5. Realidad
Dos días de reposo y mimos en familia fueron perfectos para recuperarse, suficientes para volver a sentirse amado y aceptado. Con la promesa de volver a visitar al menos cada quince días, parte de nuevo a la ciudad, su corazón lleno de esperanzas y nuevas ilusiones, planes que hace tiempo creía mermados debido a la presencia de HyunSoo.
Regresar a la ciudad se siente diferente, como si su ausencia hubiera sido más larga de lo que fue, pero eso no significa que no le llene de un extraño confort ver los edificios altos, las calles conocidas y atiborradas de autos. A pesar de eso, el suave rocío que cae del cielo, le trae algunos recuerdos no tan gratos. Es inevitable ver la muchedumbre y no pensar en que él podría estar escondido por ahí, a la espera de hacer realidad su amenaza.
Lo que fue un reencuentro agradable con la ciudad que eligió para vivir, se convierte en retortijones de entrañas, un miedo que nace desde la boca del estómago. Por eso, decide llamarle a SeokJin para que vaya a su encuentro en la estación de trenes, pues no tiene intenciones de andar solo cuando el sol ya se ha terminado de poner y el cielo empieza a salpicarse de estrellas. La noche podrá ser hermosa, pero alberga terrores que JiMin no puede describir, pero sí sentir como si fuera un monstruo respirándole en el cuello, cuyo nombre es HyunSoo. No entiende por qué de pronto le da miedo ser perseguido por él, cuando eso solo sucedía de forma virtual, la manipulación a distancia siempre fue su mejor habilidad, pues siempre fue un cobarde. Por eso, ahora teme que suba de nivel, pues sabe bien que cuando se trata de violencia, el violentador no hará más que escalar hasta obtener lo que quiere. ¿Pero qué querrá HyunSoo de él? ¿Será capaz de...?
—¡Hey, reacciona, Park! —SeokJin lo trae de vuelta con su chillona voz—. ¿Estás bien? Te quedaste como bobo mirando a la nada y no me viste llegar.
—Estoy bien... bueno, eso creo.
—¿Qué pasa? Cuéntame. ¿Pasó algo con tu mamá?
—No, ella está perfecta, pero... —voltea a su alrededor, con una pizca de paranoia en su mirada—. Nada, es solo que tengo la sensación de que HyunSoo me buscará.
—Si lo hace, yo mismo le partiré la cara, ahora vámonos, se hace tarde. Preparé la cena, cuando comas algo, te regresaré hasta tu casa.
—Tal vez deberíamos irnos a mi departamento mejor...
—Hey, no voy a permitir que te encierres porque le tienes miedo a ese idiota. Ahora eres libre y si él llega a hacerte algo, la policía se encargará porque mañana mismo iremos a poner una restricción. ¿Entendiste?
—Claro... —algo inconforme, se limita a seguir a su amigo, rumbo a su casa.
No es que HyunSoo fuera algún mafioso descontrolado o un posible asesino, más bien era el poder que el dinero le daba, solo porque su padre le había heredado buena parte de las acciones de su empresa. Con dinero, HyunSoo logró intimidar a NamJoon al seguirlo, investigarlo y armar rumores falsos sobre él, con un poco más de locura en su ser, JiMin no sabe de qué otra cosa podría ser capaz. Rastrearlo, conseguir su número nuevo de teléfono, secuestrarlo...
¡Basta! Ya fue suficiente, ya no quiere seguir pensando en eso, suficientes problemas le ha traído ya ese hombre. ¿Qué acaso no puede pasar un día sin pensar en él y en todos los posibles escenarios horrorosos? Decide, solo por esa noche, calmarse, dejar de pensar en eso y simplemente viajar en taxi al lado de su mejor amigo, dormitando un poco debido al cansancio, hasta que las calles empiezan a serle familiares, han llegado ya a la acogedora casa de SeokJin. En un abrir y cerrar de ojos, ya están adentro, a salvo de la fría noche, preparados para comer de la deliciosa cena que el anfitrión preparó. La cena queda servida en la mesita de la sala, junto con las botellas de alcohol y algo de té.
—¿Soju de mandarina para acompañar?
—Solo un poco, mañana trabajo y no quiero ir con resaca, ya suficiente lástima he dado.
—No seas ridículo, estabas enfermo, no debiste haber ido a trabajar en primer lugar. ¿Por qué demonios no me llamaste si te sentías mal?
—Jinnie, ya me regañaste al respecto y ya aprendí mi lección—bufa y toma su plato de fideos, excusándose tras la comida para tratar de evadir los regaños de su amigo, pues sabe que tiene razón.
—No son regaños... bueno, sí lo son, pero justificados, no quiero que vuelva a pasar algo así. Ahora que hemos vuelto a la normalidad, quiero que acudas a mí siempre que lo necesites, quiero que dejes de ser un terco que se cree invencible, está bien admitir cuando somos vulnerables y buscar ayuda, Mimi, sabes que siempre voy a estar para ti, sea lo que sea.
—Solo quería empezar de nuevo, de forma normal —suspira sin mirar a su amigo, siente vergüenza al respecto—. Me sentía mal, estaba colapsado, pero aun así quería continuar, quería dejar de sentirme miserable de la noche a la mañana, pero ahora sé que me tomará tiempo.
—Y es normal y está bien que tardes en recuperarte, Mimi, fueron años de tortura emocional y dolor, incluso si tu confianza en ti mismo flaquea, será normal, pero necesito que, si te sientes mal, te apoyes en quienes te amamos, tus amigos, tu familia, esta vez déjanos ser tu salvavidas.
—Lo haré, Jinnie, te lo prometo —alza su meñique, sellando la tierna promesa como siempre suelen hacerlo, con una sonrisa y un vaso de soju de mandarina para brindar.
Logra sentirse al fin en calma mientras come y bebe, mientras las horas se agotan y la noche se vuelve profunda. Por supuesto que el volver a casa no sale como lo esperaba, pues el tiempo con su amigo se hizo tan placentero, que cuando se da cuenta de que tiene que irse, ya es la una de la mañana. Así que una pijamada improvisada nace del cálido recibimiento de vuelta a la ciudad.
Al despertar temprano por la mañana, lo primero que hace es mirar por la ventana, notando que el cielo es de un confortable gris, nuevamente lloverá y el clima se hará más frío, más intolerable, pero de alguna manera, a JiMin me hace sentir bien este tiempo, como si el cielo pudiera lavar con su lluvia todos los manchones de dolor que hay en su corazón, dejando después un frescor exquisito, una calma inamovible y un arcoíris que expresa esperanza en sus colores.
Tras contemplar el metafórico paisaje y terminar de despertar, se da cuenta de que algo falta: SeokJin no está en la cama. Al explorar la casa, se sorprende de verlo en la cocina, preparando el café y el desayuno para ambos, cosa que jamás había pasado, pero que es un hito muy grato.
—Kim SeokJin levantándose temprano, lo veo y no lo creo.
—Pensé que podrías estar agotado luego de dormirnos tan tarde anoche, así que decidí ser un buen amigo y hacerte el desayuno para que te vayas feliz al trabajo, de nada.
—Claro que eres un buen amigo, pero no tienes qué fanfarronear, eso le quita lo lindo al gesto, tonto.
Ambos ríen, sus bromas pesadas de siempre hacen adorable y calmada la mañana gris. El desayuno fluye como agua, entre bromas, sonrisas, anécdotas tontas sobre sus días antes de que HyunSoo apareciera en la vida de JiMin. Es cuando se da cuenta de que ha recuperado más de lo que esperaba y, en definitiva, no desea perderlo nunca más.
—Si te llegas a sentir mal, llámame, no seas un terco idiota y deja que yo te ayude.
—Lo haré, lo prometo —como es costumbre, alza su meñique, con la promesa real de que acudirá a él por auxilio de ser necesario, no desea volver a pasar por algo así solo, aunque le incomode sentirse un inútil necesitado de atención.
—Hey, no tan rápido —le llama, antes de que se vaya a bañar—. Debes prometerme también que iremos a poner la denuncia o una orden de restricción contra ese imbécil.
—Eh... Jinnie, no lo sé, eso podría atraer su atención y la verdad no quiero que sepa de mí —contesta con nerviosismo en su voz, un miedo real—. Sé que te dije que lo haría, pero no quiero que aparezca, me da miedo que eso lo haga enojar y decida buscarme, ahora no ha dado señales, tal vez ya se resignó.
—Es preventivo, Mimi, si se te acerca, la orden puede ayudar a que la policía acuda...
—No estoy listo, SeokJin —le corta con ansiedad el discurso, sabe que quizá es necesario, pero por dentro el miedo aún lo carcome y no está dispuesto a mostrarle la capa roja al toro furioso que podría ser HyunSoo.
—Está bien, será cuando te sientas listo, pero mientras tanto, no dejes tus cosas de defensa personal y llámame si algo sucede. Sé que molesto mucho, pero solo quiero que vuelvas a ser feliz, no quiero volver a perderte, Mimi.
—Lo sé, yo tampoco quiero eso, te agradezco mucho que me cuides, de verdad —compasivo, le da un abrazo cálido a su amigo.
Ambos entienden la preocupación y el dolor del otro, JiMin es cauteloso y prefiere la pasividad en cuanto a conflictos se refiere, agachar la cabeza y retirarse es su estrategia de siempre. SeokJin es más del tipo asertivo que se defiende porque sus ideales y su valentía así se lo dictan, por lo que quiere proteger a toda costa a quienes ama, tanto como a sí mismo, pero a veces debe poner el freno para no invadir las decisiones de otros. En silencio, llegan a ese acuerdo porque se conocen, con una sonrisa dan por terminado el tema de la restricción legal y cada uno toma su camino, SeokJin a lavar platos y JiMin a tomar un baño, a ponerse decente para poder dar la cara en el trabajo.
Todo fluye tranquilo, pero cuando se da cuenta de que es momento de salir a la calle, pero algo en su estómago se revuelve, como una extraña advertencia de que algo saldrá mal si se permite estar afuera, sin esas paredes protectoras, sin la compañía de las personas que ama.
—¿Estás bien? —Le pregunta SeokJin, al verlo dudar en la entrada de la casa, ya vestido con ropa prestada y su maletín cruzado en su pecho.
—Sí, todo bien, solo estaba pensando en si olvidé algo aquí.
—Si olvidas algo, te lo llevaré, anda, vete que llegarás tarde. ¿Te veo más tarde para comer?
—Claro, nos vemos, gracias, Jinnie, te quiero —finge la sonrisa, para evitar que el malestar en su estómago salga a la luz, tal vez la comida le cayó mal...
Los pasos son forzados y algo pesados, afuera hace frío y eso le da una excusa para cubrir su cara con la capucha de la chamarra y subir su mascarilla casi hasta los ojos, para no ser visto, de pronto surge la necesidad de pasar desapercibido.
El miedo le pisa los talones, voltea hacia todos lados para asegurarse de que nadie le sigue, la paranoia es mucho más grande que en otras ocasiones, su pulso se acelera, se ve en la necesidad de caminar tan rápido como puede hasta la estación de autobuses, pero ni siquiera ahí se siente a salvo. Tiene miedo de que HyunSoo aparezca, teme que esta vez llegue a ese paso donde lo secuestra para obligarlo a regresar con él o algo peor... violarlo, torturarlo, matarlo...
No vas a librarte de mí tan fácilmente, volveré a ti cuando menos te des cuenta, te lo juro, incluso si muero, incluso si me voy del país, te seguiré y te torturaré por haberme dejado.
Las palabras se repiten como un eco terrorífico en su mente, lo atormentan, su corazón no da más, el aire no llega a sus pulmones...
—Hey, ¿estás bien? —una persona toca su hombro, haciéndolo reaccionar con miedo, se aleja como si el chico le hubiera quemado con solo tocarlo.
—Sí, estoy bien... —pero no es verdad, está temblando, hiperventilando, casi llorando, debería llamar a SeokJin...
—No parece, estás respirando muy rápido, ven, siéntate en el banquito.
—No puedo, lo siento, debo tomar el bus a mi trabajo —le responde casi en un arrebato y se aleja de él, a pesar de que siente que se le saldrá el corazón en cualquier momento.
—Pero...
—¡Dije que estoy bien, déjame en paz! —termina por gritarle y sus lágrimas salen inminentemente, entonces el pánico aumenta.
El autobús se ve a lo lejos y JiMin siente que morirá si este se tarda un segundo más, necesita subirse para estar seguro, para dejar de estar expuesto o él lo encontrará, lo hará pagar.
Finalmente, el pánico cesa solo un poco cuando puede subirse al transporte, paga tan rápido como puede, el cambio exacto, lo deposita en la mano del conductor y corre a sentarse cerca de la puerta trasera, en la orilla por si algo pasa y tiene que bajar de emergencia. Casi se pone de rodillas para que el conductor se apresure a cerrar las puertas, entonces al fin sucede el milagro, el vehículo avanza y deja atrás el irracional miedo de ser cortado en pedacitos por HyunSoo como consecuencia de haberlo terminado.
Su mente nublada por el pánico va calmándose poco a poco, al igual que su respiración. Se da la tarea de mirar con atención a los únicos cinco pasajeros que lo acompañan, dos mujeres, un adolescente y dos ancianos. Ninguno es HyunSoo, está seguro de que el chofer tampoco lo es, entonces puede viajar tranquilo y respirar, puede quitarse la mascarilla para dejar salir las lágrimas y que el aire le llene los pulmones.
¿Qué demonios fue eso? Jamás había tenido un ataque de pánico, nunca tuvo la sensación de que alguien lo perseguía o de que iba a morir si no buscaba la seguridad de cuatro paredes o de una persona. No entiende por qué le sucede esto, se supone que su vida está mejorando, pues no hay rastro de HyunSoo y las personas que ama están volviendo a él.
Trata de no pensar más en eso mientras viaja, pero la culpa lo asalta cuando recuerda el rostro del chico al que le gritó allá en la estación. El miedo se sustituye por montones de autorreproches, palabras insultantes que solo lo hacen sentir peor por haberle gritado a una persona que, claramente, solo quería ayudarlo porque fue muy evidente que estaba teniendo un ataque de pánico.
El remordimiento no pasa, ni siquiera cuando baja del autobús, pero al menos sirve de distractor para poder caminar las dos cuadras hasta su escuela y llegar con suficiente aire en sus pulmones.
Sus alumnos, preocupados por él, lo abordan en la entrada, lo esperan cariñosos con un vaso de café y una dona de chocolate, cosa que pone a JiMin en una encrucijada porque se siente culpable y a la vez, muy agradecido porque sus estudiantes son ángeles encarnados en adolescentes sudorosos y hormonales.
Incluso NamJoon lo recibe con cariño, un buen abrazo en la sala de maestros luego de marcar su hora de entrada y la sonrisa con hoyuelos de siempre. Entonces, incluso el remordimiento logra desvanecerse por un momento, pues ha llegado la hora de convertirse en el Profesor Park.
El Profesor Park tiene una vida perfecta, maravillosa, es un hombre guapo, talentoso en el arte de enseñar, es amigo de todos sus estudiantes, le apasiona cada cosa relacionada con enseñar incluso a los menos agraciados del intelecto, todo lo hace con amor y por eso es que se ha ganado tan cálidas bienvenidas. El Profesor Park no tiene un pasado oscuro con una pareja tóxica, no tiene ataques de pánico, no tiene miedo de ser perseguido por su ex novio, quizá sí se desmayó de fiebre una vez en clase, pero eso no significa que deje de ser fuerte, lleno de pasión y amor hacia su profesión.
Si por JiMin fuera, preferiría ser el Profesor Park las veinticuatro horas del día para no lidiar con los problemas de JiMin, un simple chico que lidia con ansiedades, remordimientos, baja autoestima y que a penas está recuperándose de la ruptura, no porque extrañe al susodicho, sino porque quien se rompió en el proceso fue él mismo, está reparándose, pero sinceramente, no sabe ya cómo hacerlo.
Su máscara del Profesor Park le ayuda a sobrellevar eso, es un profesional en el arte de separar lo laboral de lo personal, así que su día de trabajo termina con buenos deseos por parte sus alumnos y de todos los maestros que lo aprecian, incluso la severa directora Moon.
Al marcar su hora de salida y dejar la seguridad de la escuela, vuelve a convertirse en Park JiMin, pero se da cuenta de que no está solo. NamJoon le ofrece un aventón hasta su departamento, ese lindo favor que significa todo para JiMin. Es seguridad en el trayecto a su casa, es no tener que lidiar con la sensación de estar expuesto en la calle, incluso con la cara cubierta.
Cuando al fin llega a su edificio, vuelve a sentir seguridad porque es como si NamJoon le pasara la batuta a HyeJin, diciéndole "aquí te paso al cobarde para que lo cuides y lo encierres en su departamento, para que HyunSoo no lo pueda tocar". A pesar de que ese pensamiento sobre sí mismo es demasiado severo, le da las gracias a su amigo y llega casi corriendo a darle un abrazo a su amiga.
—HoSeok me dijo que no llegaste a dormir, se suponía que ayer llegarías de visitar a tu familia. ¿Todo bien?
—Todo bien, me quedé en casa de Jin luego de volver de la provincia.
—Me da gusto. ¿La pasaste bien con tu mamá?
—Más que bien, incluso mi hermano estaba ahí y me hicieron sentir muy bien. Siento que... que estoy recuperando mi vida, Hye.
—Eso me da tanto gusto, Minnie. Te lo mereces, toda la felicidad del mundo y tener tu vida de vuelta.
—Gracias, de verdad, todo ha sido difícil, pero siento que todo irá mejor. Ahora... voy a subir, estoy cansado y quiero tomar una siesta.
—Adelante, ve, pero primero el chismecito: tienes un vecino nuevo y es guapísimo, mi radar gay está seguro de que tú le gustarías, podría hacer que accidentalmente ustedes se encuentren...
—Hye, no estoy listo —rueda sus ojos, algo molesto, pero tratando de bromear—. Acabo de salir de una, además me da miedo que HyunSoo me encuentre y me vea con él, podría hacerle lo mismo que a HoSeok o peor.
—Bueno, ya, lo entiendo, discúlpame —ríe, contagiando a JiMin—. Pero bueno, por cortesía deberías saludar a tu nuevo vecino.
—Lo pensaré, pero no intentes nada, Hye —le apunta con el dedo, bromeando, pero con un poco de seriedad en esa carita de ojos amenazantes.
Así, logra llegar al interior de su departamento como si hubiera cruzado la meta tras una intensa y agotadora carrera. Por si las dudas, cierra con doble llave su puerta, asegura las ventanas y entonces se prepara para vivir su vida, pero se da cuenta de que no tiene nada qué hacer.
Los días tras la ruptura, los pasó durmiendo y rodeado de familia y amigos, pero ahora la soledad lo abofetea para recordarle su realidad: le dio toda su vida a HyunSoo en bandeja de plata, amoldó su persona para agradarle y se olvidó de sí mismo. Pasatiempos, obligaciones, aficiones, quedaron reducidas a cenizas en todos esos años. Entonces, mirando al techo y con las lágrimas rodando por sus sienes, se plantea una enorme y aterradora pregunta.
¿Qué hago con mi vida ahora?
y una disculpa por el hiatus enorme xdxdxd estoy muy pendeja para ser adulta y no tengo balance entre mi vida laboral y personal, pero sigo viva, ya es un gran logro para mí ggg
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top