Cap.58

Meses antes...

Había un sitio en Florencia que era su favorito desde que habían llegado. Se encontraba en una pequeña colina con una valla de madera un poco rota, pero que todavía conseguía soportar su peso cuando se apoyaba en ella. Solía ir cuando terminaban un entrenamiento duro, o cuando algo rondaba su cabeza. Ese día era el de segundo tipo. Era el aniversario de su muerte. Aprieta los labios intentando seguir con su misma cara impasible, pero sus lágrimas salen sin permiso de sus preciosos ojos, encharcandolos por completo. Pasa su mano con delicadeza por sus párpados y sorbe los mocos acumulados de su nariz. El 13 de cada mes siempre seguía el mismo patrón, recogía sus cosas a las 7 de la tarde después del entrenamiento, e intentando aparentar normalidad, se despedía de sus compañeros con la excusa de querer llegar pronto al edificio y darse una relajante ducha. Pero ellos no eran tontos, y a lo mejor la primera e incluso la segunda llego a colar, la tercera acabaron preguntando a los Beltromi sobre él porque, todos los 13, hacia lo mismo. Y cuando se enteraron, fueron corriendo a buscarla, pero nunca consiguieron encontrarla. Y lo que menos querían, es que ella pasara ese día sola.
Sacó de su mochila una botella de Coca Cola y una pequeña Magdalena. Puso la vela de color azul encima del dulce y la encendió con mucho cuidado de no crear un estropicio. Era la que siempre utilizaba. Por suerte, a pesar de llevar la mitad consumida, podía seguir siendo utilizada sin ningún problema, así que la había hecho parte de su ritual. Una vez encendida, miró al cielo como si estuviera hablando con alguien de verdad, a pesar que a quien se vela a estaba viva. Pero Crístal no lo sentía así. Si había perdido a alguien, había perdido a ella misma. Algo se había ido de verdad en ese accidente, y era su verdadero yo. Sus ojos verdes se tiñeron de rojo y las lágrimas brotaron de sus hermosas cuencas. Fueron tres, como siempre. Una por ella, otra por su madre y otra por su padre. Luego, se quito la cuarta rápidamente queriendo pensar que para quien iba dirigida, todavía no estaba perdida. Y se quedó alli, esperando a que la brisa del verano calmara su tristeza y añoro. Tranquilamente, dejó reposar su cabeza encima de su pequeña mochila, y entre el susurro de los árboles, se quedó dormida. A eso de las 10 de la noche, sus ojos se abrieron. Se deperezó sin saber muy bien donde estaba. Todo parecía muy lejano en ese momento. Se puso boca arriba, observando las estrellas brillar en el cielo. Alargó la mano quisiendo alcanzarlas, las veía lejanas, las veía distantes. Veía que ya no podían ser de ella. Once estrellas brillaban con fuerza en el cielo esa noche. Once recuerdos que aguardaban ser recordados. Once luces que esperaban a su luz más preciada.

— ¿Ya te has despertado? - dijo una gruesa voz a su lado.

La chica giro la cabeza sobresaltada, y se relajo al ver los luceros que tenía por ojos ese chico.

— No me di cuenta, lo siento. ¿Cómo me has encontrado? - se recompuso y doblo las piernas para que su amigo pudiera sentarse a su lado.

— Llevamos tiempo buscándote, ha sido casualidad que me haya tocado esta zona. Podrías haber elegido un parque más pequeño por lo menos - dijo con ternura mientras le colocaba un mecho de pelo detrás de la hora - ¿Ya estas mejor?

— Siempre lo he estado.

— Bueno, en sueños gritabas que un monstruo quería comer tu Nutella, creo que ha tenido que ser traumatico para ti - bromeo ganándose un leve empujón por parte de la chica.

— Eres muy tonto, ¿lo sabías, Paolo Bianchi?

— Me suelen decir que soy encantador, así que no no lo sabía - sus sonrisa se volvió estaba vez un mueca seria y llena de preocupación - en serio, ¿estas bien?

La chica desvío su mirada de él y miro las luces de la ciudad. Sonrió nostalgica.

— Solía ir con Mark a la colina del padre Inazuma cuando terminabamos los entrenamientos. Era como un ritual, el llevaba unas coca colas y yo solía llevar alguna bolsa de patatas para picar - pasa su lengua por los labios antes de sontunuar - La verdad es que este lucha se parece mucho. Los árboles en flor, las estrellas, las praderas verdes... Me hace sentir como si estuviera allí. Parece mentira que hayan pasado cinco meses y todavía me acuerde del olor y lo sonidos de esos días en el parque. Eran mis favoritos - hace una mueca con su boca - era bonito ver el atardecer.

— Aqui también podemos hacerlo si te parece bien.

Crístal vuelve a mirarle y sonríe antes de negar suavemente con la cabeza.

— Creo que las cocas del pasado tienen que estar en el pasado. No quiero que esto sea una copia de Japón, quiero tener recuerdos distintos, recuerdos únicos junto a ti y los demás Paolo. No intentéis complacerme, quiero que seáis vosotros mismos - le cogió su mano y entrelazo sus dedos - ¿ves? Este recuerdo ya lo tengo atesorado aquí - y llevo su mano al corazón de la chica que bombeaba con fuerza.

Paolo solo pudo suspirar y morder su labio mientras pensaba es las ganas que tenía de abrzar a esa chica hasta conseguí fundirse con ella.

— Se supone que venía ayudarte yo a ti, no a que me dieras lecciones de vida - dejo salir una risa - pero créeme, no queremos reemplazar algo irremplazable, ni queremos de ti algo pasado. Te queremos a tí como ahora eres, no como eras - su mano se separo y fue directa a su mejilla - Eres perfecta tal cual eres.

La chica se mordió el carrillo e intentando contener las lágrimas, rodeo suavemente el cuello del chico con sus pequeños brazos y dejó un casto y dulce beso en los labios del contrario. Un beso que decía gracias, un beso que comenzaba algo nuevo. Las mejillas de Paolo se tiñeron de rojo al igual que las de Crístal. Las dos se miraron un poco avergonzados hasta que Paolo carraspeo y se levanto apartarse nervioso, el inexistente polvo de sus pantalones.

— Es tarde, deberíamos irnos. Vamos, ty hermano esta muy preocupado por ti - le tendió la mano y ella con gusto la cogió para no soltarla hasta llegar a casa.

***

Mitad del primer tiempo, y lo único que puede hacer la pelirrubia es mirar el partido mientras se muerde las uñas y su corazón se debate por los dos bandos. Cambia de mano cuando ve que su uñas largas y hermosas habían acabado convirtiéndose en muñones. Ag, ahora tendría que igualar la otra. Después de ese gol, el área italiana había sido envuelta en una tensión, que si alguno se movía de más, podría explotar. Nunca pensó que algo así pudiera pasar en un equipo tan unido, coordinado y perfecto. No, y menos en Orpheo. Casi nunca habían estado peleados, y si no, lo habían mantenido fuera del campo, respetando el profesionalismo que tienen. Mira a Paolo preocupada, ¿cómo han podido llegar a ese punto? Lo único que sabe con certeza, es que El señor que está sentado en el banquillo contrario tiene que ver y ni si quiera el mismo sabe que es. Mueve los labios inquieta y el pitido de inicio vuelve a sonar. Traga saliva y mira con más atención al campo. Su mirada no puede más que detenerse en el meteoro blanco, que parece que ha vuelto a tomar las riendas del equipo, o por lo menos de momento. Paolo realiza un pass a Rafaele y este se pasa de largo, dejando vía libre a Harley para que lo intercepte.

— Paolo...

El balón llega a Jude y Crístal lo único que puede hacer es negar con la cabeza, lamentándose de que este partido esté siendo tan duro para él. Le ha observado de reojo. Su mirada no se ha separado de Ray Dark en el partido. No juega para ganar, juega para demostrar que no es una marioneta de él. Juega para demostrar que no le afecta su presencia. Pero sus puños apretados y sus pasos tensos dicen lo contrario.
Recuerda que cuando eran pequeños él siempre le decía: "Me da miedo que me mire, por eso prefiero que no esté presente en los partidos" Tenían solo 9 años, pero ellos ya sabían que con el comandante había que ir con pies de plomo.
La chica se muerde el labio y frunce tan profundamente el ceño que incluso se le juntan las dos cejas. Sabe que pasa por su cabeza, sabe que está pasándolo mal pero no está en su mano ayudarle y eso la frustra más. Nadie puede escapar de las garras de Ray Dark,  ni si quiera ella misma lo ha conseguido.
Esta tan metida en sus pensamientos que no se da cuenta de que Orpheo ha conseguido rodear a Jude, cortándole cualquier especie de salida a ese círculo que habían conseguido crear. Crístal abre la boca, esa supertecnica no la conoce. Se levanta poco a poco mientras ve como Paolo, con movimientos estratégicos y elegantes, quita el balón a un Jude perplejo y paralizado y que puede reaccionar a tiempo, cuando el balón sale lanzado por Paolo hasta llegar a los pies de Rafaele, que esta vez consigue marcar sin que Mark pueda hacer nada.
Crístal se deja caer de nuevo al banquillo. Nunca ha visto nada como eso. ¿Cómo se supone que van a vencer a Orpheo ahora que han conseguido completar una nueva supertecnica?

— Entrenador deberíamos de sacar a Iría, ella podría...

— Estoy igual de perdida que todos - dice apoyando sus codos en las rodillas - ademas, no sería justo que yo me metiera.

— ¿Qué pasa? ¿No quieres hacerte la heroica? ¿ O es que tienes miedo?

La está provocando y sabe que no debería caer en su juego, pero lo acaba haciendo.

— No soy como tu, que me escondo detrás de una mascara aparentando algo que no soy.

Si que lo hacemos.

Pues si la verdad, pero ella no lo sabe.

— Por lo menos haberte informado de quienes eran las personas que te iban a rodear - se acerca a ella cada vez que suelta una palabra, provocando que la joven retroceda inconscientemente - No te metas donde no te llaman Lucia, porque a lo mejor no lo sabes todavía, pero por lo que quiero hago locuras que ni te imaginas.

Y nadie de allí entendía nada, nadie excepto Silvia que miró a su amiga fascinada. Había dejado su vida atrás para no ponerlos en el punto de mira, y ahora se negaba a salir, sabiendo que tenían las papeletas para perder, sólo para que Jude Sharp pudiera deshacerse de sus propios fantasmas.

***

Tanto tiempo esperando que el proyecto estuviera terminado que no puede si quiera esperar al que el científico termine de enumerar los numerosos casos en los que el experimento puede terminar en tragedia.

— Ponerlo en marcha, lo quiero listo para ayer. ¿Cómo va el partido de hoy?

El pequeño hombre sale de entre las sombras portando una tablet con el emblema de una rosa.

— Uno - uno señor, aunque parece que Orpheo va con ventaja.

— Bien, ¿ningún movimiento raro en el banquillo del Inazuma Japón?

— No señor, nada nuevo.

— Infórmeme si pasa algo, si no no me molestes. Y que traigan al capitán de Os Reís.

Es más cortito, pero si no nos podríamos eternizar. Este partido va a durar bastante y va a tener mucho sentimentalismo así que sorry si no os gusta. He terminado bach así que los capitulos van a ser más frecuentes. También he hecho un Banner como separación de la nota de autor. Está en proceso de modificación pero bueno ahí lo dejo jajajaja. Espero que os guste el cap!!! Besoooos.

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