialmente habían sido mal infundados por ciertas estadísticas acerca de lo que sucede con algunas víctimas de agresión, prefería ser cautelosa al respecto, en especial por qué no se le pasaba por alto tampoco el evidente hecho de que ya se sentía atraído por las niñas, específicamente por una de las hermanas de Lincoln.
—De cualquier manera, no quiero que adoptes esas mañas de tu amigo.
—No va a regañarlo por esto, ¿verdad? Él no me dijo que lo hiciera, sólo me lo contó y a mí me dio por experimentarlo.
Vaya que Lincoln debía de tenerle mucha confianza a Lesly como para haberle contado algo tan íntimo, pensó. Mientras evaluaba en cómo proceder si es que lo hacía, Lesly se rascó el pecho, lo que la distrajo.
—¿Te encuentras bien?
—El top me incomoda un poco. Tal vez debería quitármelo.
—Si lo haces entonces tendrás que ponerte la blusa de nuevo.
Lesly colocó ambas manos sobre sus pechos y musitó.
—¿Es necesario? Digo, ya sé de todos modos que... luzco como una niña todavía —suspiró—, por lo que como Heidi incluso siento que no es que tenga mucho que mostrar incluso si los chicos me viesen.
La señorita Hepburn también sopesó un momento aquello, al mismo tiempo que Lesly se sacaba el top. Consideró que tal vez estaba exagerando un poco, después de todo a Brian al igual que a un niño pequeño, parecía seguir gustándole jugar con esas muñecas para chicos al igual que a Adam y Mallory, o esa impresión le dejó instantes atrás, por lo que quizás...
—Lesly, ¿Puedo pasar por tu cinta adhesiva? Necesito pegarle la... cabe... za...
Cuando sorprendida la señorita Hepburn se dio la vuelta, se encontró con Brian el cual había soltado su muñeco de Ace Savy decapitado al suelo al entrar quedando embobado con la visión del cuerpo semidesnudo de Lesly.
—¡Sal inmediatamente!
El chico tardó unos segundos en reaccionar a la orden de la directora por no poder apartar sus ojos de Lesly, antes de apresurarse sonrojado a recoger el muñeco y salir corriendo de la habitación. Entonces de nuevo molesta, la mujer se dirigió a Lesly quien se tardó también en reaccionar cubriéndose con la almohada. Tras escuchar a Brian alejándose por el pasillo, la peliblanca le preguntó abochornada.
—¿Si me vio, cierto?
—¡Ponte algo encima en este instante!
Y con todo lo que ocurrió por su culpa, Lesly suspiró con fastidio indignada, por lo que la señorita Hepburn gruñó poniendo la caja de jugo a su lado sobre una mesita para salir molesta cerrando la puerta detrás de ella, preguntándose si acaso Lesly ya estaba atravesando la fase de rebeldía adolescente de la que tanto temía.
Al salir, la mujer se encontró al lado de la puerta a Brian recargado contra la pared sujetando su muñeco con ambas manos pegándolo contra su pecho. Su rostro aún estaba teñido de rojo y por su expresión, ciertamente continuaba muy abochornado y sorprendido por lo que había visto. Con temor miró a la señorita Hepburn quien aunque estaba disgustada con él, pues pese a que la puerta estuviera abierta, pudo tocar para avisar que iba a pasar antes de hacerlo solamente, parecía conflictuada sobre cómo debería de proceder, suspiró antes de hablarle.
—Acompáñame a mi estudio, Brian. Tú y yo tenemos que hablar un momento.
Tímidamente el niño asintió musitando un "sí" que sonó al chillido de un ratón antes de seguirla.
Horas más tarde, aunque Lesly actuara como normalmente lo hacía con todos, esta notaría que cuando Brian le hablaba, lo haría de una manera más cortante y con un tono de voz bajo, lo que la haría pensar que por algún motivo estaba molesto con ella. Por otro lado, a diferencia de la señorita Hepburn, el resto se preguntaría por qué a Brian de pronto le costaba ver a Lesly a la cara sin ponerse tan rojo como un tomate.
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—¿Y qué te parece, papá?
El señor Loud repasaba el plan que su hijo le había propuesto con bastante interés. La promoción no afectaba gran cosa el presupuesto que tenía para abastecerse con los suministros de la semana, además que ciertamente le proporcionaría una ventaja al incitar a los comensales para venir acompañados y por tanto conseguir más clientes.
—Es una gran idea, campeón. Supongo que podemos implementarla la próxima semana y ver qué es lo que sucede.
—Excelente. Verás que después de esto no tendrás que preocuparte por Nelson's.
El hombre suspiró.
—Sabes, no tienes que obsesionarte tanto con eso como yo lo he estado haciendo. Es verdad que en un inicio Nelson's nos quitará algo de clientela por ser la novedad, pero confío en que pasada la novedad volveremos a como hemos estado con nuestros fieles clientes de siempre.
—Yo por el contrario espero que incluso tengamos más. Déjame que me encargue de ello.
—¿De dónde es que sacas todas estas ideas?
—Bueno, francamente la idea de la promoción en parte me la dio Ronnie Anne. Tuvo un problema similar cuando abrieron un centro comercial muy cerca de El Mercado que estaba afectando al negocio de su familia.
—¿Y le fue bien después?
—Más o menos, su plan tenía muchas fallas, pero igual al final todo le salió bien, por supuesto lo que te propuse no tiene las fallas que ella cometió, por lo que no habrá riesgos que nos afecten incluso si no resulta como esperamos.
Su padre le despeinó el cabello.
—Mi hombre del plan de siempre. ¿Quieres que te prepare unas papas fritas?
—Gracias, papá. Pero en realidad creo que prefiero terminar de limpiar el baño por ahora que está casi sólo, que en la tarde ayudaré a Flip a limpiar los distribuidores de combustible.
El señor Loud sabía lo sucios que estaban esas cosas, así como el embustero que ese hombre era.
—Espero que no intente estafarte y te pague bien por eso.
—Descuida, ya habíamos acordado una cantidad para que lo hiciera.
Eso no aminoró su preocupación.
—¿Pasa algo, hijo? ¿Necesitas material nuevo para el curso de dibujo o hay algo que estés queriendo comprar? Tal vez podría ayudarte con algo.
Aunque estaba un poco apretado de gastos trataría de apoyarlo, después de todo había hecho muchos méritos tanto en la escuela como en la casa, además ahora del restaurante como para dejarlo de lado de nuevo en favor de sus hermanas. Como su esposa, de tanto en tanto resentía aún las acusaciones que en algún momento él les hizo.
Con cierta pena, Lincoln le explicó el otro plan que tenía en mente. Su padre lo escuchó con atención conmovido por las atenciones que Lincoln estaba teniendo ya no sólo por esa chica de la que presentía estaba más enamorado de lo que su propio hijo podía darse cuenta, sino por las atenciones que buscaba con la familia de ella.
—Y es por lo que quiero rentarte el restaurante para un evento, como lo hizo la vez pasada el señor Grouse para el convivio que tuvo con su familia, por supuesto corriendo yo con todos los gastos.
—No tienes porqué hacer eso. Sencillamente me lo hubieras pedido y yo con gusto habría programado un día para dejártelo y preparar algo para todos los chicos. Podemos darnos un lujo así una que otra vez por mes.
—Tampoco quiero abusar de ti, papá. Sé que no estamos en posición para ser tan caritativos en estos momentos, es por eso que quiero conseguir el dinero para yo mismo pagarte por el servicio como si fuera un cliente más, sin ninguna clase de trato preferencial.
Lynn miró a su hijo unos instantes para enseguida atraerlo hacia él en un abrazo impidiendo que notara como los ojos se le humedecieron. Era consciente que su sensibilidad lo hacía llorar usualmente por cualquier cosa, pero sentía que en esta ocasión estaba más que justificado por el gran orgullo que sintió por Lincoln.
—Está bien campeón. ¿Pero al menos sabes siquiera cuánto es lo que cobro por un servicio así?
—Bueno... no en realidad, pero creo que me doy una idea.
Tras tallarse los ojos se separó de él para freír unas papas y comerlas juntos mientras ajustaban cuentas. Aunque Lincoln se alegraría al ver que con lo que tenía ya y lo que conseguiría de Flip no sería mucho lo que le faltaría para completar la cantidad, sospecharía seriamente que su padre no fue del todo sincero con él, reduciendo los verdaderos costos en comparación a lo que realmente cobraba a cualquier otro cliente por esa clase de eventos. Consciente que su padre se mostraría muy testarudo en cambiar esto por ayudarlo, Lincoln no le discutió nada y por el contrario se sintió muy agradecido con él igualmente, calculando que quizá bastaría sólo con lo que Flip le pagara para cubrir la cuota.
—Parece que llegamos a un acuerdo, campeón. Si quieres puedes pagarme después y agendamos de este domingo al próximo para que en esta ocasión no seas tú quien vaya con ellos, sino ellos quienes vengan contigo tan pronto les des por teléfono la noticia. ¿Qué dices?
—Muchas gracias, pero ¿crees que podríamos organizarlo todo una semana después de la visita que les haré de esta semana a la próxima? Quiero hacerles la invitación en persona, eso nos dará más tiempo extra de preparación, además que no estoy seguro si la señorita Hepburn acepte y así le daría la oportunidad por si tienen algún compromiso para que también ajuste todo a que puedan venir.
—Me parece perfecto. De cualquier modo te haré una reservación abierta.
Tanto padre como hijo quedaron satisfechos por el arreglo al que llegaron.
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Es increíble que hayan pasado dos años exactamente a esta fecha 6 de agosto en que presentamos el primer capítulo del primer libro de esta historia. DsTriker21 y yo quedamos agradecidos con todos ustedes por apoyar este grandioso proyecto.
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