Cap.61
Se despierta a eso de las nueve de la mañana. Aunque podríamos decir que se levanta, porque no había pegado ojo en toda la noche. Había apagado el móvil antes de dormir así que lo enciende y sin mirarlo, se viste. No quiere ver nada, no quiere saber nada. Hace su rutina de siempre sintiéndose vacía. Se maquilla, se coloca bien la peluca y se pone las lentillas de contacto. Se da una última mirada en el espejo y decide hacer de tripas corazón y bajar a desayunar.
Ayer cuando volvieron, los chicos se habían quedado celebrando su empate con Orpheo. Parecía que los nervios del partido habían acabado y que todo el mundo estaba feliz. No se molestó en ir. Alegó que se encontraba mal y se fue a la concentración sola, queriendo que esa pesadilla acabara de una vez. La conversación con Ray Dark se repetía continuamente en su cabeza. ¿Cómo hubiera sido su relación si hubiera sabido quién era ese hombre? Le gusta pensar que nada hubiera cambiado. No, no cambiaria nada de su pasado. Todos los golpes la han convertido en quien era ahora.
— El entrandor Mister D, ha fallecido hoy en un accidente de tráfico - se escucha decir desde el televisor del salón.
Crístal cierra los ojos con fuerza e intenta alejar cualquier pensamiento de su cabeza. Sabía que eso iba a pasar, lo sabía desde el momento en el que Ray Dark se entregó a la policía. No se podían dejar cabos sueltos. El timbre suena y la chica mira la puerta hasta que decide que tiene que ir a abrir. Se siente como si fuera un zombi.
— Oh, sois vosotros, pasad pasad - dice sin mirar demasiado a Paolo y Nakata que la miran intentado averiguar su estado emocional - ¿tenéis hambre? Yo todavía no he desayunado. Debería de comer algo la verdad - vaga hasta la cocina seguida por los dos chicos - sólo tenemos nesquick y cereales. Se nos acabaron los cruasanes ayer - abre un armario pero no encuentra ningún vaso - Oh, no tenemos vasos, no puedo desayunar.
La chica se apoya en la encimera con manos temblorosas e intenta controlar sus ganas de llorar. Su pecho se oprime y siente como el aire abandona sus pulmones por unos instantes. Siente como le quema las garganta al intentar controlar sus ganas de llorar. Unos brazos la rodean por detrás y la sujetan con fuerza, dando la estabilidad que no tiene. Apoya su cabeza en su pecho y acompasa su respiración con la de Paolo.
— No tienes que aparentar normalidad cuando no la hay - le da un beso en la cabeza cuando siente que la chica empieza a llorar - Estamos aquí para ti, no lo olvides nunca.
***
Se habían acabado sentando en una de las mesas del comedor esperando a que Nakata volviera con algo de comer para su hermana. Le había prometido traer unos churros, aunque no sabía ni por donde empezar a buscarlos. Crístal juega con el dobladillo de su camiseta mientras Paolo arregla su pelo. La coloca los mechones rubios alborotados y la mira desde arriba.
— ¿Estás más tranquila? - dice su amigo dándole un toquicito en la nariz.
— Sí, gracias Paolo. Estoy muy orgullosa de que halláis pasado a las finales, sabía que lo conseguiríais - dice con una sonrisa en los labios.
— Nos disteis mucha guerra, fue un partido difícil. En todos los sentidos.
La chica asiente y mueve graciosamente la boca pensativa.
— Deberíamos de hablar sobre muchas cosas, Crístal - dice esta vez serio - estoy cansado del secretismo y las mentiras. Tu hermano me lo ha contado todo, pero quiero escucharlo de tu propia boca, sobretodo el por qué de esa falsa amnesia.
— Oh, veo que te diste cuenta la final - Crístal se levanta y mira por la ventana viendo como su hermano llega con una gran bolsa en la mano - hoy te aclararé lo último. Sabes que me gusta mantener la intriga - aunque sabe que no es verdad, Poalo asiente con la cabeza como si la creyera. No es el mejor momento para bombardearla con preguntas, es consciente, pero necesita por lo menos saber alguno de esos detalles contados por ella misma - Durante nuestra estancia en Florencia, conocí a un chico castaño y con ojos verdes. Aseguraba ser mi hermano biológico. Tenía tantas lagunas en mi cabezas sobre el pasado a causa del accidente que le creí cuando me enseñó los papeles que confirmaban quien eran sus padres.
— No sabía que habías perdido parte de la memoria en el accidente, nunca me lo has dicho - su voz refleja la molestia al creer que conocía bien a la chica.
— Me dijeron que fue por culpa del estrés post traumático, dijeron que los recuerdos acabarían volviendo, pero no lo hicieron hasta el mismo día en el que me desmayé en tus brazos - niega con la cabeza como si le pareciera divertido - todo muy yo, a lo telenovela. Ese día comprendí que yo no tenía ni había tenido ningún hermano perdido como el chico aseguraba, así que me hice la loca para mantener en secreto lo que de verdad había olvidado por primera vez, secretos que descubrí mientras estaba en Japón. Si la gente creía que me había olvidado de todo, me daría más tiempo para reaccionar y para saber que hacer con todo lo que tenía encima.
Se gira y le encara. Y antes de que el chico pudiera decirla nada, la chica vuelve a hablar.
— Sí, debería de habéroslo dicho, pero ya sabéis como soy - se acerca y se sienta a su lado mientras se abraza las rodillas dándose un poco de calor - No me gusta involucrar a la personas que quiero en mis problemas.
— Lo sé, por sabes que no me gusta que me ocultes cosas. Estamos juntos con esto, recuérdalo.
La chica asiente aunque se queda estática al ver como un churro sale volando a la cara de Paolo. Se queda con la boca abierta viendo como su hermano se acerca a grandes zancadas con un churro en la boca y mascullando cosas ininteligibles.
— Te dije que no la acribillaras a preguntas - y sigue comiendo su churro tranquilamente.
— ¡Nakata! La comida no se desperdicia así - dice Crístal enfadada.
— Anda que me defiendes - Paolo se cruza de brazos.
— La comida es comida - se acerca y le lame la mejilla golpeada - mira ahora ya estás más rico.
Nakata les mira con los ojos entrecerrados y niega con la cabeza. Paolo está sonrojado de pies a cabeza, y lo único que puede mirar es a cualquier lado menos a su capitán.
— Esas cosas para la privacidad. No me apetece hacer de sujetavelas - la chica intenta decir algo pero la vuelve a callar - shh, a comer, que va a ser un día muy largo.
Sí - piensa a chica - va a ser un día demasiado largo.
****
Siente su cuerpo entumecido, como si estuviera enferma. Se lleva la mano a la frente cerciorándose de que sigue sana y se reincorpora en la cama. Mira le reloj cansada de ver que no ha pasado más de hora hora desde que se había acostado. La una de la madrugada y no se escucha nada en la concentración. Había conseguido mantenerse alejadas de Mark y Shawn para no verles sus caras de compasión y, sobretodo, se había mantenido alejada de Jude Sharp. No sería capaz de encontrarse en una misma habitación que él y no abrazarle al instante. Y sería raro, porque si relación ya no es lo que era. Se habían distanciado de una forma incluso dolorosa y, aunque no podría decir que su relación era nula, lo único que intercambiaban eran palabras y el cincuenta por ciento de ellas acababan haciendo daño a uno de los dos.
Cuando se había metido en la cama, había intentado conciliar el sueño, pero lo único que ha conseguido es dormir una hora. Se frota los ojos y se baja de la cama. Consigue acertar a ponerse las chanclas y se recoloca la peluca rubia. Coge una sudadera y se pone la capucha. No iba a sacarse un ojo intentando ponerse las lentillas, así que la capucha negra le vendría bien por si se encuentra a alguien rondando por la casa. Sale sin hacer ruido y baja las escaleras con el mismo sigilo. Se queda a mitad de la escalera al escuchar unas voces en el comedor. Son susurros, pero consigue distinguir las dos voces. Y se asusta, se asusta mucho cuando se da cuenta de que esas dos personas puedan estar involucradas. Baja un escalón más y se asoma como puede por los barrotes de las escaleras.
— No sabía que te gustara atravesar cosas - una voz en su espada hace que se sobresalte y se de un golpe con el pasa manos - ¡Oh! ¿Estas bien?
No se da la vuelta, pero Jude la escucha maldecir por lo bajo. La chica se levanta y le mira por debajo de la capucha, sin dejar ver sus ojos. El chico mueve el morro de un lado a otro pensativo de por qué la chica llevaba en pleno julio una sudadera. Vale, hacia un poco de frio por las noches, pero no para taparse hasta arriba.
— Estaria mejor si alguien no me hubiera asustado - dice un tanto molesta de que la hubieran pillado con las manos en la masa.
— No sabia que había que tocar una campanita cada vez que quieres hablar con alguien - nota que su presencia no es bienvenida por la chica, pero sigue parado en frente de ella sin inmutarse en absoluto.
— Mira ya lo sabes - se da la vuelta dispuesta a subir de nuevo a su habitación pero la mano de Jude la hace parar.
— ¿He hecho algo que te haya molestado? - y lo dice con un tono tan inocente que la chica hace replantearse la forma en que le ha tratado.
Iría suspira y se gira para encararlo, olvidándose del detalle de sus ojos al descubierto.
— Lo siento Jude, ha sido un día complicado y estoy cansada, nada más - le da una sonrisa de disculpa - bue...
— Para mi también lo ha sido - puede sentir la molestia en su voz, como si esperara algo más de ella - pensé que lo entenderías después de lo que me dijiste antes del partido.
Suspira, eso es lo que había intentado evitar. La conversación. La que pondría en peligro toda su tapadera. Sabía que si hablaba de Ray Dark de una forma o de otra, soltaría algo que la pusiera en relación con él y todo se iría al traste. Los dos están sensibles, incluso aunque Jude intente parecer que no ha pasado nada, que todo está bien, no es así. Bajo esa capa de indiferencia, se encuentra un corazón roto.
— Jude, no soy buena en estas cosas, no sé mejorar el ánimo de la gente - se esconde más en su capucha - No se como consolarte.
Jude comprende de lo que la chica habla. ¿Por eso le había estado evitando todo el día? ¿Porque no sabía que decirle? Se lo puede creer, ya que ve que las palabras de la chica son completamente sinceras. Pero él no quería compasión, él no quería que sus compañeros le lanzaran esa mirada de tristeza que le hacía sentir peor. Él solo necesita hablar con alguien y que no le conteste un jodido lo siento. Estaba harto de esas dos putas palabras ese día.
— Solo necesito hablar y que me escuchen, nada más. ¿Eso podría ser?
Crístal se queda mirando a un punto fijo detrás de Jude antes de asentir con la cabeza. Si, eso podría intentar hacerlo. Baja los escalones que les separan y agarra su mano con firmeza. Un ven susurrado hace que el chico se estremezca por un escalofrío y se deja guiar por la chica que le lleva al fondo del salón para sentarse en los cómodos sillones.
— Puedes empezar, prometo escucharte.
El chico se queda en silencio durante un minuto, haciendo que Crístal se remueva nerviosa en su sitio. Va a tener que ser ella la que empiece todo y no quería hacerlo.
— ¿Estas... aliviado porque ya no esté? - dice la rubia intentado no soñar muy brusca.
— No, aliviado no es la palabra. Estoy... vacío como si... - le cuesta encontrar las palabras acertadas.
— Como si te hubieran arrebatado algo que no sabías que tenías - dice, más bien, susurra la chica recolocándose para poder abrazar sus rodillas.
Esa había sido su posición durante todo el día, abrazar sus rodillas y compadecerse de sí misma.
— Sí, eso es. Fue él quien me enseñó a jugar al fútbol. Me crió en muchos de los ámbitos de la vida. Así que siento como si le debiera algo, como si me faltara algo por decirle. No sé, es todo muy confuso.
— Jude, yo a eso le llamo haber querido a alguien. Puede que ese hombre hubiera hecho cosas imperdonables, pero tenías un lazo afectivo con él. Como tú lo has dicho, te crió y algo de él está dentro de ti.
— ¿Crees que soy como él?
Mierda, haber cómo salía de esa ahora.
— La verdad es que no le conocía bien, pero no creo que fueras como él. Cada uno es distinto, un mundo único, ni aunque quisiéramos podríamos crear una copia exacta de una persona. Creo que eres tú mismo, pero seguro que alguno de tus rasgos son parecidos a los de él. Y eso no es malo. Esta bien aceptar y acoplar las cosas de los demás que te hacen bien a ti mismo. Creo que se sentirá orgulloso por cómo has crecido tanto como futbolista y como persona.
— Siempre intente rechazar lo que había en mi que me recordara a él, siempre he estado con conflicto conmigo mismo - dice consternado el chico.
— Pues abraza a esa parte de ti, porque es igual de hermosa que cualquier otra. Al fin y al cabo, eres tú y te digo, Jude, que no eres una fea persona. No tengas miedo a ser quien eres - su mano se devia a la contraria y la aprieta con suavidad.
Jude la agarra como si fuera un bote salvavidas y tiembla al intentar contener el llanto. Todavía no había llorado su muerte y después de la charla con la chica, no podía aguantar las lagrimas.
— Llora Jude, todos tenemos que hacerlo en algún momento.
Y el chico llora, mientras la mano de la chica le acaricia la suya entre tiernas palabras.
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Holaaaa. En verdad no debería de subir cap porque el anterior no ha llegado ni a los treinta votos, pero me apetecía subirlo ya. No me alargo mucho, porque estoy cansada y sigo mala, así que espero que paséis un buen día y que os guste el cap!!! Besoooos.
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