Cap. 65

Se ha levantado a las seis de la mañana. La realidad es que no había pegado ojo en toda la noche, así que, cuando dieron las seis, decidió levantarse y caminar por la playa. Después de casi dos horas, todavía sigue ahí, sentada en la arena, viendo como el agua del mar intenta alcanzar sus pies descalzos. Tiene las rodillas abrazadas con tal de darse un poco de calor. Lleva fría desde que salió del hospital la tarde anterior. A pesar de que sabe que el entrenador Hilmant se va a poner bien, sigue preocupada. Había sido su entrenador durante mucho tiempo y había estado ayudándole desde Japón cuando ella estaba en Italia. Se siente en deuda con él, así que pensar que le puede pasar algo la encoje el corazón.

Otro tema que no puede sacarse de la cabeza es Zoolan Rice. El haber descubierto que él es el culpable de la muerte de sus padres ha despertado en ella un instinto asesino que está deseando saciar. Sabe que si le tuviera enfrente ahora mismo, sería capaz de acabar con él sin escrúpulos. Lo haría pedazos y no tendría ni un solo remordimiento. Se vengaria de sus padres, de sus amigos y de... De ella misma. Si no fuera porque había tenido suerte, ahora mismo estaría bajo tierra.

Aparta ese pensamiento de su cabeza que hace que le recorra un desagradable escalofrío por el cuerpo. Uno que no tiene nada que ver con el que Axel le provocó ayer.

Axel... ¿No había podido hacerlo antes? ¿No podría haberla tratado bien desde el principio? Dios, le duele como la mierda el pensar que la persona a la que más amó, es la que más daño l e había acabado haciendo. Y contra todo sus ser, su corazón no puede odiarlo. Llamadlo inconsciencia, gilipollez... Llamadlo como querías, pero su corazón se mantiene firme en lo que siente por él. ¿Estaría loco? Seguro que sí, pero no puede hacer nada, ni luchar contra él. Pero ahora Axel no es el peor de sus problemas.

Se levanta de la fina arena y se sacude la que ha quedado pegada a sus piernas. Echa un último vistazo al mar y se vuelve con la determinación ardiendo en sus ojos. Va a cerrar etapas, y las va a cerrar ahora.

***

El entrenamiento de las diez empieza y ninguno de los chicos tiene ánimos para jugar. Cada uno tiene la cabeza en un sitio, aunque la mayoría coincide con el apoyo que le están brindando a su entrenador desde el campo. Otros, como Mark, también piensan donde leches se ha metido Iría. ¿Estaría bien? Eso es lo único que le importa al de la banda. Esa mañana había ido a su cuarto para despertarla e invitarla a desayunar, pero se había encontrado una cama revuelta y vacía. Quiere pensar que está bien, pero sabe que no está en su mejor momento. Ayer estaba tan ida que no se dio cuenta de que la había estado hablando durante media hora sin parar hasta que el chico tocó su cabello cariñosamente. Luego ella se echo a llorar y no habian vuelto a hablar.

— No sabes nada de ella, ¿verdad?

Mark niega con la cabeza.

— No se nada desde la noche, cuando se fue a la cama - dice apesumbrado.

— No nos preocupemos demasiado, estará bien - Jude desvía la mirada y alza una ceja - a no ser que Lucía haya acabado con ella.

Ayer vio a los dos tortolitos discutir en la parte de atrás de la concentración. Pudo escuchar el llanto de la chica y poco después gritos. Parecía que estaba poseída. No entendía por qué Axel se había quedado callado durante todo ese espectáculo. Barajaba dos opciones. O se había cansado de hacerla entrar en razón o es que todo lo que decía era verdad. Y algo le decía que era la segunda.
Mira a su amigo que tiene la mirada perdida en el suelo. Parece que ninguno está por la labor de entrenar hoy y mañana es la semifinal. Jude suspira y decide tirar del equipo si no, acabarían perdiendo el partido.

— Pensé que deberíais de estar entrenando - dice una voz pausada.

Los chicos se sobresaltan al escuchar la voz de Paolo. El chico entra sonriente al campo y saluda con la mano a todo el mundo.

— Lo decía porque mañana tenéis partido y quiero jugar contra vosotros en la final - Mark levanta las comisuras de los labios al escucharle decir vosotros y final en una misma frase.

— Íbamos a ponernos en marcha, ha sido una noche difícil - interviene Jude poniendo una mano en u hombro.

Paolo asiente comprendiéndolo. Sabe lo que le ha pasado a su entrenador. Si él estuviera en su lugar tampoco podría concentrarse en nada. Les da ánimos internamente y mira a los lados buscando a Iría. Frunce el ceño cuando no la ve por ningún lado. Shawn pone los ojos en blanco. Sabe a quien está buscando, él también lo hace cada dos por tres. No tiene otro momento mejor para desaparecer mas que ahora. Está cabreado... y preocupado. Oh, claro que está preocupado, porque si le pasaba cualquier cosa se moría. La quiere como una hermana pequeña, y no está dispuesto a perder otro hermano más.

— ¿Dónde está Iría? Me mandó un mensaje temprano pidiéndome que viniera aquí - dice Paolo revisando su móvil y enseñándoselo a los demás. Ha tenido el cuidado de tapar el nombre de contacto .

Mark se encoge de hombros y niega con la cabeza.

— No sabemos nada de ella - hace un ademán con la mano - como siempre vamos.

Lo ha dicho con tanta naturalidad que parece que fuera normal desaparecer asi de la nada. Por lo menos Axel piensa que no lo es. ¿Se habría ido por lo que pasó ayer? Espera que no pero con esa chica nunca se sabe. Es impredecible hasta decir basta. Axel se pasa la mano por el pelo. Había pasado una noche de perros. Después de que Lucía se dedicara a gritarle como una energúmena había pensado en pasarse por la habitación de Iría para hablar con tranquilidad, si es un ella le dejaba pasar si quería. A lo mejor si lo hubiera hecho ahora sabría donde está. No, no lo hubiera sabido porque no le hubiera contado nada.

— ¿Entonces este mensaje...? - Paolo vuelve a mirar al móvil pero despega la vista de inmediato al sentir el estruendoso ruido de un motor.

Un todoterreno negro rompe la valla de protección del campo y avanza hacia él a una velocidad de vértigo. Abre mucho los ojos y se queda quieto. Su corazón se acelera y la cabeza le empieza a dar vueltas al saber que le va a pasar. ¿Va a morir? El polvo que levantan las ruedas hace que la visibilidad se pierda y que tanto el chico como los demás se envuelvan en una nube de tierra.

— ¡Paolo! -grita Mark intentando avanzar unos pasos, pero Jude se lo impide.

No ven nada, no es sensato acercarse. El polvo se va disipando poco a poco y los chicos esperan tensos a que al italiano no le haya pasado nada. Cuando por fin se consigue divisar algo, pueden ver a una persona tirada en el suelo y a otra delante del coche. Paolo parpadea y levanta lentamente la mirada hacia Iría que coge aire a grandes bocanadas. Se ha interpuesto entre el coche y él. Le ha salvado de un desagradable futuro.
La rubia deja caer el brazo que ha sostenido pensando que así podría para el coche. Apoya las manos en las rodillas y con los ojos muy abiertos imperventila. Levanta la mirada y desafía al conductor con los ojos. Sabe quien está detrás de esto, sabe que si ella no hubiera aparecido, Paolo hubiera sufrido un golpe fatídico. Lo tenían planeado para asustarla, para tenerla comiendo de su mano, aunque parece que no habían contado con que ella misma se sacrificaría para salvar a su amigo. La cara de sorpresa del conductor lo delata. Eso no estaba planeado que pasara. ¿Tanto tiempo acechándola y todavía no saben nada de ella? Le hecha una mirada a Paolo para cerciorarse de que está bien y vuelve a mirar al conductor que ya está dando marcha atrás para salir de allí lo más rápido posible. Ja, que te la has creído tu. Iría recoge el balón que tiene cerca de sus pies y antes de lanzarlo con todas sus fuerzas aprieta los dientes y sonríe. Con una fuerza anormal, el balón estalla la luna delantera del coche e impacta en la cara del conductor. Da un paso hacia delante y un brazo rodea su cintura con delicadeza parándola.

— Ya le has hecho demasiado, no hace falta más.

Iría gruñe e intenta librarse.

— No, le ha intentado hacer daño, no he hecho nada de todo lo que se merece esa... - Paolo que se había levantado poco a poco con ayuda de Axel y Jude.

— Estoy bien, gracias a ti claro  - la sonríe y la acaricia la mejilla con ternura.

La rubia suelta el aire de golpe. No sabía que había estado conteniéndolo. Las lágrimas se descontrolan por sus mejillas y abraza al moreno con todas sus fuerzas. El chico la acuna entre sus brazos y la calma. Ahora comprende el por qué de ese mensaje, ha sido una encerrona. Ni la chica le había mandado un mensaje ni le había pedido que viniera. Todo ese complot había nacido con el fin de hacerla daño y de mantenerla la boca cerrada. Iría da hipitos entre sus brazos y él le da un beso en el pelo.

— Deberíamos de llamar a la policía - dice Nathan con el móvil en la mano.

— No, a la policía no, al detective Smith. Él sabrá que hacer - dice la chica enterrada en el cuello de Paolo.

Axel siente los celos revolverle el estómago. Él también quiere que la chica le abrace así. Se la ve tan agusto que incluso piensa que está espiando un momento íntimo. Silvia marca el número con prisa esperando que el hombre no se despierte antes de que llegara la policía. Axel traga saliva y desvía la mirada topándose con una imagen que no espera para nada. Lucía sale corriendo del campo, mirando atrás con miedo. Frunce el ceño y comienza a seguirla.

— Axel, déjala – se para en seco al escuchar su voz ronca – está llenado hasta la boca del lobo.

Y la voz con la que lo dice es tan fría y burlesca que un escalofrío recorre su cuerpo. ¿Qué estará tramando?

****

La chica corre con prisa por las calles del área japonesa. Mira atrás de vez en cuando. El miedo en su interior la obliga a hacerlo. Acelera un poco el paso con la respiración acelerada y rebusca en los bolsillos del pantalón. Saca una llave plateada y se para enfrente de un pequeño edificio de dos plantas. Intenta introducir la llave en la cerradura pero su pulso le pasa una mala jugada. Cuando por fin consigue meterla abre la puerta y sube las escaleras corriendo. Fatigada, se apoya en la barandilla antes de continuar su camino. Inspecciona todas las habitaciones hasta llegar a la última. Da un pequeño empujón a la puerta y pasa con cautela.
El frío se cala en sus huesos cuando un tipo encapuchado levanta la mirada hacia ella. Él no está, pero si está ese desconocido. El encapuchado sonríe y mechones de pelo rubio largo escapan de su capucha.

— ¿Dónde está él? ¿Quién eres?

— Él no está - da un paso hacia delante - y yo... soy tu peor pesadilla.

Tercer capítulo en menos de cinco días. Tomároslo como un pequeño maratón por haber tardado tanto en actualizar. Os comento que este capítulo va sin revisar en si. Me levanto muy pronto y vuelvo muy tarde del instituto así que las horas que tengo son escasas. Lo dije le otro día por mi instagram y es que creo que he encontrado la canción perfecta para un booktrailer de DDUUT. Es Deja Vu de Dreamcatcher. Si queréis pasar a escucharla porque es increíble. Bueno, espero que os guste el capítulo y ya nos veremos!! Besooos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top